En uno de los pasillos del Segundo Piso de la Municipalidad de Santiago, el alcalde Felipe Alessandri Vergara (45) inauguró hace poco una galería con grandes retratos -en blanco y negro- de sus antecesores desde la recuperación de la democracia. Ahí lucen imponentes Jaime Ravinet, Joaquín Lavín, Raúl Alcaíno, Pablo Zalaquett, Carolina Tohá y el mismo Alessandri. “No había nada que recordara sus gestiones y se me ocurrió esta idea”, señala el edil de Renovación Nacional, para luego comentar -con la voz más baja- que todos ellos soñaron desde aquí con llegar a La Moneda.
¿Y usted?
Yo debo ser el único alcalde que tiene más de un 80 por ciento de conocimiento que no está aspirando a La Moneda. Yo tengo un compromiso con mis vecinos y voy a trabajar incansablemente por la pandemia, la cesantía, el hambre y la seguridad, porque desde aquí no se ve La Moneda -señala Alessandri mirando a través de la ventana de su oficina, desde donde se aprecia un gran movimiento de personas en la Plaza de Armas y sus alrededores, que se mantuvo prácticamente cerrada entre el 26 de marzo y el 17 de agosto-.
“Santiago vivió una de las cuarentenas más largas del mundo: 143 días de confinamiento total, un período muy complejo para nuestros vecinos, locatarios y contribuyentes. Estábamos saliendo del mazazo que significó el estallido social y en eso nos agarra la pandemia... Yo fui quizás el primer alcalde que dijo que tenía vecinos ’que estaban pasando hambre’. Y eso, entre otras cosas, gatilló políticas públicas como las cajas de mercadería que entregó el gobierno”.
¿Qué ha sido lo más difícil de este período?
La pandemia desnudó cosas que nadie quería mostrar y que escondíamos debajo de la alfombra, como el hacinamiento y la migración irregular que se produjo porque alguien -que hoy preside un partido político- abrió la puerta y ahora somos los alcaldes los que tenemos que administrar hacinamientos, desempleo, hambre y una xenofobia en ciernes que ya se deja ver en los barrios...
¿Ve posible un segundo gobierno consecutivo de Chile Vamos como estaba en el cronograma original de Piñera?
Completamente posible y hoy día creo que es lo más probable que pase. A mí me interesa que nuestro sector siga al mando del país para enrielarlo y sacar la nueva Constitución que el próximo Presidente tendrá que firmar y unir a Chile. El próximo gobierno tiene que ser un gobierno de unidad. Y creo que nuestro sector, buscando el centro y la unidad en las próximas elecciones, jugará un rol preponderante.
¿Comparte con Joaquín Lavín que el próximo debe ser un gobierno de unidad?
Completamente, porque hemos visto las divisiones que han surgido en los últimos años y, cuando estamos divididos como país es cuando retrocedemos. Aquí tenemos que buscar puntos de entendimiento y avanzar juntos.
¿Y qué le parece la nueva definición política de Lavín: socialdemócrata?
Más que compartir o no, yo me declaro como alguien de una centroderecha moderna, liberal y social. Y creo que Lavín, la Evelyn, Jadue y Carter adelantaron un proceso (presidencial) que no era necesario. Nosotros fuimos electos alcaldes por cuatro años y no es el momento de candidaturas presidenciales. Cuando tenemos problemas tan graves como la pandemia, un millón 800 mil personas cesantes -según las últimas cifras del INE-, preparar el plebiscito y todos los temas coyunturales que tiene que administrar una comuna, haber adelantado el proceso presidencial creo que no es positivo y los vecinos finalmente lo resienten. No estoy diciendo que los alcaldes no puedan ser candidatos, todo lo contrario, ojalá que alguien que haya pasado por una alcaldía sea el próximo Presidente de la República.
¿Entre Lavín y Matthei, quién es su candidato?
Todavía queda tiempo, yo he votado por los dos para presidentes, pero hoy no es tiempo de definiciones presidenciales. Yo creo que van a surgir nuevos candidatos y el tema presidencial se va a definir después de las municipales. Puede haber sorpresas. Perfectamente puede surgir alguien que no esté hoy día rondando...
¿Quién podría ser?
Dentro de Renovación Nacional, por ejemplo, hay varias figuras que pueden surgir, estoy pensando en Mario Desbordes, Cristián Monckeberg o Karla Rubilar... Hemos visto que así ha sido en períodos anteriores, cuando surgió Laurence Golborne o en su momento Michelle Bachelet... No nos adelantemos, vamos paso a paso, hoy las prioridades son pandemia, cesantía y hambre.
A propósito de RN, su partido quedó descabezado tras la salida de Mario Desbordes. ¿Cuál es su candidato (a) para presidir la colectividad?
Paulina Núñez ha hecho una carrera desde abajo, es una mujer de regiones y sumamente preparada y representa muy bien la diversidad al interior del partido.
Volviendo al plebiscito, si Santiago estuviera con las cifras de contagio que tienen hoy Concepción o Punta Arenas, ¿qué sería partidario de hacer?
El plebiscito se tiene que realizar. Hicimos un acuerdo el 15 de noviembre en que participaron prácticamente todas las fuerzas, salvo el Partido Comunista que se autoexcluyeron, y ese pacto hay que honrarlo. Parte del estallido que vimos en octubre fue por esta desconfianza hacia la clase política. Nosotros ya comunicamos al Servicio Electoral que ponemos todos los inmuebles municipales -44 colegios, 21 jardines infantiles, la Estación Mapocho, los parques Quinta Normal y O’Higgins- a disposición de ellos. Ahora si llegada la semana del 25 de octubre vemos que hay un rebrote, la autoridad sanitaria deberá decir que, por la seguridad de los electores y los ciudadanos, es preferible postergarlo.
Su sector se divide entre el Apruebo y el Rechazo, ¿usted por cuál opción está?
Yo lo manifesté hace tiempo, estoy por el Apruebo, porque creo que el Chile de los últimos 30 y 40 años se diferencia del Chile en los años 70, porque tenemos una gran clase media. Antiguamente en Chile había una clase rica, muy pequeña y gente muy vulnerable. Hoy día tenemos una gran clase media que se ha capacitado, que ha aprendido, que vive mucho mejor que sus padres y que sus abuelos, y esa clase media quiere sentirse parte de nuestro país y quieren manifestarse y tener una Constitución nacida en democracia. Que ellos hayan podido influir para generar estas reglas comunes a todos y que tengan la validación ciudadana. Entonces yo siento que no podemos restarnos de eso, que una nueva Constitución es un problema feliz que tenemos que abordar. Yo entiendo que siempre hay un grupo más conservador que legítimamente piensa que Chile no está preparado y no está lo suficientemente maduro y que en el fondo quiere tener una democracia dirigida. Pasó al año 80 con los constituyentes. Le pasó al León de Tarapacá, mi pariente, el año 25. Yo creo que Chile debe tener una nueva Constitución nacida en democracia sin ataduras del pasado y que proyecte a Chile a una sociedad del conocimiento que valore la ciencia y la tecnología; y que se reconozcan los pueblos originarios.
Cada vez hay más partidarios del Apruebo en la centroderecha, ¿no será que su sector no quiere aparecer perdiendo la noche del 25 de octubre, en el sentido que todo indica que el Apruebo ganará?
Para nada. Hay una convicción genuina en mi sector por el Apruebo. Yo recibí algunos tirones de orejas cuando manifesté en enero que “los momificados no querían que nada cambie”. Efectivamente creo que hoy existe una apertura mayor de distinta gente de mi sector; en Renovación Nacional hay un grupo importante que está por el Apruebo que pensamos que no nos podemos farrear la oportunidad de tener una nueva Constitución, que no es una carta en blanco y tampoco es una discusión producto de la violencia; en un marco nuevo que nos una por los próximos 50 años. Y que Chile hoy en el 2020 está suficientemente maduro para sentarnos en una mesa una amplia mayoría. Los que no quieren sentarse, ellos solos se van a excluir. Estoy pensando en aquellos que quieren que Chile se transforme en Venezuela.
¿Para muchos este plebiscito será un referéndum para Piñera?
En ningún caso, todo lo contrario. Sebastián Piñera pasará a la historia como el Presidente que impulsó este cambio constitucional en uno de los períodos más complejo de Chile en los últimos 40 años.
Bajamos junto a Alessandri y el fotógrafo a la Plaza de Armas e inmediatamente comienzan a acercarse a él hombres y mujeres de todas las edades para pedirle cosas...
“El señor que se me acercó recién me dijo que su joyería está cerrada desde el estallido social; para qué decir todos los restoranes desde la Fuente Alemana, Las Essam -un local familiar que cerró después de 30 años-, eso a mí me duele. Así en estas condiciones críticas tenemos apartahoteles, los locales de los portales, la galería de los músicos junto al Crowe Plaza que durante el estallido los saquearon y quemaron los instrumentos afuera; el castillito del Parque Forestal cerrado y vandalizado... Yo me he reunido con Sercotec y con el Ministerio de Economía para poder llegar con un capital en plata. Eso, eso necesitan.
¿Esta pandemia hace necesario replantearse la forma de hacer política?
Yo tengo una rutina de trabajo 70/30: 70% de mi tiempo en la calle y 30% aquí, en la alcaldía. Esa frase que ustedes aparecen sólo para las campañas y, después, si te he visto, no me acuerdo, en los alcaldes no se da. Por eso que en tiempos de pandemia y estallido social los alcaldes y alcaldesas quedamos cinco escalones más arriba que el político.
A usted se le ve menos que a sus pares en los matinales, ¿no lo invitan o rechaza las invitaciones?
Yo no quisiera en ningún caso descalificar a los matinales, todo lo contrario, yo creo que son una buena plataforma para comunicar, de llegar a las cocinas de cada casa, y parte de la política es comunicar. Voy a matinales con relativa frecuencia, pero el trabajo acá en Santiago es muy intenso. Entonces voy a los matinales solo cuando tengo algo que aportar relativo a mi gestión municipal.