Sobre la mesa que Javiera Parada (48) ocupa como escritorio en su departamento hay al menos tres documentos sobre la propuesta de nueva Constitución: el borrador no armonizado, el proyecto final y un análisis -del think tank de centroderecha “Horizontal” donde colabora- que se titula “Siete nudos críticos del borrador constitucional”. Varios artículos de la nueva Carta Magna están subrayados. Algunos, con un símbolo de pregunta al margen.
La gestora cultural, y una de las impulsoras hace casi 10 años de la campaña “Marca tu voto” -la que llamaba a rotular con las siglas de Asamblea Constituyente (AC) los votos de la elección presidencial de 2013- se definió esta semana por el Rechazo en una carta que ella misma coordinó, respaldada por otras nueve figuras ligadas al mundo de la centroizquierda.
“Hace más de un mes decidí empezar a conversar con otros amigos y personas que respeto de la centroizquierda porque en un minuto pensé que podía ser que estaba hablando mucho con personas de la centroderecha y que eso hiciera que me haya aparecido un sesgo”, confidencia en esta entrevista.
¿Cuál es su reflexión del proceso constituyente?
Que fue intenso porque se da como una salida institucional a la crisis política más grande que hemos tenido desde el retorno a la democracia. Había muchas esperanzas de lo que iba a ocurrir en medio de esta crisis de legitimidad. La Convención Constitucional fue conformada por muchos representantes de movimientos sociales, independientes, no de partidos políticos, y por todas esas características, tuvo un particular desempeño reivindicativo. Había muchos grupos excluidos de la conversación durante todos estos años que llegaron ahí y que por primera vez eran escuchados en una situación de horizontalidad. Eso significó un ánimo reivindicativo, performativo de estos grupos que era primera vez que estaban en una discusión institucional (...). Creo que efectivamente la participación de representantes de los partidos políticos, en mayor número, habría ayudado mucho a un mejor resultado de la Convención.
¿Cómo influyó en el resultado la configuración del pleno que describe?
Basta recordar lo que ocurrió hace no mucho tiempo con el Colectivo Socialista, quienes fueron calificados de traidores (tras la votación en el pleno del informe de la comisión de Medioambiente). Faltó la vocación de construir esos grandes acuerdos. Esta propuesta de Constitución se hace en un contexto democrático, con un órgano democráticamente elegido, legítimo, pero donde se tomó la decisión de excluir a un sector muy importante que es parte de la vida nacional que es la derecha, la centroderecha y el centro.
Al principio menciona la “esperanza” en el proceso. ¿Cuándo la pierde?
El punto de inflexión es cuando se terminó de configurar el sistema político, porque todo el resto de las cosas que nos preocupan podrían subsanarse si hubiéramos quedado con un sistema político coherente. La propuesta no arregla los problemas que tenemos y podría incluso, exacerbarlos. Antes de eso, seguía pensando que íbamos a poder votar Apruebo, que íbamos a tener un texto que íbamos a poder defender.
En esas conversaciones que mencionó con otras figuras de la centroizquierda, ¿cómo fue masticando la decisión por el Rechazo?
Lo primero fue entrar en negación porque para mí era muy difícil. Llevo más de 10 años trabajando para que en Chile haya una nueva Constitución: fui parte de “Marca tu voto”. Cuando entendí que el Rechazo era una opción a la que tenía que prestarle atención fue que decidí ponerme a conversar con amigos y personas que respeto de centroizquierda (...). Nos dimos cuenta que había mucha gente como nosotros que, de alguna manera, se sentían culpables de estar pensando en la posibilidad de rechazar.
El resultado de esas conversaciones ya es conocido...
Llegué a la lamentable conclusión de que iba a tener que votar Rechazo. Cuestión que, insisto, para mí y para quienes firman la carta nos produce mucho dolor. No solo no es una decisión fácil, sino que realmente hubiéramos querido poder acudir a aprobar el texto y hacer campaña por el Apruebo. Fue un largo proceso, de mucha conversación con personas alejadas de la centroderecha para poner a prueba esta idea o ‘sesgo’ que tuve, que podía ser que estuviera hablando demasiado con gente de ese sector y que esa fuera la razón.
Y en el fuero más personal ¿cómo se procesan esas contradicciones?
Cuando uno toma decisiones que han sido acompañadas por una reflexión colectiva, es más fácil, emocionalmente, sostener algo así. Ahora, yo creo que esta no es una elección sobre la derecha y la izquierda, es un plebiscito sobre un texto propuesto por un órgano democráticamente elegido y, por lo tanto, legítimo. Pero ya que nos hemos demorado tanto, Chile se merece demorarse un poquito más y tener una buena Constitución del siglo XXI, porque Chile se merece una buena Constitución y este no es un buen texto.
¿Por qué asumir un nuevo costo en el que se desmarca de la vereda de la centroizquierda? Para nadie es muy fácil que te traten de traidora, pero tiene más costos ser inconsecuente con lo que uno piensa. El grupo que firmamos la carta creemos que tenemos la obligación de ser coherentes con eso y de advertir los riesgos. Hay un costo mucho mayor en ser inconsecuente y no defender tus ideas, es traicionarse a sí mismo.
Hay un mundo de la izquierda con el que ya no sintoniza, que la considera una “conversa”. ¿Se hace cargo de esas críticas?
Las personas evolucionamos, reflexionamos, aprendemos, nos damos cuenta que las ideas que teníamos en algún momento de nuestra vida quizás no eran correctas. Los seres humanos que nunca cambian de idea se pierden una parte muy importante de la vida. Yo creo que en la vida uno va aprendiendo y mirando las cosas de distintos lugares, teniendo distintas perspectivas, conociendo distintas experiencias. Mis reflexiones han ido evolucionando y hay cosas en las que creía hace 30 años que ya no creo más. No me puedo hacer cargo de las críticas de la gente que piensa que porque uno nació en una determinada familia o un determinado lugar tiene que pensar como piensa todo el mundo alrededor tuyo, no creo en el determinismo.
¿Con qué distancia ve hoy el proyecto político del Frente Amplio? Usted dice que no piensa lo mismo que hace 30 años, pero hasta hace poco más de tres años competía para presidir Revolución Democrática.
Yo no me siento representada ya por el Frente Amplio, aunque espero que de verdad que le vaya bien a este gobierno, porque si le va bien al gobierno, le va bien a Chile. El Presidente Gabriel Boric es un gran político, además es una persona con una sensibilidad muy particular.
¿Cuándo parte su distancia con el Frente Amplio?
Más allá de las reflexiones, a mí lo que me alejó del Frente Amplio, y de RD -que es donde yo me sentía más cómoda- es esta decisión del partido de apoyar las acusaciones constitucionales reiteradas contra el Presidente (Sebastián Piñera) porque de alguna manera, para mí, esa actitud revela una falta de compromiso con la alternancia en el poder.
¿Qué debe hacer el Presidente si gana el Rechazo?
El Presidente tiene una gran oportunidad de convocar a todas las fuerzas políticas y también sociales para conformar una hoja de ruta a partir del 5 de septiembre. Es muy importante que el proceso constituyente continúe y que se habilite una nueva etapa que, espero, sea la última.
Hay una incertidumbre sobre la posibilidad real de que el “Rechazo para reformar” abra el camino en caso de un triunfo. Las dudas recaen en la derecha que, en años previos, nunca mostró apertura a procesos de reforma constitucional. ¿Qué garantías debería dar ese sector?
Los temores y dudas de personas de la centroizquierda sobre la derecha son totalmente fundados. Quienes han vivido en Chile en los últimos 30 años han visto cómo la derecha se opuso sistemáticamente a una serie de cambios importantes y no pueden sentir sino temor de que la derecha nuevamente gane el plebiscito con el Rechazo. El peso de la prueba está. Por eso, ellos tienen la obligación, en estos dos meses, de comprometerse frente a la ciudadanía y decirnos cuál es la hoja de ruta que ellos proponen para el proceso constituyente y cuáles son los contenidos en los cuales se comprometen a seguir avanzando en la próxima etapa del proceso constituyente. Requerimos el compromiso de los partidos políticos y de sus dirigentes.
Este sábado lo hicieron a través de un documento con 10 compromisos. ¿Qué le parece?
Un enorme avance en la actitud de la derecha de los últimos 30 años. Se refleja un compromiso de estos tres partidos con un Estado social, democrático y de derechos, dejando atrás el Estado subsidiario impuesto en dictadura. Conlleva un compromiso claro con los derechos sociales (...). Y se comprometen a rebajar los quórum de ley, que es parte de los ‘candados’ que ha mencionado en los últimos años Fernando Atria. Veo, eso sí, una ausencia en el compromiso con la paridad, que es una materia donde Chile ha innovado.
¿Qué pasa si gana el Apruebo?
Si gana el Apruebo hay que tomarse muy en serio las reformas que hay que hacerle al texto. La cantidad de partidos políticos y personas que van a votar por el Apruebo para reformar es muy grande. Si uno toma todo lo que el mundo del Apruebo para reformar y todo lo que es el Rechazo para continuar con el proceso hay grandes coincidencias. Sería muy importante desde ya comenzar el trabajo para ver cuáles son esas coincidencias, cosa de que en caso de que gane el Apruebo, se pueda avanzar en esas reformas. Ahora, yo veo muy difícil la viabilidad de que después de aprobar el texto se pueda reformar.
¿Por qué? ¿No se sintió llamada a la opción de un Apruebo reformista, más que al Rechazo?
Es que lo veo muy difícil, creo que saliendo de una convención de estas características donde estuvieron casi ausentes los partidos políticos, donde se excluyó a la derecha sistemáticamente, a la centroderecha y parte importante del centro, conseguir y construir los quórums para reformar este texto en el actual Congreso va a ser muy difícil. Además, hay sectores que legítimamente, con todo el derecho de una victoria del Apruebo, y estoy pensando en el Partido Comunista y en varios representantes de los movimientos sociales, no van a estar disponibles para reformar el texto que sería aprobado. Es inviable la posibilidad de aprobar para reformar.
Estamos a dos meses y un montón de encuestas muestran cifras favorables al Rechazo. ¿Gana esa opción en septiembre?
El escenario está muy abierto. Si la elección fuera mañana, creo que sí ganaría el Rechazo. Pero dos meses en política son muy largos.