En 2021, el entonces DC Claudio Orrego fue beneficiado por un escenario impensado en la conquista de la Gobernación Metropolitana: la derecha quedó fuera de carrera en la primera vuelta y se volcó con resignación a votar por él en el balotaje para frenar a la estrella ascendente del Frente Amplio: Karina Oliva. Tres años después, el panorama es diametralmente distinto. Ya no es DC y su argumento para convencer a la centroizquierda de apoyar su reelección es la amenaza del Partido Republicano de instalar su bandera en la región más importante del país.
¿En qué pie está su relación con la DC?
Con la DC tengo pura gratitud. Por los 33 años que estuve ahí y porque sus alcaldes y alcaldesa, su directiva y especialmente su presidente me han dado su apoyo en varias ocasiones y lo han mantenido aparte de las polémicas. Todo lo demás son cosas menores.
Si valora ese apoyo, ¿por qué descartó competir a través de un cupo DC?
Desde el día uno planteamos ser la candidatura unitaria del progresismo en la región. Como es de público conocimiento, no hubo acuerdo y nos vimos en la obligación de juntar firmas para asegurarnos de estar en la papeleta. En los tiempos que corremos, de descrédito de la política, juntar las 26 mil firmas es un tremendo hito político.
¿Descartar el cupo pasa por el ambiente que se generó en la DC? Varios lo criticaron. Francisco Huenchumilla decía que no pueden tratarlo como militante si ya no lo es.
Nunca pedí eso (el cupo). Lo importante es no quedarse en la pelea chica, que solo interesa a los militantes de los partidos, mientras la gente lo está pasando remal en materia de inseguridad, de empleos, de pensiones. Para la pelea chica yo no estoy.
Quizás la pelea chica sirvió para ratificar que está mejor fuera del partido, ¿no?
Yo tomé una decisión muy meditada, muy a conciencia de renunciar a mi militancia, y estoy en paz con esa decisión.
Descarta volver, entonces.
Sí.
Cumple tres años en el cargo, una figura que debutó cuando asumió. ¿Qué balance hace?
Nos ha tocado un momento muy difícil, de instalar una nueva institucionalidad sin todos los recursos ni atribuciones en un momento de grandes dolores de la región. Cuando miro hacia atrás, veo un proyecto que se ha fortalecido, el más contundente para continuar los próximos cuatro años.
¿Ser independiente le da un estatus diferente ante los demás candidatos?
Nuestra candidatura es la más ciudadana, territorial y transversal de Chile.
¿Eso pasa por ser independiente?
Yo creo que es un factor, no creo que sea determinante. Tiene que ver con los atributos y cómo yo entiendo la política y el cargo. Muchas personas entienden este cargo como un cargo político de trinchera, que el gobernador debiera ser el que lidera la oposición al gobierno de turno. Para mí es un cargo de gestión, articulación y colaboración. Si tú quieres enfrentar la desigualdad, la crisis ambiental y climática, la inseguridad, requieres de una propuesta que sea transversal, eficaz y unitaria. La principal alternativa va a ser, yo creo, la extrema derecha. Entonces, para enfrentar los dolores de Santiago y el populismo y el sectarismo de la extrema derecha, la mejor candidatura es lejos la nuestra.
Usted ha dicho que su domicilio político sigue siendo la centroizquierda. ¿Cómo se administra la independencia desde ahí?
Para mí ha sido muy interesante lo que ha pasado en el Consejo Regional. Yo competí la vez pasada con el Frente Amplio y cuando asumí eran opositores. La convergencia que se ha producido con ellos no fue ideológica, fue en el trabajo. Se dieron cuenta de que nuestro programa lo íbamos a cumplir, que trabajamos con todos. Cualquiera, por diferente que piense de mí, sabe que puede trabajar conmigo si se ubica dentro de la seriedad, la transparencia y la eficacia.
¿Le interesa crear una plataforma con otros independientes de centroizquierda? Un partido, un movimiento...
Hemos hablado mucho con Carolina Leitao, Claudio Castro, con otros alcaldes independientes de la Región Metropolitana, Mauro Tamayo, con los cuales tenemos mucha sintonía. Reconocemos que nos sentiríamos muy cómodos en un referente de centroizquierda.
¿Por qué no se ha dado?
Las cosas tienen su ritmo, no es fácil. Si me preguntan a mí, me gustaría una gran federación o partido de centroizquierda que pueda acogernos a muchas personas que creemos en la justicia territorial, el rol del Estado, el respeto a los derechos. Me encantaría que ese fuera un norte.
¿Se han dado pasos serios para construir esa plataforma?
Conversaciones de pasillo. Yo no tengo vocación de independiente para toda la vida. Hoy día estoy cómodo, en paz. Estoy en una pega muy intensa y no he tenido tiempo para hacer ese tipo de conversaciones políticas.
¿Da por hecho ganar? Al menos en las encuestas, está bien posicionado y la derecha pareciera estar desordenada.
Nunca doy por ganada una elección, nunca he creído que un contrincante es débil. Pero creemos que se puede dar un buen desempeño electoral si es que mantenemos la unidad. Además, la derecha, y especialmente la extrema derecha en Santiago, el Partido Republicano, tiene un enorme caudal de votos. Si nosotros queremos enfrentar a esa extrema derecha y no vamos unidos, es una lucha difícil. La gente no puede cometer el error de subestimar el poder de la derecha, pero especialmente la extrema derecha en Santiago.
También es cierto que en la elección pasada se dio una anomalía política: la derecha no llegó a segunda vuelta.
Efectivamente.
Hubo gente de derecha que tuvo que votar por usted.
Sí, pero yo creo que ahora la derecha va a tener una alternativa competitiva.
¿Qué piensa de Macarena Santelices?
He decidido esperar hasta el 29 de julio, que se inscriban los candidatos, y ahí me voy a referir a ellos. Sí puedo decir que nunca menosprecio a ningún adversario.
Otra diferencia entre esta elección y la pasada es que hay voto obligatorio. Si le va bien y saca más de dos millones de votos, ¿no se convierte en un candidato presidencial?
Voy a trabajar por tener una gran votación. Ojalá gane en primera. Si no, en segunda vuelta. Pero mi proyecto uno, dos y tres es ser gobernador de Santiago. Eso se lo he dicho a todo el mundo. Yo sé que hay muchos que especulan, pero estoy feliz en mi pega y la gente lo sabe.
¿Descarta entonces que la gobernación sea un trampolín para llegar a La Moneda?
Llegué a ser intendente cuando nadie quería. Postulé a gobernador cuando nadie quería. Entiendo la naturaleza del cargo, me gusta y quiero contribuir a transformarlo en una instancia de poder al servicio de la gente.
En el pasado se aventuró, compitió en una primaria presidencial…
Me preguntas por ahora. No digo que nunca más en el futuro de mi vida a una candidatura presidencial, no. Pero hoy día y en esta ocasión mi plan uno, dos y tres es ser gobernador de Santiago.
¿Por qué en el futuro quizás y ahora no?
Porque estoy embarcado en este proyecto y estoy feliz.
¿No le preocupa que en su sector no haya un liderazgo bien posicionado? Al menos en encuestas.
Joaquín Lavín encabezó las encuestas durante tres años y perdió una primaria con un nuevo independiente de la época, que era Sebastián Sichel. Gabriel Boric, dirigente estudiantil, diputado, no existía en las encuestas, hasta enero del año en que fue electo. En política un mes es una eternidad.
¿Y si la centroizquierda no consigue un rostro y se lo piden?
Van a surgir liderazgos. La gente está buscando entre los que hay, pero puede surgir alguien nuevo. Yo estoy 100% comprometido con ser gobernador…
Por ahora suenan Michelle Bachelet y Carolina Tohá. ¿Qué piensa de ellas?
Hablé con la expresidenta Bachelet hace algunas semanas, meses, y me dio muy generosamente su apoyo inmediato y contundente. Apoyo, además, su apuesta por la unidad en estas elecciones unipersonales. Me señaló que tenía tres ofertas sobre la mesa y que no estaba dispuesta a aceptar ninguna, que eran secretaria general de Naciones Unidas, secretaria general de la OEA y la Presidencia de la República. Ahora, un mes es una eternidad, así que veamos qué pasa. Ella tiene un liderazgo evidente, pero es importante que surjan nuevos, los hay. He escuchado hablar de Tohá (PPD), de Álvaro Elizalde (PS), de Alberto Undurraga (DC). Hay que dejar que florezcan las flores. Muchas veces en política la ansiedad mata al gato.
¿No sería un fracaso para el sector que Bachelet tenga que volver a la papeleta?
Esas declaraciones grandilocuentes nunca me han convencido. ¿Fue un fracaso para la derecha que Piñera fuera dos veces presidente? No.
Tanto el Partido Socialista como el Frente Amplio anunciaron que lo apoyarían antes de que se inscribiera. ¿Cómo toma ese respaldo?
Tenemos formalmente el respaldo de la DC, el PPD, el PS. Lo novedoso fue el del Frente Amplio. Yo espero que de aquí al 29 de julio todos los partidos que todavía oficialmente no se suman a este proyecto lo hagan. Yo no voy a renunciar hasta el día 29 a que tengamos una candidatura única a gobernador.
Varios alcaldes lo acompañaron el martes, pero destacaron Irací Hassler y Javiera Reyes, ambas comunistas. ¿Cómo se toma ese apoyo? El PC no ha definido si competirá contra usted.
Alcaldes y alcaldesas de todos los partidos políticos han reconocido en nuestro liderazgo y en este proyecto algo de lo cual quieren ser parte (...). Ahora la pelota está del lado de los partidos, ojalá que estén a la altura de lo que la gente pide a gritos: unidad, menos peleas y trabajo por la gente.
¿Valora el gesto de Hassler y Reyes?
Sí, por supuesto. De ellas y también de todos los consejeros regionales del PC. Espero que en las próximas semanas y meses pueda haber alcaldes de otros sectores políticos que se sumen.
¿Podría haber alcaldes de derecha en su campaña?
El tiempo dirá.
¿El apoyo de Hassler ayuda a que el PC ponga freno a su candidatura?
Yo creo que sí. Fue muy importante que estuvieran (...). Hay que poner el interés y el bienestar de las personas sobre cualquier otro gusto partidario. Todo el mundo sabe que los únicos que podemos de verdad ganar y gobernar esta región hoy día es este proyecto político, ojalá que eso predomine.
¿Que el PC compita sería un “gustito”?
No. En las negociaciones hay consideraciones de otro orden en el resto del país, pero yo no voy a renunciar a trabajar por la máxima unidad posible.
Fue curioso el apoyo que le dio al Frente Amplio, en consideración de lo críticos que fueron de usted en el pasado. ¿Cómo es su relación con ellos ahora?
Las vueltas de la vida... He aprendido que tener rencor no tiene ningún sentido. Se dijeron muchas cosas injustas en esa campaña. Tuvimos la oportunidad, gracias a Dios, de mostrar con obras en terreno de qué estábamos hechos. No fue ni mi encanto ni mi simpatía personal lo que nos acercó en la práctica, fue el trabajo en la calle.
¿Maduraron ellos también? Al ser gobierno.
La palabra tiene una connotación un poquito negativa, pero yo diría sin duda alguna que han aprendido a templar, valorar la complejidad de los problemas que enfrentamos como país y de gobernar en democracia. Cuando aquilatas, pareciera que lo que se hizo antes no era tan rasca…
¿Cómo evalúa el gobierno del Presidente Gabriel Boric?
Me quedo con lo que ha dicho. Ellos han tenido que aprender en el poder lo que es gobernar y la importancia de la experiencia. En ese contexto, claramente, si bien creo que ha faltado quizá una hoja de ruta más clara y se cometieron errores importantes al comienzo -como poner todos los huevos en la misma canasta en el tema constitucional-, creo que hoy hay señales en temas como seguridad en que ya se ha tomado un rumbo mucho más claro y que va en la dirección correcta.
¿Le decepciona que no se cumpla la promesa de eliminar la figura del delegado presidencial?
Muchísimo. Es de las grandes frustraciones que tenemos los 16 gobernadores.
¿En qué perjudica su trabajo que se mantenga? ¿La coexistencia es compleja?
Todo lo que signifique confusión, descoordinación, duplicidad, hace mal. Siempre he sentido que tiene que haber algún representante del Ministerio de Interior. Pero una cosa es un representante y otra cosa es una supraautoridad regional. No solamente no se cumplió eso, sino que tampoco se ha cumplido la transferencia de competencias. La agenda de descentralización lamentablemente está muy parada.