“No había alternativa”, afirma Jorge Navarrete sobre la salida de Giorgio Jackson de La Moneda. Tan claro lo veía, que el miércoles pasado, en su programa Comando Jungle había dicho que el exministro y figura emblemática del Frente Amplio no pasaría la semana.
Frente a una acusación constitucional en curso y un gobierno arrinconado por esa situación, la permanencia de Jackson -el más cómplice y cercano amigo del Presidente Gabriel Boric- se había hecho insostenible.
¿Qué viene ahora? ¿Es un golpe mortal para esa nueva generación que llegó al gobierno? ¿Queda el Presidente Boric sumido en el más frágil de sus momentos? Para el abogado, columnista y agudo observador político, la lectura requiere un hilado más fino.
Pirincho Navarrete afirma que la salida de Jackson es un bumerán para la derecha. La obliga a sentarse a negociar y, como segundo efecto, libera al Presidente y a su gobierno. Pero instala un punto más. Dice que el alfil (léase Jackson) no sólo se sacrificó por el rey, sino también por la reina. “El rol que ahora le queda a Camila Vallejo como la última mohicana, la última sobreviviente de ese triunvirato, es también un gesto para la sobrevivencia de su generación”, señala.
Tanto Jackson como el gobierno estaban en la cornisa. ¿Su salida es la derrota de una generación o va más allá?
No había mucha alternativa. Era demasiado castigo irse con la derecha como verdugo y con la acusación constitucional como la guillotina. Tampoco funcionaba que el Presidente -su compañero de ruta, su amigo- se desprendiera de él o le pidiera la renuncia a quien ha sido su contención política y emocional. Lo que ocurrió era lo obvio: Jackson tenía que abandonar voluntariamente el barco para salvarlo del naufragio, pero lo hizo clavando un cuchillo mientras escenificaba su temporal caída.
¿Clavando un cuchillo a quién?
Clavando un cuchillo bastante hondo a la derecha. Porque muerto el perro, se acaba la rabia. Se acaban las excusas. La derecha jugó una carta peligrosa: pedir su salida sin mesura, suponiendo que nunca se la iban a conceder. ¿Y qué pasa ahora? La derecha termina esclava de sus palabras, habiendo concedido una salida al gobierno y autoimponiéndose una inesperada obligación.
O sea, condicionó tanto diciendo que Giorgio Jackson era la piedra de tope, que ahora ¿no le queda más que sentarse a negociar la reforma previsional y el pacto fiscal?
Efectivamente, esto es un bumerán para la derecha. Se acabaron las excusas para no sentarse a negociar la reforma previsional y el pacto fiscal. Pero, además, la salida de Jackson permitirá ver más claramente algo que estaba oscurecido: las renuncias que ya había hecho el gobierno en la discusión sobre pensiones. Me refiero a su disposición a sacar la solidaridad en la cotización individual y el monopolio estatal. También había cedido en el pacto fiscal poniendo lo que la derecha había pedido, que es el incentivo a la inversión, la modernización del Estado, terminar con el impuesto a las utilidades retenidas y con el impuesto al patrimonio. Todo eso ya se había concedido y aún así la derecha se negaba a dialogar.
El caso de los convenios sigue rondando. ¿La salida de Jackson podría ayudar a disipar esa crisis también?
Así es. Y esa es la segunda dimensión de este bumerán que ha caído sobre la derecha. En algún sentido, la salida de Jackson, tan pedida por la oposición, le permite al gobierno expiar sus culpas y saldar sus cuentas con el sacrificio de su más connotado representante. Y aquí me parece que está lo más significativo, porque hace un punto de inflexión entre seguir hundiéndose y comenzar a salir de la crisis.
¿Quiere decir que es una derrota a medias para el gobierno? ¿La renuncia de Jackson le da una bocanada de oxígeno a un gobierno que está casi sin respiro?
Efectivamente, y podríamos ahondar un poquito más. Porque, en el fondo, Jackson muere temporalmente, pero siempre en su estilo: calculando...
¿Fue una movida de ajedrez?
Exactamente. El alfil se sacrifica por el rey. Le da una oportunidad y un respiro al Presidente para que pueda rediseñar su estrategia para lo que queda de aquí al término de su mandato. Si se fue Jackson, aquí se puede ir cualquiera. Nada queda escrito en piedra a partir de ahora. El Presidente está completamente liberado. Ese es el primer efecto interno -no menor- de la renuncia de su alfil. Pero también el alfil se sacrifica por la reina.
¿Como así?
Recordemos que el verdadero círculo de hierro siempre fue Boric, Jackson y Vallejo. La vocera es como la última sobreviviente de una disputa al interior de estas dos almas del oficialismo. Pero la reina -para seguir con la metáfora- se mueve igual que el rey, pero con movimientos mucho más largos. Entonces, Camila Vallejo queda como la más cercana al Presidente y ahora también tiene espacio para jugar, decidir y liderar en su rol en el gobierno. Pero, ojo, el sacrificio del alfil también desnuda las dificultades de las torres y los caballos.
¿Te refieres al resto del gobierno?
Claro, las excusas también se acaban para los hermanos mayores, que ya no van a poder seguir disculpándose en las tonteras y en los descuidos de los más jóvenes.
¿Más concretamente….?
Carlos Montes tiene que construir casas y contener esta crisis. Carolina Tohá tiene que responder a las demandas de seguridad. Mario Marcel tiene que hacer que el país crezca y Álvaro Elizalde tiene que negociar y acordar las reformas pendientes. En algún sentido, esos cuatro ministros, representados en cuatro objetivos fundamentales, también habían aprovechado los errores de esa generación con la cual están en disputa en el gobierno.
Digamos que ahora el Socialismo Democrático queda en primera línea y tiene que empezar a concretar?
Así es. Con la salida de Jackson se acaban las excusas para la derecha y también para el gobierno.
¿Romper cadenas?
Más allá de la derecha y de Socialismo Democrático, ¿la salida de Jackson no es un golpe mortal para Boric y toda la generación del FA?
No cabe la menor duda. Lo que pasa es que esa interpretación, que es la más obvia y la primera, desconoce un elemento de contexto fundamental: que este gobierno en general, y esa generación en particular, ya estaban profundamente golpeados. Estaban en el suelo. Después del triunfo del Rechazo del 4 de septiembre del año pasado y del triunfo del Partido Republicano el 7 de mayo, esa generación estaba políticamente muerta.
¿Muerta en el sentido de que su programa ya estaba derrotado?
Claro, las razones por las que ganaron una elección hace un año y medio, y los propósitos que ponían por delante, ya estaban completamente frustrados. Insisto: el gobierno ya estaba en el suelo. Tanto, que hace varios meses que ya venían discutiendo cómo rediseñar una estrategia para afrontar los dos años y medio que les quedan por delante.
En ese sentido, ¿la renuncia de Jackson es como salvación para el gobierno? ¿Eso quiere decir?
Obviamente, aunque es una consecuencia adicional de su caída. Si uno lo mira con finesa, es interesante ver cómo con este gesto de Jackson el gobierno toca fondo y puede rebotar. No termina por enterrarlos de manera definitiva. Además, ahora el Presidente tiene un margen de maniobra que no tenía. Rompe sus cadenas. Tiene más libertad para diseñar lo que viene por delante.
Romper cadenas con los propios no es menor. El Presidente queda solo, menos arropado. Le pasó a Piñera con la salida de Rodrigo Hinzpeter y luego con Andrés Chadwick. Le pasó a Bachelet con Rodrigo Peñailillo. ¿Se repite la historia?
Efectivamente. Y si para Piñera y Bachelet el componente emocional era fuerte, para qué decir lo que significa para el actual Presidente, que tiene 36 años… Haberse desprendido de su compañero de ruta no debe ser fácil. Pero lo que no te mata te fortalece. Y cuando uno mira la experiencia de Piñera y Bachelet, esas salidas generaron un punto de inflexión, una suerte de liberación que les permitió tomar otros rumbos. Desde esa perspectiva, no me cabe duda de que es un momento difícil para el Presidente Boric, pero queda liberado.
Si su salida liberaba al Presidente, ¿por qué cree que el exministro estiró tanto la cuerda?
Para Jackson debe ser muy duro darse cuenta de que también él pagó buena parte de las culpas de este gobierno y de su generación. Obviamente, que también pagó sus propias responsabilidades. Pero no me extraña que haya postergado su salida a tal punto que se va en un momento bien dramático. Porque a diferencia de la vez pasada, ahora podía salir del gobierno por mano de una acusación de la derecha. Eso lo dejaba inhabilitado por los próximos cinco años.
Morir de pie o vivir arrodillado
¿Qué piensa que viene para Jackson en el próximo tiempo? ¿Recuperar a su partido, Revolución Democrática?
Tengo una visión pesimista sobre el futuro del FA en general y de RD en particular. El tránsito de Jackson no va a ser fácil. A rey muerto, rey puesto. Rápidamente sus más cercanos olvidarán, de manera conveniente, su influencia y su legado. La política suele ser cruel, y más todavía con quienes han sido crueles, como es el caso de Jackson.
¿Está pagando la cuenta de sus errores?
Yo creo que sí, y que la cuenta fue cara. Quizá porque cosechó lo que sembró.
¿Y ahora qué?
Ahora, Jackson tiene que empezar a lidiar entre su inteligencia y su ego. El triunfo de uno u otro va a decidir si el extodopoderoso líder del FA aprendió la lección, porque los errores fueron demasiados. El peor fue haber despreciado política e intelectualmente a su adversario, autoasignándose una autoridad moral que dice poco de sus principios y mucho más de su falta de madurez política.
¿Viene una travesía por el desierto?
Muy probablemente. La política siempre da una nueva oportunidad. Este fue un golpe muy duro para él, para el Frente Amplio y toda su generación, pero está lejos de ser un tiro de muerte. Si Andrés Allamand, Yasna Provoste y otros, lograron resucitar del ostracismo, ¿por qué no debería hacerlo alguien que tiene 40 años de vida política por delante?
Habla de todas las consecuencias que provocó la salida de Jackson. En el caso de la derecha, ¿se anotó un punto el Partido Republicano por sobre los otros partidos de la derecha?
En términos estrictamente formales, es un triunfo. Nuevamente se adelantan, toman la decisión, y esta vez con una seria posibilidad de tener éxito. Yo estoy convencido de que republicanos prefería que ocurriera esto a tener que enfrentar el escenario de acusar constitucionalmente a Jackson y eventualmente destituirlo.
¿Por qué?
Por todo el efecto de victimización que eso generaba. De hecho, la respuesta de republicanos fue muy rápida después de la declaración de Jackson. Renunció a presentar la acusación constitucional porque ya había cumplido su objetivo. Pero ojo, puede haber una segunda razón, tratar de contener la estocada del cuchillo que el exministro intentó clavar en la oposición por su falta de diálogo, de obstruccionismo. Con más talento que el resto de la oposición, tempranamente los republicanos se dieron cuenta de que hay que tener mucho cuidado cuando uno pide y pide… Porque cuando se te concede, la pelota vuelve a estar en tu cancha.
Al final, en su análisis, ¿Giorgio Jackson se va derrotado, pero caminando con una sonrisa de medio lado, porque dejó una estela de reacomodos tanto en la derecha como en la izquierda?
Claro, es como decir: “Si me voy a ir, que valga la pena”. Es un poco la vieja jerga de la izquierda. La diferencia que hay entre morir parado o vivir arrodillado. Jackson murió parado. Ya veremos si la forma en que se escenifica su partida va a rendir los frutos que él esperaba. Eso ya no depende de él.