“Gabriel lo sabe. Estoy a disposición de lo que necesite”, comenta Giorgio Jackson sobre el rol que le espera en un eventual gobierno de Gabriel Boric. Y pese a que el parlamentario, amigo desde hace años del candidato y jefe político de su campaña, no se aventura a señalar algún cargo, en el Frente Amplio no hay duda de que para él está reservado un lugar de influencia en un eventual gobierno de Apruebo Dignidad.
Así, al menos, lo ha hecho durante la campaña. En un comando donde no es inusual escuchar la frase “todo pasa por Giorgio”, el diputado se ha transformado en el responsable de la mayoría de las decisiones que han llevado a que la candidatura de Boric hoy enfrente la primera vuelta desde la pole position en las encuestas.
A tres semanas de esa prueba, el líder de Revolución Democrática -quien decidió no buscar su reelección- aborda el inesperado escenario de la carrera presidencial, en la que el candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast se visualiza como su más probable adversario en la segunda vuelta. Y adelanta medidas del plan de gobierno que presentarán mañana (ver página 14 a 17) y con el que buscarán dar el último salto de la campaña.
¿Qué evaluación hace del nuevo escenario presidencial?
La elección se ha ido cada vez tratando de manera más nítida sobre la posibilidad de avanzar en los cambios que se plantearon desde el estallido social y con el proceso de nueva Constitución. Por otro lado, ha ido creciendo de manera sostenida o sorpresiva una tendencia a retroceder en esa postura. La propuesta de Kast es más bien un cambio que va en la dirección opuesta, un retroceso y una profundización de una serie de políticas que lo único que nos pueden garantizar es mayor inestabilidad y vulnerabilidad de las familias chilenas.
¿Cómo se enfrenta a Kast?
Hay que trabajar más duro, porque nuestra candidatura ha estado sujeta a mucho mayor escrutinio que la del resto. Kast no ha sido sujeto a eso, y cuando uno mira sus propuestas uno se da cuenta de que no solamente es aberrante en materia de DD.HH., sino que en materia económica nos vuelve a los años 80, a un escenario de incertidumbre. Kast, aunque repita que esto lo quiere compensar con crecimiento, necesitaría más de 10 puntos de crecimiento adicionales para poder compensarlo y eso es imposible de generar. La propuesta de Kast es probablemente de las más irresponsables que hay en la escena.
Ustedes marcaron a Kast como su adversario. ¿Han contribuido a transformarlo en una opción competitiva?
No veo ninguna acción, sistemática, reiterativa, que pueda esbozar que nosotros hayamos favorecido eso. Vemos como algo malo para el país que esas ideas crezcan.
El discurso de Kast parece haber permeado en un porcentaje de la población. ¿Cómo se lo explican?
Porque estamos en un escenario de mucha precariedad. Este gobierno ha dejado una situación de crisis con la pandemia, una crisis económica gigantesca y, por lo tanto, hay un germen que todavía no se logra ver del todo bien. Si este gobierno, por más que quiera decir lo contrario, fue el que le echó leña al conflicto no solo a nivel nacional, sino también en la Región de La Araucanía y el proceso migratorio. El gobierno ha tenido mucha responsabilidad en lo que está pasando, una situación donde las familias están con miedo. Y ese miedo es caldo de cultivo para que muchas personas crean que lo que se necesita es mano dura.
¿No ve responsabilidad en la izquierda y en Apruebo Dignidad? Por ejemplo, con situaciones que relativizan la violencia como el proyecto de indulto.
A pesar de que lo hemos dicho reiteradas veces, tenemos que ser más claros en cómo queremos que esa violencia termine. Esas cosas Gabriel las ha planteado con todas sus letras, pero nos ha costado explicitar que nuestro camino para la erradicación de la violencia es el camino sustentable, en el que además de hacer cumplir la ley, se hace diálogo político para que los problemas que están de fondo puedan llevarse al mínimo.
¿Cómo se imagina un gobierno de Gabriel Boric?
Me imagino un gobierno diverso, donde hay personas que a pesar de que puedan pensar distinto logran trabajar por puntos comunes. Me imagino un gobierno autocrítico, que en ningún caso es propagandero como para tratar de tapar cosas, sino que confronta con valentía y con sentido de responsabilidad aquellas cosas que puedan estar yendo mal.
¿Cuáles serán las propuestas emblemáticas del plan de gobierno?
Tiene cosas muy contundentes. Está quedando un plan de gobierno que va a permitir hacer un contraste importante con el resto de las candidaturas. Va desde un sistema de pensiones que garantiza que ninguna persona va a tener una pensión inferior a los 250 mil pesos. También en fortalecer y mejorar el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. En las propuestas más concretas se va a ver un fuerte componente de reactivación económica, vinculado a la inversión verde, eso es algo que atraviesa todo el programa.
¿En qué están pensando para los primeros 100 días?
Hay varias cosas administrativas que nos parecen importantes. Una de ellas es firmar el acuerdo de Escazú. Para nosotros es súper importante en materia de participación, de transparencia y justicia ambiental. Nos vamos a ver enfrentados a una discusión de salario mínimo en el comienzo de la administración y lo que hemos planteado es que ese sueldo mínimo tiene que crecer para poder satisfacer las necesidades básicas de una familia y apoyar a las pymes.
¿Qué quedó del programa de Jadue?
Hay varias cosas que se manejaban en el programa de Chile Digno que tenían una mayor profundidad, especificidad, ángulos que nosotros no habíamos visto, que compartimos y que quedan súper bien reflejados en este programa de Apruebo Dignidad. No recuerdo un tema en el que haya habido una negociación del tipo “tengo que ceder esto porque ustedes están cediendo en esto otro”.
¿Tiene, entonces, un sello más frenteamplista que del PC?
Desde mi punto de vista permite convocar a una mayoría sustantiva de Chile y que se plantea desde Apruebo Dignidad, no es una disyuntiva de uno u otro, sino la mejor conjunción de ambos.
Pero el sello primordial es de Gabriel Boric...
El liderazgo que lo encabeza es Gabriel Boric, sin duda, pero es un proyecto que desde mi punto de vista expresa lo mejor de las distintas tradiciones que están detrás de la candidatura de Gabriel y las exceden en términos de quienes podrían apoyar estas propuestas.
Pero usted dijo que el programa que tenía que quedar era el del ganador. ¿Eso no ocurrió?
Me hicieron ver lo desafortunada de esa frase y estoy de acuerdo en que lo fue, porque el proceso nos demostró que fue algo completamente distinto. Fue un proceso en el que no se puso la pata de uno sobre el otro, sino que de genuina conversación.
¿No tensiona cuando el PC hace advertencias sobre el programa?
No hay nadie de los equipos de trabajo programático ni del comando que por un segundo desee que no se cumpla el programa. Sin embargo, las vicisitudes de un gobierno y las dificultades las tenemos que enfrentar de manera colectiva, no las puede asumir una parte.
¿Es necesario un compromiso para evitar que se “desconozca” el programa? El PC ya tuvo esa experiencia.
Mi impresión es que la diferencia es que acá partimos de la base de que hay acuerdo. Uno de los problemas que tuvo la experiencia de la Nueva Mayoría es que había un sector importante, la DC, que no estaba de acuerdo. Acá no veo que exista ese problema.
Durante todo este proceso han tenido que luchar contra el fantasma de la “falta de preparación”. ¿La presentación del programa busca neutralizar esa crítica?
Puede ser. Es que es algo tan emocional y abstracto que es difícil que algo que salga en el programa lo permita combatir, pero sí hay cosas que nos permiten enfrentar esa crítica. Una es que la inmensa mayoría de las propuestas tienen una experiencia comparada en otro país o son una recomendación de organismos internacionales. Por otro lado, el hecho de que Gabriel sea capaz de convocar a académicos, por ejemplo, en materia económica, que exceden Apruebo Dignidad es una señal.
¿Se hace cargo de que esta es una candidatura que necesita dar ese tipo de señales?
Probablemente por el factor edad deba ser una candidatura que tenga que darse más tiempo para explicar esto y Gabriel lo ha hecho y lo va a seguir haciendo. Sin embargo, nuestros equipos de apoyo y con su expertise no tienen nada que envidiarle al resto. Es más, hay otros, sobre todo los de Kast, que han estado particularmente débiles y poco preparados. No sé con quiénes gobernaría Kast, pero sin duda no serían los mejores académicos ni los más respetados de nuestro país.
¿Cómo visualiza la alianza en la centroizquierda posprimera vuelta?
No se ven razones para pensar de que esta carrera está lista. Pero por supuesto que ante la emergencia de Kast desde la extrema derecha más que nunca va a ser necesario tener una conversación en torno a cómo no se cometen los mismos errores que en EE.UU., Europa, Brasil, de hacer un corte sanitario democrático respecto de ideas que le pueden hacer mucho daño a Chile.
¿Eso incluye a Provoste y la DC?
Esa es una discusión que hay que dar desde Apruebo Dignidad una vez que se pasa a la segunda vuelta. La política de alianzas es una prerrogativa absolutamente exclusiva del pacto y, lo otro, y para lo que no se necesitan más de dos dedos de frente es que si no tienes mayoría parlamentaria necesitas construirla para poder avanzar en los cambios y eso significa tener conversaciones. No del mismo tenor que de una alianza, una coalición política, pero sí al menos de pactos de gobernabilidad. No es lo mismo modificar las fronteras de la coalición de Apruebo Dignidad, porque eso no lo estamos pensando, a la necesaria conversación que hay que tener respecto de cómo establecemos un conjunto de conversaciones con los resultados parlamentarios sobre la mesa para decir qué tipo de conversaciones hay que tener para darle gobernabilidad al país.
No sumar al pacto sino que acuerdos específicos. ¿Ese es el diseño?
No hay nada fijo en esto, insisto, tiene que desarrollarse primero la elección del 21 de noviembre y con resultados en mano hay que ver en qué posición estamos para qué tipo de conversaciones. No debemos cerrar de antemano ninguna alternativa que pueda mitigar el riesgo de que la ultraderecha llegue a gobernar.
Dijo que no están pensando abrir la coalición.
Es que como coalición hoy no hemos hablado eso, no lo hemos discutido. Si es que se tiene esa discusión después de la primera vuelta va a ser una discusión que tengamos que dar entre todos. Uno nunca sabe qué puede pasar, pero mi impresión es que se encamina más hacia otro lado, hacia cómo se le ofrece a Chile un pacto de gobernabilidad democrático frente a una amenaza tan latente como la de Kast.
¿Si no estuviera Kast no estarían las condiciones?
Sería otra discusión, sin duda.
Pero con él sí podríamos hablar de que Apruebo Dignidad sume a otros partidos.
No he dicho eso. El pacto en el cual esta candidatura habita es Apruebo Dignidad, con los integrantes que la componen, y cualquier discusión que altere eso tiene que ser tomada en conjunto. Insisto, lo que requiere tan solo dos dedos de frente es que en función de la correlación parlamentaria si quieres poder gobernar y ofrecer gobernabilidad necesitas tener conversaciones con más de solo los que piensan como tú.
Boric dijo que no tenía ninguna duda de que van a tener que sentarse a conversar con el PS. ¿Ven al PS como el ideal?
Comparto 100% (lo que dice Boric). Creo que con la base de la tradición socialista se ha tenido una conversación y se tienen que seguir teniendo conversaciones.
¿Los quiere dentro del gobierno?
El PS va a tener que tomar una decisión importante, en enero -si no me equivoco- que tienen elecciones, porque es evidente que dentro de las distintas visiones que conviven en el PS hay una posición que es más cercana al proyecto de Apruebo Dignidad y que hoy no está encabezando al partido. Habrá que ver cuáles son las interlocuciones institucionales dentro del PS para ver si la discusión entre Apruebo Dignidad se da con aquellas personas que quieran compartir el proyecto o más bien de manera institucional. Es muy distinto dependiendo de la interlocución y uno no sabe cómo van variando los liderazgos de los partidos.
Pero las decisiones importantes del PS las van a tener que tomar antes de eso, entre primera y segunda vuelta y ahí va a estar Álvaro Elizalde a la cabeza.
Me cuesta pensar que el PS, ante la eventualidad de que pasemos a segunda vuelta, se vea enfrentado a una disyuntiva muy grande, sobre todo si el antagonista es Kast.
¿La posibilidad de quiénes se sumen va a depender fuertemente de cómo quede el Parlamento, entonces?
Me imagino que influye. En esta necesidad de construir mayorías el comportamiento va a ser de una naturaleza similar a una especie de régimen parlamentario de facto.
¿En qué rol se imagina en un eventual gobierno?
Gabriel lo sabe. Estoy a disposición de lo que necesite y me gustaría que él siempre sepa que en lo que se necesite en que podamos aportar, ahí vamos a estar. D