La opción menos arriesgada, la continuidad, el “diablo conocido”. El domingo pasado, los franceses mayores de 60 se inclinaron en masa a votar por el Presidente Emmanuel Macron. El centrista, que ganó la primera vuelta con un 27,8% de los votos, le debió gran parte de esto a los mayores: según Ipsos, el 30% entre los 60 y 69 años, y el 41% de los mayores de 70 votó por él. El problema es que, en el resto de los rangos etarios, su opción no entusiasmó tanto. Ya que mientras más joven el elector, menor el porcentaje obtenido por el actual presidente, por el que solo votó uno de cada cinco menores de 24.

El tema del “voto joven” toma una particular importancia en el balotaje del 24 de abril, en el que la candidata de extrema derecha Marine Le Pen tiene más cosas a su favor que en 2017, cuando perdió 33% a 66% frente al entonces desconocido Macron. Hoy, la candidata de Agrupación Nacional asusta mucho menos que entonces, y parte de sus promesas de campaña han ido en busca de los menores de 30, entre ellas la abolición del impuesto sobre la renta en este grupo.

Se trata de un grupo particularmente desencantado de la política, y precisamente aquel en el que la abstención es mayor: el 40% de los menores de 34 se quedó en casa el domingo pasado. Según un sondeo de febrero, el 57% de los menores de 30 respondía que no cuando se les preguntaba si sus preocupaciones y los temas que les inquietaban estaban presentes en el debate presidencial.

Una mujer pasa frente a carteles de campaña de Macron y Le Pen en Anglet, al suroeste de Francia. Foto: AP

A la luz de las últimas encuestas, la candidata que tiene que salir a buscar votos es Marine Le Pen: durante la última semana, el margen entre ella y el presidente actual se ha ampliado un poco, y Macron ganaría con el 53% de los votos, según el Instituto de Estudios de Opinión y Marketing en Francia y en el Extranjero (Ifop). La ultraderechista obtendría un 47%, según esta encuesta.

Según indicó The Economist tras el paso de Le Pen a la segunda vuelta, las promesas de abolir el impuesto sobre la renta a los menores de 30 años, bajar el valor añadido al petróleo, la electricidad y los peajes de autopistas habrían resonado más en los votantes jóvenes. Otro tema que separa a los dos candidatos tiene que ver con la edad de jubilación: mientras Macron insiste en subirla progresivamente de los 62 actuales a los 65 años, Le Pen pretende mantenerla, pero permitiendo a aquellos que empiecen a trabajar a los 20 o antes, el jubilar antes.

Daniel Boy, sociólogo electoral del Centro de Investigaciones Políticas de Sciences Po, en París, señala respecto de las posibilidades de Le Pen: “Las encuestas de intención de voto que ha habido hasta ahora para la segunda vuelta van entre 49% y 50%, el margen más estrecho que se puede tener. Por el momento, no hay ningún sondeo publicado que muestre a Marine Le Pen ganando, y siempre está a un punto o dos de Macron. Lo que quiero decir es que no es imposible que gane Le Pen, está en las posibilidades. Si los jóvenes no votan, porque no les agrada ni les importa Macron, eso podría abrirle la puerta a Marine Le Pen, no se descarta esa posibilidad”, dice a La Tercera.

Pero el gran ganador entre los jóvenes ni siquiera está en el balotaje: según sondeos de Harris Interactive, con el 34,8% de los votos de los menores de 24 años, el candidato de izquierda radical Jean-Luc Mélenchon -tercero en la primera vuelta- fue el preferido en los rangos etarios inferiores, y pasando por lejos a Macron, que consiguió un 24,3%. Macron pesa con su propio gobierno, a cargo del cual muchos lo han apuntado como “el presidente de los ricos”, debido a sus políticas sociales. Por esto, algunos expertos señalan que la juventud está prefiriendo proyectos de “populismo económico”, desde los dos extremos de la política.

Daniel Boy explica la preferencia por Mélenchon desde sus comunicaciones: “Perdóname la banalidad que voy a decir, pero los jóvenes son más impacientes, encuentran que las cosas no van a la velocidad necesaria. Encuentran que Macron no ha sido ni radical ni rápido. Y paradójicamente, votan por Mélenchon, que es mucho más viejo que Macron. Macron tiene 44, Mélenchon, 70. Eso poco importa: Mélenchon, cuando uno lo ve en Twitter o YouTube, tiene conferencias que son muy vivas, en las que llama a la emoción y a la indignación, y funciona entre los jóvenes. Muy lejos del registro de comunicación de Macron. Él está en un registro un poco más ‘racional’, donde se exponen los asuntos, se intenta convencer. Es una diferencia, de seguro. Puedes decir que quizás esta diferencia está solo en el ámbito emocional, pero las emociones son centrales en la política”.

El politólogo de Sciences Po Bordeaux, Yves Déloye, diferencia las juventudes que votan por la izquierda y la extrema derecha: “Los jóvenes que votan por Jean-Luc Mélenchon son sobre todo urbanos, diplomados y en situación de ‘descenso’ social relativo. En comparación, los jóvenes que apoyan a Le Pen son sobre todo rurales, menos diplomados”, explica a La Tercera.

En ese sentido, muchos medios internacionales han destacado cómo, a diferencia de otros países, en Francia son los mayores quienes votan más liberal, y son los jóvenes quienes se muestran más atraídos a la extrema izquierda y extrema derecha. Boy señala que, más allá de los extremos, el líder de Francia Insumisa tenía a su favor un tema particularmente preocupante para los rangos etarios inferiores: “El voto de Mélenchon es hacia su programa, que es muy radical desde la perspectiva social, muy radical desde lo ambiental, y es muy nuevo, porque sí, tenemos el Partido Verde, pero no tuvo mucho éxito. En cambio, en las elecciones pasadas, Mélenchon, a diferencia de todos los otros candidatos, presentó un programa muy orientado en el tema del cambio climático. Respecto del tema del cambio climático, se sabe que los jóvenes son muy sensibles a este, eso es un hecho: los jóvenes son los más inquietos con el cambio climático”, destaca.

“Es aún difícil evaluar con rigor si tendrá lugar una ‘transferencia’ entre los votos de Mélenchon de primera vuelta hacia Macron en el balotaje. Ahí hay que ser prudentes, porque las encuestas disponibles son frágiles. Se puede pensar que una parte grande se inclinará por Macron, para hacer ‘barrera’ contra Agrupación Nacional. Otros escogerán abstenerse o votar blanco. Las cosas son inciertas en este momento”, evalúa Déloye.

Un manifestante sostiene un cartel que dice: "ni Macron ni Le Pen", durante una protesta contra la extrema derecha en París, el 16 de abril de 2022. Foto: AP

Ahora bien, si la abstención llegó a porcentajes preocupantes el domingo (26%, la mayor desde 2002), el índice entre los jóvenes fue peor aún: 40% entre los menores de 34 años. Por el contrario, en los votantes de entre 60 y 69 años, la tasa bajó a 12%. Según una encuesta de Ipsos, el 28% de los que se abstienen dicen hacerlo porque no se han presentado nuevas propuestas, el 26% por la falta de méritos de los candidatos, y otro 26% por la sensación de que “la suerte ya está echada”. Luego de meses con Macron a la cabeza de las encuestas con un amplio margen, este último motivo hace mucho sentido.

Respecto de los jóvenes que se abstienen, los sociólogos no se sorprenden. “El hecho de que los jóvenes voten menos no es algo único de esta elección presidencial del domingo. Ha sido así desde hace tiempo, y en sociología electoral, cuando ves la curva del voto y la curva de la abstención, el primer factor explicativo es la edad: los jóvenes votan mucho menos que las personas de mayor edad. El peak de la votación es cerca de los 45, 50 años, con gente que está activa, en actividades profesionales. Cuando uno es muy viejo, tiene más dificultades para desplazarse, y cuando se es muy joven, no se está aún demasiado inserto en una red social, o de trabajo, y desde luego, en una red ideológica. Por eso, se vota menos, y es perfectamente clásico”, apunta Boy.

“Muchas razones pueden explicar esta mayor abstención joven. La campaña electoral de este 2022 no ha abordado mucho los temas que interesan a los jóvenes, como la lucha contra la precariedad, las cuestiones climáticas, universitarias y de cultura. Además, los jóvenes tienden a privilegiar otras formas de compromiso u acción política, como las manifestaciones”, explica Déloye.