Por estos días, José Antonio Kast tomó dos decisiones: una -en realidad la afianzó porque lo tenía pensado hace meses- es que será candidato presidencial en noviembre próximo. La otra es que levantará una lista parlamentaria paralela a la de Chile Vamos. Aquí explica por qué.

Tras las elecciones del 15/16, ¿no quedó con la sensación de que el país gira para el lado contrario del suyo?

Si uno lo mirara así, tendría que decir que el país giró el 15 de noviembre cuando se produjo la entrega de la institucionalidad. Más allá de lo que ocurrió el 18 de octubre, la reacción que tuvo el gobierno y su trabajo durante sus primeros años colaboró a que eso ocurriera y después el Presidente le puso una lápida a la institucionalidad. Cuando todos alababan el acuerdo por la Paz y la nueva Constitución fuimos los primeros en decir que eso era entregar el gobierno, que había dejado de gobernar en base a sus ideas. Después se le agregan otras condiciones, como la pandemia, que también genera un cambio en la manera de trabajar, de relacionarse. Pero no creo que haya un cambio de rumbo que sea algo permanente en el tiempo. O sea, hay un giro: Sí. Pero no es permanente. Son momentos de la historia en que la gente, la opinión pública, toma un camino diferente. Pero después se vuelven a encauzar. Lo que hay hoy día es una indiferencia de la ciudadanía a lo que pasa en la política. Tenemos que ver por qué el 60 por ciento de los chilenos no tiene ninguna motivación para ver qué va a pasar con el país. Y eso es algo que, pienso, que puede cambiar de aquí a noviembre.

¿Por qué cambiaría?

Porque va a haber una confrontación entre totalitarismo y libertad. Nuestro adversario es Jadue. Era muy importante el plebiscito, pero esta otra elección es fundamental. Ahí va a estar el eje: comunismo y libertad. Y creo que esa va a ser una elección muy disputada.

¿Por qué se moviliza la gente de izquierda y no la de derecha?

Porque la izquierda tiene un sentido de misión, fruto de su ideología. Y la derecha hoy día, encabezaba por el Presidente de la República y dirigida por el conglomerado de gobierno no le genera ninguna mística, ningún relato a las personas. Si quien convoca es un gobierno que está desfondado, la gente dice ¿qué sentido tiene? Si ya se desfondó. Mi voto no va a cambiar la decisión.

Dice que el punto de inflexión es el 15 de noviembre. ¿Cuál era la alternativa al acuerdo y a encauzar institucionalmente una crisis gigantesca?

Lo que pasa es que el 18 de octubre y el 15 de noviembre no llegan de un día para otro. Es un tema que parte con el desconocimiento de Sebastián Piñera de su programa de gobierno, mucho antes. Apoyamos lealmente y buscando el triunfo de Sebastián Piñera en la segunda vuelta y lo hicimos porque él dijo que iba a bajar los impuestos, que iba a achicar el Estado, que iba a combatir el nepotismo, a los operadores políticos, al terrorismo, que nos iban a dar más seguridad, que iba a haber crecimiento económico. No hizo nada de eso. El Presidente estaba más preocupado de su figura a nivel internacional que de las urgencias sociales en Chile y tenía dentro de su conglomerado de gobierno personas que estaban más preocupadas de los temas de la elite política que de las urgencias sociales.

Pero las urgencias sociales de las que dio cuenta el estallido social estaban lejos de ser aquellas a las que respondía el programa del Presidente. Por algo se desbordó.

En el programa del Presidente Piñera estaba mejorar la gestión en salud, en educación, en infraestructura y en emprendimiento. Si se hubieran, como nosotros planteamos, bajado los impuestos, se hubiesen desarrollado las pymes, habría habido más trabajo y menos concentrado. Lo que se alega es que hay concentración del poder económico y que eso permite la colusión y otros factores. Se demoraron tres años en proponer el pronto pago a los proveedores. No hubo una verdadera voluntad de enfrentar las urgencias sociales. El tema del transporte público. Tenemos un Metro muy bueno, pero colapsado porque el transporte terrestre superior no funciona. Eso es una urgencia social. El tema de las autopistas. Pero si era evidente que hay un abuso en el tema del servicio que prestan las autopistas por el precio que cobran. Y eso era cosa de conversar con cualquier persona que tiene un furgón que hace traslado de personas y que tienen que pagar 700 mil pesos de tag en el mes.

04 DE JUNIO 2021 JOSE ANTONIO KAST ENTREVISTA FOTO PEDRO RODRIGUEZ

¿Y no se queda corto en el diagnóstico? Es casi sostener que el estallido es responsabilidad de este gobierno...

No. El estallido social se viene incubando desde el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Cuando ella sube los impuestos y paraliza al país. Cuando las personas empiezan a decir esto no funciona. Cuando veo que algunos siguen progresando y yo voy bajando. El gran camino que tiene Chile hacia el desarrollo, se paraliza con el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Y uno puede ver cualquier número, una cifra económica, y va a ver que se estanca y después empieza a bajar. Y las personas no ven números, ven lo que les afecta. O sea, si yo voy a un hospital y tengo que esperar dos, tres horas para que me atiendan, me da lo mismo que me digan que tenemos mejor sistema salud, porque a mí no me funciona. Entonces esto viene de más atrás. Pero Sebastián Piñera tuvo la gran oportunidad de revertir esa situación y se preocupó de otros temas que podrían haber sido para él relevantes, pero claramente no eran una urgencia social. Claramente en esos 30 años se produjo un desarrollo. Pero la elite política no ve los problemas porque no se atiende en el consultorio, no educa a sus hijos en la escuela pública, no circula en Transantiago, no ven esa realidad y de repente se sorprenden. Pero no es una sorpresa porque al menos lo que a mí me ha tocado ver desde que partí recorriendo Chile y poniendo el concepto de las urgencias sociales es algo distinto.

¿Usted va al consultorio? ¿Sus hijos van al colegio público? ¿Circula en Transantiago?

No, no. Yo no digo que yo vaya al consultorio, al colegio público y ande en el Transantiago. Pero sí conozco la realidad y hay otros que no conocen la realidad. Van al corte de cinta de la inauguración de una villa, pero después no vuelven a ver cómo se vive allí. He recorrido 250 comunas de todo Chile, desde Camiña-Colchane hasta Timaulken. Preguntaría quiénes de la elite política han realizado en los últimos años un recorrido tan grande por Chile. Recorrí casi todas las urgencias de los hospitales de la Región Metropolitana, hice casi todos los recorridos del Transantiago. No hay un problema con el modelo económico de Chile: hay un problema con los políticos que abusaron del sistema.

Dice que conoce bien la realidad. ¿Qué tan inesperada fue para usted la derrota de la derecha?

Tanto para el plebiscito como para la elección pensé que iba a haber una diferencia menor. No es una sorpresa haber perdido, sino la brecha por la que se produjo. Pensábamos que la unidad -debido al sistema electoral- permitía lograr un mejor resultado. Pero no calculábamos que se iba a postergar un mes la elección.

<b>Pero usted reivindicó la unidad de la derecha a propósito de la competencia por la Convención Constitucional.</b>

Sí y sigo creyendo que la unidad es el mejor camino. Pero para que haya unidad tiene que haber respeto e igualdad de condiciones para quienes son iguales.

¿No se siente respetado o en igualdad de condiciones respecto de Chile Vamos?

Nos jugamos por dos cosas: por la unidad cuando apoyamos a Sebastián Piñera y no exigimos nada a cambio en la segunda vuelta presidencial. La respuesta a eso fue nunca más recibirnos. Nosotros no hicimos un punto permanente de eso, pero tomamos nota. Después, el día 25 de octubre habíamos sido derrotados (en el plebiscito) y el 26 hicimos un llamado a la unidad de todos los partidos de Chile Vamos porque entendíamos que la unidad nos podía dar un mejor resultado, como lo decía la mayoría de los analistas políticos y de los entendidos. Bueno, la unidad llegó recién como el 10 u 8 de enero, y con unas exigencias duras para nosotros.

¿Qué exigencias?

Vetaron candidatos, acotaron los cupos, no podíamos llegar los 17 candidatos militantes porque había partidos que decían que no podíamos llevar tantos militantes y que teníamos que llevar candidatos en cupos de otros partidos. Aceptamos todo eso porque creíamos que la unidad era el mejor camino. Y seguimos pensando que la unidad es un buen camino. Pero hoy día no hay posibilidad de unidad porque dentro del conglomerado de Chile Vamos hay partidos que no quieren la unidad y los hemos escuchado sin rebatir porque no nos interesa generar conflicto. Mario Desbordes, que dice que nosotros seríamos incluso los responsables de la actual situación, siendo que los constituyentes de derecha que votaron por el Apruebo, en su mayoría perdieron... Puedo sacar miles de teorías, pero no tengo para qué hacer lo que hace Mario Desbordes que es asignar la responsabilidad de un fracaso propio a otro.

Hay un sector de la derecha que legítimamente piensa que una alianza con ustedes más bien les resta que les suma.

Puede ser. Yo creo que nosotros ayudamos para que el desastre no fuera aún mayor. Y claramente ya la unidad no fue. Por lo tanto ahora nos vamos a medir. Y creo que va a ser un buen ejercicio ver cuál es el proyecto político de la derecha que va a tener más fuerza. Nosotros tenemos una identidad y eso se va a poner a prueba ahora, en noviembre y en diciembre, porque las presidenciales no están definidas.

Usted va a estar en la papeleta para la primera vuelta presidencial...

Es un hecho.

¿Y qué pasará a nivel parlamentario?

Levantaremos nuestra propia lista. Yo era de los que más argumentaban antes de la elección del 15 y 16 de mayo que deberíamos pensar en una sola lista parlamentaria y dos candidatos presidenciales. Pero para eso tiene que haber ciertas condiciones.

¿Cuáles son las condiciones?

Respeto. Lo que ha habido después de la elección, de que fuimos juntos, de que se logró la unidad, es una postura de descrédito por parte de Mario Desbordes. Oportunidad que tiene es para criticar. Y por parte de Evópoli las críticas del sector que encabeza Francisco Undurraga han aumentado. Es cosa de ver la puesta en escena de su candidato presidencial, a quien durante su gestión como ministro, le enviamos propuestas económicas, él las agradecía, pero instalado como candidato presidencial cambió de actitud. ¿Cómo uno podría llegar a un acuerdo con dos partidos -de tres- que no quieren acuerdo y se esfuerzan en demostrar que no puede haber acuerdo con nosotros? Por lo tanto, no hay posibilidad de acuerdo. Y nosotros ya estamos trabajando en nuestra lista parlamentaria y a partir del lunes vamos a empezar a trabajar por un gran frente por la libertad. Y ese frente por la libertad va a incluir independientes, partidos pequeños y al Partido Republicano.

¿Qué va a pasar con la segunda vuelta? En la elección anterior entregó su respaldo a Sebastián Piñera.

Así como estuvimos dispuesto a apoyar a Sebastián Piñera, a ir por la unidad para la Constituyente y teníamos toda la intención de que se diera la unidad ahora, vamos a seguir llamando a la unidad. Si yo estoy en la segunda vuelta, voy a pedirle a quien haya pasado de Chile Vamos en la primaria -que yo creo que será Sichel o Lavín- llegar a acuerdos. Y lo mismo si es al revés. Si es que hay coincidencias en un 80 por ciento, bueno, uno claramente puede ver la posibilidad de un gobierno de coalición con alguno de ellos. Así como ellos lo podrían ver conmigo, yo lo podría ver con ellos. Pero eso requiere propuestas claras, compromisos reales de que se va a cumplir con la palabra empeñada.

Ustedes tuvieron oportunidad en la última elección de medirse mano a mano con Chile Vamos en comunas donde tenían ventajas electorales, y el oficialismo les dio una paliza. ¿Qué le hace pensar que su proyecto es más convocante en la derecha?

Le preguntaría a la gente de Chile Vamos qué opinan de que el Partido Republicano haya sacado cuatro concejales en Las Condes y dos en Vitacura. Nosotros perdimos la alcaldía, pero no la disputamos en igualdad de condiciones porque la maquinaria de la Municipalidad en ambos casos, sobre todo en Las Condes, estaba a favor de uno de los candidatos y era una desproporción enorme. Así y todo en Las Condes sacamos cerca del 40% de los votos. Bueno, ¿y qué quiere decir eso? Que el Partido Republicano representa un 40 por ciento y todo Chile Vamos, representa al 60%. Competimos en Vitacura y sacamos 17 mil votos, un 30% por ciento. Bueno, ¿y quién sacó el 30%? El Partido Republicano solo contra un conglomerado de gobierno. No hay proporcionalidad y sacamos dos concejales.

¿Y eso es replicable en el país?

Nosotros no competimos a nivel país. Esta no era nuestra medición. Ahora se verá.