Después de un tiempo, la guerra en Ucrania volvió a la primera plana de los medios internacionales. La presencia de soldados norcoreanos en Rusia, la decisión de Joe Biden de permitir a Kiev el uso de misiles ATACMS, el cambio de doctrina nuclear en el Kremlin y el lanzamiento de un misil ruso “Oreshnik”, disparado el jueves “en su configuración hipersónica no nuclear”: en pocos días, y de cierta manera “encadenándose”, las noticias que llegan desde Europa del Este han traído más preocupaciones que seguridades, y el fantasma de una guerra nuclear vuelve a aparecer en Occidente.
Ilmari Käihkö es profesor asociado de la Universidad de la Defensa de Suecia, donde enseña e investiga en el campo de los Estudios de la Guerra, además de veterano de las Fuerzas de Defensa de Finlandia. Consultado por La Tercera, da cuenta de cómo Rusia y Ucrania se estarían apresurando por conseguir ventajas en el campo de batalla a pocos días de haberse cumplido los 1.000 días del inicio del conflicto.
Un artículo reciente de la BBC, citando al Instituto para el Estudio de la Guerra, aseguró que solo este año Rusia ha capturado seis veces más territorio ucraniano de lo que tomó en 2023. En su opinión, ¿qué situación estamos viviendo en el campo de batalla?
Con la reelección de Donald Trump, su promesa de poner fin rápidamente a la guerra debe tomarse en serio. Como resultado, ambos bandos en la guerra están tratando de mejorar su situación militar antes de cualquier posible negociación para poner fin a la guerra. Los avances rusos han ganado ritmo, pero los avances siguen siendo modestos y el costo en términos de bajas es tan alto que estas ofensivas no pueden mantenerse indefinidamente.
Además de ocupar más territorio en Ucrania, Rusia está tratando de expulsar a las fuerzas ucranianas de su región de Kursk, que Kiev espera utilizar como moneda de cambio en las negociaciones. Ucrania también busca detener los avances rusos para estabilizar las líneas del frente. Idealmente, a Ucrania le gustaría iniciar las negociaciones desde una posición de fuerza, pero es poco probable que esto suceda en dos meses, o sin un apoyo extranjero adicional masivo combinado con una mayor movilización de la población ucraniana en la guerra.
Entonces, para resumir, la conclusión de esta fase activa de la guerra puede estar más cerca que nunca, lo que provocará que ambas partes intensifiquen sus acciones para mejorar su posición negociadora. Al mismo tiempo, la situación se caracteriza por la incertidumbre. Todavía no sabemos cómo será la política de Trump en Ucrania. Su promesa de poner fin a la guerra en 24 horas no debe tomarse al pie de la letra. E incluso si esta fase de la guerra concluyera, ¿cómo podemos garantizar que Rusia no renueve su agresión en una fecha posterior?
¿Existe alguna posibilidad de una escalada mayor entre Ucrania (u Occidente en general) y Rusia? Parece que, al menos esta semana, los peligros de esto son mayores. ¿Cómo sería una escalada en ese caso? ¿En qué dirección o lugar?
Escalada es una palabra que se ha politizado en esta guerra, y tanto Rusia como Occidente se culpan mutuamente de intensificar la guerra. El hecho es que Rusia invadió ilegalmente Ucrania y, por tanto, intensificó la guerra que había iniciado en 2014. En pocas palabras, la escalada simplemente significa hacer algo cuantitativa o cualitativamente nuevo, por ejemplo, desplegar más fuerzas o utilizar un nuevo tipo de sistema de armas en la guerra para mejorar la propia posición en esta. Como resultado, las guerras a menudo resultan en espirales de escalada: si el oponente hace más, tú también necesitas hacer más para evitar desventajas.
Por tanto, la escalada no es sólo un riesgo, sino también una dinámica presente en todas las guerras. Sin embargo, el riesgo se vuelve mucho mayor cuando al menos una de las partes en combate posee armas de destrucción masiva. Esto requiere una gestión de la escalada. Si bien nadie se beneficiaría de una Tercera Guerra Mundial, Rusia ha utilizado con éxito amenazas de armas nucleares desde su invasión para disuadir a los partidarios internacionales de Ucrania de una participación demasiado profunda del lado de Kiev. El resultado final ha sido un equilibrio difícil, pero para muchos insatisfactorio, entre la gestión de la escalada y la resistencia a la guerra ilegal de conquista de Rusia.
Dicho esto, incluso Rusia se ha visto disuadida de utilizar armas nucleares o atacar objetivos en países de la OTAN. Sin embargo, la escalada no es necesariamente un proceso racional. Pueden ocurrir accidentes y errores, al igual que malentendidos. Podemos y debemos intentar gestionar la escalada, pero es posible que no podamos controlarla.
Como respuesta a la autorización de Estados Unidos a Kiev para que utilice misiles de mayor alcance en suelo ruso, Moscú ha cambiado su doctrina nuclear. ¿Qué consecuencias tiene esto en teoría y en qué medida es real, un “bluf” o “señal de alerta” para disuadir a Occidente?
La influencia inmediata de la nueva doctrina es probablemente insignificante. En última instancia, sigue siendo Vladimir Putin quien decide cuándo se utilizan las armas nucleares y hasta la fecha ha mostrado cautela. Desde esta perspectiva, el cambio de doctrina tiene que ver principalmente con una postura sobre el uso de estas armas. Pero a largo plazo, el cambio de doctrina puede reducir un poco el umbral para recurrir a las armas nucleares. Este, desde luego, no es un avance positivo.
Estamos en un momento en el que el liderazgo estadounidense está cambiando, se produce la transición entre Joe Biden y Donald Trump. ¿Es posible que, durante estos dos meses, Rusia esté intentando aprovechar esta ventana para avanzar? ¿Cómo afecta el período de transición estadounidense a la guerra de Ucrania?
Rusia ve especialmente una ventana de oportunidad ahora, ya que el apoyo militar continuo de Estados Unidos a Ucrania está lejos de estar garantizado. La escalada rusa obliga a Ucrania a responder de la misma manera, de ahí el aumento de la violencia. Sin embargo, a lo que deberíamos prestar más atención es a Europa. Podría decirse que el destino de Ucrania es más importante para Europa que para Estados Unidos, y algunos países califican a Ucrania como una cuestión “existencial”.
Si Rusia puede ocupar Ucrania, la preocupación es que Rusia no se detendrá ahí. La elección de Trump probablemente signifique que Europa asumirá una mayor responsabilidad en el apoyo a Ucrania. Europa también debería tratar de influir en todos y cada uno de los “acuerdos” que Trump busca hacer sobre Ucrania. La pregunta es si hay voluntad, capacidad y liderazgo en Europa para hacer todo esto.
La administración de Biden acaba de aprobar el uso de misiles ATACMS por parte de Ucrania, después de meses de que Kiev los solicitara. ¿Qué tan útiles o “cambiadores de juego” pueden ser?
Los ATACMS ciertamente no cambian las reglas del juego, al menos no en esta etapa de la guerra. Kiev los ha empleado anteriormente en áreas de Ucrania ocupadas por Rusia, y no constituyeron un factor de cambio en ese momento. Ucrania ha tratado de utilizarlos contra objetivos militares al otro lado de la frontera con Rusia durante mucho tiempo, y Moscú se ha preparado en consecuencia. Además, Estados Unidos informó públicamente sobre la flexibilización de las restricciones relativas a su uso en Rusia antes de que Ucrania los empleara.
Esto significa que el elemento sorpresa fue disminuido. Por último, no conocemos el número de ATACMS que posee Ucrania, pero se espera que sea bajo. Entonces, si bien Ucrania se beneficia de la flexibilización de las restricciones relativas al uso de ATACMS, el efecto principal puede, de hecho, ser político. Biden mostró compromiso y, al parecer, ahora permitió que se utilizaran misiles europeos con componentes estadounidenses contra objetivos en Rusia. Esto es importante, sobre todo si el apoyo militar estadounidense disminuye y los europeos dan un paso al frente.
¿Qué está pasando con la región rusa de Kursk? ¿La campaña ofensiva de Ucrania está afectando la dirección de la guerra?
Si bien inicialmente fue exitosa desde el punto de vista operativo, todavía no está claro si la decisión de invadir Kursk en realidad empeoró una situación ya de por sí mala para Ucrania. Ucrania tiene algunas de sus mejores fuerzas en Kursk, donde ha perdido aproximadamente la mitad del territorio que ocupaba inicialmente. Las ofensivas rusas –con ayuda de Corea del Norte– están en curso. Ucrania está tratando de conservar territorio e infligir costos, pero esta lucha les costará a los ucranianos tanto en Kursk como en Ucrania propiamente dicha, donde Kiev lucha contra el déficit de mano de obra.