El pasado 7 de mayo, a Rodrigo Mundaca (ind.-pro FA), gobernador de Valparaíso, le costaba entender lo que estaba pasando mientras escuchaba los resultados de la votación para el consejo constitucional.
Luego de un apabullante triunfo del Apruebo de entrada en 2020 y de que la izquierda eligiera 6 de 8 convencionales el año siguiente de la mano de la causa ecologista y ambientalista por la crisis del agua en la región, parecía evidente que en su comuna el Apruebo de salida iba a ser vencedor. Pero no fue así. El Rechazo promedió un 59,5% en septiembre del 2022.
El domingo Mundaca esperaba junto a su equipo los resultados de la votación. Creían que esta vez los resultados podrían haber estado un poco más a su favor. Pero nuevamente se llevó un revés: el Partido Republicano superó al oficialismo en su región, y la derecha -dos republicanos y un UDI- consiguió tres de los cinco escaños en disputa.
Este vuelco no sólo se hacía evidente a nivel regional. Siete comunas en Valparaíso tuvieron un movimiento “pendular” desde el 2020, pasando de una posición marcada de izquierda a una mayoría republicana en su votación.
Así lo determinó el profesor Marcel Aubry, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile. El sociólogo comparó los resultados porcentuales de las 346 comunas del país, de cinco elecciones celebradas los últimos tres años: Plebiscito 2020, elección de convencionales constituyentes 2021, segunda vuelta presidencial 2021, Plebiscito 2022 y elección del Consejo Constitucional 2023.
Luego, aplicó cinco filtros que se tenían que cumplir para encontrar la comuna que más marcadamente cambiaba de opinión: que el Apruebo haya ganado el 2020; que Chile Vamos -lista de la que formó parte el Partido Republicano- obtuviera menos de un 50% el 2021; que Gabriel Boric ganara la segunda vuelta el 2021; que en el plebiscito de salida la opción Rechazo se impusiera sobre el Apruebo; y que el Partido Republicano se impusiera a Unidad para Chile, la coalición de gobierno, el pasado 7 de mayo.
Por último, filtró por las comunas donde Republicanos obtuvo más votos que Chile Vamos y José Antonio Kast en las elecciones del 2021. Así, llegó a una lista de 19 comunas donde, de exisitir el llamado “péndulo político”, sería más evidente.
Esos datos revelan que la región de Valparaíso es donde más comunas -siete- presentaron un cambio de postura desde el 2020. Le sigue la Metropolitana, con cuatro; Antofagasta, con tres; Bío Bío y Los Lagos, dos cada una; y la región de Coquimbo solo con una -ver infografía-.
“Esto es un ejercicio ilustrativo -subraya Aubry-, ya que existe una distorsión importante entre los resultados al comparar elecciones que se realizaron en condiciones diferentes: dos con voto obligatorio, y las anteriores, con voto voluntario. Esto hace que sean elecciones con, a grandes rasgos, un votante totalmente diferente”.
Lo que encontró Aubry es que Hijuelas, Quintero, Villa Alemana, Putaendo, Catemu, Llay-Llay y Cabildo pasaron de elegir a la izquierda a votar por el otro extremo del espectro político en sólo tres años.
Mundaca, cuando vio esto, sintió impotencia.
“Voy a ser muy sincero: tuve una sensación de amargura y decepción. Tengo una dosis grande de incredulidad y resiento que haya un giro tan conservador de la sociedad chilena”.
Las explicaciones del movimiento
Según Mundaca, hay varias razones para este vaivén político en su región.
En primer lugar, dice, Republicanos supo marcar con fuerza en su campaña la agenda de seguridad, llegando de forma muy firme a esos sectores que, por el voto obligatorio, aparecieron en las urnas, a las que no estaban acostumbrados a ir.
“Hay un segmento importante de jóvenes que entró a votar y un segmento, también importante, de adultos mayores. Y para los adultos mayores el discurso de la familia pesa harto, mientras que, para los jóvenes, permea harto el discurso de la seguridad -asume-. Además, los republicanos posicionaron la agenda de seguridad en un mensaje muy simple”.
Lo otro, asume, es que la gente sufragó reprobando al gobierno de Gabriel Boric. “Hay un voto de castigo. Creo que hay una mala evaluación hasta este minuto de su gestión. Ahí es donde los republicanos se instalaron con fuerza”.
Más al norte, en Antofagasta, se vio con fuerza un cambio diametral en la preferencia de los electores: Mejillones, Taltal y Tocopilla tenían votaciones por el Apruebo de entrada superiores al promedio nacional, cercanas al 90%, y Chile Vamos obtuvo un magro 8,3% en la media de las tres comunas en la elección de convencionales del 2021. La tendencia se confirmaba con el triunfo de Boric con votaciones cercanas al 70%. Pero el 2022, a contrasentido, el Rechazo se impuso en las tres y Republicanos fue la mayor fuerza electa para el consejo constituyente el pasado domingo.
El gobernador Ricardo Díaz (independiente en cupo de Unidad Constituyente y cercano a la centro izquierda) coincide en que esto se trata de un voto de castigo al gobierno por el alza de la sensación de inseguridad. Pero también agrega otra cosa.
“La ciudadanía siente que el Estado los abandonó. Acá no hay grandes inversiones en salud, ni educación, ni siquiera en carreteras -acusa-. Y cuando sientes que tienes que competir por esos pocos servicios o beneficios con la población migrante que ha llegado a la zona, el malestar se acrecienta”.
Esto, confirma Díaz, ha hecho que el electorado “haya buscado rostros que le generen confianza: personas que han manifestado cierto poder de gestión ante ciertas situaciones y que eso les garantiza poder solucionar o poder enfrentarse a lo que viven”.
En tanto, mucho más al sur, en la región del Bío Bío, dos comunas tienen los cambios más notorios. Tras el triunfo del Apruebo el 2020 y de elegir a Boric con un 55% de los votos en segunda vuelta, Coronel y Alto Bío Bío rechazaron el proyecto de Constitución y eligieron, con un 45% y un 57% respectivamente, una mayoría de consejeros republicanos.
Para el investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Álvaro Vergara, si bien el alza de la violencia rural en la región es un factor que explica este cambio, añade otro elemento a su diagnóstico.
“Durante la crisis de los incendios, el gobierno no llegó a tiempo. Ese es un factor que, obviamente, te va alterando y girando el resultado de las votaciones”.
La doctora en Ciencia Política e investigadora del Centro de Estudios de Cohesión Social, Isabel Castillo, aporta otra teoría. Dice que el factor religioso influyó en la elección.
“La región del Bío Bío es la que tiene la mayor población evangélica en Chile. Y, al mismo tiempo, es la región donde mejor le fue a Republicanos -afirma-. Esa población tiene tasas menores de participación con voto voluntario. Eso es porque, desde la primera candidatura de Kast, hay un votante conservador religioso que se ha sumado a ese proyecto, como respuesta a los avances de las agendas más progresistas”.
Patricio Vallespín (ind.-ex DC), gobernador de Los Lagos, conoce bien su región. Ahí, fue intendente y diputado en tres períodos.
No obstante, le sorprende escuchar que dos comunas en su jurisdicción, Puqueldón y San Juan de la Costa, son de las más “pendulares”. En ambas, el Apruebo de entrada sacó más de un 80% y Chile Vamos menos de un 30%. Pero el domingo Republicanos arrasó y se llevó un 39% y un 45% de los votos respectivamente.
Sobre eso, tiene una visión clara: “Estos son municipios rurales que tienen índices de vulnerabilidad altos, con una alta presencia indígena -dice-. Históricamente, también, han votado por sectores más tradicionales. Pero eso cambió en las elecciones del 2020 y 2021″.
No obstante, lo que hizo girar hacia a un voto más derechizado, dice, fueron ciertos hechos.
“Se instaló mediáticamente el tema de la inseguridad vinculado a la población migrante, que ha ido en aumento en su población los últimos años -asevera Vallespín-. Ese binomio se asentó muy fuerte”.
El gobernador sigue su argumentación.
“A eso se le suma que ha habido quema de maquinarias en San Juan de la Costa. Todo eso generó una sensación de inseguridad, cansancio y preocupación. Ahí entra Republicanos con un discurso en donde la solución es poner mano dura. Y la gente se conectó con eso”.
En tanto, en la región Metropolitana, cuatro comunas entran en este listado: San Bernardo, Til-Til, Alhué, y Padre Hurtado. Las tres últimas, con una alta tasa de ruralidad. Isabel Castillo esgrime una respuesta ante el fenómeno.
“Los sectores rurales tienden a ser más tradicionales, entonces pueden haber enganchado más con este discurso restaurador del Partido Republicano: volvamos a ser lo que éramos en nuestros mejores tiempos. Y las características socioeconómicas de menor educación, menores ingresos en general, llevan a un voto menos ideológico. Y, por lo tanto, también es más posible que se mueva con los temas de la agenda”.
“No existe tal péndulo”
La pregunta que ronda hoy mirando los resultados en frío es una evidente: ¿existe la ley del péndulo en las últimas elecciones?
Con matices más o matices menos, los expertos y gobernadores regionales dicen que, si se mira la foto de lejos, el haber pasado de una convención constitucional mayoritariamente de izquierda a una de derecha, claramente marcaría un movimiento pendular. Pero es cosa de escarbar un poco para darse cuenta de que esa no es la realidad.
Álvaro Vergara, por ejemplo, ve que en todas las votaciones analizadas hay una constante detrás:
“La gente quiere cambios, pero con estabilidad. Entonces, los electores se van a decantar en el voto por la opción que prometa esos cambios con estabilidad”.
Para el sociólogo Marcel Aubry, el péndulo tampoco existe. Esto lo sustentan dos razones. La primera es que el primer momento que se toma como el inicio del movimiento del “péndulo”, es un momento en que a la derecha le fue particularmente mal: las elecciones del 2020.
“Ahí pasaron dos cosas: la gente votó mucho por independientes pensando en que iban a ser centrados, pero resultaron estar más a la izquierda que la izquierda. Y lo otro, fue que la derecha aún no estaba totalmente decidida sobre si ir o no por una nueva Constitución, lo que le restó votos”.
La segunda razón que da Aubry es que, al hacer el análisis comuna por comuna, solo se encuentra un movimiento pendular marcado en un puñado de municipios pequeños, y no en capitales regionales o ciudades grandes.
Castillo incluso va más allá: la investigadora apuesta a que, en términos ideológicos, el cambio ha sido muy poco y que la mayoría de la gente sigue ubicada o en el centro. Porque cuando se les pregunta en las encuestas si se identifican con la izquierda o la derecha, responden ninguna de las anteriores.
“Hay banderas que se politizan en algún momento en ciertas agendas y las recoge más un sector que otro. Pero no es que la gente se mueva de izquierda a derecha, si tú le preguntas cómo se identifica”.
Esta vez, las banderas de seguridad y la crisis migratoria fueron conquistadas por Republicanos, analiza el gobernador de Antofagasta Ricardo Díaz. Eso golpeó directamente a su región. Son ellos quienes más han pagado los costos de dichos problemas.
Aún así dice que, más que un péndulo, lo que hay es una dinámica en donde la ciudadanía ha manifestado su desconfianza hacia aquellos actores políticos que no resuelven sus problemas ni las situaciones inmediatas que se están planteando. Es decir, si no lo resuelve un sector, a lo mejor lo hace el otro.
Péndulo o no, si de algo está seguro el gobernador de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, es que sólo hay una foto del momento. Y que este es un fenómeno transitorio que, como oficialismo, sabrán superar.
“La población tiene que leer de manera adecuada las ideas de Republicanos y nosotros tenemos una responsabilidad para que eso ocurra”.
Una semana después de recibir los resultados, a Mundaca le sigue costando comprender qué pasó en comunas como, por ejemplo, Villa Alemana. Ahí Republicanos se hizo del 45,25% de las preferencias. Es la misma sensación que tuvo el 4 de septiembre. Ese día, tras ver la alta votación por el Rechazo de Petorca y La Ligua, el gobernador aseguró tener la incertidumbre de no reconocer el lugar que habitaba.
-¿Sigue sintiendo eso hoy?
-Sí, evidentemente. Ha habido una regresión conservadora que simplemente nos provocó amargura y decepción.