“Claramente acá hay un triunfo de Yasna Provoste con un porcentaje bastante alto”.
19.26 y todo se acabó antes de las vocerías oficiales y reportes de resultados parciales que se habían planificado para cuando el escrutinio llegara al menos al 25%. Cuando a esa hora le hicieron a Carlos Montes una pregunta genérica sobre la jornada, ni titubeó en bajarle la cortina a la contienda y dar por hecha la derrota socialista en la consulta de Unidad Constituyente destinada a elegir al candidato único del bloque.
A esa hora, Paula Narváez, a quien el mismo Montes había persuadido por allá en enero de 2020 que se metiera a la competencia presidencial -cuando el PS no tenía por dónde encumbrar un nombre-, ya se encontraba en la sede del partido, que durante la noche del sábado hizo de comando. Pero no fue ella quien reconoció primero el desenlace.
Pero ya lo había asumido. Pasadas las 18.00, la exvocera de Michelle Bachelet le fue a decir al jefe PS Álvaro Elizalde que había perdido y que llamaría a la senadora DC.
Mientras, afuera de la casona socialista, Montes le cerraba la puerta a cualquier chance que ella diera vuelta la ya evidente tendencia avasalladora a favor de Yasna Provoste diciendo que “con los datos que tenemos eso es prácticamente imposible”.
Más tarde circularon versiones de que al senador lo habrían reprendido por apurarse.
También se adelantó en asumir el resultado -antes de cualquier informe oficial de los organizadores- el PPD Heraldo Muñoz, el mismo que se había quedado fuera de concurso esa (in)olvidable noche del 19 de mayo, cuando Unidad Constituyente se farreó el ticket a la primaria legal y se metió en la aventura de armar la de este sábado, sin soporte legal.
La sentencia de Montes se adelantó casi 50 minutos a cualquier reconocimiento o declaración oficial. Al radical Carlos Maldonado no se le veía en público y se hizo esperar hasta las 20.40 para comentar la derrota, después que Narváez ya lo había hecho .
“El resultado se asume y se respeta”, dijo él.
La socialista bajó el telón ante las cámaras a las 20.13, después de hablar por teléfono con su vencedora, a cuya disposición dijo haberse puesto. “Por supuesto que nos habría gustado un resultado distinto”, reconoció. En los días previos se había especulado en el sector con que las posibilidades de la carta PS subían con menos participación.
“Esta consulta ciudadana, por la cual luchamos, por la cual luché, quiero decir, le entrega un piso de legitimidad importante a la senadora Yasna Provoste”, siguió, y en eso tuvo razón: la primaria no legal fue una insistencia suya y la DC y el anillo de Provoste eran reacios, porque esperaban que la exvocera de Bachelet se bajara.
Narváez también dejó puerta y media abierta al plan B -que antes los suyos rechazaban considerar- de inscribirse de acá a al lunes en la noche en la plantilla senatorial del PS. “Estoy disponible para lo que se me requiera” y “la responsabilidad de esta derrota la asumo ciento por ciento yo”, aclaró.
Elizalde, mientras, negaba ante la prensa que el desenlace le fuera a costar la presidencia del PS.
Y bien lejos de los dos derrotados estaba la vencedora, Yasna Provoste. A la hora en que Montes destapaba su sinceridad, los datos de los partidos y los consolidados que se conocían en la prensa daban a la senadora DC encima del margen del 60%, tal como terminó siendo.
La triunfadora estaba a 540 kilómetros, en su natal Vallenar. Provoste había decidido quedarse allá, siguiendo su plan de campaña de mantenerse alejada de la orgánica de su partido, una distancia que le trajo más de un inconveniente en estos meses.
La consecuencia práctica (y política) de eso fue que nunca fue posible que ella estuviese en la misma foto con Narváez y Maldonado, y menos en su partido con el logo de la falange. Los socialistas leyeron la decisión como un gesto hostil.
En vista de eso, se suponía y estaba planificado que Provoste, Narváez y Maldonado se reunieran en un Zoom que le pusiera fin a las polémicas propias de toda campaña (y que a ratos se salieron de marco). Pero pasadas las 21 se comunicó que la cita virtual se cancelaba.
Dado que la elección carecía del soporte del Servicio Electoral (que llegó al punto de prohibir el uso de la palabra “primaria” para referirse a la consulta del sábado), y también de cualquier sistema de registro oficial público en línea que se fuera actualizando constantemente, hubo que seguirle el pulso por los medios y los trascendidos de los comandos.
Hasta que a las 20.29 los mandos de los partidos organizadores confirmaron el triunfo de Provoste en el primer cómputo de 53,4% de las mesas: 62,2% para ella, más que duplicando a Narváez (26,4%), y ésta, su vez, más que doblando a Maldonado con (11,4%).
Provoste se reservó para el final, pasadas las 21 horas, y debe haberse tenido harta fe en el triunfo porque una hora antes ya se veía en el centro de Vallenar un camión-escenario -estaba todo preparado- para que diera su discurso triunfal.
La ganadora cumplió con la parte del ritual de agradecer a los dos derrotados y al sector. Y luego repartió críticas a Sebastián Sichel y a Gabriel Boric sin nombrarlos, pero se entendió bien claro: “Este país no puede, a partir de lo que estamos viviendo, pensar que el próximo gobierno va a llegara a experimentar, a hacer ensayos y error. No podemos tampoco pensar que va a cambiar de un gerente a otro, de un Sebastián a otro. Tenemos que ser capaces de ofrecer un mejor destino a nuestro país”.
Al filo de las 21:45 cayó otro conteo con el 70% de las mesas: 60,5% para Provoste, 27% para Narváez y 12,4% para Maldonado.
Siete veces menos que Boric
La senadora arrasó en casi todo el territorio, pero el mismo cómputo también puso encima la primera verdad sobre el gran miedo que tenía la Unidad Constituyente, que votara tan poca gente que el lance terminara con olor a derrota. “La participación es del orden de las 150 mil personas, eso es lo que se proyecta como estimación”, contó ahí el secretario general PPD, Jorge Toro.
Pero también dijo que lo ocurrido el sábado “le demuestra al país que esta coalición política está en condiciones de liderar un proceso de transformaciones”.
Con ese margen cercano o algo superior a las 150 mil personas, la primaria apenas logró reunir al mínimo, al piso de las expectativas que había, y que en los últimos días algunos dirigentes habían rebajado.
Que hayan votado unas 150 mil personas es poco más que el total de la suma de los militantes de las colectividades de la UC que antes integraban la Concertación. Al 30 de junio, según cifras del Servel, entre el PS (42.755), el PR (28.365), el PPD (31.808) y la DC (33.125) sumaban 136.053.
Y también es algo mayor que lo que sacaron los dos últimos lugares de la primaria de Chile Vamos, Mario Desbordes (131.730) e Ignacio Briones (131.975).
Daniel Jadue, con los 693.370 votos que sacó y perdió ante Boric, más que cuadruplicó lo que sumaban hasta las 20.30 Provoste, Narváez y Maldonado. Y en el caso de Boric es casi siete veces menos que el poco más de un millón alcanzado por la carta del FA.
Lograr lo más parecido a una unidad con la menor fuga posible de votos hacia Boric, y sobre todo subir la votación, serán los nudos críticos en adelante. Como tantas veces se recordó el sábado -hasta el expresidente Ricardo Lagos vino del pasado a retarlos-, esto tal vez no les habría ocurrido si la UC hiciera lo que hizo el 19 de mayo.
Desde entonces pasaron tres meses de aventuras hasta armar y producir una elección propia sin el respaldo del Servicio Electoral, muy cuestionados. Soportaron entremedio otra derrota cuando vieron que Gabriel Boric y Daniel Jadue movían (18 de julio) más de un millón 700 mil votantes. Y al final se logró atraer a las urnas esa cifra que estaba tan, pero tan por debajo del “millón de votos” que Maldonado dijo ansiar en la tarde.