“Lamento que Evelyn Matthei no rechazara expresiones de Andrea Tarzijan que sí participa en la campaña de Alejandro Santana, es dirigenta nacional UDI y se refirió despectivamente a las #DueñasDeCasa en un intento de ningunear a nuestra candidata a gobernadora por Los Lagos, Claudia Reyes”.
Este posteo del líder de los republicanos, José Antonio Kast, en contra de Matthei -el 17 de noviembre, a las 4.59 horas, en su red X- circuló casi instantáneamente en los celulares de Chile Vamos. La reacción de quienes recibieron los retuiteos fue de molestia.
Los Lagos -la única región donde ambas derechas miden fuerzas en el balotaje de hoy- encendió una chispa que escaló hasta las principales cartas presidenciales de la derecha. Y llevó a republicanos a mostrar los dientes.
Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, y Ruth Hurtado, secretaria general de esa tienda, secundaron las críticas de Kast a la edil. Pero ninguno obtuvo respuesta.
Matthei y su círculo habían optado por el silencio. La decisión fue no caer en reyertas que afectaran la unidad. Pues si bien no compartió el planteamiento de la jefa de gabinete del senador UDI Iván Moreira en un programa radial en contra de las habilidades de Reyes -”uno quiere que el presupuesto de 130 mil millones sea administrado por una dueña de casa”-, no estaba dispuesta a abrir un conflicto público en ambos bloques. Menos después de las públicas disculpas que debió ofrecer Tarzijan y a días de la segunda vuelta en gobernadores, que en la propia derecha es vista como una suerte de plebiscito entre gobierno y oposición.
Matthei ya había contenido una réplica de la coalición cuando Kast calificó la postura de Chile Vamos como “inaceptable y hostil”, oportunidad en que fue más allá: “Me parece extraño -sostuvo- que denosten a una mujer, siendo que su candidata presidencial también es mujer”.
Apoyo estratégico
A pesar de los discursos que la noche del 27 de octubre dieron Kast y Matthei asegurando el apoyo recíproco en segunda vuelta, la unidad para los balotajes que se libran hoy no ha sido fácil entre Chile Vamos y republicanos. De fondo está el que levantan ideas distintas, además de proyectos políticos y posicionamientos diferentes. Los primeros encontrones se habían visibilizado para la discusión constitucional y siguieron en la elección municipal y de gobernadores, donde no funcionó la estrategia del candidato único en las gobernaciones ni en todas las comunas para desbancar al oficialismo.
Lo peor es que las cifras y las disputas en los territorios dejaron heridos de lado y lado, lo que en algunas zonas dificultó los apoyos cruzados.
Republicanos si bien tuvo buenos resultados en concejales (233) y en Cores (60), no logró arrasar ni tampoco lograr la hegemonía de la derecha. No conquistó los municipios que tenía como más probables: Arica, Valparaíso, Concepción y San Bernardo. Solo obtuvo ocho alcaldías en total, y pasó a segunda vuelta en dos gobernaciones -O’Higgins y Los Lagos-, cuando los cálculos internos les indicaban que también estaban en condiciones de sumar Iquique, Antofagasta, Atacama, Valparaíso, Maule y Biobío.
Chile Vamos -a su vez- consiguió 122 alcaldías -entre ellas Santiago, Ñuñoa, Independencia, Huechuraba y San Miguel-, 835 concejales, 96 Cores y nueve de sus abanderados pasaron a la segunda vuelta de hoy: Francisco Orrego (Región Metropolitana), María José Hoffmann (Valparaíso), Sergio Giacaman (Biobío), Luciano Rivas (La Araucanía), Cristóbal Juliá (Coquimbo), Diego Paco (Arica), Nicolás Noman (Atacama), Pedro Álvarez-Salamanca (Maule) y Alejandro Santana (Los Lagos).
De ahí que el esfuerzo directivo se haya centrado en limar asperezas y asegurar el triunfo de los candidatos de derecha en 10 de las 11 regiones con segunda vuelta (sólo en Antofagasta compiten dos oficialistas). Un traspaso de votos que está en la incógnita y cuyos resultados se verán hoy.
“Republicanos tiene el sartén por el mango”, confiesa un parlamentario UDI. Pues del total, la tienda de Kast solo necesita el apoyo de Chile Vamos en O’Higgins.
Una zona clave para la unidad y que se ha transformado en una especie de símbolo. Esto, porque la misma noche del 27, Matthei felicitó al republicano Fernando Ugarte por su paso a segunda vuelta, y lo invitó al desayuno que tuvo el lunes 29 -en su casa- con los 13 alcaldes electos de la RM, más Francisco Orrego, quien compite con Claudio Orrego en la Metropolitana.
Aunque esa cita no se pudo concretar, la edil lo recibió en su casa el 5 de noviembre, pasadas las 18 horas, oportunidad en que grabó videos de apoyo para redes sociales y mensajes de radio. Diez días después, lo acompañó en San Vicente a un banderazo por el centro de la ciudad, en el que participaron alcaldes, concejales y Cores recién electos. Hasta ahora, es el único candidato que aparece en los afiches junto a Kast y Matthei, los dos presidenciables de la derecha mejor posicionados en las encuestas.
“El apoyo de Matthei, y de todos los liderazgos de la oposición, ha sido fundamental para construir la unidad en torno a un propósito común que es recuperar la región”, sostiene Ugarte.
Pero no todo fue fácil.
En Chile Vamos se confidencia que se tuvo que alinear a las dirigencias de base, que venían de campañas duras, en las que se impusieron a los abanderados republicanos.
“Donde se registraron más roces, hubo que ordenar”, confiesa una fuente. Específicamente en O’Higgins -y a pesar de que Ugarte ya tenía redes en la UDI-, el senador Javier Macaya tuvo que intervenir directamente para neutralizar las aprensiones que tenían particularmente los alcaldes electos de San Vicente de Tagua Tagua y Rengo, quienes habían ganado sus elecciones tras duras campañas que incluyeron a candidatos republicanos. “Superar eso costó más”, relatan en el gremialismo. Incluso, un alto dirigente plantea que la unidad se logró “a duras penas”.
Independientemente de estos tira y afloja, el presidente de la UDI, Guillermo Ramírez, sostiene que “en esta segunda vuelta se logró una unidad que no se vio en la primera, donde, lamentablemente, competimos en todas las regiones y en muchos municipios. Nosotros hemos sido leales en apoyar al candidato republicano de la Región de O’Higgins y el Partido Republicano ha hecho lo mismo con los candidatos nuestros”.
Para los republicanos el asunto también estuvo lejos de ser simple.
Confiesan que debieron alinear a las bases que quedaron resentidas tras la última elección, pues muchos consideran que hubo poca generosidad de Chile Vamos para apoyarlos en algunas zonas en las que pudieron ganar, como Valdivia y Concepción. Y que no se les agradeció que los triunfos logrados por ellos en alcaldías emblemáticas -como Santiago, Independencia, San Miguel, Ñuñoa y Huechuraba, entre otras- obedecieron a que republicanos derechamente se omitió.
El diseño de Kast fue apoyar a todos los candidatos de Chile Vamos que se lo pidieran. Así lo hicieron el RN Diego Paco, de Arica, para quien grabó un video de apoyo, y Francisco Orrego, en la RM, con quien se reunió en la sede central de los republicanos de Presidente Errázuriz.
“Estoy muy contento con el respaldo absoluto, total y robusto que nos están dando nuestros amigos del Partido Republicano. Y sobre todo, muy contento por la señal de unidad que estamos dando de cara al electorado”, dijo en esa oportunidad a La Tercera. Aunque después marcó distancia: “Muy buena onda (Kast), muy simpático, pero yo soy Chile Vamos”.
Proyectos distintos
Tanto en Chile Vamos como en republicanos hay conciencia de que la elección de hoy es virtualmente la última que enfrentarán con apoyos mutuos. Pues para la presidencial y parlamentaria del 2025, lo más probable es que los caminos se separen. Al menos hasta la primera vuelta a La Moneda.
La ruta la fijó el propio Kast la noche del 27 de octubre, cuando sentenció que “yo no estoy dispuesto a unas primarias. Si el partido decide ir a una primaria, tendrá que tener otro candidato”.
Para Guillermo Ramírez, tras esa decisión -que hasta hora observan como irreversible-, el desafío va a estar en lograr la unidad a nivel de listas parlamentarias.
“Nosotros eventualmente podríamos llegar a un acuerdo que asegure una buena representación de las distintas opciones de la oposición y asegurar así una mayoría parlamentaria que nos permita, en un eventual gobierno de Evelyn Matthei, hacer las reformas que Chile necesita. Se trata de una oportunidad de oro y lo responsable es que, por lo menos, nos sentemos a conversar para intentar llegar a un acuerdo”, afirma. Y enfatiza que la posibilidad cierta de ser gobierno aumenta la obligación en torno a los consensos, “por lo que hasta el final nosotros vamos a insistir en la necesidad de ir unidos en las listas parlamentarias”.
Una de las impulsoras de la unidad ha sido justamente Matthei, quien -en la misma directriz planteada por el expresidente Sebastián Piñera, sobre la necesidad de construir un arco de fuerzas que fuera desde republicanos hasta Demócratas, al estilo de la Concertación- ha levantado la misma idea de una “unidad amplia” al estilo de lo que fue esa coalición.
En medio de la última milla electoral, hasta ahora, todo sigue igual. Sin reuniones agendadas en lo inmediato, con Kast llegando a la primera vuelta -muchos en Chile Vamos lo ven como una estrategia para potenciar a los candidatos al Parlamento y no porque crea efectivamente que tiene opciones de llegar a La Moneda-, con Matthei dispuesta a competir en la cancha que se le asigne (primarias o primera vuelta) y con listas parlamentarias separadas al Parlamento.