"La familia real es fundamental como símbolo de la unidad nacional actual. Ejerce una fascinación única, de ahí su interés en este momento, cuando está sufriendo su peor período desde la década del 90". Esto lo afirma Richard Fitzwilliams, experto en monarquía británica y comentarista habitual sobre temas de realeza en CNN, BBC y Sky News, a raíz de la decisión, sin precedentes, del príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle -luego de "muchos meses de reflexión"-, de retirarse de sus deberes reales para "trabajar con el fin de ser financieramente independientes".
El anuncio de los duques de Sussex parece ser el broche de oro para lo que la prensa inglesa ya ha calificado como el nuevo "annus horribilis" de la Reina Isabel II tras 1992, año en que se produjeron las separaciones de Carlos de Inglaterra y Diana Spencer; la del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, además del terrible incendio que asoló el Palacio de Windsor, con la consiguiente pérdida de popularidad para la monarquía. La entrevista concedida en noviembre pasado a la BBC por Andrés, para intentar explicar su relación con el empresario estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de pedofilia, puso nuevamente todas las miradas sobre el Palacio de Buckingham.
"La monarquía ha sido dañada por la desastrosa entrevista de Andrés y ahora la atroz partida de Harry y Meghan", explica Fitzwilliams a La Tercera. Sin embargo, el comentarista británico reconoce que la reina, a los 93 años, "todavía es muy respetada". "Sigue siendo un valor asombroso al mantener el liderazgo de la Commonwealth, la forma en que proyecta el poder blando y su beneficio para organizaciones de caridad, negocios y turismo británicos", agrega.
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Las figuras de Harry y Meghan fueron sacadas de la exposición de la familia real en el museo de cera Madame Tussauds de Londres. Foto: AP[/caption]
Alastair Bellany, profesor de Historia de la Universidad de Rutgers, coincide con el diagnóstico de Fitzwilliams. "La imagen de la monarquía está en crisis", comenta el académico. "Pero debemos recordar que esta es solo la última de una serie de crisis que han reformado la monarquía en el siglo y medio desde que perdió cualquier poder político 'real'; crisis que se han desarrollado sobre cuestiones de la vida familiar real, identidad nacional, cobertura de los medios, tradición y modernidad", matiza.
Si bien Bellany reconoce que "la familia real sigue siendo importante", aclara que "lo que (la monarquía) significa para la Gran Bretaña contemporánea se ha reinventado constantemente. Y parece que estamos entrando en otro período de reinvención". En ese sentido, comenta a La Tercera que "una de las preguntas más apremiantes es cómo una institución que había servido como símbolo nacional se adapta a un período de crisis en la identidad nacional británica (especialmente inglesa y escocesa), una crisis en la que el Brexit y el desgaste de la Unión son síntomas y causas".
"Durante la última década se transfirió mucho peso simbólico a la imagen de los dos príncipes y sus matrimonios, los cuales fueron aclamados como signos de la modernización de la monarquía: Guillermo se casa con una 'plebeya', Harry se casa con una divorciada afroamericana", apunta Bellany. Y agrega: "El 'Megxit' complica esa narrativa modernizadora: después de todo, lo que Harry y Meghan quieren es algo muy moderno: independencia de la familia, una vida privada, la oportunidad de hacer su propio camino, y esa versión de la modernidad todavía no encaja con una monarquía que valora el 'deber', el servicio, la tradición, la continuidad".
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Foto: AFP[/caption]
Con todo, Fitzwilliams cree que "el 'Megxit' podría funcionar como modelo para futuros miembros de la realeza que quieran un cambio". "Podría modernizar la monarquía como lo hizo su matrimonio, también podría llevarlos a bajarse y renunciar voluntariamente a sus títulos. ¡Es temprano (para saberlo), su partida fue una bomba en una semana en la que se convirtió en una obsesión mundial!", reconoce. Sin embargo, hay algo de lo que sí está seguro. "No han manejado bien su salida, obligando a la reina a aceptar a regañadientes sus planes", asegura.
"La empresa"
Al respecto, la decisión de Harry y Meghan de retirarse de los roles más visibles de la familia real británica ha originado interrogantes sobre cómo percibirán ingresos, quién pagará por sus costos en seguridad y qué involucrará ser "realeza a medias".
Los duques de Sussex dijeron en una sección de preguntas y respuestas en su nuevo sitio web, bautizado como Sussex Royal, que desean lograr la independencia financiera del financiamiento de la monarquía, conocido como "subvención soberana", una "mesada" del gobierno que cubre sus costos domésticos y gastos de viajes. Según Reuters, la pareja señaló que la subvención equivale al 5% de sus ingresos por sus roles oficiales de la realeza. No especificaron si renunciarán al 95% restante procedente del patrimonio privado del príncipe Carlos.
Al abstenerse del dinero de los contribuyentes, la pareja indicó que buscará acceder a ingresos privados. "Ellos valoran la capacidad de ganarse los ingresos profesionalmente, lo cual tienen prohibido bajo la actual estructura", señalan en su comunicado.
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Foto: Reuters[/caption]
El año pasado se informó que Harry sería productor ejecutivo de un documental sobre salud mental junto a la magnate de la televisión estadounidense Oprah Winfrey para el servicio de video de Apple. En tanto, la biógrafa de la realeza, Penny Junor, sugirió que Meghan, que protagonizó el drama legal de televisión Suits, podría revivir su carrera como actriz, en vista de la demanda y los honorarios a los que podría acceder. De hecho, Markle ya firmó un contrato con Disney para grabar una voz en off, un trabajo por el cual la firma hará una donación a una organización que protege a los elefantes, según reveló el diario The Times. "Hacer una voz en off para Disney es una cosa, respaldar un producto comercial es otra muy distinta", apunta Fitzwilliams.
Además, hace seis meses, los duques de Sussex solicitaron en la Oficina de Propiedad Intelectual de Reino Unido registrar las frases Sussex Royal y Sussex Royal Foundation para usar en libros, artículos de papelería, ropa -como pijamas y calcetines-, campañas de caridad y la provisión de capacitación, deporte y atención social.
El financiamiento de la monarquía es todo un tema para los británicos. De hecho, los medios locales se refieren a la Familia Real como The Firm (la empresa). Y el término tiene mucho más de descriptivo. Por ejemplo, por concepto de subvención soberana, la realeza recibió US$ 107 millones en el año financiero 2018-2019, equivalente a US$ 1,6 por persona en Reino Unido. A ello se suman los llamados ingresos privados, que básicamente proceden del ducado de Lancaster, un conjunto de edificaciones urbanas y rústicas, propiedad de la monarquía británica desde 1265.
Además, el príncipe de Gales administra el ducado de Cornualles, que asegura su independencia económica. Por último, también hay que considerar las inversiones personales de Isabel II. Su patrimonio privado incluye símbolos de la iconografía monárquica, como el Castillo de Balmoral, en Escocia, o el Palacio de Sandringham, en Norfolk, además de millonarias colecciones de arte y sellos, entre otros.
Así, no resulta difícil que Wealth-X, una firma global de información sobre la riqueza, estimara hace un tiempo en al menos US$ 520 millones el patrimonio neto de Isabel II. La compañía también cifró que el patrimonio neto de la familia real bordearía los US$ 1.100 millones.
Por su parte, la consultora Brand Finance, analizando la monarquía como si fuera una empresa más, la valoró en US$ 87.000 millones, al tiempo que estimó que generaba US$ 2.300 millones en aportes directos al Estado. Ello, considerando los ingresos derivados del turismo, de los beneficios y la explotación de su patrimonio o por el dinero conseguido por las marcas relacionadas con la Orden Real o el Escudo de Armas.
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El príncipe Harry y el Duque y la Duquesa de Cambridge participan en la organización Heads Together. Foto: AP[/caption]