El nuevo desconfinamiento que están viviendo por estos días algunas comunas de la capital hará que muchos nuevamente deban volver al trabajo presencial en el que algunos han convivido, con intermitencia, con el nuevo teletrabajo, que ya es una parte de la jornada laboral.

Sin embargo, el teletrabajo está mucho menos extendido de lo que se puede creer. De hecho, las personas que han tenido la posibilidad de realizarlo, evitando así exponerse en medio de la crisis sanitaria, están siendo parte de un grupo privilegiado, que nunca fue mayoritario y que, de hecho, es cada vez más pequeño.

Según los datos de la Encuesta de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informados esta semana, solo 10,3% de los asalariados ocupados trabajaban durante el propio hogar en el trimestre móvil enero-marzo. En el momento más duro de la pandemia, en agosto del año pasado, la cifra escaló a 20,2%, es decir, casi el 80% de los ocupados no trabajaba desde su hogar.

De hecho, de acuerdo a la base de datos del INE, analizadas por el Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (Ocec-UDP), los únicos sectores en los que más de la mitad de sus trabajadores pudo laborar a distancia fueron dos: educación (56,9%) y actividades financieras (50,6%), que lograron adaptarse y poder desarrollar su labor remotamente. Otras actividades profesionales, científicas y técnicas también estuvieron cerca, con 55,4%. Algunos de los rubros con más teletrabajo coinciden también con ser los de mayores ingresos.

El problema entonces es que hubo -y hay- mucha gente que simplemente le es imposible realizar labores desde el hogar, no hay Zoom, Teams o Meet que sirva a la inmensa mayoría de, por ejemplo, los trabajadores del sector agrícola, los cuales casi en su totalidad debieron estar presentes en agosto (98,5%) y hoy aún más (99,5%).

Lo mismo pasa en otros sectores en el que se ocupa gran cantidad de trabajadores, como la construcción, donde el 97% se desempeña hoy en el lugar; transporte (96,5%); manufacturas (96,4%), y minería (95,6%).

“Si bien habrá un repunte temporal en el corto plazo, debido a la segunda ronda de cuarentenas masivas que comenzó a fines de marzo, es importante comprender que este siempre ha sido un formato de trabajo minoritario. Además, acceder a este formato de trabajo ha sido un privilegio de pocos, ya que el 80% de quienes hacen teletrabajo son personas con educación superior completa. Si bien es importante y valorable que exista este formato, ya que permite a ciertos segmentos poder participar en el mercado laboral, también es necesario evitar la sobreexpectativa”, indica el director del Ocec-UDP, Juan Bravo.

En una línea similar, el académico de la Universidad Alberto Hurtado, Mauricio Tejada, señala que “sólo el 17% de los trabajos en Chile son, con alta probabilidad, viables de realizarse desde casa. Las personas que puede de forma viable realizar su trabajo desde casa ganan en promedio 67% más que aquellos que tienen un trabajo predominantemente presencial y tienen una tasa de informalidad sustancialmente menor”.

Las diferencias en las formas de trabajar también tienen una distribución marcada por comunas y por los espacios con que cuentan las personas en sus viviendas. De acuerdo a Tejada, la residencia de los “trabajadores con empleos factibles de virtualizarse y de aquellos con alta exposición (no virtualizables y en actividades consideradas esenciales) está altamente concentrada en comunas específicas. Las comunas de altos ingresos (como Las Condes, Providencia, Vitacura) tienen una alta fracción de empleos virtualizables y una muy baja exposición de los trabajadores, ya sea porque el empleo no requiere ser presencial o por que no pertenece a un sector esencial”.

Los datos del INE también muestran que el perfil de los que no pudieron acceder al teletrabajo está más concentrado en personas con educación secundaria completa o menos. En esos grupos, entre el 93% y el 99% solo ha hecho trabajo presencial. Mientras, entre los que tienen educación superior completa, cerca de 64,4% trabajó presencial en agosto y 79,5% lo hacía en marzo de este año.

Así, cuando se habla del boom del teletrabajo, en realidad se está considerando principalmente el sector más profesional y, por ende, de mayores recursos. Así lo analiza también Karina Pérez, directora asociada de la firma de recursos humanos Robert Half Chile. “Si hablamos del grupo profesional, en cargos más corporativos, gente que tiene acceso a tecnología, en ese mundo hay mucho más teletrabajo del que había y se va a profundizar, porque la gente generó hábitos de trabajo a distancia y prefiere tener este beneficio”.

Con todo, Karina Pérez puntualiza que, a nivel general, Chile estuvo en mucho mejor pie para acceder al teletrabajo que en otros países de la región, debido al mayor acceso a la tecnología y a la conectividad de internet. “Fue mucho más fácil el plug and play”, sentencia. Un país, en realidad una parte, que se conectó y siguió trabajando.