Una bandera mexicana ocupa casi todo un muro de su oficina de abogados. Esa bandera prolijamente enmarcada no es un fetiche. Es el testimonio escrito a mano de cada uno de los padres y madres de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos en Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre de 2014.

“Es lo más preciado que tengo aquí”, afirma el abogado Francisco Cox, que fue uno de los cinco expertos que nombró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para investigar esa tragedia, que en el 2022 fue calificada como un crimen de Estado.

Familias protestan por la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa. México, Ciudad de México.

Para investigar, Cox tuvo que entrar al corazón del crimen organizado. Observó cómo operan, cómo se expanden, cómo cooptan funcionarios públicos, cómo lentamente van marginando al Estado y sometiendo a la comunidad y a las instituciones. Él habla desde allí.

Desde esa experiencia, ¿cómo ve la situación aquí de la violencia, del crimen organizado? ¿Punto de inflexión?

Lo primero es entender que este tema tiene una complejidad mayor, y no veo que la clase política lo esté abordando en toda su dimensión. El crimen organizado, sea narco o no, busca el control territorial. Su objetivo es hacerse dueño de un territorio. Eso es clave para dimensionar el problema.

Pero eso se ha dicho…

Sí, pero después de muchos años. Al primero que se lo escuché fue al subsecretario del Interior Manuel Monsalve. Él dijo tempranamente: “Hay que volver a recuperar el territorio con presencia del Estado”. Bueno, ahí hay que poner el foco.

¿Por qué?

Porque aunque parezca una paradoja, el problema no es la droga… Ese es el medio para tener poder adquisitivo y ejercer el control territorial. Pero las fuentes de ingreso de los carteles puede variar. Puede ser la extorsión, el secuestro, el tráfico de personas, el comercio sexual ilegal. Por ejemplo, en el norte de México, cuando los Zetas tenían el control, extorsionaban a las compañías de gas natural. Si no les pagaban una comisión, la amenaza es que los harían explotar. Esa es la lógica que debemos incorporar: cómo están funcionando, dónde y con quiénes se están relacionando.

Y realmente, ¿aquí no lo sabemos?

No. Y eso es lo que más me preocupa. Se pone el foco en el número de incautación de drogas más que en el análisis de la estructura de las bandas.

¿Para qué? Bueno, para saber qué funcionarios están más expuestos a la cooptación. Por ejemplo, aquí todo el mundo encuentra súper razonable que la policía no intervenga en un narcofuneral. Se dice que puede ser mucho peor el resultado. ¿Pero sabemos cómo se acuerda ese contacto? ¿Quién se acerca a hablar? ¿El policía? ¿Los que vienen con armas? ¿Hay una conversación ahí? ¿Sabemos algo de eso? Porque, ojo, así fue cómo surgieron los Zetas…

Funeral Narco Poblacion Rosita Renard Foto : Andres Perez

¿En el contacto está el peligro?

Claro. Los Zetas eran militares enviados a combatir la delincuencia a la zona norte de México. Viviendo allí empezaron a frecuentar los bares y, según tengo entendido, los prostíbulos también eran controlados por el cartel. Entonces, se empiezan a encontrar, dialogan y ahí viene la propuesta: “¿Y que tal si mejor pasan a ser nuestro círculo de protección? Así fue como los Zetas, junto con cumplir con su función militar, terminaron siendo sus guardias. Luego tomaron detenidos a los jefes y los Zetas tomaron todo el control. Así se dan esos contactos. Por eso pongo el acento en la importancia de la investigación interna en las fuerzas policiales, de la fiscalización.

Modo matinal

Ha sido una semana intensa en la discusión sobre las atribuciones que requieren las policías para hacer frente a la delincuencia. ¿Este debate permite afrontar el problema real?

Creo que el tema amerita una conversación un poquito más profunda y veo con mucha preocupación que el debate queda encerrado en la emotividad.

¿Irracional?

Vociferante. El Congreso se pone en modo matinal para sacar una legislatura que también es de matinal. No ven el problema real. Sin duda que la muerte de dos carabineros en tan poco tiempo es una situación dramática, brutal. Imposible no solidarizar, pero el enfoque de estas leyes que se están aprobando no va a resolver el problema. De hecho, ni siquiera hay un problema ahí.

¿No es necesario empoderar a las policías, darle nuevas herramientas para una delincuencia que cambió?

Sí, ¿pero cuántos policías están detenidos o condenados por haber usado sus armas -de manera racional y proporcional- en un procedimiento? Deben ser muy pocos. Sin embargo, la postura de una parte del mundo político es no cuestionar ni fiscalizar ni controlar a la fuerza policial. Dicen que eso se traduce en un debilitamiento de las policías, lo cual es absurdamente equivocado y sumamente peligroso.

Es lo que hoy se les critica al Presidente y a su generación: que haber criticado y confrontado a Carabineros los debilitó…

Me parece muy peligroso instalar la idea de que nadie puede criticar a las policías. Es la mejor receta para un fracaso. Podemos terminar en crear la figura de un súper policía sin ningún tipo de control. ¿Miremos de nuevo la experiencia de México?

A ver…

El súper policía Genaro García Luna, que era el zar antidrogas, condecorado por México, incluso por autoridades de Estados Unidos, estaba cooptado con el Cartel de Sinaloa. Les brindaba protección, los ayudaba a deshacerse de la competencia. Ese es el problema de crear figuras que no pueden ser fiscalizadas: son fácilmente cooptadas por el crimen organizado.

Bien alarmante lo que plantea…

Es que te hablo de lo que he visto e investigado. No creo que haya muchos chilenos que hayan estado en el estado de Guerrero, la cuna de donde salen los cargamentos de heroína hacia Chicago. Ahí el cartel controla el precio del agua, del pollo, del pan. Citan a los vendedores y se les fija el precio. Es una especie de economía centralmente planificada por el cartel. Y como el poder adquisitivo que tienen es gigantesco, cooptan a los funcionarios de la policía municipal, estatal y federal.

¿Así se empieza a corroer el Estado?

Absolutamente, por eso insisto tanto: ¡Por favor, no construyamos zares de la droga, no tengamos una policía sin control! Es muy desolador ver esta competencia por quién declara más incondicionalmente su amor a la policía. Me parece muy bien, a las fuerzas policiales hay que apoyarlas, pero hay que fiscalizarlas también y exigirles que rindan cuentas de las herramientas que se le han dado.

En la perspectiva de que el crimen organizado hay que abordarlo desde muchos focos, ¿intervenir las cárceles también es prioridad? Muchas bandas operan desde allí…

Totalmente, pero antes déjame decirte que otro punto sumamente estratégico es que Chile debería establecer una alianza de extradición con Estados Unidos. Efectivamente, en México controlan las cárceles locales, pero a lo que le tienen terror es a que los extraditen a EE.UU.

Como sucedió con el Chapo Guzmán…

Joaquín "El Chapo" Guzmán extraditado a Estados Unidos.

Exactamente. Entiendo que aquí se está pensando en tener cárceles de máxima seguridad. Es un buen camino, pero antes tienes que tener una política de persecución efectiva. Por eso la delación compensada se tiene que usar inteligentemente. Sirven para construir y develar la estructura y el funcionamiento.

Eso está en la nueva ley…

Sí, pero me parece que no va a funcionar. La atribución la da el tribunal. Pero es el fiscal es el que debe tener esa herramienta para decirle a la persona: “Me das información y yo te doy protección e inmunidad”. Además, tienes que tener un organismo muy potente de protección de la persona y de su familia y darle recursos para que se pueda mantener. Por eso te digo que esto es sumamente complejo y con muchas derivadas.

A ciegas

Una discusión es qué hacer con Carabineros. Lo otro es qué permitió que en Chile se haya instalado el crimen organizado con tanta fuerza…

No tengo una explicación. Pero esto se veía venir hace rato. Tenemos un déficit investigativo enorme. Tenemos un problema con el Estado benefactor que está ausente, y eso lo empieza a ocupar el narco. En su zona, el Tren de Aragua tiene una fundación que se llama “Somos Barrio” y provee servicios a la comunidad. Ellos le dan lo que el Estado no entrega. Y con eso generan lealtad que, al final, es una forma de protección. Entonces, esto no se resuelve sólo con la persecución penal. El Estado tiene que estar presente y salir a ganar territorio.

¿Diría que estamos caminando un poco a ciegas?

Creo que estamos bastante a ciegas sobre cómo funcionan los carteles en Chile. ¿Tenemos información sobre quiénes son los cabecillas? El único que lo ha hecho es el fiscal de Antofagasta cuando entregó información sobre la filial del Tren de Aragua. Eso me angustia un poco. Veo que la política nacional ha sido reactiva frente a este fenómeno. Dicen: “Subamos las penas”, pero hoy matar a un policía tiene presidio mayor en su grado máximo. Por lo tanto, el aumento de penas no resuelve todo.

Tren de Aragua

¿No es una señal que marca un cambio en el modo en que se enfrenta esta violencia?

Quizá aparentemente, pero te aseguro que esta nueva ley no va a disminuir la cantidad de carabineros muertos. ¿Cómo le das real tranquilidad a la población? Lo haces cuando empiezas a desbaratar efectivamente a estas bandas y muestras un plan concreto.

¿Demoler las casas narco es un plan concreto, por ejemplo?

Mira, aunque todos digan que la estrategia de Rodolfo Carter no sirve para nada, creo que el alcalde tiene una intuición correcta: recuperar territorio. Te pongo dos imágenes: una, Carabineros resguardando un narcofuneral y la otra, un alcalde rompiendo una supuesta casa narco. ¿Quién está recuperando más territorio?

También está el argumento respecto a que es puro efectivismo y que los grandes cabecillas viven en otra parte.

Hay harto de mito en eso. Al menos en México, los grandes narcotraficantes se mantienen en sus barrios y los mejoran. La mamá del Chapo sigue viviendo en su misma ciudad. Entre varias otras cosas, es en sus zonas donde los protegen, porque todos se han beneficiado del éxito de ese cartel.

Estamos lejos de esa realidad, ¿o no tanto?

El crimen organizado en Chile todavía no tiene el nivel de consolidación, de profesionalismo ni de poder adquisitivo que tiene en otras partes de la región. Pero hay señales que deben alertarnos.

¿Como cuáles?

Quizá tiene que ver con lo que se llama “narcocultura”. Mira, entiendo que hay un famoso mausoleo de un joven que murió, creo que se llama Dieguito. Le construyeron un mausoleo en la mitad de una plaza pública y nadie se atreve a tocarlo por miedo a las represalias. O lo que sucedió con el narcofuneral en Valparaíso, en que cerraron calles y suspendieron las clases. Ese tipo de cosas son desmoralizantes para la ciudadanía. ¿Cómo se van a atrever a denunciar a quienes la policía no se atreve a detener cuando van disparando a vista y paciencia de todos? Eso es gravísimo y aquí se lo toman con demasiada liviandad.