Columna de Sebastián Edwards: La experiencia del “equipo Boric”
En una entrevista, Gabriel Boric dijo que no era importante la experiencia que él tenía sobre asuntos de gobierno. Lo importante, aseveró, era la “experiencia colectiva” del equipo que lo acompañará en la Moneda, en caso de ser electo.
El “equipo Boric” es un equipo joven, voluntarioso, entusiasta, y lleno de idealismo. La mayoría tiene estudios de posgrado en las mejores universidades del mundo. Hablan inglés y saben de ecuaciones, de modelos, y de simulaciones. Además, son agradables, simpáticos y de buen trato. No se enojan, no gritan, y no alzan la voz, ni en persona ni en las redes sociales.
Todo esto es muy positivo y deseable. Pero estos atributos no suplen la falta de experiencia y la falta de la espesura.
En múltiples presentaciones, entrevistas y participaciones en foros durante las últimas semanas los miembros del “equipo Boric” han entregado historias incompletas y números que no calzan. Cuando hablan de otros países, sus relatos son truncos. Enfatizan los logros de los países nórdicos, de Polonia, de Nueva Zelandia y de Uruguay, sin mencionar los costos que incurrieron para alcanzar esas metas. Ocasionalmente tienen confusiones conceptuales, y han embellecido sus pronósticos con un voluntarismo desbordante. Los empapa una cierta arrogancia intelectual y una resistencia a corregir sus opiniones, aun cuando es evidente que están equivocados.
Hace unos días, Nicolás Grau explicó cómo pensaban financiar su programa. Las cifras entregadas por Grau son cuestionables, por no decir ilusorias.
Tomemos, por ejemplo, el impuesto al patrimonio, cuya recaudación esperada es, según Grau, de 1,5% del PIB. El problema es que esta cifra está completamente alejada de la realidad y no es consistente con las experiencias de los países que hoy tienen dicho impuesto.
En 2018 la OCDE publicó “Rol y Diseño de los Impuestos a la Riqueza.” En 1993 había 12 países de la OCDE que tenían este tributo. Con los años, quedaron solo cuatro. De estos, el que más recauda es Suiza con 1,1% del PIB, apenas dos tercios de lo que espera recaudar el Frente Amplio.
Pero el caso más interesante no es Suiza, si no que Noruega, uno de los países más admirados por los frenteamplistas. Noruega tiene un impuesto a la riqueza desde 1892. Todo noruego/a con patrimonio neto en exceso de un millón y medio de coronas (aproximadamente 180 mil dólares) paga por este concepto un 0.85% del valor de ese patrimonio (propiedades, ahorros, enseres, etc.).
En Noruega, país donde casi todo el mundo paga el impuesto al patrimonio, éste recauda tan solo 0.41% del PIB. Menos de un tercio de lo que espera recaudar Grau en Chile.
Para poner las cosas en perspectivas, 180 mil dólares es dos veces el PIB per cápita de Noruega. Esto significa que si ese modelo se aplicara a Chile – con un ingreso per cápita de 15 mil dólares - toda persona con un patrimonio neto en exceso de 30 mil dólares (810 UF) estaría sujeto a ese tributo. Esto es, familias de clase media con un pequeño departamento y un auto lo pagaría.
Estos datos me hacen pensar dos cosas: primero, un tributo al patrimonio como el noruego no sería aprobado en Chile. Segundo, si en vez de fijar el umbral en 30 mil dólares, se fija en dos millones de dólares, se recaudaría, con mucha suerte, 0.15%, del PIB. Esto es, aproximadamente, lo que recauda el impuesto al patrimonio en España.
Conclusión: los cálculos que nos presenta el “equipo Boric” parecen estar errados por un factor de ¡diez veces!
El candidato Boric ha propuesto reemplazar el sistema de pensiones basado en cuentas de ahorro individuales por uno que combina reparto – lo que eufemísticamente llaman “seguridad social con solidaridad intergeneracional” - y ahorro colectivo, con “cuentas nocionales”.
Lo que no explican es que el componente de reparto (40%) no es otra cosa que un impuesto al trabajo, impuesto que lesionará la creación de empleo. Tampoco nos dicen que en los países emblemáticos con cuentas nocionales – Polonia, Suecia -, quienes no tienen un número de años mínimos de contribuciones no reciben pensión alguna.
En Polonia, país admirado por los partidarios de las cuentas nocionales, hay que contribuir a lo menos 20 años para recibir una pensión contributiva (15 años las mujeres). Resulta que en Chile la mitad de los jubilados contribuyeron menos de 20 años. ¿Piensa el candidato Boric dejar a la mitad de los chilenos sin pensiones? Y si, como sospecho, la respuesta es negativa, ¿cómo suprimirán las lagunas? Hasta ahora ni una palabra al respecto. Es decir, una historia trunca.
Estos ejemplos, y muchísimos otros que podríamos discutir, indican que la experiencia – ya sea individual o colectiva - no es una fortaleza de la candidatura Boric.
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