La despedida de familiares y cercanos ha sido redefinida por la pandemia. Los entierros exprés, el distanciamiento social y la cuarentena producto de la emergencia sanitaria han dejado a miles de personas sin la posibilidad de dar el último adiós a sus seres queridos. Con el reinicio de las actividades y en medio del período de desconfinamiento en algunos países, son muchos los que han vuelto por primera vez a los cementerios para visitar y mejorar las tumbas de los fallecidos producto del Covid-19, realizar tardíamente los ritos fúnebres o rendir honores a través de memoriales físicos o virtuales para así iniciar un duelo “pospuesto” por el virus.
El peak del coronavirus y las estrictas medidas de seguridad en los hospitales anularon la posibilidad de despedidas finales y los más “afortunados” solo pudieron ver a sus familiares detrás de un vidrio, utilizando trajes protectores, guantes y mascarillas. Otros, en cambio, debieron recurrir a videollamadas, aunque la mayoría no tuvo esta posibilidad.
Según el Financial Times, el impacto de hacer duelo en tiempos de cuarentena sobrepasa las preocupaciones de la salud mental de las personas y en cambio se estima que tras la pandemia podría provocar transformaciones culturales en cómo se llevan a cabo los funerales. De esta manera, encuentros multitudinarios de familiares, comidas por el luto, música y otras tradiciones han quedado en el aire y con el relajamiento de medidas solo algunas podrían retomarse. El dolor en cualquier lugar del mundo es transversal e irrenunciable.
China
En febrero, el país prohibió los funerales y en algunas zonas también los entierros, debido a la falta de espacio en los cementerios. En ese momento, la pandemia se extendía desde Wuhan al exterior.
Según la BBC, los funerales tradicionales chinos implican una serie de rituales y actividades con cánticos, instrumentos musicales y caligrafía, pero nada de eso se pudo realizar por el virus.
En cambio, para conmemorar la tragedia, el 2 de abril se declaró como el día del recuerdo para honrar a las víctimas fatales. A las 10.00 de ese día, todos los ciudadanos se detuvieron por tres minutos, mientras de fondo sonaban las alarmas antiaéreas. En ese momento, los semáforos de las urbes se pusieron al unísono en rojo para detener el tráfico y la ceremonia estuvo dirigida por el Presidente Xi Jinping.
En Wuhan, los cementerios y funerarias abrieron sus puertas a fines de marzo, lo que generó largas filas para retirar cenizas de seres queridos y poder honrarlas en las casas con la familia tras el levantamiento del confinamiento, el 8 de abril.
Italia
Los cementerios de Bérgamo, el epicentro del Covid-19 en Italia, evidencian la tragedia que desencadenó el virus: solo entre marzo y abril hubo alrededor de seis mil muertos. Eran tantos los cadáveres, que las capillas se transformaron en morgues, mientras cavaban fosas comunes.
Por esto, muchos de los fallecidos -no hay una cifra oficial- debieron ser trasladados a otras ciudades, como Bolonia o Florencia, para ser incinerados, lo que generó varias denuncias de cercanos que se enteraban de la decisión a través de la factura que recibían.
Sin conocer el paradero de sus seres queridos, ahora los familiares de las víctimas se han volcado a los camposantos para despedirse de sus seres queridos. Según el diario L’Eco di Bérgamo, las últimas 200 tumbas no tienen lápidas, sino carteles improvisados con nombres y fechas, en algunos casos con fotos, como única identificación de los difuntos.
De esta manera, los italianos intentan mejorar las tumbas de sus familiares con recuerdos, notas, dibujos o reliquias familiares, algo prohibido durante la emergencia y que busca una reconciliación con el simbolismo en la tragedia.
Canadá
Desde el 1 de junio, las funerarias de ciudades como Calgary permiten reunir a grupos de 50 personas en los ritos fúnebres. Antes eran solo 15, incluido el personal y religiosos, lo que provocaba que las familias debiesen seleccionar quiénes podían participar en las ceremonias, mientras que el resto podía seguirlo por videollamada.
Debido a la imposibilidad de retrasar los funerales, la opción de los canadienses ha sido reprogramar las ceremonias. Tras la relajación de las medidas de confinamiento, las familias y amigos se reúnen ahora en una fecha estimada. En muchas ocasiones se trata del primer encuentro después de semanas en cuarentena para abrazarse y compartir los recuerdos.
Estados Unidos
Entre las escasas posibilidades para vivir el duelo, especialmente porque Estados Unidos es el mayor foco del virus, con 2,5 millones de casos y 127 mil muertos, varias personas han optado por realizar memoriales en línea, que permiten contar historias de los fallecidos con imágenes y mensajes de los familiares para recordarlos desde cualquier parte del mundo. Algunos han subido vídeos de las víctimas para verlos y escucharlos por última vez.
Los especialistas han señalado que se registró un aumento en los programas virtuales para superar la pérdida a través de foros de conversaciones con otras personas en la misma situación. Un artículo del diario The Washington Post señaló que cuando se llegó a 90 mil fallecidos por coronavirus, la Casa Blanca aún no proponía un duelo nacional por las víctimas, como sí lo han realizado en otros países.
Reino Unido
Los hospitales británicos están permitiendo visitas de los más cercanos a la familia o amigos para ver a pacientes en sus últimos momentos con ciertas limitantes: si viven en casas separadas no pueden abrazarse o tener mayor acercamiento que 1,5 metros. Justamente, consolar a los deudos ha sido una de las mayores dificultades.
En esa línea es que las personas han decidido guardar las cenizas para tras la cuarentena, y esperando los protocolos británicos, poder esparcir los restos en el mar o la montaña, ya que aquello no “representaría ningún riesgo”, según la OMS.
Sin embargo, muchos no han podido esperar y en el parque del distrito londinense de Hackney, grandes letras blancas con el mensaje “We grieve” reflejan un espacio común construido por los vecinos, como una suerte de conmemoración improvisada para las víctimas de Covid-19.
El espacio de sufrimiento y reunión permite que en algunas ocasiones familiares incluyan el nombre de la víctima en la muralla y se pronuncian algunas palabras ante las personas reunidas, muchas veces vecinos que nunca antes se habían visto. En un futuro, el barrio espera plantar árboles en el lugar para que quede como un “jardín del recuerdo”.
Brasil
La imagen dio vuelta al mundo: en plena playa de Copacabana, Río de Janeiro, y frente a un exclusivo hotel, en medio de una relajación de medidas de confinamiento, familiares de víctimas del Covid-19 y organizaciones sociales cavaron días atrás 100 tumbas junto a cruces negras en la arena, como homenaje a las más de 50 mil personas fallecidas por el virus en Brasil.
Desde la instalación del memorial, adherentes del Presidente Jair Bolsonaro han intentado destruirlo. Un video que se volvió viral muestra a un hombre, que sería un padre que perdió a un hijo de 24 años por el coronavirus, intentando arreglar las cruces botadas y pidiendo “respeto por el dolor de los demás”.
España
Desde el 27 de mayo y por 10 días se extendió la jornada de conmemoraciones. Así , las banderas en los más de 14 mil edificios públicos del país estuvieron a media asta.
La pandemia generó la clausura de los cementerios y por ese motivo la decoración de las tumbas fue prácticamente anulada. Por esa razón, los ciudadanos optaron por tramitar lápidas online y en medio de la desescalada de restricciones, han nacido otras instancias, como poner pequeños lazos negros en la ropa para recordar a los muertos. El 16 de julio será otra instancia para rendir homenaje a los fallecidos por el virus, con un acto especial de conmemoración y tributo. La ceremonia de ese día contará con la presencia de los reyes.
Perú
El país es uno de los más católicos de América Latina. Una encuesta del Instituto de Estadísticas en 2018 reveló que el 78% de la población acudía a misa dominical.
Sin la posibilidad de dar el último adiós bajo los cánones del catolicismo, incluso sin la extremaunción para algunos debido a la rapidez de la propagación del virus, es que la Catedral de Lima intentó dar “paz” a los deudos instalando imágenes y los nombres de los entonces 6.500 muertos por el Covid-19 entre los bancos en una misa sin público, pero que fue televisada para que las familias pudieran observar el rito religioso.