Bastó que, en una entrevista radial, la periodista Verónica Franco preguntara al Presidente Piñera por un "cambio de modelo" para provocar este monólogo:
Si usted cuando me habla de cambio de modelo está pensando en el modelo venezolano…
No…
… donde destruyeron la democracia…
-No…
-… donde atropellan los derechos humanos todos los santos días, donde tienen al pueblo entero condenado a la muerte por hambre o por falta de medicamentos…
-… Es que no es dicotómico, Presidente…
-Entonces cuando hablamos de cambio de modelo, yo quiero decir, ¿de qué estamos hablando?
Le dicen "cambio de modelo" y él escucha "Venezuela". El abismo entre la burbuja presidencial y el resto del país es enorme.
Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Ni en las protestas abundan las banderas venezolanas, ni en la consulta de los municipios los ciudadanos votaron por un régimen chavista, ni en ninguna encuesta seria los chilenos piden convertirse en Chilezuela. Esa fantasía sólo existe en las mentes de un puñado de extremistas de izquierda y derecha (algunos, lamentablemente, muy escuchados en La Moneda).
Lo que los chilenos exigen se parece mucho más a cualquier informe de organismos internacionales capitalistas que a alguna asamblea revolucionaria.
La calle y la OCDE hablan a coro. Veamos.
Más del 94% de los 2 millones y medio de votantes de la consulta ciudadana está a favor de un IVA menor para productos de primera necesidad. Coinciden en ello con una de las principales críticas de la OCDE a nuestro país: que nuestro sistema tributario está patas para arriba. Se basa en impuestos al consumo, que golpean a los más pobres, y no en los tributos a la riqueza. Chile recauda el 41% de sus impuestos a través del IVA, contra apenas el 20% de promedio en la OCDE. Por eso, el organismo nos recomienda "incrementar impuestos ambientales, sobre la propiedad y a la renta para aumentar la equidad y estimular el crecimiento".
Un modelo en que paguen más, no los que compran pan o leche, sino los que más contaminan, más ganan y más tienen. De eso estamos hablando.
La calle también exige frenar la destrucción del medio ambiente y los efectos de la privatización del agua. En la consulta municipal de Coquimbo, 90% apoyó que el agua sea pública.
Pues bien, según la Cepal, somos el país OCDE que menos invierte en proteger el medio ambiente: 0,1% del PIB. Y la OCDE advierte que en Chile "la contaminación atmosférica de las zonas urbanas es permanentemente alta, el agua es escasa y está contaminada, se está perdiendo hábitat y existe gran vulnerabilidad al cambio climático". Por eso, el club de los países desarrollados nos exige tipificar el delito ambiental, con penas de cárcel efectiva.
Un modelo que cuide medio ambiente y castigue a los que lo destruyen. De eso estamos hablando.
"Mejorar las pensiones" es la primera prioridad de los chilenos según la consulta municipal. Nuestra tasa de reemplazo (la jubilación comparada con los últimos sueldos) es de 33,5% en los hombres y de 30,3% en las mujeres, la mitad del promedio OCDE (63%).
El Centro Internacional para la Gestión de Pensiones advierte que "la crisis de las pensiones chilenas no se puede resolver dentro de los límites del sistema actual" y que es necesario crear un "tercer pilar" (junto al ahorro individual y las pensiones solidarias) que "incluya elementos colectivos para mitigar riesgos entre generaciones".
Un modelo de pensiones mixto y sustentable. De eso estamos hablando.
El 97,4% de los votantes en la consulta apoya sanciones más duras para la corrupción. Un informe de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), recomienda lo mismo: la pena máxima para el uso de información privilegiada hoy es una multa de hasta $420 millones, sin cárcel efectiva. En Estados Unidos o Corea del Sur, esos delitos suponen hasta 20 años de prisión.
Un modelo que se tome la libre competencia en serio y, por lo tanto, castigue a quienes hacen trampa. De eso estamos hablando.
La crítica al sistema extractivista se da por igual en cabildos, organizaciones sociales y en la academia. "Chile debe diversificar su economía hacia actividades no relacionadas con los recursos naturales. La economía sigue siendo muy dependiente del cobre (…) los bajos niveles de inversión en innovación e investigación y desarrollo (I+D) frenan la productividad", dice la OCDE.
Un modelo que no se base en extraer piedras, sino en generar conocimiento e innovación, saliendo de nuestro vergonzoso puesto de colistas de la OCDE en I+D. De eso estamos hablando.
Quien mejor resume el desafío de Chile es el físico César Hidalgo, cocreador del Índice de Complejidad Económica, un ranking en que llevamos 40 años estancados (en 1980 éramos 61º; hoy somos 60º). Los datos del índice demuestran que crecimiento e igualdad no son metas contradictorias: ambas dependen de que Chile se vuelva más complejo y deje atrás "una economía primitiva y estática", dice Hidalgo.
Ya lo hicieron en su momento países que eran más pobres que nosotros, como Corea o Singapur: pasar de un modelo básico, extractivista y vertical, que ya dio todo lo que podía dar, a uno basado en la innovación y el conocimiento.
Presidente: de eso estamos hablando.