No podemos seguir peleando con muertos", se lamenta el senador PPD Guido Girardi. Se refiere a la falta de renovación de un proyecto de la izquierda que le permita sobrevivir al siglo XXI. “La izquierda está en el pasado, porque no entiende que hoy la disputa ideológica es el control de la tecnología, de los datos y la inteligencia artificial”, sostiene. Y lo explica así: “Cada vez que aparece el tema de la discusión previsional yo digo 'muy bien, estoy de acuerdo con que haya que aumentar en seis puntos la cotización a los empleadores, pero eso es siglo XX, en el futuro no va a haber empleadores, porque una parte importante no va a tener trabajo y la otra a lo mejor no va a tener trabajo con sueldo fijo y cotizaciones?”.
¿Qué se hace -entonces- con la discusión previsional, con la discusión constitucional y otras que están sobre la mesa?
En la Revolución Industrial la socialdemocracia fue un gran aporte para humanizar esa sociedad, hacerla más digna, más justa, más equitativa, más democrática y más libertaria. Pero ese mundo ya no existe. Entonces, la socialdemocracia cerró un ciclo. Lo que no se puede hacer es pretender usar las recetas que eran para un modelo de desarrollo y que eran para una era que ya no existe. La mano de obra -por ejemplo- era fundamental para el proceso productivo, porque era un factor de productividad y ya no lo va a ser. Ahora es la tecnología y, por lo tanto, los empresarios van a desviar su atención -como lo que estamos viendo- a decir no, aquí lo que importa es la tecnología y es en la tecnología, la ciencia y en la innovación donde se compite.
Dice usted que la clase política no toma nota de eso…
Hay un tremendo ánimo y necesidad que tiene la gente de transformación, esta demanda de dignidad, de ser consideradas y está la ceguera de los partidos que siguen en códigos del pasado. La prueba es lo que acaba de ocurrir ahora, donde primero no hay ningún debate de contenidos, solo debates de ingeniería electoral.
Y nadie en la izquierda se salva de esa crítica, ¿no?
Estos mundos jóvenes -creo que el Frente Amplio, entre otros, era una oferta súper interesante, un espacio de renovación- terminan burocratizados electoralmente y terminan capturados por las viejas prácticas, por la falta de contenido, por la falta de temas. Y terminan ellos reafirmando lo que criticaban: la cocina, que era la toma de decisiones de espalda a la ciudadanía. Aquí, lamentablemente, el Frente Amplio, lo digo así porque creo que era un colectivo de esperanza, porque permitía la renovación, va a vivir tal vez una obsolescencia programada aceleradísima. Se va a tradicionalizar. Y bueno, esos son parte de los temas.
¿Hay espacio para construir un proyecto común cuando se está enfrentado a una seguidilla de desafíos electorales?
El gran desafío de la izquierda es ofrecer un proyecto de sociedad. Tenemos que construir un tecnoprogresismo ecológico y social -yo lo llamo así- que dispute los datos y la inteligencia artificial para democratizar internet, para que los datos sean un patrimonio de la humanidad, para regular la inteligencia artificial, proteger a los humanos, su autonomía, su cerebro. Para enfrentar este capitalismo, neocapitalismo de la vigilancia, del control, de la pérdida de libertad y que está suplantando al ser humano en su capacidad de decisión y su libre albedrío. Ese nuevo proyecto tiene que tener nuevos indicadores, no puede ser el Producto Interno Bruto, tiene que tener indicadores de huella de carbono, de huella hídrica, tiene que tener indicadores de biodiversidad, de paridad de género, indicadores sociales.
¿Será el debate constituyente el espacio natural para la construcción de ese proyecto?
Justamente para mí la posibilidad de una nueva Constitución es para readecuar a Chile y a poner a Chile y a sus instituciones en un concepto del siglo XXI. Hay que entender que si la sociedad está viviendo en la era digital y tus instituciones viven en el mundo analógico que no existen, hay un desacople. Siento que la Constitución es la posibilidad de realinear una sociedad que está fuera de las instituciones, que no se siente representada por sus instituciones políticas, ni por su Estado. Y realinearnos con un chasis, un ecosistema que contenga esta sociedad. Hoy esta sociedad está fuera del ecosistema. O sea, existe un continente y su contenido está afuera. Hay que volver a adecuar el continente a la sociedad para que pueda caminar con ella.
Para instalar esos temas se necesita mayoría, unidad opositora. ¿O no?
La política requiere poner contenidos, requiere unidad, es cierto, pero con un proyecto de futuro, porque por sí misma la unidad no tiene sentido. Y es ahí es donde yo tengo mis diferencias. Yo creo que Jadue representa un personaje que valoro su legitimidad, valoro su capacidad innovativa, yo mismo fui con Patricio Hales -cuando estaba peleado con el Partido Comunista-, le fuimos a solicitar que fuera candidato y le planteamos que si el Partido Comunista no lo llevaba, nosotros estábamos dispuestos a apoyarlo como PPD, pero Jadue tiene el riesgo de representar este mundo que se fue.
Se nota que estos temas le entusiasman. ¿No le interesa postular para ser constituyente?
Lo que pasa es que la gente quiere nuevos rostros por un rato. Y yo me quiero dedicar a construir un proyecto político de futuro para derrotar a la derecha. Y creo que hay que parar un tiempo y creo que hay que dedicarse a reflexionar. Tengo 59 años y veo amigos míos como Heraldo (Muñoz) con 70 o (José Miguel) Insulza que tiene 72 y están totalmente activos o deseosos de ser candidatos presidenciales. Me prepararé para las próximas elecciones, no tengo temor en desafiar las próximas elecciones. He sido dos veces el diputado más votado de Chile. Nadie ha tenido nunca el 68% de los votos en algún distrito todavía, por lo menos desde la recuperación democrática. Y he ganado mis dos elecciones senatoriales con la primera mayoría en mi circunscripción. No puedo ser candidato por una decisión, si tú quieres, ajena a uno, por una ley, no fui derrotado electoralmente, pero me quiero dar un tiempo, hacer un alto y colaborar en este periodo que queda.
Dijo que le interesaría a futuro ser alcalde…
Tengo muchas opciones. Primero, tengo la opción internacional, porque soy el autor de la ley de etiquetados y me están invitando a todas partes del mundo, pero tengo una hija que todavía está en el colegio, entonces, irme… en ese sentido todavía soy muy italiano. Después tengo la opción de mantenerme en la fundación de Congreso del Futuro y dedicarme a los temas de ciencias junto con las universidades, que me encanta, es mi pasión. Después, si se levantaban las inhabilidades, me preguntaron qué haría, qué le gustaría hacer a usted, yo les dije: mira, a mí lo único que me gustaría en ese escenario es ser candidato a alcalde en una comuna popular y convertir esa comuna popular en la comuna del siglo XXI: 100% iluminada con internet, 100% con energía solar, 100% con agua reciclada, 100% habilitada para los adultos mayores, con más preocupación por las veredas que los hoyos para los autos y además donde se pueda hacer un proyecto de futuro y me parecía súper interesante Pudahuel, y también dije que en la eventualidad de que ganara un futuro gobierno, me gustaría ser ministro, no de cualquier gabinete, me gustaría ser de Ciencia, ministro de Medio Ambiente, de Salud, creo que ahí están las fortalezas que tengo…
¿Cómo se entusiasma -sin un proyecto- a una ciudadanía que parece inclinarse por Joaquín Lavín?
Me imagino que este mundo donde están el PS, el PR y el PPD, donde están el PRO y Ciudadanos, convoque a una nueva plataforma ciudadana. Me imagino que lo que nosotros deberíamos hacer es una primaria de nuestro mundo, convocando a líderes independientes a participar en las primarias. Creo que la única manera de romper esta sensación que tienen los ciudadanos que son utilizados por la política y luego abandonados y que no son parte de ella, es que nosotros hagamos la primaria donde participen en igualdad de condiciones con los partidos políticos y no solamente mi amigo Heraldo Muñoz o Francisco Vidal, Insulza, Alberto Undurraga o Ximena Rincón, sino que también cinco o seis líderes ciudadanos que expresen a la sociedad que puedan participar en esa primaria, que no sean de partido y generar una ampliación para invitar a construir un proyecto colectivo. Un poco lo que nosotros hemos hecho con el mundo científico y cultural, que son los protagonistas, y tienes que ofrecerle a ese mundo su representación propia, que vayan a una primaria. Eso es mucho más coherente y consecuente que un discurso que habla de representar a la ciudadanía,
¿Hay piso para eso cree usted?
Yo creo que tiene que haber piso, porque esa es la inteligencia política.