El cantante peruano Richard Cisneros, más conocido como “Richard Swing” y cuyo estilo pop criollo romántico intenta asemejarse al de Juan Gabriel, tiene apenas 28 seguidores mensuales en Spotify. Así y todo, en la campaña presidencial de 2016 se las ingenió para participar en los mítines de cierre de Pedro Pablo Kuczynski y del candidato a la Vicepresidencia, Martín Vizcarra, en Lima, Arequipa y Cusco. Dos años más tarde y luego de la renuncia de PPK, “Swing” logró un contrato con el Ejecutivo de Vizcarra que ya se quisiera otro cantautor desconocido como él: 50 mil dólares por “charlas motivadoras” vía streaming, en plena pandemia.
Cisneros se autodefine como el “rey del swing” y se atribuye los cargos de consultor cultural, artístico y deportivo, asesor de imagen y marketing, además de la autoría de canciones como Yo te extraño; Jesús, yo te amo y Perú, yo te amo. Pero también se ha vanagloriado de su supuesta cercanía con el Presidente Vizcarra y no ha perdido oportunidad de fotografiarse en el Palacio Pizarro durante sus visitas a la sede del Ejecutivo peruano, gracias al contrato que firmó con el Ministerio de Cultura en 2018.
Es esto último lo que tiene a Vizcarra contra las cuerdas. Ocurre que la contratación de “Swing” habría sido irregular, por ser alguien, supuestamente, sin mérito alguno, mientras que el propio Presidente habría mentido para tapar el escándalo según una serie de audios revelados por el Congreso el jueves y que provocaron que el Legislativo diera luz verde, al día siguiente, a un proceso de vacancia. Se espera que el viernes 18 el Parlamento vote la destitución de Vizcarra.
En los audios se escucha que el gobernante les indica a dos asesoras las respuestas que deben dar respecto de las visitas de “Swing” al Palacio Pizarro. “Tú mañana, si te preguntan cuántas veces, dices dos veces, más no”, le dice el mandatario a una de sus asesoras, siendo que se sabe que Cisneros habría visitado al menos cinco ocasiones la sede del Ejecutivo. “Aquí lo que queda claro es que en esta investigación estamos todos involucrados y la estrategia es para salir de esto todos en conjunto”, ordena Vizcarra, según el primer audio.
En el segundo audio se escucha al Presidente conversar con quien sería la asesora Karem Roca, quien pone al mandatario en conocimiento de un llamado de la fiscalía. “Estás llena de mentiras, ya me hartaste también”, le dice Vizcarra a Roca, quien responde: “Yo no estoy llena de odio”. En Perú se comenta que habría sido Roca quien grabó los audios. Pero hay más.
El tercer audio registraría una conversación entre Roca y el propio “Swing”. “Es tu oportunidad para que digas las cosas como son, Richard. Te aseguro que, así como el Presidente me ha traicionado a mí, te va a traicionar a ti (...). Si tú supieras lo que me ha dicho, me ha humillado de la peor manera (...). Me ha dicho: ‘¿Ya no has estado 10 años conmigo?, renuncia pues, ¿qué más quieres?’”.
Vizcarra sostiene que los audios han sido manipulados, mientras que el cantante dijo el viernes desde su departamento de San Isidro: “Yo no soy político, señores. Esta es una bien calculada conspiración. A mí me están utilizando con un solo objetivo: conseguir el poder político con un golpe de Estado disfrazado de una vacancia”. También amenazó con dar a conocer decenas de otros audios.
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El Caso Swing se remonta a mayo, cuando el programa Magaly TV, la firme reveló que Richard Cisneros había sido contratado por el Ministerio de Cultura para dar charlas virtuales. “Tu espacio espiritual está siendo dañado, porque estás viniendo con estrés al trabajo”, sugirió el cantante en una de sus alocuciones vía streaming ese mismo mes. En esa charla, que llevó por título “Liderazgo Transformador Sapiencial”, participaron más de 140 funcionarios, a quienes “Swing” les dijo: “Tenemos que asumir esta responsabilidad de estar siempre bien producidos. Las chicas bien bonitas, arregladitas, maquilladitas, como debe de ser el liderazgo”. La sesión terminó con Cisneros cantando Amor eterno, de Juan Gabriel.
También en mayo, el gobierno informó que decidió poner fin a su relación contractual con el cantante. En ese momento, el Ministerio Público anunció una investigación sobre presuntas irregularidades en la contratación de “Swing”, aunque aquello no detuvo el escándalo.
A fines de ese mismo mes, Vizcarra reconoció que conocía a Cisneros desde la campaña presidencial de 2016 y el caso escaló aún más. “Como muchas personas del entorno de la campaña, él colaboraba y participaba de ella. Y ahí seguramente esa relación ha permitido que también tenga una participación en algún nivel de gobierno”, dijo en esa ocasión. “Swing”, por su parte, seguía vanagloriándose de su supuesta relación privilegiada con Vizcarra, a través de fotografías con el mandatario o de él mismo sentado en los lujosos sillones del Palacio Pizarro, que subió a sus redes sociales.
A esas alturas, ya se sabía que el cantante consiguió nueve contratos con el Ministerio de Cultura, entre 2018 y 2019. Todo esto le costó el cargo a la entonces ministra de esa cartera, Sonia Guillén, quien reconoció al diario El Comercio que el escándalo era “tremendo”. En paralelo a todo esto, el programa Panorama, de Panamericana TV, reveló un audio en el que, supuestamente, “Swing” se jactó de haber trabajado para tres presidentes, dijo que era famoso “a nivel mundial” y que “botó” a la ministra Guillén. A través de su Facebook, el cantante añadió que la voz de ese audio no era la de él. Pero dos días después dijo que sí era su voz.
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En Perú hay una suerte de “cultura” y obsesión con las filtraciones de videos, audios y “chuponeos” telefónicos. El 14 de septiembre de 2000, los peruanos vieron, atónitos, un video en el que el entonces asesor de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, aparecía sobornando al congresista Alberto Kouri. Esto solo fue el comienzo para la revelación de otras cintas, que fueron bautizadas como “vladivideos”.
Tras este escándalo, Montesinos tomó un yate y huyó a Panamá, mientras que Fujimori aprovechó un viaje a Japón para renunciar a la Presidencia vía fax tras ser acusado de fraude en las elecciones en las que se jugaba su re-reelección y en las que se declaró ganador. Tras cumplir seis años de cárcel, Kouri se casó, engordó, se dedicó al reciclaje de basura y reapareció en 2012, cuando el cuerpo sin vida de un hombre fue encontrado en su casa de campo.
Pero después de los “vladivideos” hubo más. En marzo de 2018, cuando PPK intentaba aferrarse a la Presidencia en medio del caso Odebrecht, se divulgó un video en el que sus aliados negociaban con legisladores opositores fujimoristas votos a cambio de favores políticos. En las imágenes aparecía nada menos que Kenji Fujimori, congresista y hermano de Keiko, ofreciendo favores a nombre de Kuczynski.
El video, conocido como “kenjivideo”, fue grabado a través de un reloj con cámara por el congresista Moisés Mamani. A PPK esto le costó su cargo, a Kenji su escaño y a Mamani una suspensión. En agosto, el legislador fujimorista murió de Covid-19.
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En junio pasado y ya con una investigación abierta, Vizcarra reiteró que conoció a “Swing” en la contienda electoral de 2016, pero negó haberlo recomendado para algún trabajo. “¿Qué relación tengo con él? Ninguna”, dijo. Pero entonces, el cantante se sintió “traicionado”. Esto, porque se abrió un proceso legislativo y judicial en su contra, y porque la policía supuestamente comenzó a “acosarlo”.
“Yo no tengo ningún tipo de relación con el Presidente Vizcarra”, dijo Cisneros ante el Congreso a mediados de junio. Sí reconoció que conocía a asesores del mandatario. A comienzos de este mes, se supo que Vizcarra se negó a comparecer ante la Comisión de Fiscalización del Congreso, aunque a través de un escrito insistió en que no había tenido ninguna participación en los contratos de “Swing”.
Desde que asumió la Presidencia en 2018, Vizcarra ha mantenido una relación de alta tensión con el Legislativo. Incluso, dictaminó su cierre y los escaños fueron renovados a comienzos de año. Pese a esto, la relación entre ambos poderes está sumamente desgastada y el asunto empeoró aún más debido a que una reforma impulsada por el propio Vizcarra dejaría fuera de carrera a candidatos condenados por la justicia. Por eso, en Perú comentan que el proceso de destitución sería un “ajuste de cuentas”.
“Swing” ahora dice que todo se debe a una “colusión” entre el legislador Edgar Alarcón, el presidente de la comisión que investiga al cantante y que difundió los audios de Vizcarra, y el titular del Congreso, Manuel Merino, para que, en caso de una destitución presidencial, el titular del Parlamento complete el período de Vizcarra, que culmina en julio de 2021.
Al convocar a la moción de vacancia, Merino hizo un llamado a las FF.AA., por lo que para algunos se trata de un intento de “golpe”. De hecho, la prensa local reveló que habría in tentado contactar sin éxito al jefe del Comando Conjunto para solicitar su apoyo, llamadas que, a juicio del Ministerio de Defensa, fueron “imprudentes y colisionan con el orden democrático”. Por su parte, Vizcarra, cuyo gobierno anunció que presentará una demanda ante el Tribunal Constitucional para que interprete la vacancia, ha advertido: “No voy a renunciar. Si me quieren vacar, aquí estoy”.