Socialistas ¿“de fierro”?
“Me puse el traje de fierro hace rato”. “Pagaremos los costos que sea”. “Algunos olvidan que el plebiscito es con voto obligatorio; si esto no sale bien despertarán todas las fuerzas inertes”. En el Colectivo Socialista (16 integrantes) explicaban así el miércoles 16 que llegaba la hora de aplicar con votos su decisión de jugar a ser una de las fuerzas pivote de la asamblea: influir para dar los 2/3 o unirse a otros para juntar los 52 del tercio de bloqueo, aunque coincidan con la derecha (37 votos). Es una frontera que los separa del resto de los bloques de izquierda y aun del Frente Amplio.
Dos veces lo hicieron el martes 15 -en la votación en general de Sistemas de Justicia-, impidiendo que pasaran a la siguiente fase particular dos artículos (4, la inamovilidad de jueces, y 8, el asunto de la cosa juzgada). Junto a ellos y la derecha hubo ciertos votos de Independientes no Neutrales y el Colectivo del Apruebo.
El mismo día estuvo en suspenso si iban o no a dividirse ante el artículo 2, Pluralismo Jurídico. Aprobaron todos en general, pero solo -afirman- luego de tener garantías, vía un acuerdo con Escaños Reservados, Pueblos Originarios y el FA, de rehacer la norma. Su meta: una sola Corte Suprema como última instancia de los distintos sistemas, indígenas o no. Por eso el jueves 17 fue rechazada en particular para ser devuelta a la comisión.
También lo hicieron el miércoles 16 para “bajar” ciertas normas (cláusula residual y otras) del complejo informe de Forma de Estado -autonomía de regiones, incluyendo asambleas legislativas- en su votación en general (también junto a INN, Apruebo y hasta con el PC). Poco antes, los Movimientos Sociales Constituyentes (MSC) los habían acusado de romper un acuerdo con otros colectivos para aprobar todo eso en general. Del CS salieron dos versiones: una, que entendieron mal, porque el acuerdo involucraba solo a sus dos delegados en la comisión; otra, que sí había tal pacto.
Ese día hubo manifestantes frente al ex Congreso acusándolos de “traidores”. Los CS dicen tenerla clara: no van a excluir a nadie con tal de juntar los votos necesarios para no arriesgar el desenlace (ayer Andrés Cruz acusó que “la derecha ha sido vetada”), pero hasta ahora no tienen socios ni alianzas, sólo coincidencias puntuales. Y varios siguen pensando que el FA todavía no incide en enrielar el debate.
FA-PC, aún en suspenso
Los dos bloques de la coalición de Gabriel Boric votaron a favor varias normas que sacaron 2/3 y donde la derecha quedó rechazando sola, especialmente en la general (para reglas de votaciones y demases, leer hasta el final) de Sistemas de Justicia. Pero la votación general de Forma de Estado volvió a separar al Frente Amplio (17 votos) y el Partido Comunista (11, sumando a independientes de su bancada): los primeros aprobaron todo el informe y los segundos confirmaron su ya sabida oposición a varios artículos relativos a Asambleas Legislativas Regionales. Marcos Barraza, Valentina Miranda y Bárbara Sepúlveda marcaban rojo unidos con la derecha, con los INN y con la Lista del Apruebo. A veces, también con los CS.
Ese miércoles 16 asomaron texturas intestinas del FA. Votaron a favor, pese a que a algunos no les gustan las asambleas regionales como venían planteadas, pero -explican- presionados por la cohesión interna. Amaya Álvez, Jennifer Mella y Yarela Gómez, sus delegadas en la Comisión de Forma de Estado -dicen- no ceden en defender la autonomía, arrastran a otras convencionales y mantienen diferencias con Fernando Atria y Jaime Bassa. Pero el viernes 18, ambos finalmente se desmarcaron de ellas tres (con rechazos y abstenciones de los dos) en normas que habían pasado el colador previo. Algunas vuelven a comisión, otras fenecieron.
Al PC también le tocó lo suyo: Cristina Dorador se enfrascó en un intercambio con Carolina Videla y Barraza en el pleno del viernes 18 por acusaciones de “centralismo” que fueron rebatidas.
Si esta semana comenzó con el FA y el PC enfrentados por esa riña de los 2/3 o mayoría simple, quizá la que parte mañana aclare en qué pie queda cada uno, si se termina de tejer un acuerdo en Sistema Político para dar con un diseño del Legislativo que llegue a los 2/3. Ambos están por el unicameralismo, pero para que los votos den habrá que ceder en algo.
La derecha encara su dura realidad
Dos indicaciones es lo único que el pleno (jueves 18 y viernes 19) le ha dejado pasar a algo firmado por convencionales de derecha. Hubo quien dijo que entonces no era cierto que está excluida; humor negro aparte, esta semana abrió la incómoda grieta de qué diantres hará el sector con este proceso en que hasta ahora son irrelevantes.
Las primeras normas aprobadas el martes (Sistema de Justicia en general) apuraron una cadena de reclamos y advertencias de convencionales que para ayer ya tenían al presidente UDI Javier Macaya -que trató este tema con los mandos RN y Evópoli- advirtiendo que “trabajar solo por el Rechazo está destinado al fracaso”. O sea, el caso ya llegó a los partidos.
Ese martes 15 la aplanadora en contra hizo que Ruth Hurtado (Chile Libre, una de las cuatro bancadas en que se dividió el sector) se quejara en sala si al resto “¿les da asco?” votar con ellos. Después les dolieron los aplausos con que se festejaban los primeros artículos aprobados, y la noche cerró con Carol Bown (UDI, un Chile Unido) avisando que algunos pasaban a “reflexión”. La sola idea de tirar la toalla molestó a otros delegados gremialistas y en el partido no les gustó: al día siguiente bajaron un cambio. Los RN-Evópoli tomaron leguas de distancia, aun cuando crean que la izquierda juega su propio juego.
El lío para la UDI es que creen que todavía les queda algo que decir en el Congreso, que tendrá que aterrizar las leyes que deje pendiente el nuevo texto. Pero entremedio tendrán que tomar decisiones... con la presión del Partido Republicano por el lado.
La exConcertación y los INN se meten al juego
En el centro del tablero (en la derecha, dirán muchos convencionales del ala más a la izquierda) quedan y han jugado sus cartas dos colectivos que tratan de incidir: Independientes por una Nueva Constitución o Independientes No Neutrales (INN, 13 votos) y el Colectivo del Apruebo (remanentes de la ex Concertación, siete votos). Cada uno a su modo, ambos no tienen complejos en votar lo mismo que la derecha (37 votos). Con eso ya da para un tercio de bloqueo (52 votos), siempre y cuando todos se suban; los INN no suelen hacerlo y ellos mismos reconocen que sus negociadores rara vez pueden hablar por todos. Pero cuando parte o todos los socialistas se cargan para el mismo lado, las matemáticas dan.
Los del Colectivo del Apruebo (conviven ahí Fuad Chahin, Felipe Harboe, Agustín Squella y otros) dicen que no tienen “complejos” en unir fuerzas con sus viejos enemigos. El martes 15 lo hicieron (con el PC incluso) para echar abajo las asambleas legislativas regionales en la votación en general.
Los INN (entre ellos Patricia Politzer y Benito Baranda) ahora tienen a uno de los suyos en la vicepresidencia de la Convención. Gaspar Domínguez sabe que al proceso lo pilla el tiempo y ha mirado esta primera semana plenaria mientras sondea votos para, eventualmente, proponer cambios al feble reglamento y agilizar el trámite (evitemos ir a pedir la prórroga). Una idea es terminar con la votación separada de artículos en la votación en general; ya lo ha hablado con convencionales UDI.
Reglas, jugadas permitidas y hasta Excel para no equivocarse
* Votación en general. El primer colador, pero no muere nadie. Se vota como un todo o por artículos, si es que alguien pide votación separada. Lo que alcanza 103 votos (2/3) pasa a la votación en particular, y lo que no, regresa a su comisión, desde donde se puede reinsistir. Por lo mismo, a veces votar a favor no necesariamente es abrazar la causa; puede ser un gesto a otro colectivo a cambio de después “bajarla” en particular para rehacer la norma. El CS lo hizo con el pluralismo jurídico, por ejemplo.
* Votación en particular. La norma que acá saca 2/3 se va tal cual directo al texto final y no hay vuelta atrás (la fase posterior de armonización sólo permite correcciones muy menores), pero se vota artículo por artículo e inciso (párrafo) por inciso. Por eso demora y también porque se votan las indicaciones o propuestas de cambio. La norma que no llega a los 2/3 vuelve a comisión, pero si tampoco llega a la mitad más uno de los presentes, muere sin remedio.
* La “ventana”. Táctica usada en la votación en particular. En vez de negociar con otros colectivos para los 2/3 (o los 52 votos para bloquearlos), lo hacen para “bajar” un artículo o inciso que se quiera rehacer, pero sin liquidarlo: juntar menos de 103, pero cuidando que sea la mitad más uno de los que votan. Los CS se dividieron a propósito para hacer eso con el art. 1 de Forma de Estado. Los FA acordaron con ellos y con escaños reservados para el primer inciso del art. 12 de Sistemas de Justicia, pero algunos se equivocaron al votar y la norma murió al llegar sólo a los 72 votos.
* Torpedos. Entre colectivos se consulten cómo van a votar tal o cual norma, pero para evitar costalazos es mejor estar doblemente seguro. En varios usan minutas de votación o planillas en Excel para que todos tengan claro exactamente cómo votar (y cumplir acuerdos): a favor, en contra, en general, en particular. Algunos agregan cómo lo harán otros bloques. Y aunque varios se sepan de memoria cuántos votos tiene cada grupo, no falta el que los lleva anotados.