Perder es una circunstancia totalmente esperada en el deporte, sobre todo en el tenis, donde no son tantos los que saben más de victorias que de derrotas. Pero hay maneras y maneras de caer. Y la de Christian Garin frente a Norbert Gombos fue humillante, no solo por el marcador, un aplastante 6-0 y 6-1, en apenas 49 minutos, sino también por la imagen de un atleta seguro de sí mismo contra otro que anímicamente no quería estar ahí.
Es precisamente el factor psicológico uno de los más importantes y al que más atención debe prestarle Garin. Se hace necesario que tenga la altura de miras para hacerlo y poder, de una vez por todas, volver a disfrutar la actividad que eligió para su vida y aprovechar las riquísimas condiciones que tiene.
La victoria contundente del viernes sobre Alex Molcan (117°) invitaba a creer en lo que decía posteriormente acerca de aprender a dominar los nervios en Copa Davis. Sin embargo, con la presión de mantener a flote la serie después de la derrota de Alejandro Tabilo y Tomás Barrios en el dobles, ese discurso se fue por tierra rápidamente. En un abrir y cerrar de ojos, Gombos, 115º del ranking mundial, ya estaba con tres quiebres arriba y el primer set en el bolsillo. En todos ellos, Garin tuvo ventaja, pero su rival se las ingenió para dar vuelta esa suerte.
Como ha sido la tónica en el último tiempo, no existió esa dosis de rebeldía tan necesaria cuando las cosas no salen. Massú, al borde de la cancha, intentando hacer lo imposible para que su ADN motivacional penetrara en un jugador que intentaba luchar contra esos fantasmas. Pero nada.
El jugador local se paraba como si estuviera en el patio de su casa, su revés cruzado fue una magnífica arma. Tiros profundos y a las líneas no encontraban respuesta del otro lado. En ese sentido, la estadística fue lapidaria: Gombos logró 21 winners; Garin, apenas dos. Además, el nacido en Arica cada vez terminaba más atrás de la cancha, lo que también le facilitó la tarea a su inspirado rival.
Recién en el duodécimo juego, el pupilo de Franco Davin pudo ganar su servicio. De repunte, ni hablar, Gombos solo se tomó un descanso y sin ningún inconveniente cerró el partido y la serie, poniendo el 3-1 definitivo.
De este modo, Chile pasó de estar en las finales de la Davis en 2019 a luchar a comienzos del próximo año por la permanencia en el Grupo Mundial I. Es decir, volver a la élite tardará al menos hasta 2023.
La jerarquía del dobles
Antes de que Garin tuviera que cargar toda la mochila de mantener la llave con vida, se jugó el dobles, donde Alejandro Tabilo y Tomás Barrios enfrentaron a los veteranos Filip Polasek e Igor Zelenay, quienes aplicaron toda su experiencia y jerarquía para imponerse por 6-1 y 7-6 (4).
Los nacionales tuvieron un oscuro inicio en el NTC Arena de Bratislava. Los eslovacos demostraron de entrada su potencia y agresividad, exhibiendo un gran nivel en las devoluciones y en los servicios, logrando, incluso, a través de Polasek, el primer ace del encuentro.
Tabilo y Barrios lucharon hasta el final para arrebatarle el primer punto del duelo a sus adversarios, sin embargo, no lo consiguieron y arrancaron en desventaja. Ese sufrimiento se agrandó de inmediato, cuando de golpe sus rivales quebraron en el segundo juego para ponerse 2-0.
Aunque daba la impresión de que la dupla del equipo capitaneado por Nicolás Massú estaba teniendo un correcto desempeño, sus oponentes siguieron quedándose con puntos clave. Pese a que Tabilo estuvo sólido en las respuestas y en reiteradas oportunidades acercó a Chile al quiebre, los europeos continuaron zafando con un alto nivel. Luego, aprovecharon las oportunidades y cerraron rápidamente el primer set.
El binomio criollo salió a batallar con todo en la segunda manga. De hecho, lograron ponerse en ventaja de inmediato. Su rivales, no obstante, no se quedaron de brazos cruzados y respondieron en seguida para igualar el marcador. Los nacionales mejoraron su nivel y se vieron más sueltos en las devoluciones. Y aunque los europeos lograron el 2-2, Chile se quedó con un nuevo juego para, posteriormente, quebrar por primera vez, dejando así las cosas 4-2. No pudieron mantener ese quiebre, cediendo el saque en el game siguiente. Así, todo llegó hasta el tie break, donde la dupla nacional no pudo aprovechar un 3-1 a favor, y sus adversarios sacaron su mejor nivel para terminar quedándose con el duelo.
El optimismo de Massú
A pesar de la forma en que se produjo la derrota, Nicolás Massú, fiel a su manera de vivir, avisó que no se rendirá: “La gente que me conoce sabe cómo pienso. Sabe la mentalidad que tengo. A mí no me mueve nada. Una victoria no cambió mi carrera ni mi persona. Trato de salir adelante e inculcarles eso a los jugadores. Hoy día se perdió y tenemos que salir adelante como sea”.
Y, tal como lo venía anticipando en la víspera, el capitán tiene esperanza en lo que ocurra en el futuro. “Esta derrota no cambia absolutamente nada mi forma de pensar. Sigo creyendo en este grupo. Vamos a llegar al Grupo Mundial de vuelta”, vaticinó.