Sentada en ese bus que cruzaba la frontera de Perú con Bolivia, Elinora Rodríguez (64) estaba contenta. Así lo cuentan sus hijas Elinora (34) y Eleana Portillo (32). La noche anterior, el 10 de mayo del 2023, la mujer había compartido con unos familiares que tenía en Lima. Eso la había alegrado. Igual que la expectativa de llegar pronto a su destino final: Santiago de Chile.
Rodríguez era una ciudadana venezolana. Salió de Quito dos días antes, el 8 de mayo, con la intención de ver el nacimiento de su primera nieta, hija de Eleana. Sólo que lo hacía sin los documentos necesarios para entrar a Chile de forma regular. Su plan era evadir el control policial y autodenunciarse una vez que estuviera en suelo nacional.
Para eso, Rodríguez y las Portillo contaron con la ayuda de un grupo de “coyotes”. El principal era uno que habían conocido en Ecuador, que era apoyado por sus “conectores”: las personas que en cada país iban ayudando a la treintena de pasajeros del bus que montaba Rodríguez a pasar frontera por frontera.
El viaje completo le costó 550 dólares a la mujer. Se trataba de ir quemando etapas: saldrían de Quito, recorrerían todo Perú y cruzarían a Bolivia hasta llegar al pueblo fronterizo de Pisiga. Allí debía cruzar el límite con Chile caminando, para tomar un bus en Colchane con rumbo a Iquique.
El viaje lo monitorearon ambas hijas. Rodríguez iba entregando detalles de su posición: sabía usar bien su celular. Tenía Facebook e Instagram. Por ahí les comentó a sus amigos que estaba contenta por haber estado con sus familiares en Lima que no veía hacía años. Esa familia que estaba en Perú le dijo a las Portillo que lo único que su madre quería era volver a ver a su hija Eleana después de cinco años.
Después de ese punto, las cosas empezaron a ir mal.
El 13 de mayo, Rodríguez reportó que habían pasado la frontera de Chile con Bolivia.
Al día siguiente le mandó un audio de WhatsApp a Elinora Portillo. Le decía que ya no tenía datos móviles en su celular, ni
señal. El chip que le dieron los coyotes no funcionaba. La única forma de contacto era a través del aparato de otra pasajera del bus.
El siguiente contacto que tuvo Elinora Portillo con el bus fue con el coyote: le dijo que estaban en Huara. Y que tenían que caminar durante 15 minutos para evadir un control militar. Que la caminata no tendría grandes complicaciones y que pronto estarían rumbo a Iquique.
Entre Colchane y Huara -la siguiente comuna en el camino que une a Chile con Bolivia-, hay dos horas y media de camino en auto. En Huara se llega al cruce con la Ruta 5 Norte, la que luego desemboca en otra carretera con destino a Iquique.
El problema, explica el fiscal del Tamarugal, Milton Torres, es que el grupo quiso evadir un control militar que estaba en ese cruce. Para eso tomaron un camino que forma un triángulo, con el objetivo de llegar a una localidad al sur de Huara, llamada Baños Ramírez.
Pero ese trayecto no eran 15 minutos: eran 10 kilómetros, cruzando a pie la pampa, con temperaturas bajo cero, sin visibilidad, en un terreno agreste, con quebradas y pozos salitreros en todo el camino, a 3.700 metros sobre el nivel del mar.
Efraín Lillo, presidente regional del Cuerpo de Bomberos de Tarapacá, dice que conoce ese lugar donde se perdió Rodríguez. Que las condiciones para caminar no son adecuadas para una persona que no está acostumbrada y equipada para el desierto.
-Por la tarde tenemos 35 grados y por la noche baja abruptamente a los cero grados. La sensación es de un par de grados bajo cero si le agregas el viento de esa zona.
Esa madrugada, Elinora Rodríguez les grabó unos audios de WhatsApp a sus hijas. Hablaba cosas inconexas: decía estar llegando a un lugar en Venezuela. También decía que le dolían los pies. Que alguien le dijo que tenía que caminar, pero ya no tenía fuerzas para hacerlo.
“Yo quiero cuidarla, Eli -dice el audio de Rodríguez-. Eleana va a dar a luz en cualquier momento y yo no voy a estar allí. Mañana me voy, porque estoy muy preocupada por eso. Y me duelen demasiado los pies”.
Al día siguiente, el coyote les contó a las hermanas Portillo algo que no esperaban.
Su madre fue la única que no llegó al bus. Nadie sabía dónde estaba.
Sin denuncia
Las hermanas Portillo se movieron de inmediato para encontrar a su madre.
El 16 de mayo, la pareja de Eleana Portillo puso una denuncia por presunta desgracia ante la PDI en Iquique. Esto activó su búsqueda. Incluso se activó un protocolo con Interpol por si se avistaba a Rodríguez en un país vecino.
El caso de Elinora Rodríguez es uno que se escapa a la norma, dicen en la PDI de Tarapacá. En esa región, la búsqueda que iniciaron para encontrar a la mujer es la única de este tipo hasta la fecha.
El subprefecto Cristián Sayago, jefe de la Brigada de Homicidios de Iquique, entrega otro dato.
-Desde el 2020 a la fecha han fallecido 24 extranjeros por distintas causas. No hay una causa única asociada: puede ser por enfermedad o afecciones relacionadas al clima o a la altura -asegura-. Los años con más fallecidos son 2021 y 2024.
Al día de hoy, dice Lillo, existen siete denuncias por presunta desgracia de gente perdida en el desierto. El de Rodríguez es el único caso de una migrante que tienen en sus registros. Pero no descarta que haya más.
-Los migrantes no denuncian, porque creen que porque entraron de forma ilegal no habrá sustento para que busquen a sus familiares -dice Lillo-. Por eso, se cree que hay mucha gente desaparecida cuyas familias evitan denunciar para no tener problemas.
Las hermanas Portillo explican que no tienen nada que esconder. Por eso denunciaron: creen que solo son una familia que tomó una decisión equivocada. Que las circunstancias las llevaron a eso.
Elinora y Eleana Portillo nacieron en Carúpano, una ciudad de 138 mil habitantes al noreste de Venezuela, en la costa del Caribe. Su madre se separó de su padre cuando ellas eran niñas. Ella, una contadora, tomó la responsabilidad de mantener a su familia.
El sueldo de su madre les permitió vivir de manera tranquila. Mientras que Elinora Portillo estudió Ingeniería Mecánica, Eleana Portillo sacó Medicina.
El problema, asumen, era que la situación económica en Venezuela se hacía insostenible. Por eso, Elinora decidió irse a vivir a Ecuador el 2018. Eleana, en tanto, se fue a vivir a Perú, y al año siguiente se vino a Santiago a trabajar en un Cesfam de Maipú.
En Chile conoció a Eduardo Duque. Se enamoraron y se fueron a vivir juntos.
Elinora Portillo se llevó a su madre a vivir a Quito en 2020. En eso llegó la pandemia. Eso alargó el tiempo en que Rodríguez pasaría lejos de su hija Eleana.
Pero algo hizo cambiar todo: en septiembre de 2022, Eleana le mostró a su madre por una videollamada junto a su pareja de ese momento unos zapatos de bebé. Estaba embarazada. Rodríguez, recuerda, rompió en llanto de emoción. Iba a ser abuela por primera vez. Así que decidió viajar a ver el nacimiento de su primera nieta.
Pero se enfrentaron a varias trabas: los trámites de reunificación familiar se iban a demorar.
-Hoy, para sacar cualquier acta o certificado en Venezuela se demora mucho -dice Eleana Portillo-. También necesitábamos renovarle el pasaporte a mi mamá, que lo tenía vencido. Cuando llegó, yo estaba en la semana 37 de embarazo. Y nos faltaban más trámites. Todo se iba a demorar unos dos años.
Ahí surgió una posibilidad.
-Unas primas habían entrado a Chile hacia Antofagasta por un paso irregular con la ayuda de un coyote. Les decían “asesor” -dice Eleana Portillo-. Ellas nos dijeron que era de confianza. Llegaron bien, sin problemas.
La mujer le escribió al coyote en abril del año pasado. Le dijo que necesitaba llevar a su mamá a Chile. Él les explicó cómo era el proceso. También les aseguró que su madre no iba a tener que caminar nunca. Solo el cruce de la frontera con Chile. Además, iba a estar actualizándolas del progreso del viaje en todo momento.
Conocieron al coyote el 7 de mayo de 2023, en el terminal internacional de buses de Quito. Al día siguiente, por la madrugada, Eleanora Portillo fue a dejar a su madre al terminal. En ese trayecto, trató de convencerla de que no viajara. Que esperaran una visa. Tenía miedo de lo que le podía pasar.
-Ella me respondía que no, que había gente que lo había hecho y que habían llegado bien.
Lo que más lamenta Eleana Portillo fue la confianza que depositaron en ese coyote.
-Si yo hubiera sabido que mi mamá tenía que caminar cinco o seis horas, obviamente le hubiera dicho que no -dice-. Pero me dijo que mi mamá sólo tenía que cruzar la frontera y que alguien le llevaría el equipaje.
Elinora Rodríguez se subió al bus contenta. Había tejido ropa para su futura nieta.
Todo puede ser
Lo otro que hizo la PDI cuando se supo que Rodríguez estaba extraviada fue tomarle declaración al chofer del bus que llevó al grupo a Iquique, así como a un par de pasajeros del mismo.
-Lo que dijeron es que ella se fue quedando atrás por el cansancio -dice Elinora Portillo-. Y llegó un momento en que ella no quería caminar más.
El fiscal Milton Torres explica algo más.
-Como estaban todos en un contexto de ilegalidad, se empezaron a impacientar por el miedo de ser sorprendidos. Por eso, decidieron seguir su camino sin volver a buscarla.
La mujer que le prestó el celular a su madre le dijo lo mismo, el bus no pudo seguir esperándola y partieron.
Empezaron a peinar el área con vehículos, motos y drones el 21 de julio de 2023. Dos días después, a las 7.00, el grupo encontró el bolso de Rodríguez. Estaba cerrado. Dentro de él estaba su celular, su pasaporte y 300 dólares en efectivo. Lo hallaron a tres kilómetros de la Ruta 5. Las pertenencias se las entregaron a la PDI y a la Fiscalía.
En la pericia del celular encontraron unos mensajes de voz que le había enviado a su hija Eleana, pero que no le llegaron. Son los audios donde Rodríguez se mostraba desorientada y fuera de contacto con la realidad.
A todos les sorprendió que el dinero estaba intacto. Por ende, comenzaron a descartar la tesis de un robo. Lo segundo fue que su celular estaba en modo avión.
Cuando los bomberos encontraron esto, ampliaron el área de búsqueda a un radio de 10 kilómetros. Pero no hubo éxito.
Lillo cree que Rodríguez se perdió en el “Triángulo de las Bermudas” que existe entre Colchane, Huara y Pozo Almonte: justo sobre la Ruta 15, la que conecta Chile con Bolivia. El sector tiene un área equivalente a la comuna de Los Ángeles.
-Cuando pasamos por ahí, antes de encontrar el equipaje de la señora, encontramos unas 200 maletas botadas con ropa. Era como un mar de ropa usada que va dejando la gente, por el cansancio. Prefiere seguir caminando con lo puesto.
Lo que dice Lillo es que están viendo acciones cada vez más avezadas de familias completas, con niños incluso, que quieren saltarse los controles.
-Están caminando de Colchane hasta Huara, una ruta de 160 kilómetros -dice-. Yo creo que si nos metemos a buscar por la pampa, vamos a encontrar varias víctimas que no se conocen.
El delegado presidencial de Tarapacá, Daniel Quinteros, señala que están al tanto de los riesgos que toman los migrantes.
-Carabineros y el Ejército han intervenido en múltiples ocasiones para rescatar a migrantes que se encuentran en peligro al intentar cruzar por rutas no habilitadas, como ocurre lamentablemente con las personas que cruzan por el bofedal y caen al agua en medio de la noche. No obstante, estamos trabajando para evitar que situaciones como esta se repitan.
Lo otro que rescata es que los ingresos irregulares en la Macrozona Norte van a la baja.
-Si comparamos el periodo de enero a julio, durante 2024 las denuncias por ingresos irregulares disminuyeron en un 39,2% en comparación con el mismo periodo del año 2023 y un 51,2% respecto del 2022.
El fiscal Torres comprende la desesperación de la familia y las teorías en torno a esto. Además, dice que falta revisar la mensajería de Rodríguez en su WhatsApp que pueda llevar a más pistas sobre su paradero.
-Pero hasta ahora no hemos encontrado ningún mensaje que muestre una intención que no fuera llegar a Iquique. Se entiende que ella venía derecho al parto de su hija.
Eso sí, Torres no quiere descartar ninguna hipótesis, como que Rodríguez haya subido a un auto o que haya tenido un episodio que haya alterado su memoria.
Lillo dice que las búsquedas están suspendidas: no hay forma de que Rodríguez haya caminado por su cuenta más que la zona que ya peinaron. Lo otro que comenta es lo difícil del área.
-Los que conocemos el sector sabemos que no hay luz ni señalización y hay muchos pozos, que los hacían las salitreras para buscar agua. Tienen unos 20 o 30 metros de profundidad. Entonces, si alguien no conoce el terreno, va solo, de noche y apurado, puede correr el riesgo de caer a uno de ellos.
Sayago es más directo con su diagnóstico.
-Son nulas las posibilidades de encontrarla con vida después de tanto tiempo.
Eleana Portillo enfrentó la pérdida de su madre en pleno embarazo. A principios de este año viajó por última vez al lugar donde desapareció Rodríguez. Imprimió afiches en Iquique y los repartió a los camioneros y buses que pasaban por Huara.
Las hermanas no pierden la esperanza de que su madre aparezca.
-Es angustiante no saber dónde está su cuerpo -dice Eleana Portillo-. Si la arrastraron. O si mi mamá está viva y la tienen sometida, trabajando. Todo puede ser.
Hoy, su hija Elenia tiene un año. Del coyote que contactaron en Ecuador no supieron más.