En la semana en que Estados Unidos se convirtió en el país con el mayor número de contagiados del mundo con el coronavirus, con el principal foco de preocupación en el estado de Nueva York, por lejos el que registra mayor casos en todo el país (el 40% del total nacional), Jill Abramson tenía su principal preocupación en una doctora trabajando a tiempo completo en Manhattan.

Su hija, cuenta, es doctora en un hospital en la ciudad de 8,5 millones de habitantes. “Estoy muy nerviosa por ella”, dice al teléfono desde Madison, Connecticut, donde ha ido, junto a su marido, a recluirse y a cuidar de su nieta.

Por supuesto, la distancia social difícilmente podría distanciarla del seguimiento detallado de las noticias y el análisis del rol que los medios están cumpliendo en la emergencia. Abramson (66) es parte de esa generación de periodistas estadounidenses que abrazaron la carrera al fragor de la gloria del cuarto poder tras el caso Watergate. Y, si hay un techo para la carrera, ella puede decir que lo alcanzó cuando, en 2011, se convirtió en la directora de The New York Times. Y si ese techo es de cristal, ella lo rompió: Abramson es la única mujer que ha dirigido el que para muchos es el mejor diario del planeta. En mayo de 2014, tras una gestión en que el Times ganó 24 premios Pulitzer, Abramson fue despedida y volvió a lo que siempre supo hacer: reportear y escribir. El año pasado publicó Merchants of Truth, una entretenida crónica de 500 páginas en las que compara a dos medios tradicionales (el Times y The Washington Post) y dos medios digitales (BuzzFeed y Vice). Además, enseña escritura en Harvard y escribe de política estadounidense para el diario inglés The Guardian y otros medios, incluido el New York Times.

En días en que la crisis global por la pandemia del Covid-19 sacude también al poder, Abramson conversa con La Tercera para hablar de política y medios.

El Presidente Donald Trump ha sido muy criticado por su actuación en esta crisis. ¿Le ha sorprendido su desempeño?

No, no me ha sorprendido. Parece consistente con su manejo de otras situaciones, aunque, ya sabes, esta es la primera crisis realmente grande que enfrenta. Pero su alarde constante del gran trabajo que dice que está haciendo es bastante típico. Creo que hay preguntas serias sobre por qué no instruyó al gobierno federal antes para asegurarse de que hubiera tests y equipamiento hospitalario. Y no parecía tomarlo en serio. Pero por lo que te puedo decir, al revisar las encuestas, no creo que sus números de aprobación de trabajo hayan sido afectados por sus apariciones diarias sobre el tema. Él usa estas instancias como otro programa de televisión donde es la estrella.

Pero a diferencia de cualquier otra situación anterior, esta vez hay vidas en peligro. ¿Cree que corre el riesgo de perder apoyo entre los republicanos más moderados?

No estoy segura. El país tendrá más y más preguntas, y si el número de muertos es más alto de lo esperado… Pero todavía no estoy segura de que vayan a culpar al Presidente. Creo que la historia de la política en los Estados Unidos muestra que, cuando hay una crisis, como los ataques del 11 de septiembre, el país tiende a reunirse en torno a la autoridad y quiere que el Presidente lo haga bien. Y eso es quizás lo que está sucediendo ahora.

Será un tema importante en la campaña presidencial…

Por supuesto, la campaña electoral tendrá un cambio radical en términos de su mecánica. Y esto tiene que ser importante, porque sabemos que la economía es siempre un tema clave en las elecciones, y con todo esto la situación está horrible, de modo que obviamente será un factor en noviembre.

U.S. President Donald Trump holds news conference on the coronavirus outbreak at the White House in Washington, U.S., February 26, 2020. REUTERS/Carlos Barria TPX IMAGES OF THE DAY

¿Y cree que esta situación deja espacio para que surjan otros líderes? Se ha elogiado al gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, por ejemplo.

Creo que el gobernador Cuomo parece un líder fuerte para Nueva York, pero no estoy segura de que eso funcione a nivel nacional. Y creo que el problema para cualquier otra figura política en los Estados Unidos es que Trump domina todo y obtiene tanta cobertura mediática, sabe exactamente cómo promocionarse, de tal manera que todo el mundo esté hablando de lo que él dice. Eso sería cierto para cualquier Presidente, pero con él eso se multiplica por mil. Es muy difícil para cualquier otra figura política romper eso y volverse relevante de la manera en que él lo hace. Como que todos se han olvidado de Joe Biden.

Cada cierto tiempo resurge la discusión sobre cuánto “aire gratis” darle al Presidente, cuánto se debe transmitir lo que dice, dado que es tan propenso a ignorar los hechos. Pero esta vez, hay quienes plantean que derechamente, darle micrófono sin filtro puede incluso costar vidas. ¿Cree que los medios tienen esa opción?

No, no soy de esa opinión. Es decir, comprendo el argumento de por qué eso sería cierto, porque él miente y comete errores, y todo eso. Pero simplemente no creo que sea una propuesta práctica no transmitir sus reportes diarios en directo. Sus comentarios pueden no tener valor, pero por ejemplo hace un par de días estaba ahí el doctor (Anthony) Fauci (el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, parte del grupo de trabajo de la Casa Blanca sobre el coronavirus), y lo que diga él es interesante para la gente. Las personas demandan información. Y la que da el Presidente puede que no sea confiable, pero la de algunas de las personas que lo rodean sí lo es.

Algunos han planteado que esta crisis global es, en cierto sentido, un “cisne negro”, un fenómeno sorpresivo para el cual no podíamos prepararnos. Pero otros apuntan que hubo múltiples signos de que algo así podría suceder. Y que el fracaso, en ese sentido, no solo fue de los gobiernos, sino también de los medios, del periodismo. ¿Qué piensa usted al respecto?

Pero, ¿no dice eso la gente siempre que hay una gran tragedia o una gran crisis?

Eso es siempre: “¿Dónde estaban los medios? ¿Dónde estaban los líderes políticos?”. Es cierto, tuvimos personas como Bill Gates advirtiendo que podría haber una pandemia. Pero, en este momento, ¿de qué sirve tratar de apuntar con el dedo?

En tiempos como este, de crisis, como usted dijo, la gente demanda información confiable. Parece ser que un periodismo profesional vuelve a ser apreciado…

Sí. En Estados Unidos, parece que ha aumentado el rating de los noticieros nacionales de televisión, y antes se decía que esos programas estaban en decadencia. La gente ahora los sintoniza todas las noches…

Pero al mismo tiempo, los medios tradicionales que ya estaban luchando por su subsistencia son los más vulnerables en una crisis económica como la que esta pandemia está provocando. ¿Cómo ve ese problema?

Sí, pero los medios más amenazados son los medios locales, al menos en Estados Unidos, por desgracia, las noticias locales. Cualquier organización de noticias que dependa principalmente del avisaje está en graves problemas. Pero medios grandes como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, han cambiado su modelo de ingresos antes, y ahora les va a ir muy bien.