En las últimas semanas, cuando la clase política intenta llegar a un acuerdo por un nuevo proceso constituyente, a Guillermo Teillier (78) se le ha visto caminar y conversar animadamente con varias figuras de Chile Vamos. Atrás parece quedar -por ahora- la imagen de un Partido Comunista fuera de los consensos políticos, como ocurrió para el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, el cual dio curso al reciente proceso constitucional.
A diferencia de esa época, hoy el líder PC ve lejano un escenario donde su firma no esté plasmada en el documento final de un eventual acuerdo político. “No nos hemos puesto en ese caso, queremos llegar a buen término (...). Si se mantuviera el sistema neoliberal con rango constitucional, sería difícil (firmar), pero nadie está por cederle eso a la derecha. En el sector nuestro estamos porque eso cambie, que se abra la posibilidad a una Constitucional neutral”, afirma.
Así, en esta conversación, quien ha presidido por 17 años la colectividad comunista, ahonda en los nuevos equilibrios en el gobierno, las causas de la derrota del Apruebo y su verdadera influencia en Palacio y en el Presidente Gabriel Boric.
¿Cómo ha visto el reacomodo de piezas en La Moneda, particularmente en el comité político?
El cambio de gabinete estaba previsto de antes del plebiscito, con escenario de triunfo del Rechazo o del Apruebo. Era imprescindible fortalecer las bases que sustentan al gobierno, porque tiene una debilidad desde el inicio: tener minoría en el Parlamento. Eso le da una desventaja muy grande y, por lo tanto, necesita tener a disposición todas las fuerzas que estén dispuestas a contribuir al cumplimiento del programa. Y en ese contexto, todos sabíamos que, de entrar nuevos miembros al gabinete, tenían que ser desde el Socialismo Democrático. Ha sido un cambio favorable a las pretensiones del gobierno por lo que se ha visto hasta ahora. Yo no he visto a ninguno de estos ministros o ministras que esté por morigerar el programa de gobierno, al contrario.
¿Serán los primeros en levantar las alertas cuando evidencien una moderación o desvíos en el programa?
Todos estamos por cumplir el programa. Creo que algunos compañeros nuestros se adelantaron a decir públicamente que si hay un retroceso nos salimos del gobierno. Eso no está en el espíritu colectivo. Otra cosa es que exista una realidad que nos obligue a repensar las cosas y eso es distinto. El PC hizo un pleno (del comité central) tras la derrota y el espíritu está en -precisamente- dar más apoyo al gobierno, pero también en ser más incidentes con nuestras ideas. Como partido no somos el gobierno, sino que parte de él, y el que gobierna es el Presidente Gabriel Boric y sus ministros. Pero los partidos también tienen que jugar un rol y, con el conocimiento de la realidad social que tenemos, nuestra obligación es hacerla ver.
¿No tener una nueva Constitución en lo inmediato modifica el cumplimiento del programa?
Yo creo que no. ¿Porque cuáles son las reformas fundamentales? La tributaria, que se está discutiendo en el actual Parlamento. Y aunque hubiera ganado el Apruebo, no iba a complementar mucho más la discusión. Salvo que hubiera producido el cambio del sistema legislativo, pero esas modificaciones eran a varios años. El gobierno tiene que gobernar con esta Constitución.
En este modelo de un gobierno y dos coaliciones se han evidenciado diferencias, particularmente en la última semana respecto de la aprobación del TPP-11. ¿Va a estar siempre tensionado el gobierno por estos dos polos? Eso usted ya lo vivió en la Nueva Mayoría, la tensión PC-DC.
Esa disputa que había en la Nueva Mayoría no se da con esa envergadura hoy. Lo que hubo ahí fue que estuvimos de acuerdo en un programa, pero otros después lo desconocieron. Acá nadie ha desconocido el programa, incluso algunos que no fueron partícipes de su elaboración han venido -el bloque del Socialismo Democrático- y están dispuestos voluntariamente a contribuir (...). Habiendo partidos, hay diferencias. Pero en los temas de fondo, siempre hay un acuerdo que permite avanzar y eso está. Hay matices, yo sé que los hay, pero hacemos un esfuerzo sincero por ponernos de acuerdo.
Tras la fallida nominación de Nicolás Cataldo en la Subsecretaría de Interior -hoy en la Subdere-, ¿quedó con una sensación de que existe un “veto” a que el PC aterrice en ciertos cargos?
El anticomunismo es una situación que yo espero que no se siga repitiendo. Nosotros ya hemos entrado a sectores que podría decirse que son “tabú” para el PC, estamos en la Subsecretaría de Guerra (FF.AA., Galo Eidelstein) y no ha pasado nada con la inclusión de un subsecretario comunista ahí. Está sujeto a evaluaciones, está haciendo su trabajo y no ha creado ningún problema. Si hubiese existido un subsecretario del Interior del PC -reflexiona-, es un cargo de alta complejidad, que tiene que ver con la seguridad ciudadana...
Y con el manejo de las fuerzas policiales, que me imagino que no es un tema cómodo para el PC. ¿O cada vez menos?
Si queremos ser gobierno tenemos que estar a disposición de manejar esos temas, porque legítimamente lo podemos hacer.
¿Cuál es su evaluación más personal de lo que pasó en el plebiscito?
Es una derrota electoral con visos de derrota política, pero no es una derrota estratégica. O al menos el partido no lo considera así. Había una confrontación de un sector político (la derecha) que supo calibrar mejor el pensamiento de un sector de la ciudadanía que no había votado nunca.
¿Y por qué la centroizquierda por el Apruebo y la izquierda no lograron permear allí?
No supimos darnos cuenta a tiempo de qué es lo que pensaban, a pesar de que nosotros somos partidarios del voto obligatorio. Fue un descuido táctico. Ahora sabemos que hay un electorado que va para allá, que va para acá. La derecha hizo una campaña inteligente para lograr lo que lograron: desprestigiando la Convención y también hubo errores propios del órgano que ayudaron a eso. Tocaron puntos sensibles a los que nosotros mismos contribuimos -por ejemplo- cuando alentábamos los retiros (previsionales) y esa lógica de “la plata es mía”. Cuando surgió que si se aprobaba la nueva Constitución se iban a “expropiar” los fondos -que no se decía en ninguna parte-, eso entró en la conciencia de la gente. Y para mí, el quiebre entre Apruebo y Rechazo se produjo en ese momento. Eso lo vemos ahora, pero no lo previmos antes.
¿No hay una autocrítica de la inclusión en la propuesta de los temas “identitarios” que, quizás, no hacían sentido?
Son temas que les hacen sentido a muchos sectores de la ciudadanía, pero eso no quiere decir que todos estén detrás de esos objetivos. Y cuando se presentan por separado, algunos dicen que están de acuerdo con el tema medioambiental, con este otro punto, pero no con la plurinacionalidad, entonces votan en contra. Por eso -que esta es una idea que siempre nos “tiran” para el lado- debería haber un referéndum para los temas complejos. Es mejor saber antes de que se ponga en votación general.
Pero hubo alertas en el camino (sondeos, encuestas) de que había temas -como la plurinacionalidad- que no hacían tanto sentido.
No sé si fue la plurinacionalidad. Yo creo que fueron los temas relativos a (propiedad de) los fondos de pensiones y vivienda. Si bien en el nuevo proceso se puede sacar la palabra “plurinacionalidad”, no se puede dejar de lado el reconocimiento de los pueblos originarios. Sería un error histórico. No sé cómo lo vamos a hacer ahora en la redacción de una nueva Constitución, porque seguramente la mayoría no va a aceptar instalar de nuevo la plurinacionalidad, de acuerdo, pero tiene que haber reconocimiento constitucional.
¿Fue un error haber allanado con tanta facilidad la participación de independientes?
Todos les dimos el paso, porque son reformas que se aprobaron con un alto quórum en el Parlamento, hubo votos nuestros y de la derecha. Fue todo el sistema el que se equivocó (...). En la Convención, como lo que se necesitaban eran 2/3, si alguien quería fortalecer una identidad, necesitaba los votos de los otros. Y estos otros, necesitaban fortalecer esta otra identidad. Ahí fue donde este proyecto fue quedando tan “identitario”, porque la participación de los partidos políticos fue prácticamente nula en la Convención.
¿Le parece que hubo exconvencionales que se embriagaron con el poder?
No voy a criticar a los exconvencionales, porque hicieron un gran trabajo, salvo los errores de algunos. Tampoco voy a decir que el texto es un texto aberrante. Es un texto muy moderno, que así ha sido calificado, y que fue incomprendido porque chocaba con el sentido común de la gente. Puede ser la idiosincrasia, el neoliberalismo y el individualismo que ha permeado.
¿Cómo ha sido el diálogo para habilitar un nuevo proceso con el resto de los partidos?
Tengo la impresión de que es primera vez que nos aceptan de buena gana en el diálogo. La vez pasada fuimos “orillados”, nos llamaron a última hora, cuando ya estaba todo discutido.
En el documento que elaboró el oficialismo establecen lo que han llamado “principios institucionales” y figura el derecho a la propiedad (contenido en tratados internacionales de DD.HH.). ¿Por qué lo plasman, siendo que eran contrarios a limitar la discusión? ¿Es un gesto a Chile Vamos?
Es que eso estaba también en el proyecto de Constitución: la adhesión a todos los tratados internacionales que Chile ha suscrito. Nosotros creemos que es muy pertinente que eso se mantenga y que ojalá se puedan garantizar esos derechos. Y lo planteamos así de explícito para que se entendiera que, dentro de ese postulado, eso ya está expresado.
¿Cómo es la relación que ha entablado con el Presidente Gabriel Boric?
Él tiene una comprensión muy clara de que tiene que haber una relación intergeneracional, porque así es la sociedad. Yo me alegro de que esta generación haya dado el paso que dio de llegar al gobierno, de asumir cambios (...). Pienso en mí a los 30 años, estaba preso, siendo torturado, después en la clandestinidad. Viví una juventud muy distinta -por el contexto- y esta generación de ahora me encanta, porque me da la idea de que el país está cambiando. Con derrotas y traspiés, pero que está cambiando.
Mucho se habla de la amplia influencia de usted, del PC en La Moneda y en el Presidente...
Pero es que no sé quién dice eso. Me lo preguntan los periodistas y yo les digo que no, pero no me creen. Yo no voy a aconsejar al Presidente, ni tampoco lo “pauteo”. Lo que sí hemos hecho es entregar nuestras opiniones, hacer ver alguna experiencia, pero las determinaciones las toma el Presidente. Nuestra posición es de apoyo, con lealtad, que no va a ser acrítica y que no lo ha sido, pero con críticas en privado. Yo creo que él tiene muchos más contactos con su partido, con los dirigentes de su coalición, porque son de la misma generación, con compañeros de la universidad. Tiene mucho más contacto con Camila (Vallejo). Pero que yo tenga especial influencia, no.
Esta semana usted se le adelantó al Presidente al anunciar el alza del presupuesto. Y en otra ocasión, reveló que abordó con el Presidente Boric el tema Cataldo y que él le dijo que lo iba a compensar. ¿Por qué ha cometido esas infidencias?
Fue un error. No cometí ninguna infidencia que pusiera en peligro el Estado, la seguridad interna, ni una cosa. Yo no le di tanta importancia, esa es la verdad. Pero pedí disculpas. Me pillaron volando bajo, pero es que yo soy bastante transparente, me cuesta decir una cosa por otra. Pero si hacemos una estadística, habré cometido dos errores en todos los años que llevo ya en dos gobiernos. Dos o tres errores. Pero si usted ve a otros u otras que están en el gobierno...
¿Cree que va último en ese ranking?
Yo creo que somos los últimos (ríe).