Cuando Benjamin Netanyahu subió al podio para dirigirse a la Asamblea General de la ONU el viernes, los observadores esperaban que respondiera a una propuesta liderada por EE.UU. de un alto el fuego de tres semanas para poner fin al conflicto en espiral entre Israel y Hezbolá. En cambio, el primer ministro israelí pronunció uno de sus discursos más beligerantes, en el que prometió seguir “degradando a Hezbolá hasta que se cumplan todos nuestros objetivos”.

“Mientras Hezbolá opte por la guerra, Israel no se detendrá”, advirtió, antes de insistir: “Israel está luchando por la sobrevivencia. Nos estamos enfrentando a enemigos salvajes que desean aniquilarnos y debemos defendernos de estos asesinos”.

Menos de dos horas después, Netanyahu ordenó el mayor ataque israelí hasta el momento contra los suburbios del sur de Beirut, un bastión de Hezbolá, pero también una de las zonas más densamente pobladas de la capital libanesa. El objetivo era Hassan Nasrallah, el clérigo de 64 años que dirigió Hezbolá durante 32 años.

Los equipos de rescate trabajaron durante toda la noche buscando entre los escombros de los seis bloques de viviendas arrasados por las bombas israelíes en Dahiyeh, el suburbio del sur de Beirut, donde los espías israelíes aparentemente habían localizado a Nasrallah.

En las primeras horas posteriores al ataque, una fuente cercana a Hezbolá dijo a Reuters que el clérigo estaba vivo, mientras que un alto funcionario de seguridad iraní comentó a la agencia de noticias que Teherán estaba comprobando su estado. La agencia de noticias iraní Tasnim, por su parte, también informó que estaba a salvo

Sin embargo, a través de un comunicado, el Ejército israelí confirmó ayer el deceso de Nasrallah. Fue eliminado en un “ataque selectivo” contra la sede subterránea del grupo, situada bajo un edificio residencial en Dahiyeh, un suburbio del sur de Beirut controlado por Hezbolá.

Según el informe, el clérigo fue asesinado junto con otro alto dirigente de Hezbolá, Ali Karaki (comandante del frente sur de Hezbolá y quien había sobrevivido a un intento de asesinato anterior a principios de esta semana), y otros comandantes. “El ataque se llevó a cabo mientras la cadena de mando superior de Hezbolá operaba desde la sede y llevaba adelante actividades terroristas contra los ciudadanos del Estado de Israel”, indicó. “Nasrallah ya no podrá aterrorizar al mundo”, dijeron las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Poco después llegó la confirmación del propio Hezbolá. “Sayyid Hassan Nasrallah se reunió con sus compañeros mártires (…) cuya marcha encabezó durante casi 30 años”, anunció el grupo proiraní. Según el comunicado, el secretario general de la poderosa formación chiita murió junto a otros miembros del grupo “en un traidor bombardeo sionista en la periferia sur de Beirut”.

Según el Ministerio de Salud libanés, el ataque contra Nasrallah mató al menos a seis personas e hirió a 91, aunque los daños son extensos y es probable que el número oficial de muertos aumente.

Desde Teherán, el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, pidió a los musulmanes del mundo que apoyen a Hezbolá, prometiendo que la muerte de Nasrallah “no quedará sin venganza”. “Es obligatorio que todos los musulmanes apoyen con orgullo al pueblo de Líbano y a Hezbolá con sus recursos y lo ayuden a enfrentar al régimen usurpador, cruel y malvado (Israel)”, apuntó. Asimismo, subrayó que “el destino de esta región se decidirá con las fuerzas de la resistencia, con el orgulloso Hezbolá a la cabeza”.

De acuerdo a lo informado por Reuters, en base a información proporcionada por dos funcionarios regionales, el líder supremo de Irán fue trasladado a un lugar seguro dentro del país con medidas de seguridad reforzadas tras la muerte de Nasrallah.

A su turno, el Presidente iraní Masoud Pezeshkian dijo que el asesinato de Nasrallah “solo fortalecerá aún más la resistencia”. Añadió que la comunidad internacional no olvidará que la orden de este “ataque terrorista” se emitió desde Nueva York, probablemente en referencia al discurso de Netanyahu en la Asamblea General de la ONU el viernes. De hecho, el diario The Guardian destacó la difusión de una imagen que mostraba a Netanyahu ordenando el ataque por teléfono desde su habitación de hotel de Nueva York. Pezeshkian también dijo que EE.UU. no puede negar su complicidad en el asesinato de Nasrallah. El Presidente Joe Biden afirmó que el asesinato del líder de Hezbolá era “una medida de justicia para sus numerosas víctimas”.

El primer vicepresidente de Irán, Mohammad Reza Aref, en tanto, aseguró que el asesinato de Nasrallah provocará la “destrucción” de Israel. “Advertimos a los líderes del régimen de ocupación que el injusto derramamiento de sangre... especialmente del secretario general de Hezbolá, el mártir Sayyid Hassan Nasrallah, provocará su destrucción”, dijo Aref, según la agencia iraní Isna.

En ese sentido, un funcionario iraní citado por NBC News anunció que Teherán comenzará a desplegar fuerzas en Líbano en los próximos días. “Con el registro público, los funcionarios concederán con toda seguridad el permiso para el despliegue de fuerzas en Líbano y los Altos del Golán”, afirmó el ayatola Mohammad Hassan Akhtari, viceministro de Asuntos Internacionales de Irán. “Podemos enviar fuerzas a Líbano para luchar contra Israel, tal como hicimos en 1981″, recordó.

Por su parte, el Ejército israelí anunció que movilizará tres batallones de reserva para reforzar las defensas de su comando central, cuyas áreas de operación incluyen Cisjordania. La decisión se tomó antes de un período de festividades judías en el que las tensiones suelen aumentar en Jerusalén y Cisjordania, donde el conflicto con militantes palestinos ha resurgido durante la actual guerra de Israel contra Hamas en Gaza, indicó Reuters.

La reacción de Teherán

En su primer pronunciamiento tras la muerte del jefe de la milicia libanesa, Netanyahu afirmó que “el trabajo” de Israel “todavía no ha terminado”. “Se avecinan días difíciles”, anticipó. Aseguró que “matar a Nasrallah era un paso necesario para cambiar el equilibrio de poder en Medio Oriente, lograr los objetivos establecidos y devolver a los residentes del norte a salvo a sus hogares”. “Nasrallah no era un terrorista, era el terrorista”, aseveró.

“Lo que está más claro que nunca, después de una serie de escaladas israelíes contra Hezbolá este mes -incluyendo asesinatos selectivos y la explosión de miles de beepers y walkie-talkies modificados suministrados al grupo- es que las reglas básicas, largamente entendidas, que rigen el equilibrio de la disuasión entre los dos bandos han sido destruidas”, escribió Peter Beaumont, corresponsal internacional de The Guardian.

“Durante gran parte de los primeros meses del conflicto con Hezbolá, que comenzó el 8 de octubre -un día después del ataque de Hamas desde Gaza- se dio por sentado que Israel no asesinaría a los miembros más importantes del grupo militante, pero en los últimos meses esas ‘líneas rojas’ se han ido borrando cada vez más”, destacó.

Personas protestan tras el anuncio de la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en Bagdad, Irak, el 28 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

Al respecto, el Ejército israelí dijo que “la mayoría” de los líderes de alto rango de Hezbolá habían sido asesinados, después de anunciar la muerte de Nasrallah. “La mayoría de los líderes de alto rango de Hezbolá han sido eliminados”, comentó el portavoz militar, teniente coronel Nadav Shoshani, en una conferencia de prensa en línea. Hace una semana, el Ejército israelí había matado al comandante de operaciones especiales de Hezbolá, Ibrahim Aqil, junto con lo que afirmó era la “cadena de mando superior de la Fuerza Radwan”, una unidad de élite.

A ello se suma un antecedente más preocupante. Un general de la Guardia Revolucionaria de Irán murió en el mismo ataque aéreo israelí que mató a Nasrallah, según el medio estatal iraní, Mehr News. Se trata del general de brigada Abbas Nilforushan.

La agencia indicó que Nilforushan era el subcomandante al cargo de las operaciones de la Guardia Revolucionaria, mientras que otros medios afirmaron que estaba al frente de la Fuerza Quds, el brazo exterior del cuerpo militar, en Líbano. En abril murieron en el consulado iraní en Damasco, Siria, siete miembros de la Guardia Revolucionaria, entre ellos tres generales, en un ataque atribuido a Israel. Como represalia, Irán lanzó cientos de misiles y drones contra Israel a mediados de abril, en la primera ocasión en la que atacó directamente territorio israelí.

La gente reacciona mientras asiste a una reunión para ofrecer condolencias tras el anuncio de la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en Basora, Irak, el 28 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

Según The Financial Times, “Netanyahu necesitaba una victoria a medida que se acerca el sombrío aniversario del 7 de octubre”. Su gobierno de extrema derecha, sostiene el periódico, ha tenido a Hezbolá en la mira desde que el grupo respaldado por Irán comenzó a disparar cohetes a través de la frontera entre Líbano e Israel en solidaridad con el grupo palestino, un día después del ataque de Hamas. Y ha enfrentado una creciente presión interna para garantizar que el norte de Israel sea seguro para que más de 60.000 israelíes desplazados regresen a sus hogares.

Pero Fawaz Gerges, profesor de Relaciones Internacionales en la London School of Economics, advierte que el asesinato de Nasrallah no le dará a Netanyahu la “victoria total” que anhela. “El asesinato de Hassan Nasrallah por parte de Israel es el clímax de esta guerra total que Netanyahu ha prometido a los israelíes que les traerá una ‘victoria total’”, dijo el académico a NBC News. “Esto ha resultado difícil de alcanzar en Gaza y lo será aún más en Líbano”. “Al celebrar prematuramente los asesinatos de los líderes y los principales comandantes operativos de Hezbolá, Netanyahu y sus asociados confunden victorias tácticas con avances estratégicos”, afirmó Gerges. “Este momento será visto históricamente como el momento de ‘misión cumplida’ de Netanyahu tanto en Gaza como en Líbano”, agregó, refiriéndose a la inoportuna declaración de victoria del expresidente George W. Bush en Irak, solo para verse envuelto en otros ocho años de guerra.

Una mujer sostiene una imagen del líder supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y el difunto comandante militar iraní, el general Qassem Soleimani, en Teherán, Irán, el 28 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

En declaraciones a la misma a cadena televisiva, el exasesor adjunto de Seguridad Nacional del Presidente Barack Obama, Ben Rhodes, dijo que Israel alteró el statu quo de su conflicto con Hezbolá. “Creo que lo que ha hecho Israel es traspasar todos los límites en cuanto a su disposición a aceptar el riesgo y la escalada”, comentó. “Intentarán eliminar a tantos líderes como puedan y aceptarán una enorme cantidad de bajas civiles en Líbano, una enorme cantidad de condenas internacionales por esas bajas, simplemente para intentar hacer el mayor daño posible a Hezbolá”, prosiguió. Pero advirtió que Israel enfrentará consecuencias por esta estrategia. “Habrá represalias contra Israel”, dijo.

Para Peter Beaumont, la “pregunta más importante” es “si Irán puede aceptar el ataque contra Nasrallah, o si también podría verse arrastrado a un conflicto cada vez más amplio, y si el ataque tiene como objetivo crear las condiciones para un ataque contra Irán”.

“Una cuestión crucial es si Irán, que ha dejado claro su deseo de evitar un conflicto abierto con Israel y Estados Unidos, muestra moderación después de un golpe tan duro contra su aliado más cercano. Nasrallah fue uno de los líderes más influyentes y consecuentes del llamado ‘eje de la resistencia’”, agregó The Financial Times.

En entrevista con La Tercera, Joe Macaron, miembro del Programa de Medio Oriente del Wilson Center y experto en Líbano, dijo en víspera del asesinato de Nasrallah que “Irán no está interesado en involucrarse directamente ni en Gaza ni en Líbano”. “Dejará que sus aliados lideren el camino sobre el terreno, pero ellos influirán en el ritmo de esos frentes en función de sus intereses y cálculos”, aseguró. Ahora eso está por verse.