Medio en serio, medio en broma, la pregunta se repite en los mundos de Apruebo Dignidad: “¿Revisaste tu cuenta de Twitter? ¿Tus posteos antiguos de Facebook?”. Porque si el pasado siempre puede venir a arruinar el presente, más aún en estos días en que el equipo de presidente electo Gabriel Boric está armando su primer gabinete. Y en tiempos de funas y cancelaciones fáciles, el chequeo de datos y control de daños se ha hecho fundamental.

Pero no sólo tiene que ver con redes sociales. En el equipo del mandatario electo han sido enfáticos en que hay que evitar los errores iniciales que empañen su debut. A modo de ejemplo, mencionan lo que pasó con el nombramiento de Claudia Peirano como subsecretaria de Educación en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, cuando debió renunciar antes de asumir en el cargo porque aparecieron unas declaraciones que había dado en el pasado, en que se oponía a la gratuidad, además del eventual conflicto de interés de su exmarido, entre otros motivos.

También recuerdan el caso de Mauricio Rojas, quien salió del Ministerio de Cultura a sólo horas de haber sido nombrado por el Presidente Piñera, por las críticas que había hecho al Museo de la Memoria.

Por eso, en el comando de Boric no ocultan el nerviosismo y admiten que la definición de cargos es una de las señales más importantes que tienen que dar. Y el tiempo apremia, porque han prometido que el gabinete será anunciado en los próximos días.

La tarea, reconocen, no ha sido sencilla. Porque desde la elección presidencial han sido varias las postulaciones para elegir a quienes encabezarán los 24 ministerios y las 39 subsecretarías. Los partidos -salvo el PS- entregaron sus listas de propuestas la primera semana de enero. Y ahora, hasta por WhatsApp circulan peticiones de propuestas para cargos de segunda línea. Por ejemplo, el domingo pasado se envió un mensaje a los militantes de Convergencia Social para que recomendaran nombres y entregaran CV para los delegados presidenciales regionales y seremis. Nóminas que serán enviadas mañana al comando.

También hay miembros de los equipos de trabajo de Boric que han decidido reunirse con extrabajadores del actual gobierno para pedir recomendaciones y no equivocarse en la selección. “La intención es que la máquina no pare, el Estado no puede darse el lujo de ‘parar’ en medio de una pandemia, y cualquier error en los nombramientos puede ser perjudicial”, dicen quienes han participado de algunas de esas citas extraoficiales.

Pero más allá de las largas listas de nombres y sugerencias, la decisión siempre dependerá del comité político, compuesto por el mandatario electo, Giorgio Jackson, Izkia Siches y Camila Vallejo, quienes han pedido información y antecedentes a cada aspirante.

Además hay un equipo técnico encargado de revisar y organizar cada nombre que llega a “La Moneda chica”. Ese grupo parte por la socióloga Antonia Rozas (independiente), quien es la administradora de la gestión y ha tomado liderazgo en el proceso, para el cual el equipo decidió asesorarse por una empresa externa para perfeccionar los criterios de evaluación y minimizar el margen de error.

Giorgio Jackson ha liderado la revisión de nombres para el futuro gobierno.

El camino de los datos

“Nombrar un gabinete es difícil, no es una tarea corta, hacerla en forma manual es un error. La tecnología está, los datos también”. El 24 de diciembre pasado, apenas cinco días después del triunfo de Gabriel Boric, Antonio Díaz-Araujo, gerente general de la empresa de big data Unholster, hacía ese análisis en una columna publicada en The Clinic. En ella, planteaba que para evitar sorpresas, un equipo que realizara ese tipo de designaciones debía “filtrar con un método de investigación a todo candidato, venga del mundo público o privado”.

Detrás del planteamiento había una idea concreta. Desde hace varios años, Unholster ofrece como uno de sus productos un software que agrupa información de diversas bases de datos a nivel nacional y que permite detectar posibles puntos problemáticos que alguien puede tener para un desempeño laboral o para asumir un puesto.

El sistema, llamado Auditoría Continua, es usado sobre todo por empresas y permite además algo relevante: el cliente es quien puede fijar los filtros que quiere para detectar alertas, yendo más allá de las prohibiciones meramente legales.

“Chile tiene todo para poder automatizar este proceso de análisis: tenemos Gobierno Transparente, dictámenes de Contraloría, el Poder Judicial tiene las causas digitalizadas, está Mercado Público, están las relaciones familiares que las personas someten al escrutinio de la investigación. Es una demanda independiente de si tú quieres armar un gabinete o, por ejemplo, monitorear el proceso de compliance de tu empresa”, explica Díaz-Araujo.

El puente con el equipo del presidente electo ya estaba construido. Durante la campaña electoral, cuatro de los siete comandos presidenciales se reunieron con Unholster para evaluar la contratación de servicios vinculados a inteligencia electoral.

La firma terminó trabajando junto a Boric y desarrollando, como principal insumo, una serie de mapas a nivel comunal que superponían información sobre los votantes a partir de un análisis de las mesas, y permitía identificar, manzana por manzana, cuáles eran las zonas más susceptibles de lograr apoyos.

Dichos documentos -que eran analizados directamente por el equipo núcleo de campaña que estaba integrado por Jackson, el líder de estrategia Sebastián Kraljevich y, en segunda vuelta, por Siches- se entregaron para la primera vuelta y el balotaje, aunque en este último caso se incorporó la información de los votos emitidos a mediados de noviembre. Con el modelo realizado, la actualización se pudo llevar a cabo a tiempo para la fase oficial de la campaña del balotaje, que comenzó el sábado 4 de diciembre, menos de dos semanas después de la votación inicial.

Con ese vínculo de trabajo, el comando de Boric volvió a solicitar los servicios de Unholster para contratar el software que realiza la tarea de analizar de posibles incompatibilidades o problemas para los cargos públicos que deben nombrar, que se estiman en más de 3.300 y cuya línea más visible son los ministros. Una tarea que, además, se realiza contra el tiempo: el acuerdo se cerró la última semana de diciembre y empezó a ejecutarse desde el 2 de enero.

El funcionamiento del sistema de Auditoría Continua es un proceso. La parte más relevante es la inicial: allí es donde cada cliente fija los “filtros” que se buscará detectar como potenciales puntos críticos en los antecedentes de las personas que se analizarán.

Se definen reglas. Por ejemplo, me interesa que no haya conflictos de interés entre las personas que compran y venden, y que estén emparentadas hasta uno o dos grados. Pero no es sólo legal: hay empresas que cumplen el estándar internacional, y muchas veces es superior al local. Por eso, ésas son definiciones que tú adaptas a cada uno de los clientes”, explica Díaz-Araujo.

Sólo una vez que eso está realizado se pasa a la fase del análisis, que además puede irse ajustando con el correr del tiempo de acuerdo con las peticiones y la información que pueda entregarse. En varios casos, no sólo es al candidato a la posición, sino también a su entorno inmediato familiar y de relaciones: esto, porque es común que sea a ese nivel donde existan potenciales conflictos de interés o vinculaciones problemáticas.

El proceso se alimenta además con otros datos públicos, como los perfiles de redes sociales de las personas, y los elementos adicionales que pueda entregar cada cliente. Los límites están en aquella información que no está disponible públicamente: por ejemplo, no hay posibilidad de hacer análisis a la información bancaria, porque ésta es privada, pero sí a las redes de sociedades y bienes que pueda tener declarados y registrados una persona.

Y lo que el software entrega es una detección inmediata de las personas que no cumplen con los parámetros fijados al comienzo del proceso. Después de la detección, la decisión de qué hacer con esos datos vuelve al equipo del presidente electo.

En el comando de Boric han sido insistentes con los criterios para filtrar a los postulantes. Dentro de ellos hay temas legales, como demandas por pensión alimenticia, inhabilidad para trabajar con niños y violencia intrafamiliar; temas laborales, conflictos de interés, y también temas mediáticos, como declaraciones en redes sociales, las que son más difíciles de revisar con precisión total por el big data, por los que son analizadas de forma interna. En ese punto, el chequeo de opiniones va desde dichos sobre Carabineros -más aún en el período post estallido- hasta el calibre de sus referencias a los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.

Y aunque Antonia Rozas es quien ha estado pendiente de los temas técnicos, es Giorgio Jackson quien ha supervisado todo el proceso. Lo que ellos hacen, explican, es comparar las revisiones que hace el equipo interno, a partir de los antecedentes de cada aspirante, con los resultados de Unholster, y a partir de esas conclusiones definir posturas.

Izkia Siches podría asumir en el Ministerio del Interior.

El puzle

El gabinete será anunciado la próxima semana y según dicen los postulantes a los cargos públicos, hay mucho hermetismo desde el círculo íntimo de Boric, incluso para quienes tienen posibilidades concretas de obtener un puesto relevante en la administración que asume en marzo. Porque, como ha dicho el propio Mandatario electo, el puzle -entre partidos, géneros, regiones- es complejo de armar. Por lo mismo, pocos pueden decir que tienen un lugar asegurado, salvo el círculo de hierro de “La Moneda chica”, quien de todas formas serán el núcleo central del despegue del gobierno de Apruebo Dignidad.

En el caso de Jackson, en los últimos días se habría ido alejando la idea de que se quedara como jefe de asesores del Segundo Piso, y estaría tomando fuerza que asuma en la Secretaría General de la Presidencia, llevando la relación con el Congreso. En el caso de la diputada Camila Vallejo -que termina su período en marzo- podría asumir la vocería, o bien encabezar el Ministerio de la Mujer, sumando a esta cartera al comité político de La Moneda. Tampoco descartan que la militante PC tome el Ministerio de Educación.

Y aunque todo puede cambiar, la idea de que sea Izkia Siches quien asuma finalmente en el Ministerio del Interior estaría dentro de las fórmulas plausibles. Al parecer, la expresidenta del Colegio Médico sí estaría dispuesta a tomar ese rol, aun cuando implica coordinar a los partidos y ella no milita en ninguno. Si es que finalmente este es el diseño, la búsqueda de un subsecretario del Interior con experiencia -e interés en ser “jefe” de Carabineros- se ha hecho determinante.

Otra de las complicaciones a definir es la participación del Partido Socialista en el gabinete. Las desconfianzas entre la mesa de Alvaro Elizalde y el equipo del nuevo Presidente se han agudizado, pues los socialistas no están dispuestos a “prestar la marca” pero tener cargos fuera de las esfera de toma de decisiones, y por lo mismo han retrasado la entrega de una nómina de ministeriables. Además, han hecho ver que los nombres del PS que suenan para cargos, como Maya Fernández o incluso Paula Narváez y Carlos Montes, representan a la disidencia, no a la directiva. Para los próximos días estaría prevista una nueva cita entre Elizalde y Gabriel Boric, una vez que el Mandatario electo tenga definido su diseño. Solo ahí se sabrá cuántas piezas del puzle y en qué posiciones habrá ganado el PS.