El viernes 28, minutos antes de las 20.30 horas, llegó un documento al WhatsApp del presidente del Partido Republicano, Arturo Squella. Era la lista de los 284 candidatos que Chile Vamos había acordado solo horas antes para las elecciones de octubre, más las 61 comunas donde se omitían para consensuar cartas con ellos, Demócratas y Amarillos.

Javier Salvo/Aton Chile

Lo que para Chile Vamos fue un logro, provocó inmediata molestia en los republicanos. Tanto así, que la directiva que encabeza Squella incluso redactó esa noche un duro comunicado de prensa en respuesta, rechazando -sobre todo- la lista de las 61 comunas donde el conglomerado de centroderecha se omitiría. Pero, al final, se optó por no difundirlo. La opinión que pesó fue la de José Antonio Kast.

Un rápido cruce de datos constataba -según los cálculos de esa tienda- que de las 69 comunas que habían priorizado en las negociaciones, solo 24 habían sido realmente consideradas. La deducción sorprendió y fue refutada por Chile Vamos.

Las tratativas -a esas horas- habían llegado a un punto de inflexión.

“Si en mayo la mesa de coordinación estaba con respirador artificial, hoy está ante la extremaunción”, comenta a La Tercera una fuente republicana, dando luces de lo que a ambos lados de la cancha sostienen por estos días: que se viene un choque entre las dos principales fuerzas de la derecha.

El partido de Kast debía masticar la estrategia a seguir. Y así lo hicieron. El sábado, domingo y lunes 1 de julio hubo una seguidilla de reuniones en las casas de los dirigentes y en la sede del partido, ubicada en Las Condes. Prepararon un mapa electoral, con las zonas acordadas por Chile Vamos y las priorizadas por ellos, para dejar en claro en qué se había cedido y en qué no. Y se tomó una decisión: harían pesar el concepto original en orden a que republicanos y Chile Vamos son “proyectos políticos distintos”. Es decir, “no son lo mismo”, como lo graficó Cristián Valenzuela, director ejecutivo de Ideas Republicanas.

Para ello prepararon una señal clara.

En reserva, le pidieron al general en retiro de Carabineros Enrique Bassaletti que fuera como candidato por Maipú a competir con Tomás Vodanovic, una de las alcaldías más difíciles de la Región Metropolitana, por el nivel de apoyo que tiene el edil del Frente Amplio. Macarena Bravo -que era el nombre que habían levantado hasta entonces- se había apartado de la carrera por razones familiares y necesitaban mantener ese espacio. Y ahora era el momento.

En 24 horas, el general -que se desempeñó como jefe de zona durante el estallido social del 18-O y que acompañó a Kast a El Salvador y a Hungría por el tema de seguridad- aceptó. Y el martes -sin comunicación previa a Chile Vamos- fue presentado a la prensa.

“Los candidatos del Partido Republicano no se discuten en la mesa de la comisión política de RN, ni de la UDI, ni de Evópoli. Son decisiones que toma el partido”, sentencia la secretaria general, Ruth Hurtado.

En Chile Vamos no ocultaron su molestia por la decisión inconsulta. Pero para los republicanos era una suerte de vuelta de mano, por no haber sido considerados -según afirman- en la etapa final de la plantilla.

De hecho, en privado se quejan de que, incluso, les suspendieron tres reuniones en las que estaban dispuestos a ajustar sus demandas.

Las relaciones, sin duda, quedaron resentidas.

Edwin Navarro/Aton Chile

Así, desde el viernes 28, los pasos de la tienda de Kast han sido mirados con atención desde el bloque UDI, RN y Evópoli. Los más suspicaces no descartan que la estrategia apunte a tirar el mantel y abrir una competencia en todos los municipios.

En esa línea es que interpretan la advertencia de Squella de que “vamos a ir presentando nuevas candidaturas”. Porque, aunque fue enfático en afirmar que eso se hará en algunos casos puntuales y solo donde vean abanderados con pocas posibilidades de ganarle a la izquierda, no comparten el levantamiento de candidaturas paralelas. E incluso temen que el entusiasmo los lleve a disputar otras zonas.

Tampoco ocultan que puedan restarse de apoyar ciertas candidaturas, como la de Providencia, con Jaime Bellolio (UDI), quien no concita muchas simpatías en esas filas por su postura más liberal. Esto, porque apenas se lanzó esa opción dijeron que no era su candidato. Y el martes, Squella se limitó a señalar -en forma reiterada y ante distintas consultas- que “el Partido Republicano no tiene candidato en Providencia”, sin dar pasos en términos de respaldo. Y que la tienda vería caso a caso cuáles candidatos de Chile Vamos apoyarían activamente y cuáles no.

Los roces

En marzo el ánimo era de unidad. La idea de Chile Vamos y de republicanos era llegar con un solo abanderado para desbancar de las alcaldías especialmente a los militantes del Frente Amplio y del Partido Comunista. Así arribaron -ese mismo mes- a la primera reunión de secretarios generales, en la que la tienda de Kast transparentó sus aspiraciones: entregó una lista de 96 municipios priorizados, junto a los nombres y apellidos de los candidatos.

El acuerdo de todos fue avanzar con generosidad y realismo.

Hurtado cuenta que, atendiendo a esa petición, en abril terminaron poniendo sobre la mesa una lista depurada, con unos 60 candidatos de 345, es decir, solo un 17%, aunque -a esas alturas- ya tenían 148 interesados.

“¿Pecamos de ingenuos? Es posible. Quizás debimos haber llegado con los 148 nombres. Pero actuamos de buena fe”, sostiene una fuente republicana.

Los problemas entre ambos bloques -tal como sucedió para la discusión constitucional- emergerían al poco andar. El primer choque de importancia se produjo en abril, para la inscripción de candidatos para las primarias del 9 de junio.

Los republicanos acusaron a Chile Vamos de colocar en la papeleta a abanderados en unas seis comunas -entre ellas Peñalolén-, a pesar de que ellos les pidieron definirlas a través de otro método. Y que, además, trataron de levantarles sin éxito a varios candidatos independientes.

Desde Chile Vamos también hay cuestionamientos. Acusan a la tienda de Kast de estar nominando candidatos desconocidos, sin opciones competitivas reales, porque, en definitiva, no están mirando esta elección, sino que la próxima parlamentaria, a fin de dejar a nombres ya posicionados.

“Ellos han presentado nombres que no marcan en ninguna encuesta. No quieren ganar. Quieren posicionarse con miras a la parlamentaria de 2025″, afirma un parlamentario UDI.

Las diferencias -admiten en uno y otro lado- han sido complejas. Al punto que en mayo Squella llegó a desahuciar la mesa de coordinación. “Está con respirador artificial”, sentenció, en medio de las primarias y de las disputas por emblemáticas alcaldías, como la de Las Condes, donde terminó imponiéndose Marcela Cubillos (Ind. ex UDI) por sobre Daniela Peñaloza (UDI).

Marcelo Hernandez/Aton Chile

La arremetida de Kast en las últimas semanas, presionando por una definición, tampoco ha sido bien evaluada por Chile Vamos. No sólo por acusar al bloque de estar compitiendo con candidatos “fantasmas”, sino que por gatillar una serie de nominaciones. A los abanderados levantados en Maipú, Peñalolén, Recoleta, Valparaíso y Viña del Mar se agregaron nombres en Arica y Antofagasta. Actualmente tienen 69 de 345, cifra que va a seguir en aumento. Y temen por el tenor de la pelea política y electoral que se puede dar a nivel de gobernadores.

Eso enciende las luces de alerta en Chile Vamos, cuya apuesta es reforzar la presencia territorial de la oposición con miras a la elección presidencial de 2025, donde la UDI Evelyn Matthei es la que corre con ventaja.

Punto muerto

La semana pasada, Javier Macaya se comunicó con Squella para coordinar una reunión. Pero la respuesta fue negativa en ese momento, pues pidieron más tiempo para la toma de definiciones internas. En todo caso, sostienen que la pelota ahora está en la cancha de Chile Vamos.

Una fuente de la directiva republicana confidencia que “si la conversación es una revisión de listas y repartición de cupos, eso no va a funcionar. La conversación la tienen que tener ellos sobre cómo mejorar la propuesta que lanzaron. Tienen que tener un cambio de actitud y entender que su postura de pasarse tres pueblos no funcionó”.

Insisten en que Chile Vamos afirma que entregó 61 comunas, cuando Valparaíso, Concepción y Recoleta siguen en disputa.

En el caso de Recoleta -donde ellos llevan a Ruth Hurtado- califican de “impresentable” que parlamentarios de Chile Vamos hayan acompañado a Felipe Cruz, exmilitante de Renovación Nacional, al Servel, entre ellos, la senadora RN Paulina Núñez, el diputado del mismo partido Jorge Durán y el candidato a consejero regional y vicepresidente de la juventud de RN, Felipe Obal. Porque si se cede el cupo a Hurtado, las oposiciones llegarían divididas a esa competencia.

“Es lamentable tener que recordar que el adversario está en la extrema izquierda, en el Frente Amplio y el Partido Comunista. Nosotros hemos presentado figuras competitivas y esperamos que el resto de las fuerzas políticas de oposición compartan el mismo criterio”, afirma Cristián Araya, diputado republicano.

En este contexto, para Chile Vamos se ha comenzado a aumentar el valor de las negociaciones con Amarillos y Demócratas, partidos que han pedido generosidad para los 20 días que faltan para la inscripción de los candidatos, el 27 de julio.

“Si alguien cree que no vamos a dialogar, se equivoca”, dice una alta fuente republicana, para quien esta semana debieran iniciarse los primeros contactos.

El punto de fondo es que una eventual división de aguas, y la posible pérdida de comunas emblemáticas, va a tener un costo político para Chile Vamos y para los republicanos, por lo que ambos bloques se están esmerando con no cargar con esa responsabilidad ante un electorado que los puede castigar con su voto en los comicios de octubre. Y, lo que es peor, en las parlamentarias y presidenciales del próximo.