Dice Jaime Mañalich que está contento de haber perdido en su intento por llegar al Senado. La idea de terminar un período con 74 años lo agobiaba, y más aún, que no tendría tiempo para dedicarse a la academia. La confesión la hace sentado en la terraza de su departamento en Las Condes, donde pasa la mayor parte del tiempo junto a su esposa. Lo que no ha soltado, eso sí, es el celular: le gusta estar enchufado y opinar sobre los avances de la pandemia. El viernes celebró por Twitter el nombramiento de María Begoña Yarza como futura ministra de Salud del gobierno de Boric. “Bien. Gran persona”, dijo.
Esta es su primera entrevista para analizar su paso por la política.
¿A qué atribuyó su derrota en las elecciones parlamentarias?
En esta campaña aprendí mucho, estuve mucho en la calle y estoy muy agradecido con la gente que trabajó conmigo, pero en la evaluación, nunca estuve entusiasmado por la idea de ser senador. Tengo 66 años, o sea, la sola idea de pensar un cargo hasta que tenga 74 años me produce mucha dificultad. Y, en segundo lugar, porque significa renunciar a algo que para mí es más importante: el trabajo académico, que es lo que más me gusta. En cuanto a mi derrota, la atribuyo a que no estuve dispuesto a polarizarme como se polarizó el país, entre una derecha muy radical y una izquierda muy radical, pensando que mi vocación fundamental es el centro y honrar el compromiso con el candidato de la coalición que era Sebastián Sichel. Sebastián fue claramente abandonado a su suerte; pudo haber hecho cosas mal, pero había un compromiso que yo no abandoné.
¿Ser leal tuvo un costo?
No lo tomo como un costo. Pero el problema es que la lealtad no se puede transar. O sea, yo sigo siendo leal con el Presidente Piñera, mucha gente lo ha abandonado. Es algo que a mí me resulta completamente imposible, porque hay un compromiso de verdad con la persona y lo que la persona representa.
¿Estar asociado al gobierno del Presidente o al “piñerismo” pudo haber incidido en su derrota electoral?
No lo sé. En el alma de cada votante, creo que lo más decisivo fue, insisto, la polarización que vivió el país. Pero no creo que ser piñerista haya influido. Eso no cambió en ningún momento durante el proceso electoral, ni yo dije nada demasiado importante respecto de ese tema.
Quizás hubiera esperado que al ser valorado el manejo de la pandemia, a usted le fuera bien en las elecciones...
Esa conversación la vi muy claramente en la calle. Cualquiera sea el sector que visitaba, incluso cuando me encontraba con personas de izquierda radical, me decían que no podían votar por mí porque soy de tal idea política, pero que agradecían lo de la pandemia.
¿Se arrepiente de haber postulado?
No, fue una experiencia extraordinaria.
Más allá de su experiencia en la parlamentaria, ¿qué diagnóstico tiene respecto de la situación en que queda el conglomerado del que usted forma parte?
La centroderecha queda en una posición interesante para el futuro, sobre todo en el Senado, que le permite contribuir al equilibrio político, que creo que es imprescindible. Lo voy a simplificar: la actual construcción del Senado hace prácticamente imposible que se tramite una reforma constitucional para que se autoricen los plebiscitos dirimentes.
¿Cómo se debería parar el sector frente a la Convención y a lo que viene?
Hay que reconocer que nosotros vivimos, cualquiera haya sido la voz o el motivo, una crisis institucional tremenda a partir del 18 de octubre, que se resolvió, por fortuna, institucionalmente a través del acuerdo por la democracia y que firmaron muchos, entre ellos el actual presidente electo. Y, en ese sentido, a pesar de que hay personas que han dicho que hay que obstruir, a mí me parece que la actitud correcta es dejar que la Convención trabaje tranquila, con la menor interferencia posible del Parlamento, y atenerse a lo que está en el cronograma.
¿Cree que en Chile Vamos ha habido un ánimo como obstruccionista?
No hay un accionar identificable al sector, porque dentro del sector, por ejemplo, hay un Hernán Larraín que se muestra representando una posición extraordinariamente colaboradora con el proceso constitucional. Y hay otros u otras, no quiero mencionar a nadie, pero que más bien asumen un rol de esto no es confiable. Y, de hecho, hay gente del sector que ya se está planteando, sin tener hoy día una Constitución, que la mejor opción es el rechazo de salida. Eso es un error.
¿Es generalizado en el sector la idea de querer rechazar?
Son voces aisladas.
¿Con quién tiene que hacer alianzas Chile Vamos? ¿Debe incluir en la coalición al Partido Republicano?
Absolutamente. Fui de los primeros que dije estando de candidato a senador, cuando todavía no ocurría la primaria, que había que tener un acuerdo claro entre Sichel y Kast, que al final no ocurrió nunca esa conversación en serio. Creo que deben formar parte de la coalición, porque si seguimos en esta controversia, al final de cuentas lo que se pierde es la oportunidad en el Parlamento de avanzar en una agenda que sea más propia de la derecha.
Su opinión es minoritaria en el sector, porque proponen que solo acuerdos en el Congreso y no como coalición.
Vuelvo a decir, no hay un diagnóstico cabal del momento crucial histórico en el que estamos y la agenda de las personas sigue a veces siendo como si nada hubiera pasado. Estamos en un verdadero proceso revolucionario en el sentido de que los cimientos de la estructura de la sociedad están en cuestionamiento.
¿Y con la DC cómo debe ser la relación?
La DC es un partido en desaparición, como ha ocurrido en muchas partes del mundo. Creo que es extraordinariamente difícil que puedan encontrar un camino de reidentificación (...). Aquí hay un proceso que ojalá vaya rápido y bien encaminado a generar en la oposición una coalición poderosa e inclusiva, transversal, en la cual algunas aristas no van a tener cabida.
¿Cómo cuáles?
Pienso, por ejemplo, en el tema del matrimonio igualitario. Es un tema que no puede ser puesto de nuevo a la mesa. Ya es un dato. El proyecto de amnistía, es un tema que hay que revisar, pero también para los Carabineros. La paz es el bien que con mayor fuerza tenemos que lograr en Chile.
¿Qué delitos incluiría?
Creo que una persona que participó en una manifestación y produjo desórdenes públicos, y producto de ello apedreó un local comercial o un blindado de Carabineros, es un tema revisable. A la persona que le rompieron los vidrios, por otra parte, como ya se ha insinuado, es necesaria una reparación por parte del Estado.
Respecto de su futuro, ¿le interesa militar en algún partido?
No, por ahora no.
¿Y más adelante?
Depende de cómo se coordina en la coalición. Si es algún partido, debería ser en Evópoli.
“La historia va a ser más benevolente”
¿Qué balance hace de la administración del Presidente Piñera?
La visión externa que se tiene del gobierno es injusta, porque cuando las encuestas evalúan el gabinete, para qué hablar del sector salud, la puntuación que obtiene el manejo de la pandemia es extraordinariamente alta. Y cito el manejo de la pandemia, porque creo que, junto al estallido social, son los dos grandes temas que le tocó al gobierno actual enfrentar. Sin embargo, el verdadero articulador de toda la política de la pandemia, que es el Presidente Piñera, tiene una aprobación entre 10% y 22%. Entonces uno dice: “¿Qué ocurre acá?”.
¿A qué responde?
A que efectivamente, para la izquierda, el gobierno de Piñera, de la derecha en general, constituye una causa de molestia, de rechazo muy fuerte, vinculado más bien a la persona que a la gestión. Y, en ese sentido, me cuesta vislumbrar cuál va a ser la evaluación final histórica de este segundo gobierno. Creo que la historia va a ser más benevolente con él que lo que estamos viendo hoy día.
Decía que al Presidente lo han dejado solo. ¿Chile Vamos ha sido injusto con él?
En general, salvo tal vez algunas excepciones, como coalición no ha habido una postura de respaldo, de acompañamiento. Y, en ese sentido, efectivamente no se ha dado, sobre todo en este segundo gobierno, una coherencia.
¿En qué sentido?
Pienso en el tema de los retiros (AFP), donde efectivamente se toma un acuerdo que lo correcto es tal cosa, sin embargo, después se vota de otra manera.
¿Cree que eso los llevó a la situación actual?
En la medida en que una coalición que tiene a su cargo la Presidencia de la República no es capaz de entregar la banda a alguien de su misma coalición, es un fracaso. La causa fundamental está en la gestión política.
¿Mala gestión política del Presidente?
Mala gestión de todos los actores políticos. Nadie puede hacer una gestión política solo. No hubo una configuración de una estructura de acompañamiento al gobierno que fuera lo suficientemente sólida para apoyar políticas que parecían fundamentales para la coalición.
¿Cree que el Presidente no dio espacios para que pudieran crecer cartas presidenciales ?
No se le puede adjudicar al Presidente que no dio los espacios (...). Hubo oportunidades extraordinarias para que se asumieran liderazgos del sector, pero no hubo coherencia, ni coraje para mantenerse en una línea.
¿Cree que el Presidente se arrepienta de haber postulado por segunda vez?
Que lo ha pasado mal, que ha sufrido mucho, que está muy solo y que su familia sufrió lo indecible, sí, por cierto. Pero que eso lo haya llevado a una reflexión “qué error haberme metido en esto”, me parece que no es el caso.
Sobre la pandemia, ¿cuál es su proyección? El Presidente Piñera ha sido optimista.
Esta cepa produce una necesidad de entendimiento nuevo. ¿Por qué? Porque para nosotros la estadística fundamental que vemos todos los días es cuál es el número de casos, y se ha dicho que el número de casos podría llegar hasta 43.000. En esta cepa, ómicron, lo más importante es mirar cuánta gente se hospitaliza y cuánta gente fallece. Y, en ese sentido, lo que ya sabemos es que las personas que tienen dos dosis de vacuna más el refuerzo, tienen una disminución de probabilidad de hospitalizarse de un 90%, o sea, uno en 10 comparado con delta. En ese sentido, me parece que es esencial desde la estructura comunicacional del ministerio del gobierno marcar claramente que tenemos estos casos, tenemos estos hospitalizados, tenemos estos fallecidos.
En ese sentido, en otros países, no con el nivel de vacunación que hay en Chile, se volvió, por ejemplo, a las cuarentenas. ¿Chile no va a tener que volver a eso?
Las cuarentenas son un instrumento de salud pública. ¿Alguien dice a priori vamos a renunciar a usar este instrumento? No.
¿Con la situación actual es necesario?
No es necesario ahora.
¿Son suficientes las medidas que se están tomando?
Hay algunas medidas que hay que perfeccionar. En primer lugar, la más importante de todas, la fiscalización del Pase de Movilidad, o sea, todo el plan Paso a Paso, pasa o descansa en que las personas que no tienen su esquema completo de vacunación (...). Y, segundo, acentuar el uso de antígenos. El test de antígeno es la manera de controlar la pandemia en la fase ómicron, mucho más que descansar en el PCR.
¿Cree que esto va a evolucionar hacia una endemia como han planteado algunos?
Es muy luego para decirlo, pero hay una posibilidad.