Los resultados que han arrojado diferentes encuestas en los últimos meses -y particularmente las últimas semanas- son decidores: la percepción ciudadana de la situación política en Chile ha ido empeorando, con una baja identificación de los encuestados con los partidos, una evaluación positiva cada vez menor de los líderes políticos y un incremento en la sensación de corrupción. En el panorama actual, la pregunta es ¿qué buscan los chilenos de sus líderes?
Un estudio realizado por Ipsos y Fundación Camiseteados arroja luces sobre cuáles podrían ser las respuestas. La encuesta -realizada en formato online a 500 personas en el país- busca levantar evidencias sobre las expectativas de los liderazgos políticos, pero también empresariales y ciudadanos en Chile y, en ese contexto, reveló las características que los encuestados asocian a un buen líder político.
Las tres primeras posiciones son ocupadas por el valor de la ética (43%), descrita como “una persona honesta y que actúe de manera intachable”; la inteligencia y conocimiento (43%), “que tenga una comprensión profunda de los problemas y desafíos políticos”, y en tercer lugar, la capacidad de lograr acuerdos (33%), definido como “la capacidad de colaborar con otros líderes y grupos políticos para lograr objetivos comunes”.
“En el contexto en el que se hizo la encuesta, la crisis política que estamos atravesando -de transparencia, de probidad en distintos campos- fue uno de los temas más atingentes: estaba los casos convenios, Hermosilla y Factop…, entonces, si vemos la encuesta, son personas que estaban informadas y, en este contexto, ¿qué es lo que más les importa de un líder político? Que tenga ética”, dice Karen Rauch, directora de Fundación Camiseteados.
Dentro de los atributos más mencionados de un buen líder también se encuentran las habilidades de resolución de problemas (“ser capaz de identificar y abordar los problemas políticos de manera efectiva, buscando soluciones viables y equitativas”) y la empatía (“comprender y conectar con las necesidades y preocupaciones”), con un 31% y 27%, respectivamente.
Para Rauch, estas características describen lo que denomina un “agente de cambio”, es decir, personas que “identifican una problemática, se hacen cargo del problema, resuelven cómo hacerlo, pero no lo hacen solos: buscan la colaboración como motor de esa transformación”.
El subgerente de Estudios Públicos de Ipsos, Miguel Ángel Pinto, refuerza que “los atributos que han sido tradicionalmente esperables para un líder político, como es la inteligencia, la capacidad de lograr acuerdos, pasaron a segundo plano, porque la gente está muy preocupada del tema de corrupción”.
Agrega que cualidades como la empatía y la capacidad de lograr acuerdos también se relacionan a temas que han marcado la agenda estos años: mientras que la primera, Pinto la asocia al descontento de la ciudadanía y la percepción de desconexión con la clase política desde el estallido social, la segunda -dice- tendría que ver con la extensión del proceso constitucional.
En el estudio también se consultó el tipo de liderazgo político necesario para el país, ya sea conciliador (“que tome decisiones escuchando a los demás, aunque tarde más tiempo en implementar soluciones”) o pragmático (“que tome decisiones de manera rápida, privilegiando las urgencias, sin perder el tiempo en buscar acuerdos”). Con un 57% se impuso el liderazgo pragmático.
Un resultado que, en opinión de Pinto, se relaciona a las dificultades de la clase política actual para lograr acuerdos y soluciones. “Está esta sensación en la ciudadanía, y que es peligrosa, de que los políticos no se ponen de acuerdo y no avanzan, que no se concretan medidas”. Peligroso, dice, porque es un clima que puede dar espacios a “otros liderazgos muy autoritarios, con decisiones muy extremas, muy populistas. Lo hemos visto en Brasil, lo vemos ahora en Argentina”.
Otra de las preguntas refería al tipo de líderes y un 52% de los encuestados prefirió un liderazgo con experiencia, mientras que un 45% eligió la opción de líderes jóvenes.
Un resultado que sorprende, dice Pinto, porque esperaba una diferencia generacional mayor. Es decir, que encuestados más jóvenes votaran por líderes jóvenes y encuestados mayores por liderazgos con experiencia. “Si bien se da esta tendencia, está bien dividido. Me parece que el efecto de la caída de la aprobación o el desencanto tan rápido con el Presidente Gabriel Boric puede haber generado este cambio”, sostiene.
Líderes positivos
“En Chile hay pocos(as) líderes positivos”. Esa es la afirmación con la que el 69% de los encuestados estuvo de acuerdo, mientras que sólo un 13% cree que en el país “hay bastantes líderes positivos” y el mismo porcentaje cree que Chile no tiene este tipo de liderazgo.
“Sólo un 13% de los encuestados menciona que hay líderes positivos y eso habla de que hay una percepción súper fuerte de que no nos están conduciendo de manera correcta”, asegura el subgerente de Estudios Públicos de Ipsos.
¿Y en qué áreas están mayoritariamente estos liderazgos positivos? Los encuestados identificaron, en primer lugar, a los deportistas, con un 42%. Este resultado -concuerdan tanto Karen Rauch y Miguel Ángel Pinto- se vio fuertemente influenciado por el contexto en el que se midió el sondeo: los Juegos Panamericanos.
Les siguen los emprendedores (28%), las personalidades de la cultura (22%) y científicos y académicos (22%).
“Este año tuvimos un boom con el deporte por los Panamericanos y Parapanamericanos. Pero también me parece muy relevante que aparezcan los científicos y académicos, que la ciencia tenga un lugar en los liderazgos positivos y se vea su valor”, dice Rauch.
Pinto añade que el liderazgo deportivo no extraña por el contexto, pero también porque “al no encontrar líderes positivos en otro tipo de esfera, se recurre a mencionar el deporte”.
Los partidos políticos, en tanto, se posicionaron en el quinto lugar, con un 14%, seguidos por los empresarios (12%). Estas dos esferas, sin embargo, fueron las más mencionadas ante la pregunta de áreas de la sociedad en donde se necesita desarrollar líderes positivos. Los partidos políticos fueron elegidos por más de la mitad de los encuestados (51%) y los empresarios quedaron en segundo lugar (36%).
“En este estudio no tenemos data histórica, porque esta es una pregunta nueva, pero en otros estudios hemos visto cómo han ido cayendo muchísimo los gremios empresariales y los partidos políticos. Se mantienen con niveles de aprobación cercanos al 10% o al 15%, que es bajísimo. Por otro lado, lo que sí pasó fue que hubo un efecto importante, sobre todo por el caso convenios, en la percepción de las fundaciones. Hubo un daño general a su reputación”, dice Pinto.
Sin embargo, la directora de Camiseteados añade que, a pesar de las controversias, “llama la atención que las fundaciones no aparecen en último lugar del ranking y están más arriba que, por ejemplo, personalidades de las redes sociales”. En el caso de las fundaciones, un 10% de los encuestados consideró que hay líderes positivos, mientras que sólo un 7% mencionó a influencers.
Este último caso, dice Pinto, puede deberse a que los líderes de redes sociales pueden ser más bien de nicho. “Son liderazgos muy temáticos, entonces no alcanzan a congregar un número mayor de gente, por eso no aparecen tan mencionados”.
Mundo empresarial
Dentro del estudio también se pregunta sobre los atributos asociados a un buen líder empresarial. El más destacado, con casi la mitad de las preferencias, fue la inteligencia y el conocimiento (47%). Le siguen la habilidad de resolución de problemas y la ética (ambos con un 39%), la empatía (30%) y la capacidad de lograr acuerdos (30%).
En la otra vereda, también se definieron los errores que puede cometer un líder empresarial y que perjudican su credibilidad. Por el 49%, la opción más votada fue el abuso del poder, seguida por mentir o faltar a la palabra o compromiso (37%), actuar de manera poco ética (31%), ser poco transparente o confuso en los mensajes (22%) y ser arrogante o poco humilde (20%).
“Que aparezca la inteligencia y conocimiento en primer lugar habla de una percepción de que tiene que haber meritocracia en esto, que tiene que estar la persona más idónea. Lo interesante ahí es que el fraseo de esa alternativa incluía el que sea consciente de los desafíos que tiene la empresa en la sociedad en general, pero también con el medioambiente y los desafíos que tenemos como país. Hay una altísima expectativa de que los líderes empresariales se conecten con los temas sociales y medioambientales”, afirma Pinto.
Por su parte, Rauch destaca la importancia de medir anualmente los atributos de un buen liderazgo en general. “El mundo está cambiando y lo hace cada vez más rápido. Tenemos que estar preparados para ir leyendo esas tendencias y tener la capacidad de adaptarnos a esos cambios, ya sea desde el mundo empresarial, el gobierno e incluso desde la política”, concluye.