Ya son meses en la misma situación, y no se espera que alguno de los dos ceda.Desde la última vez que se hablaron personalmente a inicios de marzo, hasta ahora, las declaraciones cruzadas entre el Presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, han ido subiendo de tono, y frente al gobierno de coalición que tomó la Casa Rosada en 2019, ya hay quienes hablan de “desgobierno de coalición”.
En medio de esta incertidumbre, donde algunos especulan con una renuncia del Presidente frente al obstruccionismo de quien debería ser su mano derecha, el periodista argentino Joaquín Morales Solá señaló en una columna en el diario La Nación que “la arrogancia, la mitomanía y una dosis no menor de maldad de la vicepresidenta han llevado al país a la crisis institucional más profunda desde 1983″.
En conversación con La Tercera, el periodista analiza la situación que está viviendo el oficialismo transandino, junto con comentar el último tour europeo del mandatario, en miras a ofrecer Argentina como un proveedor seguro de alimentos y energía en medio de la crisis en Ucrania.
En su columna dice que se estaría en la crisis institucional más profunda desde 1983. ¿Qué es tan grave en esta situación?
Yo me refería a la crisis institucional más grave entre un Presidente y un vicepresidente. En un sistema presidencial como el nuestro –con vicepresidente–, la crisis más importante que puede tener un sistema es cuando estos dos cargos se enfrentan. Porque acá la magnitud del conflicto está en que la vicepresidente no está de acuerdo con las políticas del gobierno; lo dice públicamente o lo hace decir a través de su gente y a través de su hijo; no se quiere ir del gobierno ni del cargo que tiene, y encima aspira a ser jefa de la oposición del gobierno. Esa es la magnitud de la crisis institucional en Argentina y algo de esta magnitud no lo habíamos vivido nunca.
En ese sentido, los ataques que vienen desde La Cámpora y desde Cristina Kirchner, ¿buscan que renuncie Alberto Fernández o pretenden algo más?
A estas alturas lo que hay que saber o concluir con certeza es que a ellos no les importa si Alberto Fernández se va. No creo que quieran que se vaya, aunque ese sea su principal objetivo hoy, porque Cristina no querría asumir. No la subestimemos: es una mujer que algo sabe de la situación del país, una situación muy compleja la de Argentina. Y las políticas que ella promueve tienen todos los beneficios que ella pueda encontrarle, pero carecen de una condición: el país no tiene plata, no hay ni recursos ni dólares ni pesos. Ella sabe que en estas condiciones el gobierno va en camino a una derrota el próximo año. Y creo que lo que ella quiere ahora es crear una alternativa distinta de Alberto Fernández que, tal vez, no sea ni siquiera ella, sino una alternativa apoyada por ella y para lo cual necesita tomar distancia de Alberto Fernández, dejar claro que ‘este señor no me expresa a mí, sus políticas no me representan’. Y así, el año próximo tener un candidato propio o ser ella misma la candidata. Lo que no sabemos es si esto será una interna dentro de la coalición oficialista, dentro del Frente de Todos, o va a haber una división de la coalición oficialista, y el Frente de Todos irá a un lado con Alberto, y para otro Cristina y la Cámpora. Eso, yo creo que ni lo saben ni ellos, pero sí, claramente, ella tomó la decisión de ser una opción distinta en el peronismo.
Respecto a la interna, que lleva ya meses. ¿Ha afectado a la gobernabilidad del país?
Afecta muchísimo. En primer lugar, porque el gobierno está matizado por funcionarios que representan, algunos a Alberto y algunos a ella. La actitud de Cristina no carece de hipocresía, ella está en desacuerdo con un gobierno donde tiene funcionarios que manejan el 70% del presupuesto nacional. Esto es, los fondos previsionales de jubilación, el PAMI (la obra social de los jubilados), parte de la FIB (agencia de recaudación impositiva), Aerolíneas Argentinas, todo eso significa el 70% del presupuesto nacional, y todo eso está manejado por gente de ella. Entonces hay funcionarios que contienen el aliento, que no saben para adónde va el péndulo y no hacen nada. Los propios actores de la economía, los empresarios, no saben en qué país invertirán mañana, si el país de Alberto, o el país que quiere Cristina Kirchner. El año pasado Máximo Kirchner planteó el impuesto a la riqueza, el Presidente no quiso enfrentarlo, lo apoyó. Ahora planteó otro impuesto a la renta inesperada, porque subieron los precios de los alimentos. El Presidente tampoco lo quiere enfrentar. Es claro que esta pelea interna interfiere seriamente en el gobierno del país, en la predecibilidad del país, y sobre todo en lo que hacen los actores principales de la economía del país. Se llegó al extremo de que sin la oposición de Juntos por el Cambio (derecha), el Presidente no hubiera tenido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, porque Cristina Kirchner le saco todos los votos de ella en el Congreso, y el Presidente quedó a merced de la buena voluntad de sus opositores, que votaron felizmente el acuerdo. Con un país así, claro que tiene repercusiones enormes en la administración y en cualquier proyecto privado o público de futuro. No se sabe qué sector va a ganar esa interna.
¿Tiene Alberto Fernández la capacidad de aislar a Cristina Fernández y a sus colaboradores del gobierno?
Sí, puede, solo tiene que llamar a estos funcionarios que manejan el 70% del presupuesto nacional y decirles que se vayan y nombrar a los suyos. Por supuesto que va a tener una crisis con Cristina, por supuesto que parte de los bloques parlamentarios se va a reconfigurar, porque parte del bloque oficialista se pasará a la oposición, y el Presidente va a tener que depender mucho para aprobar sus proyectos en el Congreso de la otra oposición, de la oposición formal de Juntos por el Cambio. Pero es eso o esta situación en la que tiene una vicepresidenta que es la jefa de la oposición, pero que a la vez le maneja el 70% del presupuesto. O lo que es peor, ahora por el acuerdo con el FMI, el gobierno tiene que aumentar las tarifas, por ejemplo. Y los funcionarios que están en todo el escalafón del Ministerio de Economía, que tienen que firmar esos documentos, responden a Cristina Kirchner y no quieren firmar. Por eso él dijo, refiriéndose a sus funcionarios la semana pasada, que el que no quiera firmar las decisiones que toma el Presidente de la Nación se tendrá que ir. Es un principio, pero yo creo que antes de que un funcionario te diga que no quiere firmar, él tendría que deshacerse de varios funcionarios. Cristina Kirchner está en la oposición y maneja el presupuesto, y encima está en desacuerdo con las políticas del Presidente.
Pasando al ámbito internacional, hace unos días, una columna de Sputnik calificó de “traidor” al Presidente Fernández. En este conflicto entre Occidente y Rusia, ¿dónde se ubica Argentina?
No sabemos dónde está la Argentina. El Presidente fue primero a Rusia, aun cuando no se invadía a Ucrania pero ya se tenían los tanques en la frontera, y le ofreció a Putin la Argentina como puerta de entrada de las inversiones rusas en América Latina. Después, cuando vio que el mundo se oponía –y con el acuerdo con el fondo–, Alberto fue levantando la crítica a Rusia, sin nombrar mucho a Putin. Ahí hay algo de Alberto Fernández que coincide con Cristina. Lo que dice el gobierno es que Alberto Fernández, en su calidad de presidente de la Celac, le ofreció al canciller alemán Scholz y al Presidente francés Macron una gestión con Putin, que no se sabe en qué consiste. Yo creo que eso es de una gran ingenuidad. Putin le dio la espalda al papa, al secretario general de las Naciones Unidas, le dio la espalda a Macron, a Scholz: no sé por qué iría a atender una gestión de Alberto Fernández. Me parece de una gran ingenuidad, de una gran frivolidad, esa versión. Pero con el argumento de que está haciendo esta gestión, la posición de la Argentina es muy contradictoria: vota en las Naciones Unidas para que Rusia se vaya de la Comisión de DD.HH. por un lado, y después en la OEA no vota en contra, o se abstiene en la censura a Rusia. Es una posición de constante contradicción. Si me preguntan a mí qué posición tienen aquí, qué se yo, te puedo decir qué posición tenían ayer, pero no te puedo decir qué posición tendrán mañana. Porque una parte es culpa de las ideas del Presidente, y otra parte no menor es parte de esta pelea interna.
¿Cómo ve las posiciones que ha tomado, a nivel latinoamericano, el Presidente Alberto Fernández? Recientemente llamó a EE.UU. a invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua en la Cumbre de las Américas.
Como de costumbre, es contradictoria, porque yo prefiero un López Obrador, que dice: ‘no voy si no van estos países’; que la posición de Alberto Fernández que es: ‘voy, pero me gustaría que vaya Venezuela, Nicaragua y Cuba’. Siempre en una posición “ni”, ni no ni sí. Lo que él ha dicho es que él va a ir a la cumbre, pero que le gustaría que invitasen a estos países. Esa es la posición hasta hoy. Pero bueno, también ahí se mezclan mucho las ideas de él con las ideas de Cristina. Las ideas de él son más críticas con los regímenes, sobre todo de Venezuela y Nicaragua. Cuba ya es una cosa histórica. En cambio Cristina tiene una gran relación con Maduro, Ortega, con todo ese bloque que lideraba antes Chávez, porque ella, en algún momento quería convertirse en la lideresa latinoamericana de la izquierda, después de la muerte de Chávez. Entonces: sí pero no. “Sí voy, pero me gustaría ir con Venezuela, Nicaragua y Cuba”.