8.09 del viernes. Otra semana compleja comienza a cerrar con el debate radial Archi. Lo primero que le toca responder -obvio- es cómo reponerse de sus errores, sus conflictos con los parlamentarios de los partidos de la derecha, la escandalera por las boletas y platas de las pesqueras a su campaña a diputado del 2009, cuando militaba en la DC.

Y las bajas en su comando, que ya van en su coordinador político (Cristóbal Acevedo), una vocera renunciada (Isabel Plá) y otro al que no se le vio más (Francisco Undurraga). El candidato presidencial de Chile Podemos Más contesta y entremedio mete un anuncio: “Lo vamos a contar mañana. Lo que decidimos es, para incorporar más a los partidos, que las vocerías de la campaña serán institucionales de ellos, y mañana se va contar quiénes son los voceros institucionales”.

Sebastián Sichel lo repite en el punto de prensa que hace a la salida del debate. Queda comprometido a comunicar eso ayer sábado. Pero no es un tema de vocerías. La UDI, RN y Evópoli esperan hace días -urgidos ya por salvar la parlamentaria incluso antes que la presidencial- que se rehaga el equipo, que entre gente de ellos que sepa de campañas.

Antes que la candidatura siga cediendo y los arrastre -temen- a un noviembre electoral muy negro. Ya no la consideran igual de competitiva que antes ciertos dirigentes; otros piensan que con tanto vaivén quizá remonte, que aún puede pasar de todo. Ya nadie jura, como insistía antes el comando, que José Antonio Kast nunca iba a pasar del 15% ni menos dejar al ex DC fuera del balotaje. Sichel y los suyos repiten que las encuestas se equivocan como en la primaria; en el ambiente se instaló que va más cuarto que tercero.

La derecha está a cinco domingos de una elección que dirá si en el próximo Congreso podrá o no bloquear los 2/3 necesarios para que la Constituyente se arme hasta los dientes. Para impedir ese desenlace, no puede caer bajo los 53 diputados y debe asegurar cinco de los 27 senadores que se eligen ahora.

El bloque necesita controlar o incidir en la campaña de Sichel. Pero eso terminaría con el mantra del independiente reacio a la política que los arrolló en la primaria.

Hacia el final de la tarde del viernes, los partidos seguían esperando que les aclararan qué querían de ellos. Ayer sábado no se cumplió la meta de los anuncios; eso podría o no ser hoy.

Sí se había logrado despejar puertas adentro -precisan ahí- parte del rediseño: el comando vuelve a quedar en manos de Juan José Santa Cruz, como en la primaria. El empresario ex DC de máxima confianza de Sichel ahora es coordinador general.

Ese era el rol de Cristóbal Acevedo, el también ex DC e íntimo del candidato que tuvo que renunciar a las dos semanas de asumir. Desde que el martes en la noche CNN Chile revelara que pesqueras financiaron parte de la campaña a diputado de Sichel el 2009 “mediante boletas irregulares por supuestos servicios” -y que Acevedo fue uno de los boleteros- al comando se le fue de nuevo la noche encima.

Cristóbal Acevedo, el exDC íntimo de Sichel (con él y con Santa Cruz habla bastante seguido) que apenas duró dos semanas como coordinador general de su campaña por culpa de la boleta del 2009.

Pedro Browne queda como coordinador político, Victoria Paz sigue como coordinadora programática, y hasta ayer las novedades eran dos. Una, entran los presidentes y secretarios generales de los partidos a vocerías políticas. Dos, que también lo hacen los exministros ex DC Mariana Aylwin y Clemente Pérez. Resta por amarrar vocerías temáticas y refuerzos a equipos programáticos, económicos y de contenidos.

Con ese esquema, Sichel enfrentará el tramo final. Aunque esta semana él y su gente echaron mano a la retórica de acusar con vehemencia que las platas de las pesqueras eran una “operación política de la DC”, no desmintieron los hechos ni los pagos. El punto es que él ha dicho que no sabía de estos.

El impacto fue tal en la coalición por todo lo que ya padecía su candidatura -no ha podido instalar temas ni música que obligue a bailar al resto; esta semana lanzó su programa -que varios dirigentes dicen sin micrófono que si esto hubiese pasado antes de cerrar las inscripciones, quizá habría sido mejor bajarlo, como lo hicieron con Laurence Golborne el 2013.

Dado eso, las cabezas de Chile Podemos Más insisten en que cumplen el compromiso de apoyarlo. Pero a sus candidatos al Congreso les están dando dispensa (no se habla de “libertad de acción”, pero es lo mismo) para que no hagan campaña con él ni con su imagen, si es que así lo quieren.

¿Vienen más sorpresas o no?

A minutos del foro Archi, Browne retrucaba en Radio Agricultura la pregunta de por qué los partidos no tenían acceso directo: “Los presidentes y secretarios generales tienen contacto permanente con el candidato. Siempre hay gente que quiere tener contacto más directo, pero ese es el conducto regular”.

El martes 12, el comando sabía que esa noche se largaba el reportaje de las pesqueras. A Javier Macaya, jefe UDI, le avisaron como a las 17 horas. A Andrés Molina, capitán Evópoli, no. Él se enteró por su cuenta y lo escribió en el grupo de WhatsApp que tienen entre todos.

Isabel Plá (UDI) y Francisco Undurraga (Evópoli) habían llegado como voceros para -supuestamente- acercar al comando con los partidos. No les avisaron que venía el reportaje. Ella renunció. Él reclamó y dejó su cargo a disposición.

Isabel Plá (UDI) y Francisco Undurraga (Evópoli), los voceros que habían entrado hace menos de 20 días, supieron viendo la televisión. No les avisaron.

El miércoles, Plá ya figuraba renunciada. Dijo después que “nuestro apoyo sigue, pero desde la UDI”. A la molestia que ya acumulaba por la flaca coordinación, se sumaba un amargo imposible de tragar para los gremialistas: revivir los escándalos por financiamiento ilegal que le habían costado la presidencia a Ernesto Silva (2015). “Sería una locura defenderlo, no sabemos si él dice la verdad o no”, comentaban en el partido el miércoles. “No nos vamos a comer otro Penta”, agregaban allí y en Evópoli.

Undurraga, molesto, reclamó al comando. En su partido avisaron que no se le volvería a ver como vocero, como quedó en evidencia el miércoles. Que su cargo está a disposición. El equipo sichelista no quiso reconocer públicamente las bajas.

Acevedo había renunciado por la vía preferida del comando: un comunicado más un video grabado, que evita contestar demasiadas consultas. Ahí el ex DC no mencionaba la boleta, solo que las “acusaciones” (era un reportaje) se basaban en una “vendetta”, porque cuando era DC intervino la “Junaeb por causas de corrupción”.

Tipo 9 AM del miércoles, los partidos y el comando se vieron las caras por Zoom. Por los primeros, sus presidentes y secretarios generales. Por los segundos, Santa Cruz, Browne, Katherine Martorell, los UDI Carol Bown y Rodrigo Arellano.

La duda de fondo que los UDI-RN-Evópoli pidieron sincerar -pensando en su parlamentaria- es si se venían otras sorpresas agrias del pasado. Sichel se conectó a media sesión.

Tres de los presentes, de ambos lados, corroboran que el comando contestó que nadie en esa reunión podía garantizar que no salieran más episodios. No irregularidades ni ilegalidades, sino que como ya estamos en el barro, no nos sorprendamos: vamos a recibir más ataques.

Se volvieron a juntar en la tarde, después de que el candidato -que en su punto de prensa contestó que no a la pregunta de si con esto él se bajaba- y Santa Cruz le declararan la guerra a la DC, exigiendo que transparentaran sus cuentas de campañas anteriores.

Una porción de los partidos los secundó en eso, pues recibir platas para financiar la política de esa forma no era un asunto desconocido. Pero ya se había impuesto cautela para no quemar la parlamentaria: el apoyo oficial de ese día lo dieron dos que no van a la reelección, el presidente RN Francisco Chahuán y la secretaria general UDI, María José Hoffmann.

Los exDC Mariana Aylwin y Clemente Pérez, según el comando, entran ahora como voceros políticos junto a los presidentes y secretarios generales UDI-RN-Evópoli.

Esa tarde el comando armó un banderazo para combatir la nube negra. Algunos voluntarios llegaron preguntando dónde quedaba la sede. De ahí salieron 31 almas con banderas, petos y volantes amarillos. Browne los animaba. “¿Se puede? ¡Claro que se puede!”, coreaban. Pasaron autos pegando bocinazos. Llegó el candidato. Formaron un pasillo para que entrara, cerraron la reja y en el patio él los arengó reconociendo que eran “días duros”.

El jueves, Santa Cruz, Browne y Martorell -pero no Sichel- plagaron a entrevistas la tele y las radios. Al igual que el día anterior, cada vez que se les consultaba por la boleta de Acevedo, contestaban lo de la “operación política de la DC” y no salían de la respuesta tipo de que el caído coordinador general “tendrá que aclararlo”. Solo ella dijo, tras mucha insistencia, que el reportaje “es bastante contundente”.

Pero eso no ocurría. En los partidos algunos ya leían que se estaba cometiendo el mismo error del retiro de pensiones que hizo el abanderado: demorar con excusas en vez de reconocer y aclarar altiro. “Es una falla grave. Sebastián no miente, pero con eso se instala la idea de que sí y la gente nos lo dice en la calle”, confiesa un dirigente con jinetas.

Al final del día, Acevedo sacó otro comunicado asegurando que sí prestó servicios contra la boleta y que emprendería acciones judiciales. En el comando tuvieron que urgirlo a que lo hiciera.

Martorell, la única vocera que quedaba, también sopesó seguir o renunciar. Pero, dicen, por el desorden de roles que había desde antes en el comando. Había decidido seguir para no dejar solo a Sichel cuando cayó lo del sumario de la Contraloría por las compras a Carabineros cuando era subsecretaria. Dicen que se queda. Ayer él la apoyó.

Entremedio se supo que a comienzos de mes renunció la coordinadora de campaña en La Araucanía (única región donde la derecha eligió gobernador), senadora Carmen Gloria Aravena. En parte, por cierto desencanto después de la primaria, porque no se hizo cambio de switch ni tampoco se le agradeció a su equipo. Su par en el Maule, senador Juan Castro, ha hecho ver al comando fallas de coordinación.

El problemón que tiene la derecha oficialista con esto es que -además de no poder bajarlo- tampoco pueden irse públicamente a los brazos de Kast, porque su lista parlamentaria compite con la del Republicano. Temen que en ciertos distritos la dispersión de votos les haga perder escaños.

Para proteger a sus candidatos, la UDI ya dio en los hechos libertad de acción hace semanas, cuando comunicó que no castigaría a quien dejara a Sichel o se fuera con Kast. El miércoles, seis senadores RN se reunieron con Chahuán: cuatro de ellos afirman que éste les dijo que tampoco se hará con quienes deseen hacer campaña sin su imagen.

Ahí también sacaron cuentas: pese a todo, el pacto oficialista logrará conservar más de 1/3 del Senado y en la Cámara. Pero algunos dudan de lo segundo.

Juan José Santa Cruz sigue al mando, ahora como coordinador general. Victoria Paz continúa como coordinadora programática. Pedro Browne es coordinador político.

Lo de las pesqueras apuró descuelgues de diputados en RN, donde el resquemor hacia Sichel es mayor (aunque esta semana armaron una carta de apoyo de dirigentes regionales). Y justo cuando urge mejorar las dañadas relaciones, Andrés Celis dijo que se marginaba y Jorge Durán acusó soberbia. El jueves, Pedro Browne -que ya había repasado de nuevo en la semana al UDI Claudio Alvarado- retrucó “que lo que opine el señor Celis me tiene bastante sin cuidado”.

Ese día los candidatos a parlamentarios RN tenían horas para grabar la franja televisiva con Sichel. Pero al final se canceló y se hizo sin el candidato. ¿Cuándo se hará? En el partido: la próxima semana, deben coordinar agendas.

Pasado mañana, martes, los partidos han de entregar el primer capítulo de la franja parlamentaria al CNTV. En la UDI dicen que tienen imágenes con Sichel. Unos dicen que no saben si aparecerá. Otros que sí, pero quizá en un rol secundario. En la directiva dicen que la cosa es al revés: que Sichel ahora los necesita a ellos y que tiene que politizar y meter a los parlamentarios en su franja presidencial. Pero que aún no los han invitado.