La noche del martes 26 de septiembre, el presidente y la secretaria general del Partido Republicano, Arturo Squella y Ruth Hurtado, respectivamente, junto con el consejero Antonio Barchiesi, llegaron hasta la casa del exministro Isidro Solís, secretario general de Amarillos por Chile, en Las Condes. Al cruzar la puerta de entrada, su sorpresa fue grande: vieron una estatua de un sagrado corazón.
A los republicanos les causó extrañeza que un reconocido dirigente de la centro-izquierda -que militó en el Partido Radical, ligado a la masonería y exministro de la expresidenta Michelle Bachelet- tuviera una figura religiosa en su comedor. El exsecretario de Estado explicó -para sorpresa de los republicanos- que es católico.
Desde el primer minuto de las negociaciones constitucionales entre la derecha y el centro político, el partido de José Antonio Kast y Amarillos han estado en sintonía. Ellos, en conjunto con los senadores del Partido Demócratas y distintos dirigentes de Chile Vamos, han sostenido una seguidilla de reuniones durante las últimas semanas, con el fin de “encauzar” -como dicen algunos- el proceso constituyente.
En republicanos -cuyo expresidenciable oficializó esta semana su opción por el “A favor” en el plebiscito de diciembre- hay un especial interés en lograr que las fuerzas que el año pasado aunaron un histórico 62% por la opción Rechazo en el referéndum del 4 de septiembre respalden el texto que ayer pasó desde el Consejo Constitucional a manos de la Comisión Experta. Kast así se lo ha explicitado a consejeros de la colectividad.
Conscientes del peso que les otorga el ser una pieza clave para los objetivos de los republicanos, actualmente Amarillos intenta agotar los esfuerzos para lograr que los consejeros del partido de Kast se inclinen por diseñar un texto que puedan aprobar en el plebiscito del 17 de diciembre. En esas tratativas, Solís ha recibido a los dirigentes republicanos y de Chile Vamos en su casa, donde les ha preparado platos como pastas y filete mignon. En esas instancias, el centro político notificó que no está dispuesto a aprobar cualquier texto y puso sus reparos sobre la mesa. Entre ellos, constitucionalizar la justicia militar, el artículo referido a la vida “de quien está por nacer” o el que permitiría que enfermos terminales cumplan su condena en sus casas -que es interpretado como un ‘perdonazo’ a los reos de Punta Peuco-.
Sin embargo, las negociaciones entre las fuerzas que estuvieron por el Rechazo no han sido fáciles. Por un lado, los republicanos -que dominan el Consejo- tienen la presión de sus bases de incluir sus ideas en el texto. Por el otro, Chile Vamos intenta ser un puente con el partido de Kast y el resto de los sectores políticos.
En las conversaciones en que han participado los timoneles Javier Macaya (UDI), Rodrigo Galilea (RN) y Gloria Hutt (Evópoli), además del diputado Diego Schalper (RN), el conglomerado ha planteado que es clave rearticular el eje del 62% del Rechazo, pero que también es fundamental incluir a más sectores -como parte del Socialismo Democrático- en la propuesta de Constitución, para darle un carácter transversal. No hacerlo, dicen, llevaría a un fracaso y a que los partidos de la coalición formen parte de un grupo minoritario que fue derrotado. Ese, de hecho, fue parte del mensaje que le transmitieron al Partido Republicano el domingo 24 de septiembre, cuando se reunieron por primera vez en casa de Solís.
Por ello es que a Chile Vamos molestó la señal que la semana pasada dio la timonel del PS, Paulina Vodanovic, que ha participado en reuniones con la oposición. “La fantasía erótica de la derecha es que rompamos con el PC”, dijo la senadora a La Segunda. Con ello, en la UDI, RN y Evópoli interpretaron que costará llegar a acuerdos con sectores oficialistas debido a la presión ejercida por el PC, que internamente ya se ha inclinado por el “En contra” al nuevo texto.
A pesar de ello, desde Chile Vamos han transmitido a los republicanos que hay contenido que se debe modificar para alcanzar un acuerdo más amplio, como la reducción de parlamentarios, el estado social de derecho, y las normativas sobre huelgas, entre otras.
Sin embargo, en esa tienda han dado señales de la dificultad de alcanzar un entendimiento. Este viernes, la presidenta del Consejo, Beatriz Hevia (Partido Republicano), dijo que “no es viable” un acuerdo unánime, y que habrá problemas en temas como la libertad de elección en salud, la reducción de parlamentarios o pensiones. En sintonía con ella, Solís dijo a Radio Duna que “no se necesita unanimidad. En los expertos se necesitan 14 votos (...), no tenemos que esperar 24. La verdad es que basta con 14″.
Dentro de la derecha, al igual que en otras ocasiones, la mayor tensión se ha dado entre el Partido Republicano y Evópoli. Si bien la presidenta de esta colectividad, Gloria Hutt, dio una señal cuando dijo que “sería absurdo que después de todo lo que hemos trabajado pudiéramos no apoyar este texto”, lo cierto es que en el partido están atentos a la negociación que se viene.
En Evópoli -que tiene una mirada más liberal en lo valórico-, resienten que se consagrara proteger “la vida de quien está por nacer”, lo que, dicen, abre la puerta a una derogación del aborto en tres causales. También que se rechazara para el borrador la paridad de género de salida en las elecciones.
En contraparte, el tono republicano también incomodó en Evópoli. Particularmente se mencionan frases como las de Hevia, o el consejero Luis Silva, quien recalcó que “va a ser un apruebo bastante contundente”.
El secretario general de Evópoli, Juan Carlos González, dice que “espero que Republicanos no se deje llevar por el triunfalismo, que en el oficialismo impere el realismo, y ambos respalden las observaciones que incorporen los expertos con miras a contar un texto que convoque a más sectores”.
Pugna de Amarillos y Demócratas
Que Amarillos y Demócratas estén actuando en conjunto no significa que entre ellos no haya diferencias.
En el partido que encabeza el diputado Andrés Jouannet, cada vez se acepta más la idea de que las fuerzas del Rechazo podrían actuar unidas otra vez. Solís fue explícito al respecto el viernes en Radio Duna, cuando explicó que la ronda de reuniones que han organizado responde a un intento de “reconstruir lo que fue ese 62% del Rechazo para cumplir con la promesa de una buena, nueva y que nos una, y todos los apellidos que le pusimos”. Agregó que “me impresiona la relación que tienen los partidos de derecha con nosotros. Nos reconocen una cosa: nos dicen que representamos algo, que no saben cuánto, pero que claramente no hay un 62% que sea de derecha. Ellos tienen mucho interés en volver a tener la presencia de todo este bloque”.
En el colectivo, hay voces que, en privado, transparentan que -si bien aún tienen reparos- consideran que el texto es bueno y que, si las conversaciones siguen en buen pie, terminarán votando a favor. En ese sentido, destacan el sistema político diseñado por el Consejo Constitucional, que tiende a evitar la fragmentación.
De hecho, en Amarillos hay quienes están convencidos de que esta opción se impondrá en el plebiscito de diciembre. Por lo mismo, ya hay quienes adelantan que pretenden ser el rostro de la campaña. Para ellos, afirman, sería una segunda victoria, que les permitiría llegar fortalecidos a las municipales de 2024.
Consultado, Jouannet, afirmó que “estamos trabajando por nuestro compromiso: rechazamos en septiembre para tener una buena y nueva Constitución (...), pero eso no significa un cheque en blanco”.
En el caso de Demócratas, su presidenta, la senadora Ximena Rincón, ha dejado en claro que no han fijado una postura de cara al plebiscito, pero que harán “todo lo posible” por construir un acuerdo.
Esta semana, Rincón participó de un live organizado por la Multigremial Nacional. Ahí, consultada si el nuevo texto daría estabilidad, respondió que “no lo va a lograr si se aprueba solo con la venia de los partidos de derecha, porque (...) se va a volver a usar como un problema. Es un tema más bien político que de contenidos. Y tiene contenidos que van a generar problemas”.
La estrategia entre ambos partidos también es distinta. En entrevista con La Tercera, el senador Matías Walker (Demócratas) afirmó que es de la idea de llegar a acuerdo en las materias más controversiales con todas las fuerzas políticas. Con ese fin, él ha encabezado una serie de reuniones con el oficialismo y la oposición. Eso sí, Walker advirtió que, de no ser eso posible, se podría hacer “al menos desde la centro-derecha hasta la centro-izquierda”, es decir, sin republicanos.
En cambio, Solís afirmó en Duna que “republicanos tienen que ser parte del acuerdo de todas maneras, porque hoy día representan la fuerza mayoritaria en el Consejo. Cualquier persona que se plantee un proyecto de Constitución que vaya en contra de lo que republicanos estima como importante, está planteando una estupidez”.
Republicanos “A favor”
Un hito de la semana fue la señal que dio Kast en el Seminario Económico Security 2023. “Lo vamos a dar vuelta”, dijo el republicano, dando un puntapié no oficial para la campaña del “A favor”.
En ese partido ya comenzó el despliegue. En la calle se han pegado algunos afiches y en redes sociales se han compartido videos y contenido a favor de las propuestas. “Si la lees, la apruebas”, es el eslogan que difunden los republicanos.
Hasta ahora no hay dos miradas en el partido. Aunque no ha habido un consejo general que dirima una postura oficial, su dirigencia se encuentra “A favor”, y la opción “En contra” es promovida por un grupo -liderado por el senador Rojo Edwards- que en la directiva consideran “ínfimo”.
Entre los consejeros republicanos creen que la Comisión Experta no modificará gran parte del contenido, y se conservarán enmiendas que consideran importantes, tales como la exención de las contribuciones a la primera vivienda, la heredabilidad de los fondos de pensiones, y la libertad de elección en salud, entre otras.
El despliegue se intensificará la semana que viene. Kast viajará a las regiones de Antofagasta y Aysén, mientras que cada uno de los consejeros republicanos visitará su respectiva región para participar de entrevistas con medios locales y reuniones con dirigentes.