En España se ha conocido estos días que el rey emérito, Juan Carlos I, supuestamente introdujo durante años en España miles de euros en billetes por los controles del aeropuerto de Madrid, provenientes de su fortuna secreta en Suiza. Un dinero que le hacía llegar el abogado suizo Dante Canónica, desde Ginebra hasta el Palacio de La Zarzuela, la residencia oficial de la familia real, para que el monarca tuviera acceso a la fortuna que poseía en el extranjero.

Esta información se refleja en los documentos de la investigación a la que tuvo acceso el diario digital español El Confidencial. Este medio asegura que en estos documentos no consta que las remesas transportadas fueran declaradas a la Agencia Tributaria, a pesar de que no está permitido introducir en España más de 10.000 euros en efectivo desde Suiza, o cualquier otro país ajeno a la Unión Europea, sin una justificación desde su origen. El abogado supuestamente retiraba los fondos del banco Mirabaud, en Ginebra, para entregarlos en mano a Juan Carlos I, quien firmaba un recibo sin membrete, con la fecha y el importe, para dejar constancia de la transacción.

El rey Juan Carlos asistiendo a corridas de toros en su última aparición pública institucional en la Plaza de Toros en Aranjuez en 2019.

La mayoría de las veces, Canónica realizaba el viaje de ida y vuelta en el mismo día. La investigación señala que entre 2008 y 2012, tiempo en el que el depósito del Mirabaud estuvo en funcionamiento, y unos de los peores años de crisis económica española, el abogado se trasladó a Madrid en promedio cada dos meses. El monarca visitaba paraísos fiscales cuando no le traían el dinero a La Zarzuela.

El motivo de volar en un avión de pasajeros era sencillamente porque es más económico que un jet privado, ya que una ruta de Ginebra a Madrid cuesta alrededor de 200.000 euros, un importe similar al que se trasladaba en los equipajes. La documentación se encuentra en manos de los investigadores de Ginebra y España. El Tribunal Supremo español tiene que decidir ahora si los hechos posteriores a 2014 son constitutivos de delito, ya que hasta ese año el rey gozaba de inmunidad.

Máquina de contar dinero

Seis años después de su abdicación del trono español, la reputación del rey emérito parece estar hecha trizas. Don Juan Carlos, que ya está bajo investigación en Suiza y en España por sospechas de corrupción, aparece constantemente en los periódicos españoles que continúan publicando detalles sobre la gestión de su dinero.

El rey Juan Carlos y reina Sofía en el Congreso español.

Esta semana se ha conocido también a través del digital español OK Diario que su ex amante Corinna Larsen confesó en 2016 al comisario jubilado José Manuel Villarejo que Juan Carlos I tenía en Palacio una máquina de contar billetes. “Para el emérito, el dinero es como una mala adicción, muere por el dinero. Paga todo, incluso a su hijo, a sus hijas, a la mujer, en efectivo”, confesó Larsen en una conversación con Villarejo cuando compartían mesa en un restaurante italiano de Londres.

El Ejecutivo español ya ha reafirmado la preocupación que le causa todo este asunto y la portavoz del gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró que el gobierno “celebra todas las medidas pasadas y las futuras que se puedan impulsar para que se incremente la transparencia y se garantice la ejemplaridad de la jefatura del Estado respecto del desarrollo de sus funciones”. Aunque no ha aclarado todavía si se refería o no a la conveniencia de que Juan Carlos abandone la residencia de La Zarzuela y se ha limitado a señalar que corresponde a Felipe VI esta decisión.

Juan Carlos I ascendió al trono en 1975 tras la muerte del dictador Francisco Franco y gobernó durante 38 años antes de abdicar a favor de su hijo Felipe en junio de 2014. Las finanzas de Don Juan Carlos llevan años bajo sospecha, pero se conoció que la fiscalía suiza andaba investigando la existencia de una “comisión” de 100 millones de dólares para el monarca, por parte de Arabia Saudita, para construir el AVE a La Meca. Una comisión por la que habría hecho una supuesta “donación” de 65 millones de euros a su examante, y que, dada su fecha, en 2012, fue realizada cuando todavía era jefe de Estado.

La Corona se vio todavía más desprestigiada cuando el diario británico The Telegraph reveló que Felipe VI y sus hermanas son beneficiarios de una de las sociedades que el padre utilizó para esconder el dinero. Un asunto que gozaba de total impunidad hasta el momento gracias a partidos como PSOE, PP y VOX, que habían rechazado investigarlo.

Felipe trató de distanciarse de su padre y reconoció que se puso en contacto con las autoridades cuando supo del dinero en paraísos fiscales hace un año. Aunque no ha quedado claro a cuáles se las hizo saber, ni tampoco por qué no se dirigió a los españoles antes. El rey, además, compartió su intención de renunciar a esta herencia, retirarle la jubilación y eliminar su asignación anual de alrededor de 200.000 euros a Juan Carlos I.

El anuncio de Felipe VI se produjo el 15 de marzo, con un estado de alarma recién decretado por el coronavirus, por lo que algunos críticos señalaron su oportunismo, porque la noticia pasaría más desapercibida, y señalaron también que era un mero cortafuegos para evitar el contagio de la institución de la monarquía, que estos años ha estado en la mira por muchos sectores de la sociedad.

La herencia

Según explica Joaquim Bosch, magistrado y portavoz territorial de Juezas y Jueces para la Democracia, la renuncia de Felipe VI a la herencia futura de Juan Carlos I, además, no tiene ningún tipo de valor jurídico y sólo representa una declaración de intenciones de carácter simbólico. El magistrado señala que el Artículo 991 del Código Civil indica que “no se puede renunciar una herencia hasta que la produzca la muerte de la persona a la que se haya de heredar”. Además, tampoco resulta posible aceptar una parte de la herencia, como pretende hacer Felipe VI, rechazando el dinero negro de dudosa procedencia de Don Juan Carlos.

El Presidente socialista, Pedro Sánchez, habló sobre el tema por primera vez a principios de julio y aseguró que toda la población española está recibiendo “información perturbadora que preocupa a todos”, incluido a él mismo. Respecto de las acciones tomadas por Felipe VI, Sánchez señaló que el palacio real “se distancia claramente de estas prácticas reprobables”, haciendo referencia a la supuesta corrupción del exmonarca.

El problema, además, no muestra signos de desaparecer. En los últimos años, las sospechas sobre la opaca fortuna del rey emérito y sus vínculos con las monarquías del Golfo han empañado el legado de un soberano que fue una figura popular durante muchas décadas. Si bien hace unos años se decía que España no era monárquica, sino juancarlista, la estimación hacia el rey emérito ha cambiado radicalmente para los españoles. Hace unos años, Don Juan Carlos era aclamado como un héroe nacional por resistir un intento de golpe de Estado militar contra la naciente democracia española en 1981, pero los últimos años de su reinado estuvieron empañados por escándalos y divisiones que precipitaron su abdicación.

La renuncia al título de rey tiene mucho que ver con su viaje a Botswana en 2012, cuando se descubrió que había participado en un safari de lujo, pagado por un empresario saudita, que había estado disfrutando con Larsen en plena crisis económica, cuando España luchaba por no ser intervenida. Sus andanzas se hicieron conocidas porque se rompió la cadera durante la cacería y tuvo que ser transportado a un hospital.

La renuncia al título de rey tuvo mucho que ver con su safari a Botswana en 2012, pagado por un empresario saudita.

La situación empeoró todavía más cuando en 2016, la hija menor de Juan Carlos, la infanta Cristina y su esposo, el exjugador de balonmano y medallista olímpico Iñaki Urdangarín, fueron acusados de corrupción, lo que desencadenó una avalancha de protestas. La Fundación Noos, presidida por Urdangarín, gastó al menos seis millones de euros de dinero público en paraísos fiscales, motivo por el que fue declarado culpable y condenado a seis años de prisión. Cristina fue apartada del caso y continuó su vida en Ginebra con sus cuatro hijos.

Es difícil saber qué apoyo tiene hoy en día la Corona, ya que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un organismo dependiente del gobierno, dejó de preguntar por la monarquía en sus encuestas, coincidiendo con los sucesivos escándalos de la familia.

Como dice David Jiménez, exdirector del diario El Mundo, con el desafío independentista catalán, el monarca “ha perdido mucho apoyo en Cataluña, pero lo ha ganado afuera”. Dice que el discurso constitucionalista que hizo después del referéndum por la independencia de Cataluña de 2017, declarado ilegal, reforzó su imagen en lugares como Madrid, Andalucía o Extremadura, y la debilitó en las autonomías donde hay un apoyo nacionalista fuerte, como País Vasco y Cataluña.

Aparte de esto, explica que hay “una cuestión generacional”. El apoyo al monarca es mayor entre la gente de edad más avanzada. Como dice Jiménez, “una monarquía que no se renueva, tiene fecha de caducidad”, de ahí que si Felipe VI quiere preservar la institución, “su mejor carta pasa por una reforma profunda de la monarquía y despojarse de vestigios del pasado”, como el hecho de que el rey no pueda ser procesado, o ni siquiera investigado, cuando comete un delito, una protección que les diferencia del resto de la sociedad demasiado.