“Es algo que estamos discutiendo, hay que anticiparse a los escenarios”. Aunque dejando en claro su rotundo respaldo a la opción Apruebo, y sin dar demasiados detalles más, la frase que el Presidente Gabriel Boric pronunció el domingo pasado en medio de una entrevista con TVN selló la constatación al más alto nivel de un fenómeno que se viene marcando desde las encuestas en el último mes y medio. Porque si antes de marzo simplemente no había ningún sondeo de cierta relevancia que diera como posible el triunfo de la opción Rechazo en el plebiscito para ratificar o desechar la propuesta de nueva Carta Magna que hará la Convención Constitucional, hoy el panorama es distinto, con brechas fuera de los márgenes de error y diferencias que se mantienen o incluso se han ampliado.
Si tiene un grado mayor de sorpresa, es sobre todo por los números: en octubre de 2020, el plebiscito de entrada señaló que el 78.28% de quienes participaron querían abrir el proceso para cambiar la Constitución. Una diferencia que, de partida, parece muy amplia para ser remontada a menos de dos años de distancia, pero que -siempre según los sondeos- hoy favorece a una opción opuesta.
Es una materia que incluso se ha abordado en las últimas semanas en las más altas esferas del gobierno. Allí, las cifras que manejan son que, de todos los votantes del Apruebo en 2020, en torno al 40% hoy está o bien por rechazar o indeciso. Y el lunes pasado, el jefe de la Secom, Pablo Paredes, expuso los resultados de un focus group encargado por la estratégica repartición en la reunión semanal del comité político con los partidos oficialistas.
¿Cómo se ha dado el camino del Apruebo al Rechazo? La Tercera Domingo tuvo acceso exclusivo a un estudio de la firma Cadem, que abarca a más de 3.500 personas que contestaron sondeos durante el último mes, y que presenta una radiografía a los diversos grupos clave que estarían provocando la diferencia. Para ello, la firma trabajó con tres variables: si votaron o no en el plebiscito de entrada y por qué opción, lo mismo para la segunda vuelta presidencial del año pasado, y qué harían si el plebiscito fuera hoy.
En el agregado de la base de datos de Cadem, el Rechazo supera al Apruebo con una diferencia estadísticamente significativa. De hecho, el 44,4% de los encuestados se inclinaría por rechazar en el plebiscito, versus un 37,6% que aprobaría y un restante 18% que aún no ha tomado una decisión.
Pero las cifras permiten ir más al detalle. Frente a la pregunta: “Con la información que tiene actualmente, ¿usted votaría Apruebo o Rechazo a la constitución que proponga la Convención Constitucional en el plebiscito de salida de septiembre de este año?”, el 58% de los que estuvieron a favor de redactar una nueva Constitución aprobaría la propuesta de la Convención, pero 28% de este grupo dice que rechazaría y el 14% no sabe o no responde. Es decir, 42% de ese grupo no estaría hasta el minuto por aprobar, en línea con los datos que circulan en La Moneda.
Traducido a la población en general, uno de cada cinco encuestados se ubica entre estas dos últimas opciones. Ese 28% de votantes del Apruebo en 2020 que -hasta ahora- estarían por el Rechazo en septiembre próximo, está compuesto en su mayoría por hombres (53%), personas de entre 35 y 54 años (39%) y de un estrato bajo (41%). En cuanto a identificación política, hay una mezcla: aunque un tercio se define como de derecha, el 39% del grupo señala haber votado por Gabriel Boric en la segunda vuelta presidencial.
Según señala el gerente de Asuntos Públicos y Estudios Cuantitativos de Cadem, Roberto Izikson, los resultados del ejercicio dan cuenta de que, pese a la diferencia actual entre ambas opciones, la elección sigue estando abierta -sobre todo por el alto número de indecisos-, y su desenlace dependerá de la dinámica que se dé en los últimos cuatro meses y, particularmente, en el mes previo al plebiscito.
Sin embargo, ya se asoman tres segmentos claves para el análisis. El primero, el voto duro de ambos sectores. El mayor es quienes votaron Apruebo en octubre, por Gabriel Boric en la presidencial y votarán Apruebo en septiembre, que representan el 24%. Lo siguen quienes votaron Rechazo, por José Antonio Kast y que mantienen su opción, correspondientes al 12%. El segundo punto son los votantes que se incorporarán debido al voto obligatorio; y un tercer grupo al que Izikson coloquialmente apunta como “amarillos”, es decir aquellos que, a pesar de haber aprobado en primera instancia y apoyado a Boric, hoy rechazan o no están seguros de si irán a votar, un nicho que, en conjunto, bordea el 11%.
El perfil de los “amarillos”
Según el desglose de las cifras, quienes sostuvieron que no apoyarán la propuesta de la Convención Constitucional pese a haber estado a favor de la redacción de una nueva Carta Magna en octubre de 2020 y a haber votado por el actual Mandatario son en su mayoría hombres (59%).
En cuanto a la edad, predomina el rango entre 35-54 años (42%), seguido por el de 18-34 años (30%) y, por último, mayores de 55 años (28%). En nivel socioeconómico, se impone el bajo (47%), seguido por consultados que corresponden al nivel alto (39%) y medio (14%), y con una identificación política mayoritariamente de izquierda (40%).
“El perfil de la combinación ‘votó apruebo, votó Boric y rechaza’ es hombre, de centroizquierda, en edad de trabajar, que está más en Santiago que en regiones, y que se divide, por así decirlo, por una presencia más alta en los estratos altos y bajos, más que en la clase media”, dice Izikson. “En este segmento es especialmente sensible la idea que entre esta Constitución y la de (el expresidente Ricardo) Lagos, me quedo con la de Lagos”, agrega.
¿Qué explica este cambio? En su opinión, las razones de quienes declaran que rechazarán la propuesta de la Convención Constitucional se basan en el fondo de lo ya aprobado por el organismo y también una desconfianza a los constituyentes. “Cuando uno ve la historia larga de la Convención, las razones del Rechazo están concentradas, primero, en el desacuerdo con las propuestas aprobadas por la Convención; en la percepción -desde lo cualitativo, pero expresado en las encuestas también- que es un conjunto de derechos particulares para algunos y que descuida el todo”, plantea Izikson.
“Este segmento lo que no quiere (con la nueva Constitución) es ‘derribar la casa’, lo que quieren es una reforma al punto de que hay que ponerle segundo piso a la casa: garantizar derechos sociales, descentralizar poder, un pacto social de sentido mayoritario. Y lo que les queda hoy día es una Constitución de derechos individuales que favorece a grupos específicos, pero que se aleja del sentido común de la opinión pública. Una segunda razón, es la desconfianza que generan los constituyentes”, agrega, aludiendo al caso de Rodrigo Rojas Vade y otros episodios que han recibido críticas.
En ese sentido, advierte que, en gran parte del Rechazo, se ha instalado la idea de la llamada “tercera vía” y que “ese mensaje ha penetrado y ha sido importante (en este grupo), así como la desconfianza hacia los constituyentes, así como el rechazo a alto número de propuestas aprobadas en la Convención, el rechazo para reformar también ha sido clave”.
Para dónde van los “nuevos votantes”
La participación electoral en el plebiscito de octubre de 2020 fue una de las más altas desde que se instauró el voto voluntario, en 2012. Sin embargo, el proceso electoral del 4 de septiembre tendrá una diferencia sustancial: el sufragio será obligatorio y con ello, un nuevo grupo que considerar.
De acuerdo a los datos de Cadem, en el grupo de quienes declaran no haber votado en el referéndum de entrada –que fue voluntario–, el Rechazo predomina, y con una amplia ventaja. De hecho, un 47% de ellos tienen la intención de votar por la mencionada opción versus sólo un 24% que aprobaría el borrador de nueva Constitución, casi el doble entre quienes tienen decidido el sufragio.
“Ambos grupos tienen algo en común: son más mujeres que hombres, en clase media baja y baja, y son principalmente personas sin posición política o que vienen más bien de la centroderecha o la derecha”, indica Izikson.
En tanto, agrega que las diferencias radican en que “el votante más cercano al Apruebo viene más bien desde Santiago, el Rechazo desde regiones; el Apruebo vienen desde los jóvenes y el rechazo desde mayores de 55 años”. Un escenario, advierte, parecido al de las elecciones presidenciales recién pasadas.
El plebiscito y el gobierno
A partir del perfil de los datos, el gerente de Asuntos Públicos y Estudios Cuantitativos de Cadem afirma que el resultado de la inminente elección se definirá por tres factores: será un plebiscito al texto mismo, a la gestión de los constituyentes y a la administración del Presidente Gabriel Boric.
“Uno podría decir que, cuando tú ves el segmento que hoy aprueba al Presidente (35%) con el porcentaje que está votando apruebo en el plebiscito, no hay diferencias en la estructura. Sí hay diferencia entre el rechazo y el desapruebo a Boric. Eso significa que hay gente que se frustra con el gobierno, pero que sigue (votando apruebo) o que está indeciso frente a la Convención. Pero evidentemente, este momento acelerado de desaprobación al gobierno, la caída que hemos visto de un mes a otro, tiene también un impacto sobre la Convención, desde lo político, pero también desde las consecuencias”, evalúa.
A su parecer, la opción Apruebo deberá apostar por dos grupos para remontar esta diferencia: los “amarillos” que no votarían y los que dicen votar Rechazo, pese a haber votado por el Apruebo en el plebiscito de entrada y por Boric en el balotaje. “Si das vuelta eso, puedes dar vuelta la elección”, proyecta.
En tanto, las prioridades del Rechazo estarían en movilizar al “nuevo elector” que no asistió a las elecciones anteriores y “mantener convencidos” a quienes estuvieron por una nueva Convención y respaldaron a Boric, pero que hoy miran con atención la opción de un plan B o de simplemente no respaldar la propuesta que salga desde la Convención.