Luego de la muerte de Isabel II este jueves, de inmediato asumió el trono Carlos III, luego de 70 años siendo el primero en la línea de sucesión, y casi 50 años mayor que su madre en el momento de asumir el reinado. Con el nuevo título, Carlos se vuelve jefe de Estado no solo de Reino Unido, sino de otros 14 países que conforman la Commonwealth, entre ellos Canadá y Australia.

En su primera alocución como monarca el viernes, Carlos III se refirió al momento en que, con 25 años, su madre se comprometió al servicio de su nación: “La reina Isabel disfrutó de una vida bien vivida, con el destino cumplido. Esa promesa de servicio de por vida que hizo ella la renuevo ante todos ustedes hoy”, dijo el rey, de 73 años.

Así mismo, renovó el compromiso de Isabel II. “Como lo hizo la propia reina con tanta devoción inquebrantable, yo también me comprometo ahora solemnemente, durante el tiempo restante que Dios me conceda, a defender los principios constitucionales de nuestra nación. Y dondequiera que viva en Reino Unido, o en los reinos y territorios de todo el mundo, y cualquiera que sea su origen o creencias, me esforzaré por servirle con lealtad, respeto y amor, como lo he hecho a lo largo de mi vida. Por supuesto, mi vida cambiará a medida que asuma mis nuevas responsabilidades”, indicó Carlos III.

El rey Carlos III durante una audiencia con la primera ministra británica Liz Truss y miembros de su gabinete en la Sala 1844, en el Palacio de Buckingham, Londres, el 10 de septiembre de 2022. Foto: AP

“Ya no me será posible dedicar tanto de mi tiempo y energías a las organizaciones benéficas y los asuntos que me importan tanto. Pero sé que este importante trabajo continuará en las manos de otras personas en las que confío”, agregó.

A diferencia de su madre, que llegó a los 25 al trono, Carlos III pasó la casi totalidad de su vida adulta esperando la coronación. Por esto mismo, ha tenido más libertad para hacer y decir cosas, con un registro de 70 años que incluye su separación de la princesa Diana, su defensa de la caza de zorros y la medicina alternativa, y una serie de cartas que envió durante años a los ministros del gobierno británico.

Estas últimas, conocidas como “los memorandos de la araña negra”, a causa de la letra del entonces príncipe, fueron causa de juicios: el diario The Guardian intentó por años filtrarlas. En estas cartas, Carlos compartía su preocupación en distintos temas, pasando por el fin de la pesca ilegal del bacalao austral hasta la solicitud para más equipo para las tropas peleando en Irak.

Sus intromisiones como príncipe no solo se dieron a través de cartas, ya que en 2013 se supo que Carlos había tenido, en los últimos tres años, 36 reuniones con ministros del gobierno británico.

Desde un inicio se supo que el príncipe Carlos no usaría su puesto para llevar una vida de lujos desconectada de la realidad. En una nota en CNN, Kenneth Dunsmuir, director de la The Prince’s Foundation, comentó: “Los signos están desde su juventud. Sus preocupaciones sobre temas sociales en la comunidad y asuntos ecológicos estuvieron ahí, y todo lo que pasó es que cada vez tuvo más tiempo para involucrarse en ellos”.

El rey Carlos III pronuncia su discurso a la nación y la Commonwealth desde el Palacio de Buckingham, Londres, tras la muerte de la reina Isabel II, el 9 de septiembre de 2022. Foto: Reuters

Como príncipe, fue patrón o presidente de más de 400 organizaciones de distinto tipo, incluyendo el golf, la ópera y agrupaciones militares. También condujo autos eléctricos y, al igual que su madre, promovió la plantación de árboles. También ha respaldado grandes premios financieros por innovaciones tecnológicas y científicas, en miras a bajar las emisiones de carbono. Además, tiene una granja orgánica, cuyos productos se pueden comprar en las tiendas británicas.

El nuevo rey también es conocido por ayudar en organizaciones de caridad para jóvenes. Su organización benéfica Prince’s Trust ofrece formación profesional a miles de jóvenes británicos y se creó en medio de una crisis de desempleo. También se sabe que a Carlos le apasionan la arquitectura, el arte de Medio Oriente y las medicinas alternativas.

El príncipe Carlos conversa con miembros del público después de ver una estatua de un caballo Clydesdale situada junto al mercado de subastas de Lanark, en Lanarkshire, Escocia, el 7 de septiembre de 2022. Foto: Reuters

El frente ecológico es uno de los que más preocupan al nuevo monarca. Respecto al cambio climático, ha estado dando discursos sobre el tema desde los años 70. Más recientemente, fue un impulsor del Acuerdo de París en 2015, y discutió el asunto con Donald Trump en 2019, cuando el entonces mandatario planeaba sacar a Estados Unidos del pacto, lo que concretó en 2020.

Este último año, en el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, Carlos dio un fuerte discurso, preguntando: “¿Queremos pasar a la historia como las personas que no hicieron nada por sacar al mundo del borde, a tiempo para restaurar el balance cuando pudimos hacerlo? Yo no quiero”. En una entrevista con CNN ese mismo día, Carlos aseguró que no se podía seguir así, “cada mes con otro récord en temperatura”. “Tenemos que ponernos en lo que podría llamarse un pie de guerra”, aseguró el entonces príncipe.

“No soy tan estúpido”

En otro tema donde se involucró recientemente fue en la migración, en una crítica apenas velada a la controvertida política del exprimer ministro Boris Johnson, que mandaba a Ruanda a todos los solicitantes de asilo. En abril, durante su mensaje de Pascua de Resurrección, el príncipe describió como “tragedia indecible” lo que provocaría esta política.

El rey Carlos III es recibido por simpatizantes durante un paseo para ver los tributos dejados fuera del Palacio de Buckingham, Londres, tras la muerte de la reina Isabel II. Foto: Reuters

Carlos III ha sido abierto en un amplio espectro de temas sensibles, incluyendo también los cultivos genéticamente modificados y su visión de la arquitectura para Londres. Por lo mismo, ha sido una figura mucho más divisiva que su madre, que apenas dejó escapar alguna opinión durante sus casi tres cuartos de siglo en el trono. Esa “legendaria habilidad para no ofender ni alienar”, como señalan los medios británicos, fue una posición estratégica que, de todos modos, Carlos ha declarado seguir como sucesor de su “amada mamá”.

En un documental de 2018, grabado para su cumpleaños número 70, Carlos descartó usar su futura posición como rey para impulsar sus causas favoritas. “La idea, de algún modo, de que voy a seguir en la misma dirección no tiene sentido, porque son dos situaciones que son completamente diferentes”, indicó el entonces príncipe, respecto a los roles de rey y de heredero.

El líder laborista británico Keir Starmer, los exprimeros ministros Tony Blair, Gordon Brown, Boris Johnson, David Cameron, Theresa May y John Major esperan la ceremonia del Consejo de Adhesión en el Palacio de St. James. Foto: Reuters

Cuando se le preguntó si seguiría haciendo sus intervenciones una vez fuera rey, declaró: “No, no lo haré. No soy tan estúpido”.

Penny Junor, biógrafo del ahora rey Carlos III, señaló a The Telegraph: “Mi sospecha es que no se va a involucrar de una manera tan obvia, pero que sí hablará de manera abierta en las audiencias con los ministros, opinando más de lo que hacía su madre”.

“Él es quien es, y tiene muchas opiniones que están basadas en su conocimiento. Es un hombre increíblemente conocedor, que ha hablado con expertos en todos los ámbitos en los que está interesado. Cuando llegue un primer ministro a hablarle de agricultura o cambio climático, él no va a quedarse sentado ahí ofreciendo té. Pero no creo que vuelva a escribir sus cartas de araña negra”, indicó Junor.

El príncipe Carlos sentado junto a la corona de la reina Isabel II durante la Apertura Estatal del Parlamento, en el Palacio de Westminster en Londres, el 10 de mayo de 2022. Foto: AP

Según la Constitución no escrita de Reino Unido, se supone que la familia real está “por encima” de la política, y por lo mismo, Isabel II mantuvo sus opiniones para sí misma durante más de 70 años. “No tengo idea sobre cuáles son sus opiniones políticas, y eso que fui primer ministro durante una década”, señaló Tony Blair a Reuters.

La periodista Catherine Meyer escribió en una biografía de 2015 que los miembros de la corte real se estaban mostrando preocupados por si Carlos seguía un estilo más “radical” de monarquía, y que su pasión por ciertas causas, particularmente la ambiental, había causado inquietud en el Palacio de Buckingham, y en la misma reina Isabel II. “Algunos miembros de la corte, y la misma soberana, temen que ni la Corona ni los súbditos puedan tolerar el shock de lo nuevo”, escribió entonces Meyer: “Sienten que pone sus pasiones más cerebrales -el activismo- antes que su trabajo real”.

El rey Carlos III regresa a Clarence House, Londres, luego que el Consejo de Adhesión lo proclamara monarca formalmente, el 10 de septiembre de 2022. Foto: AP

Consciente de que a veces es visto como “extravagante”, Carlos III ha dejado claro que evitará que la monarquía resulte “innecesariamente costosa”. Según una fuente citada por The Telegraph, “no es alguien que ande gastando el dinero y tirándolo. Él repara y recicla sus ropas, y cuando come en casa es un omelette o papas al horno”.

Rol clave de Guillermo

Otro amigo cercano al rey señaló que su hijo, el príncipe Guillermo, jugará un rol clave en el período que comienza. “El rey Carlos va a trabajar mucho junto a Guillermo, porque cualquier decisión a largo plazo que tome va a afectar incluso hasta George -su nieto- y una de las cosas que los ha acercado en los últimos años es la relación consultiva que tienen. Van a ser conversaciones en dos sentidos”, comentó ese amigo al medio británico.

En 1994, Carlos generó controversia al afirmar que prefería ser “defensor de fe”, antes que “Defensor de la Fe”, deseando así reflejar la diversidad religiosa de Reino Unido y, de paso, cambiando un título que todos los monarcas han heredado desde Enrique VIII. Sin embargo, en 2015 aclaró su posición en una entrevista con BBC Radio 2, diciendo que había sido mal interpretado. “Lo que intenté decir es que me preocupa la fe de otras personas, y su libertad para ejercerla en este país. Y siempre me pareció que, aun siendo a la vez Defensor de la Fe, puedes ser protector de otras fes”, comentó en esa ocasión.

El príncipe Guillermo, Catalina, la duquesa de Cambridge y el príncipe Carlos asisten al Servicio Nacional de Acción de Gracias, durante las celebraciones del Jubileo de Platino de la reina Isabel II, en Londres, el 3 de junio de 2022. Foto: Reuters

Asimismo, declaró que Isabel II ya había dicho que su rol no es “defender el anglicanismo excluyendo a otras religiones. En vez de eso, la Iglesia de Inglaterra tiene el deber de proteger la práctica libre de todas las fes en el país. En ese sentido, creo que estaba confirmando lo que yo quise decir, quizás no muy bien, hace tantos años”.

Desde 2015, Isabel II había detenido sus viajes internacionales. Con la llegada del nuevo rey, las visitas de Estado a otros países tendrían que retomarse. Desde sus cercanos, se espera que los primeros países que visite sean aquellos de la Commonwealth, cuya actualidad el nuevo rey sigue muy atento.

Según fuentes de The Telegraph, Carlos III no mostraría objeciones si alguno de los estados de la Commonwealth decide volverse república y reemplazarlo como jefe de Estado, lo que ha sido una pregunta constante en Australia, Nueva Zelandia, Jamaica y otros dominios. “Está mucho más relajado de lo que la gente cree respecto a cómo los reinos respondan, y si algún territorio decide un cambio, no lo veo agonizando por eso. Conociéndolo, creo que él reconocería absolutamente la perspectiva de que es un poco ridículo tener al jefe de Estado viviendo al otro lado del mundo”, declara una de las fuentes citadas por el periódico británico.

El príncipe Carlos saluda durante una visita a New Lanark, Patrimonio Mundial de la Unesco, en Lanarkshire, Escocia, el 7 de septiembre de 2022. Foto: Reuters

Otra diferencia con su fallecida madre es que Carlos III podría ya estar pensando en su legado, algo que estaba más bien lejos de la mente de Isabel II cuando fue coronada, a los 27 años. “Su madre llegó a ser una figura central, lo que se debe en parte a la longevidad”, dijo un exmiembro de la Casa Real. “Será más difícil para Carlos hacer eso debido a la vida que ha tenido. Claramente, el hecho de que no estará allí por tanto tiempo marcará la diferencia. ¿Querrá dejar algún tipo de marca importante? Puede ser que la estabilidad y la continuidad sean el legado que él quiere”.

De todos modos, a diferencia de otros que estuvieron en su posición, Carlos no vio el título como un boleto para un estilo de vida lujurioso con ingreso garantizado, sino que profesionalizó e hizo propio el rol de príncipe de Gales. Quiso hacer legado, y no esperó hasta que fuese coronado rey.

Su vida bosqueja la idea de otro tipo de soberano, quizás más abierto y moderno. Algunos esperan un rey que se niegue a callar, solo por haber heredado una posición en particular. Aun poniendo en riesgo una institución ancestral, llegando a fragilizarla o abrirla a las críticas, desafiando su razón de ser en el siglo XXI. A menos que, con la corona pesando ya en la cabeza, el nuevo rey Carlos III decida imitar a su madre y elija guardar silencio.