Para el momento en que la guerra estalló hace más de un año en Ucrania, Kirill Martynov y Pavel Andreyev, ganadores del Premio Nobel de la Paz en 2021 y 2022, respectivamente, llevaban bastante tiempo con un ojo en lo que ocurría en las orillas del Mar Negro. Tiempo atrás, Rusia ya había anexado la península de Crimea, pero ellos venían criticando desde mucho antes las políticas impulsadas por el Presidente Vladimir Putin.
En el caso de Kirill Martynov, su trabajo como editor en jefe del diario Novaya Gazeta le valió la obtención del Premio Nobel de la Paz en 2021 por defender la libertad de expresión. “Investigamos las razones y consecuencias de la guerra en Chechenia. Investigamos en los últimos 10 años lo que hizo Yevgeny Prigozhin (conocido como el chef de Putin), de la infame empresa militar privada Wagner, y por qué se hizo tan popular entre las autoridades rusas, así como por qué le pidieron ayuda. Investigamos también las torturas y asesinatos de personas LGBT en Chechenia, durante 2017″, relató a La Tercera, en una conversación telemática simultánea con los dos defensores de la paz.
Cuando la invasión se inició, en febrero de 2022, no pasó un mes para que Moscú les prohibiera publicar en papel o en su edición web, obligándolos a cerrar bajo la acusación de difundir noticias falsas. “La estrategia del Kremlin detrás de la comunicación es que todo el mundo tema las consecuencias de criticar al Presidente Putin y su decisión de iniciar esta guerra”, dijo a este medio.
“Crearon varias leyes que, básicamente, prohíben cualquier crítica, y la gente se enfrenta a penas de prisión sólo por pedir la paz. Todavía no entiendo cómo llegamos a esta situación tan extraña, porque incluso durante la época soviética las autoridades siempre llamaban a la paz de manera oficial. Decían: ‘Vale, hay algunos imperialistas malvados que quieren la guerra, pero nosotros queremos la paz’. Y ahora mismo, pedir la paz es básicamente un delito dentro de nuestro país”, fue su reflexión sobre el estado actual de la libertad de expresión en Rusia.
La historia de Pavel Andreyev va por un carril similar. Integrante de la junta directiva de la ONG Memorial, dedicada a la investigación histórica y a la defensa de los derechos civiles en Rusia y la región, vio el cierre de sus puertas a finales de 2021, luego de que la Corte Suprema rusa ordenara su clausura por crear supuestamente “una imagen falsa de la URSS como un Estado terrorista al especular sobre el tema de la represión política del siglo XX”, argumentó en su momento el fiscal Alexei Zhafyarov.
Hoy, ambos cuentan con el Premio Nobel de la Paz, en 2021 y 2022, respectivamente, y llegarán a Chile la noche del próximo miércoles, en el marco de una gira organizada por la Unión Europea para hablar de su experiencia como defensores de la paz y del respeto de los derechos humanos.
Rusia convulsa
Su mirada, en la que converge tanto el haber estado al interior de la Rusia en guerra como tener una mirada global del conflicto, evidencia los matices que se viven en el país. Si bien Ucrania se ha llevado la peor parte, a menudo se olvida que no todos están de acuerdo con el conflicto al interior de la nación invasora. “La sociedad en general está en tensión, y muchas personas perdieron su esperanza en el futuro. No pueden planificarlo, no pueden invertir ni pueden tomar decisiones importantes. La guerra no sólo es perjudicial para Ucrania, sino también para el futuro de Rusia”, explicó Pavel Andreyev.
No están de acuerdo en todo. Es más, en numerosas ocasiones durante la entrevista discreparon acerca de tópicos como la eventual liberación de “presos políticos” en una hipotética negociación con Occidente, así como en la lectura de la sociedad rusa. Pero en otras, están compaginados.
“Fue un año crucial para la historia contemporánea de Rusia, estoy de acuerdo con Pavel en que lo que Putin inició es más que una guerra. Se trata, en primer lugar, de un ataque contra Ucrania y su pueblo, pero también es una guerra contra el futuro de Rusia. No vemos ninguna fórmula para reconstruir el país, al menos pronto, después de esta invasión. Porque si echas un vistazo a cualquier esfera de la vida social normal, está destruida desde el comienzo de la guerra”, complementó Kirill Martynov.
El desencuentro entre ambos se basa, principalmente, en las perspectivas sobre cómo salir del conflicto, y cómo continuar después de este. Para Martynov, “esta guerra está creando un nivel tan alto de violencia, odio y desconfianza en la propia sociedad rusa, que probablemente será muy difícil encontrar una salida, porque creo que Rusia no va a ganar esta guerra, y probablemente nos enfrentaremos a un país aún más aislado bajo el gobierno de Putin el próximo año. Eso significa que los más jóvenes de la Federación Rusa comenzarán a preguntarse quién es responsable de esto, y probablemente la respuesta la encontrarán en que fue hecho por Occidente, que siempre fue nuestro enemigo, como la propaganda declaró”, además de comparar la situación con países como Venezuela o Irán, donde, según él, “siempre intentan encontrar algún enemigo”.
Pero Pavel Andreyev no lo cree así. “No puedo estar de acuerdo con lo que dijo Kirill, porque soy un poco más optimista sobre la sociedad. Cuando habla sobre el nivel de resentimiento, creo que ahora vemos su máxima expresión. Es importante que este sentimiento se relacione con la época soviética, donde creo que está la razón de este ataque contra Ucrania, porque Putin entendió que estaba perdiendo la oportunidad de vengarse de Occidente en nombre de la Unión Soviética. Esto es lo que trató de presentar a la opinión pública, que estamos reconstruyendo la Unión Soviética por última vez”, argumentó. “Sí, por supuesto que muchas instituciones dentro de Rusia ahora están en una situación terrible, pero también tenemos ejemplos de cómo el país puede cambiar muy rápidamente, como ocurrió con la Unión Soviética, la que se derrumbó por completo en pocos meses”, concluyó.
El futuro de Putin
Consultados sobre si Putin cuenta con el apoyo ciudadano para embarcarse un segundo año de guerra, Kirill Martynov aseguró que la sociedad rusa se puede dividir en tres grupos, pero todo bajo la advertencia de que “no tenemos buenas cifras, porque en una dictadura siempre hay dudas razonables sobre las encuestas”.
Según el periodista, “el primer grupo es el de los partidarios de la guerra, probablemente vinculados a militares, policías o a funcionarios del Estado en distintas regiones. Dado que Rusia tiene un nivel bastante alto de militarización y un gran sistema burocrático, hay cientos de miles o quizá millones de personas de este tipo en todo el país. Vinculan su prosperidad directamente a Putin, y lo apoyan haga lo que haga”.
En segundo lugar, están “las personas que representan a la antigua clase media, la que ha sido destruida por esta guerra. Se trata de personas educadas que viven sobre todo en las ciudades”, explicó. “Estas personas, que no apoyan al Presidente, son al menos 20 millones, en términos generales. Podemos proyectarlo así porque ese número de personas votó en contra de la nueva Constitución de Putin en 2020, incluso antes de la guerra”, pero también son un grupo aislado, porque ante la amenaza del riesgo “de su seguridad y de la de tu familia, probablemente guardarán silencio”.
Pero el tercero es el que puede cambiar las cosas, para bien o para mal, aseguró. “Se trata de conformistas, personas que no se preocuparon demasiado por la guerra. Intentan estar lo más lejos posible de las opciones políticas y, probablemente, todavía creen que nos encontraremos en la Rusia preguerra si esperamos el tiempo suficiente”.
Según Kirill Martynov, ellos “son cruciales, porque ahora mismo apoyan pasivamente al Presidente Putin, en el sentido de que no protestan contra él y no hacen demasiadas preguntas. Pero si la situación empeora en Rusia, si la gente se enfrenta de alguna manera a las consecuencias de la guerra directamente afectando a sus familias, y si el Presidente Putin sigue perdiendo popularidad entre la gente, este grupo cobrará importancia”, pronosticó.
Y como la tónica indicaba, la conversación terminó con miradas contrapuestas. “Lo que está pasando ahora en Ucrania es la política más arriesgada de Putin, por supuesto, pero no creo que haya una conexión directa entre las batallas y su futuro. No puedo predecirlo. Kirill puede hacer un análisis mejor”, dijo Pavel Andreyev, entregándole la posta a Martynov.
“Pero a ti no te gustan mis predicciones”, le replicó el periodista.
“No me gustan tus predicciones sobre la sociedad rusa, pero sobre el futuro de Putin, creo que lo entiendes mejor”, dijo, entre risas, el Nobel de la Paz en 2022.
“Creo que estas dos cuestiones están relacionadas. No creo en la resurrección de la sociedad rusa en un futuro próximo, porque no veo una forma real de deshacerse del Presidente Putin”, cerró no sin una cuota de pesimismo Kirill Martynov, el también Nobel de la Paz en 2021.
Con miras a un eventual fin del conflicto, Andreyev planteó que “si se llegan a realizar negociaciones pacíficas, se deben incluir condiciones para el respeto de los derechos humanos dentro de Rusia. Porque sin proteger los derechos de los medios de comunicación independientes, la paz en Europa no estará garantizada”, vaticinó. “Si no democratizamos Rusia por dentro, la paz no será estable en los próximos años, y sólo será una pausa durante el conflicto”, cerró.
Martynov, fiel a su mirada lúgubre, finalizó aseverando que “todo el mundo quiere la paz, pero a nadie le importa demasiado el estado de la sociedad rusa. Los problemas de la sociedad rusa son nuestros problemas”.