¿Realidad o ficción? En la guerra entre Israel y Hamas es difícil saberlo. La desinformación en redes sociales sobre el tema es un conflicto aparte. Mientras las tensiones en Medio Oriente van en aumento, los reguladores y analistas dicen que una ola de mensajes falsos y engañosos en línea corre el riesgo de inflamar aún más las pasiones y escalar el conflicto en una niebla de guerra electrónica.
Steven Lee Myers, veterano corresponsal del diario The New York Times en asuntos exteriores y de seguridad nacional que cubre temas como desinformación, lo pone así: “La guerra entre Israel y Hamas ha engendrado tanta información falsa o engañosa en línea -gran parte de manera intencional, pero no en su totalidad-, que ha opacado lo que realmente está sucediendo”, escribió.
Y es que, a juicio de Myers, quien desde China contribuyó a los artículos sobre la pandemia de coronavirus que ganaron el Premio Pulitzer al servicio público en 2021, “la gente está recurriendo a fuentes que reflejan sus opiniones, lo que agudiza las divisiones sociales y políticas. Hay tantas afirmaciones falsas que algunas personas cuestionan las verdaderas. Y esto no solo ocurre en X, antes conocida como Twitter, que ha eliminado muchos de sus filtros de protección en los últimos meses. Los avances recientes en la inteligencia artificial —con programas que pueden producir cantidades casi ilimitadas de contenido— ya están agravando esa cacofonía digital”.
Una explosión en un hospital de Gaza que mató a cientos de palestinos el martes es el foco más reciente del aumento de actividad, mientras los partidarios de ambos lados en la batalla entre Israel y Hamas intentan reforzar la narrativa de su propio lado y sembrar dudas sobre la del otro.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se refirió al desafío de verificar la información durante el conflicto en declaraciones sobre la explosión en el hospital durante una visita a Israel el miércoles, diciendo que la responsabilidad del incidente parecía recaer en los adversarios de Israel. “Pero hay mucha gente que no está segura, así que tenemos muchas cosas que superar”, dijo Biden.
Pero el propio inquilino de la Casa Blanca ya había tropezado. “Nunca pensé que vería, y lo he confirmado, fotografías de terroristas decapitando a niños”, manifestó el miércoles el presidente norteamericano, durante una reunión en Washington con líderes de la comunidad judía. Y sus palabras corrieron como un reguero de pólvora, un día después de que Nicole Zedeck, reportera del canal israelí i24, informara por primera vez de la decapitación de 40 menores de edad por milicianos de Hamas.
Tras la intervención de Biden, la Casa Blanca salió al paso del revuelo para aclarar que el presidente no había visto las imágenes ni confirmado tal atrocidad, y que su comentario se basaba en declaraciones de la oficina del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y de la prensa de ese país. Una noticia sin contrastar penetraba así en el discurso del líder de la primera potencia del mundo, fuente de información válida para la opinión pública, destacó el diario El País.
“Numerosos medios de comunicación copiaron un relato verbal de un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) transmitido a un periodista que trabajaba para i24 sin mucha más verificación que eso”, comenta a La Tercera Jon Roozenbeek, investigador postdoctoral en el Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge y cuya investigación se centra en la desinformación, la polarización y la guerra de información.
“Esto generó algunos problemas, porque no estaba claro hasta qué punto esa historia era precisa, y los comentaristas propalestinos señalaron que había poca o ninguna verificación (inicialmente) más allá de ese relato. Más tarde resultó que la historia era técnicamente engañosa, aunque parece importar poco; 40 niños murieron en el ataque y (aparentemente) sólo algunos de ellos fueron decapitados. No obstante, se convirtió en un gran tema de discusión”, señala Roozenbeek.
Al momento de cuantificar la magnitud del fenómeno de la desinformación en el conflicto de Medio Oriente, Imran Ahmed, director ejecutivo del Centro para la Lucha contra el Odio Digital, explica a La Tercera que “lo que estamos viendo es una erosión gradual de todo lo que ayuda a garantizar que la información que obtenemos sea precisa en una crisis como esta o la crisis del Covid-19″.
“Solo han pasado unas pocas semanas, por lo que es difícil compararlo con la pandemia o la guerra de Ucrania, y todavía no existe una forma científica de cuantificarlo, pero yo diría que el problema de la desinformación es el peor que he visto en mi vida. El ecosistema de la información es increíblemente tóxico y está lleno de falsedades”, agrega Alex Mahadevan, director de MediaWise, iniciativa de The Poynter Institute dedicada a fomentar buenas prácticas para consumir información confiable.
En ese sentido, Ahmed señala que “en este momento hay una marejada de desinformación y contenido de odio que inunda todo tipo de redes sociales y se debe a que hay varios tipos diferentes de malos actores que están impulsando esto”. “En el último año, X (ex Twitter) y Meta (la matriz de Facebook e Instagram) han reducido su personal de confianza y seguridad -que son responsables de monitorear la difusión de desinformación en una crisis, tratando de asegurarse de que los usuarios tengan las verificaciones de hechos- y ya sabemos que sus algoritmos promueven el contenido más controvertido y extremo al mainstream”, apunta.
Mahadevan coincide. A su juicio, “las plataformas de redes sociales no han hecho lo suficiente para detener la difusión de información errónea después de que estalló la guerra. Lo que Elon Musk le ha hecho a X (eliminar la mayor parte de su equipo de confianza y seguridad y amplificar a aquellos a quienes se les paga para ser verificados) ha convertido a X en la peor plataforma cuando se trata de videos, imágenes o declaraciones falsas o engañosas”, dice a La Tercera.
Y no se trataría solo de un problema técnico de la red social X. Ahmed apunta al propio dueño de la plataforma. “Elon Musk sugirió al comienzo de esto –cuando todavía había terroristas de Hamas en Israel– que las personas que buscaban la ‘verdad’ deberían desconfiar de los principales medios de comunicación y, en cambio, seguir dos cuentas que él recomendaba. Una de ellas era antisemita y la otra era de un conocido propagador de desinformación”, detalla.
Ian Bremmer, un destacado experto en política exterior, publicó en X que el nivel de desinformación sobre la guerra entre Israel y Hamas “que está siendo promovido algorítmicamente” en la plataforma “no se parece a nada de lo que yo haya estado expuesto en mi carrera como politólogo”.
Y Thierry Breton, responsable de la Unión Europea para la regulación de las redes sociales, le escribió a Musk sobre la información errónea y falsa y el “contenido potencialmente ilegal” en X, en lo que se perfila como una de las primeras pruebas importantes para las nuevas reglas digitales del bloque de 27 naciones encaminadas a depurar las redes sociales. La UE tiene en vigor la Ley de Servicios Digitales, una norma que obliga a todas las plataformas de internet a eliminar las imágenes falsas. Si existen vulneraciones reiteradas, las plataformas podrían verse obligadas a pagar una multa equivalente al 6% de su facturación anual.
La semana pasada, los reguladores europeos tomaron el primer paso para abrir una investigación sobre X bajo esta nueva ley, y citaron la prevalencia del contenido publicado por extremistas, que incluía imágenes cruentas. La directora ejecutiva de X, Linda Yaccarino, quiso desviar la investigación al afirmar que la plataforma, de hecho, había eliminado “decenas de miles” de publicaciones.
Roozenbeek cuestiona la respuesta del dueño de X. “Breton preguntó si Musk podía garantizar que no se permitiera que la información errónea sobre el conflicto entre Israel y Hamas se difundiera sin control, y la respuesta de Musk fue pedir pruebas de que eso estaba sucediendo, básicamente, lo cual es un poco tonto, porque no era exactamente difícil de encontrar. No quiero ser un psicólogo de sillón, así que me abstendré de especular sobre las motivaciones de Musk”, comentó a este medio.
A Ahmed le preocupan los efectos prácticos de la avalancha de desinformación en las redes sociales. “Los terroristas están utilizando propaganda para globalizar su Yihad contra Israel y el pueblo judío y lo están logrando, porque las plataformas de medios sociales les están dando fácil acceso a una herramienta que les permite transmitir a miles de millones. Lo que estamos viendo ahora mismo es la globalización del odio contra el pueblo judío”, advierte.
Un fenómeno que también se da en sentido inverso, señala el director ejecutivo del Centro para la Lucha contra el Odio Digital. “Hemos visto el trágico impacto en el mundo real del creciente odio en línea hacia la comunidad musulmana con el asesinato de Wadea Al-Fayoume en Illinois y el apuñalamiento de su madre. Sabemos que el odio en línea provoca daños fuera de línea, pero las empresas de redes sociales en gran medida no hacen nada para ayudar a prevenir estas tragedias”, cierra.