El 30 de enero fue el último día que hablaron. Ese martes el expresidente Sebastián Piñera contactó a su primo y hombre de confianza Andrés Chadwick desde Sao Paulo, para contarle detalles sobre la reunión de Latin American Investment Conference y preguntarle sobre los planes que tenía para las vacaciones.

Estarían a casi dos horas de distancia: uno en el lago Ranco y el otro en el Panguipulli. Justo el tramo que recorrería Chadwick una semana después, el 6 de febrero -a toda velocidad y bajo la intensa lluvia de esas horas- apenas se enteró del mortal accidente que terminó con la vida del exgobernante, al desplomarse el helicóptero Robinson R44 que pilotaba.

Los rumores le habían empezado a llegar pasadas las 15 horas, intertanto en que ingresó a su celular una llamada de la ministra del Interior, Carolina Tohá. Era la primera que recibía desde La Moneda, en medio de las decenas de consultas y de WhatsApps que le llegaban. La comunicación con Tohá seguiría hasta la confirmación definitiva de la muerte de Piñera y la nominación del canciller Alberto van Klaveren como coordinador de su funeral por parte del gobierno y él como el enlace por parte de la familia. Una visibilidad que sacó al exministro del Interior del bajo perfil que había cultivado desde su salida del gobierno el 28 de octubre de 2019, en medio del estallido social. Y que, por estos días, lo tiene en la mira política como sucesor del legado del exmandatario.

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“No se me ocurre una mejor persona que Andrés para asumir un rol de coordinación del legado del Presidente Piñera, que a mi juicio se resume en los principios de libertad, democracia y progreso. Eso es lo que hizo él permanentemente y Andrés va a tener que cumplir una labor en eso y complementar ese desafío con sus labores académicas”, dice Alejandro Weber. El exsubsecretario de Hacienda en la segunda administración de Piñera, integraba junto a Juan José Ossa, exministro de la Segpres; Jaime Bellolio, exministro de la Segegob, y Máximo Pavez, ex subsecretario general de la Presidencia, el grupo con que el exgobernante se juntaba todos los jueves en sus oficinas de Vitacura 3535. Una suerte de “comité político”.

Por ello, a Ossa no le extraña que la cercanía que tenía Chadwick con Piñera llevara a muchos a buscar permanentemente consejos en él y “ahora le pidan contribuir a la proyección del legado del expresidente y a la coordinación de Chile Vamos”.

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La relación Chadwick-Piñera era estrecha. Hablaban casi todos los días y el exministro iba con frecuencia a las oficinas del exmandatario. El 11 de enero estuvo ahí para el análisis de un mapa electoral elaborado por el equipo del exgobernante, con miras a los comicios municipales de octubre. Siete días después compartieron un almuerzo y, por la tarde, fueron juntos al lanzamiento del libro de Pablo Urquízar “Radiografía de la violencia y el terrorismo en la Macrozona Sur: problemas y desafíos actuales”, en el campus Los Leones de la Universidad San Sebastián. La última comunicación entre ambos fue la llamada telefónica que le hizo el exgobernante el 30 de ese mes desde Sao Paulo.

Todo lo que vino la tarde del 6 fue una pesadilla para el exsenador. Chadwick llegó pasadas las 17.30 horas a bahía Coique a juntarse con Cecilia Morel y con la familia del exmandatario, que en esas primeras horas le encomendó de inmediato que se encargara de lo que venía.

El cuerpo del expresidente había sido trasladado en una camilla hasta la Capitanía de Puerto del Lago Ranco, lugar al que llegó el exministro para encargarse de los primeros trámites. Ese fue, sin embargo, su momento más difícil. Pues, por varios minutos, pudo estar a solas con quien fuera su primo y partner de toda la vida. “Ahí hizo su duelo”, comenta un cercano.

Desde ese momento todo fue vertiginoso. Muy afectado, participó de numerosas conversaciones con Van Klaveren y en el Zoom de las 20 horas que permitió coordinar -para el funeral de Estado instruido por el Presidente Gabriel Boric- a los equipos del expresidente con los de la Cancillería, de acuerdo a los deseos de la familia. Entre ellos, el arribo del féretro al Grupo de Aviación N°10 de la Fuerza Aérea, el despliegue de los honores del Ejército, el homenaje institucional en el Salón de Honor del Congreso de Santiago, el paso del cortejo frente al Palacio de La Moneda, la misa en la Catedral y los honores finales en el Cementerio Parque del Recuerdo.

El hito

La acusación constitucional que el Congreso aprobó en su contra el 11 de diciembre de 2019 -acusando su responsabilidad como ministro del Interior en las violaciones a los DD.HH. durante los primeros días del estallido social- obligó a Chadwick al ostracismo político.

Gran parte de sus 68 años los dedicó a la política, primero, como simpatizante del MAPU durante su juventud, estrecho colaborador de Jaime Guzmán y condecorado por Augusto Pinochet en Chacarillas. Luego, prosiguió como diputado, senador y ministro. Por eso el libelo y la inhabilitación de postular a cargos públicos por cinco años lo golpeó fuerte. La animadversión pública que había en su contra cuando salió de La Moneda lo obligó a tener protección policial por varios meses, y a disminuir radicalmente su radio de movimiento: lo circunscribió a su casa, ubicada en Santa María de Manquehue, y a la oficina que su amigo, el abogado Luis Hermosilla, le prestó en su estudio en calle Alonso de Córdoba.

En este tránsito mantuvo un estricto silencio público. Su última intervención conocida fue en abril de 2020 en un reservado seminario de Libertad y Desarrollo, donde planteó la necesidad de un Plan B frente al desarrollo de la pandemia y al calendario constitucional. “Estamos caminando sobre fuego ardiente”, dijo, frente a la crisis sanitaria.

Sin embargo, mantuvo una fuerte actividad tras las bambalinas de la derecha: además de estar permanentemente en contacto con Piñera mientras estuvo en La Moneda y ya fuera de ella, influyó en la negociación de los dos acuerdos constitucionales, en el debate constituyente y en una serie de definiciones sobre distintos proyectos de ley.

Hasta la semana pasada, Chadwick no pensaba en volver a asumir un rol público. Pero, al mismo tiempo, para muchos fue el paso lógico que él tomara la palabra el jueves 8 en los jardines de la Cámara en el Congreso, y que ante los 70 exministros, ex subsecretarios y parlamentarios que habían llegado ese día a rendir un homenaje al exgobernante, los convocara a continuar con el legado amplio de unidad levantado por el expresidente, en un símil de una Concertación de centroderecha. Eso mismo lo situó, según varios de los asistentes, como el más indicado para dar continuidad a esa tarea.

La más categórica en esas horas fue la exministra de la Mujer Isabel Plá, seguida por parlamentarios como los UDI Jorge Alessandri, Cristhian Moreira y Felipe Donoso. Y también por el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma, quien conformaba junto a Chadwick, Pablo Longueira y Jovino Novoa el selecto grupo de los “coroneles” de la colectividad gremialista. “Es mucho -dice- lo que Andrés nos puede ayudar en la línea de los múltiples aportes que Sebastián Piñera hizo al país, especialmente, en que la unidad no es un camino más en la forma de entender la política, sino que es el único camino posible”.

Si bien Chadwick es visto como el continuador de facto, porque como dice Karla Rubilar, exministra de la Segegob y del MDS, “él tiene un rol innegable, porque si hay alguien en quien confiaba el expresidente era en él, y si hay alguien que conocía muy bien al expresidente era él”, en el sector hay coincidencia en que hay que buscar una fórmula.

En los partidos hay una sola voz. Se valora el aporte que pueda hacer el exministro, pero se insiste en que el rol coordinador es una responsabilidad institucional.

Javier Macaya, presidente de la UDI, hace ver que el papel desempeñado por una persona que fue dos veces Presidente de la República es irreemplazable. Más aún, con el estilo de gestión que tenía el expresidente Sebastián Piñera. Por lo anterior, precisa que “lo que importa es el colectivo, no buscar herederos o personas que individualmente quizás cumplan un rol. Acá hay una institucionalidad que es la de Chile Vamos. Andrés Chadwick siempre ha colaborado con esa institucionalidad y eso no va a dejar de ser así”.

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Renovación Nacional, el partido más impactado por el fallecimiento de quien era su líder natural, también está por ese cauce. Su presidente, Rodrigo Galilea, sostiene que Chadwick ha sido siempre -antes y después de lo sucedido con el presidente Piñera- un hombre dispuesto a entregar su apoyo y consejo, pero que “desde el punto de vista de los partidos de Chile Vamos considero clave que se mantenga siempre una articulación y una coordinación institucional”.

Gloria Hutt, presidenta de Evópoli, avala la misma postura, precisando que “por la cercanía que tenía con el expresidente, uno piensa inmediatamente en Andrés Chadwick como uno de los principales protectores del legado y de su ideario; también en Cristián Larroulet. Sin embargo, los roles de coordinación política son más bien institucionales”.

La encrucijada

El lunes 12 la familia del expresidente dio otro paso a favor de Chadwick como responsable de mantener el legado de Piñera, luego de que el Grupo Libertad y Democracia, que aglutina a una veintena de exjefes de Estado y de gobierno de centroderecha, decidiera integrarlo en representación del expresidente.

El exministro consultó el punto con la familia Piñera Morel e incluso propuso otros nombres, entre los que figuraba el excanciller Alfredo Moreno. Pero Cecilia Morel le respondió: “Quiero que seas tú”. Igual postura tuvieron Mauricio Macri (Argentina), Iván Duque (Colombia) y Jorge Quiroga (Bolivia), quienes visitarán Chile en marzo, fecha en que rebautizarán la instancia bajo el nombre de Sebastián Piñera. Morel también le pidió asumir la coordinación política de la familia.

Sin embargo, el reto de asumir un rol más público plantea una encrucijada para el exministro. No sólo porque hasta la fecha no lo había considerado -y, es más, había definido mantenerse en un segundo plano-, sino porque también, desde que el 1 de abril de 2020 asumió como decano de la Facultad de Derecho de la Universidad San Sebastián, sus responsabilidades en esa casa de estudios han ido en ascenso.

Su amigo Luis Cordero, uno de los tres sostenedores del plantel, junto con Alejandro Pérez y Andrés Navarro, tiene un avanzado cáncer al pulmón y varias voces al interior de ese establecimiento plantean que tras las múltiples conversaciones que ambos han sostenido en el último tiempo está el deseo de Cordero de que el exministro asuma cargos de mayor responsabilidad. Incluso se habla de que podría integrar la junta directiva.

Aunque en un principio se resistió a la oferta que en 2020 le hizo Cordero, estar al frente de un decanato reenfocó su vida profesional. Desde su oficina ubicada en calle Pío Nono -cuya ventana apunta paradójicamente a la Plaza Baquedano, ícono del estallido social-, empezó a fichar a figuras políticas de distintas sensibilidades. Entre ellas, Rodrigo Álvarez (exministro UDI), Rodrigo Ubilla (RN, ex subsecretario del Interior) y los abogados Jorge Barrera (constitucionalista) y Luis Silva (P. Republicano). Antes habían llegado Marcela Cubillos (exministra de Educación) y Arturo Squella (presidente del P. Republicano).

Además, creó Sescro, un área dedicada a la seguridad, a la que integró a Felipe Harboe (exsubsecretario del Interior, militante de Demócratas), Jorge Burgos (exministro del Interior, militante de Amarillos) y Luis Toledo, exdirector de la Unidad Antidrogas de la Fiscalía Nacional. Y lanzó un área de pensamiento humanista que integran, entre otros, Cristián Warnken (escritor y fundador de Amarillos) y Sergio Muñoz Riveros (escritor).

Esa transversalidad le permitió al exministro servir de puente entre Chile Vamos y republicanos en los momentos más crispados del último debate constitucional. Y tender redes con Amarillos y Demócratas con la idea de Piñera de una coalición más amplia.

En estos días, y frente a las demandas desde algunos en la derecha para que asuma un rol de articulación, Chadwick despejó las dudas: comunicó a su equipo que no se va a ir de la universidad. Por lo que cualquier tarea para preservar el legado del expresidente o algún tipo de coordinación tendría que pasar por la elaboración de un diseño que compatibilice esa labor con sus funciones académicas.

Su idea apunta -precisan en su entorno-a colaborar en crear una alianza amplia de unidad, que vaya desde Amarillos y Demócratas hasta republicanos, frente al calendario electoral de este año y del próximo, tal como lo quería el exgobernante. Pero nunca a tiempo completo. En su radar -subrayan- no está el pasar a un primer plano de la política.

Cambio de abogados

Otro factor que presiona al exministro, radica en que el 11 de diciembre termina la inhabilidad de cinco años que le impuso el Senado para ejercer cargos públicos al aprobar la acusación constitucional en su contra. Y aunque su decisión es no volver a ejercer funciones en el Estado ni postular a un cargo de elección popular, su círculo ve la fecha como el término de una etapa injusta.

Desde Sao Paulo el expresidente se había referido brevemente el 30 de enero por WhatsApp -ante una consulta de La Tercera sobre esa inhabilidad-, postura que no alcanzó a publicarse:

“Fue muy injusta la acusación constitucional. No tenía ningún fundamento. Fue una grave pérdida para el gobierno y el país, porque, por su talento y experiencia, era un gran ministro. Fue una dolorosa pérdida en lo personal por su gran calidad humana y la estrecha amistad que nos une”, respondió ese día.

La acusación de su eventual responsabilidad ante las violaciones a los DD.HH. durante el estallido también se mantienen en sede judicial, en una investigación que desde 2022 lleva adelante la fiscal Ximena Chong, y por la que declaró en marzo de 2023. Su abogado, hasta la fecha, era su amigo Luis Hermosilla. Sin embargo, tras la filtración del audio del abogado en el que hablaba de un presunto pago de coimas a funcionarios públicos, ambos separaron aguas. En noviembre del año pasado, a solicitud del penalista, terminaron con la comunidad de techo que mantenían en la oficina del edificio Patio, en Alonso de Córdoba.

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También tras una petición de Hermosilla, la que se la planteó en una carta, Chadwick decidió cambiar de abogado: su nuevo defensor es Samuel Donoso, ex PPD, quien también llevaba la causa en contra del expresidente Piñera.

El tema se reactivó con motivo de los funerales del exgobernante, luego de que el Presidente Boric hiciera un público mea culpa en su discurso, en el funeral, que llevaron a la oposición a exigir el retiro de las querellas y a la izquierda a cuestionar sus palabras.

“Como oposición -dijo el Jefe del Estado-, como ha sucedido otras veces en nuestra historia en medio de la vorágine política, durante su Gobierno, las querellas y las recriminaciones fueron en ocasiones más allá de lo justo y razonable. Hemos aprendido de ello y todos debiéramos hacerlo”.

El 24 de febrero, Chadwick regresa de sus vacaciones en Panguipulli. Marzo será clave. No sólo tendrá que participar en el homenaje a Piñera del Grupo Libertad y Democracia, sino que también en el que Chile Vamos prepara para el día 6, justo a un mes de la tragedia. Hitos que lo obligarán a dar un paso al frente otra vez.