Sentados uno al lado del otro quedaron la noche del viernes el Presidente Gabriel Boric y su par de Bolivia, Luis Arce. Ambos concurrieron a una cena ofrecida en Casa Bastidas por el líder de República Dominicana, Luis Abinader, quien ofició como anfitrión de la XXVIII Cumbre Iberoamericana.
Fue en esa instancia, según confirmaron desde la comitiva chilena, que ambos mandatarios pudieron abordar dos temas que habían tensionado públicamente las relaciones bilaterales en la antesala del foro multilateral: la propuesta del país altiplánico para un nuevo trato con Chile -que incluye diálogos por un acceso soberano al mar- y la crisis migratoria en que ambas partes tienen intereses enfrentados, sobre todo, en materia de reconducciones de migrantes irregulares de terceros países.
El Presidente Boric se había propuesto reforzar en la Cumbre Iberoamericana acercamientos bilaterales que permitan una mayor colaboración entre los países involucrados. Por lo mismo, el viernes -a horas de llegar a Santo Domingo- tanto él como su canciller, Alberto van Klaveren, habían evitado escalar la polémica que generó la propuesta de Arce, asegurando que no aportaba en los intereses de ambas naciones. Esto, pese a que en Chile, sectores diplomáticos interpretaron el planteamiento de Bolivia como una forma de condicionar la disposición de una mayor colaboración en materia migratoria a la demanda por un acceso soberano al mar.
El buen clima entre ambas naciones se mantuvo ayer en el plenario de líderes, en la primera sesión de la Cumbre Iberoamericana, donde llamó la atención de los presentes que -de forma inusual- Arce no mencionara la intención de su país de tener un acceso soberano a los puertos del Pacífico en su discurso, el que emitió justo antes de que interviniera Boric.
En su alocución ante representantes de los 22 países que integran la instancia, la necesidad de una solución a la crisis migratoria fue parte central de la intervención del Mandatario chileno, en la que se extendió por poco más de 19 minutos. “No hay ninguna receta infalible para abordar los efectos de esta crisis y el camino de cualquier solución sostenible pasa por ser capaces de trabajar en conjunto entre países de origen, de tránsito y de destino bajo el principio de la responsabilidad compartida y la solidaridad regional”, dijo Boric, recalcando que “tenemos que ser capaces entre todos de lograr una migración segura, regular, ordenada y humana”.
En esa línea, propuso revitalizar la Conferencia Sudamericana sobre Migraciones, los procesos consultivos regionales y el Proceso de Quito, el cual presidirá Chile este año.
En su conferencia al final de la jornada, Boric afirmó que con Bolivia “avanzamos sustantivamente” en este tema. “Conversamos la disposición de tener un trabajo conjunto, por ejemplo, entre los países de origen, tránsito y destino de la crisis migratoria que afecta a nuestro continente. Además conversamos sobre la posibilidad de realizar patrullajes conjuntos en la frontera norte”, puntualizó Boric. Y remató señalando que “el Presidente Arce no puso condiciones para esto”, en alusión al tema marítimo. Eso sí, recalcó que esa tensión entre ambos países es irreductible porque “Chile no negocia su soberanía”.
El Mandatario también valoró los diálogos que sostuvo Van Klaveren el viernes con su par de Venezuela, Yván Gil. Pese a que trascendió que al foro asistiría el líder del régimen, Nicolás Maduro, el país solo estuvo representado por el ministro de Relaciones Exteriores y la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Ya terminado el pleno, Van Klaveren señaló que las autoridades venezolanas habían ofrecido canales de cooperación para revisar el tema migratorio.
Al cierre de esta edición se esperaba que los mandatarios aprobaran una declaración que -entre otros- compromete a los Estados a avanzar en favor de una migración segura, ordenada y regular y con respeto irrestricto a los DD.HH.
Boric también dedicó varios minutos de su discurso ante el pleno para abordar un tema que genera alta preocupación en Chile: la seguridad, tema que junto al migratorio, calificó como los más graves y desafiantes que enfrenta la región.
En un tono especialmente duro, el Jefe de Estado recalcó que “son los delincuentes y sus organizaciones las que deben tener miedo y no las grandes mayorías trabajadoras, honestas y pacíficas que son los habitantes de nuestras patrias. Trabajemos más y trabajemos juntos en desarticular al narco transnacional y todos sus derivados”.
Como se ha vuelto costumbre para el Presidente en foros multilaterales, ayer no se abstuvo de reiterar su condena explícita al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua. “Permítanme una reflexión, aunque sea majadero en este tema (...). Uno de los principales valores comunes que compartimos con la gran mayoría de los aquí presentes es que fuera de la democracia no hay libertad ni dignidad posible”, sostuvo, aprovechando de recordar la experiencia chilena y los 50 años que se conmemoran del Golpe de Estado al gobierno de Salvador Allende.
“No es aceptable de parte nuestra callar ante la dictadura familiar de Ortega y Murillo en Nicaragua, que acaba de privar de su nacionalidad a 94 opositores y deportar a más de 200 presos políticos”, relevó.
La réplica nicaragüense vino poco después en boca del canciller Denis Moncada, quien señaló que “le exigimos al Presidente Boric de Chile respeto para el gobierno y el pueblo de Nicaragua. No debe utilizar a Nicaragua como plataforma para demostrar su traición al pueblo chileno y su entrega al imperio norteamericano y a sus aliados”.
Boric no dejó pasar las críticas y recalcó que “cuando el adjetivo no da vida, mata. Y creo que cuando esta verborrea no se traduce en el respeto por el propio pueblo, finalmente no construye nada”.