En la oficina de Juan José Ossa hay una guitarra. La llevó para acompañar unas payas para el 18 se septiembre y después decidió dejarla ahí para tocarla en momentos de tensión. El ministro secretario general de la Presidencia –en cuyas manos está la relación con el Congreso- tiene los últimos meses del año cuesta arriba. A los intentos de frenar el cuarto retiro del 10% de las pensiones en el Senado se le sumó una acusación constitucional contra el Presidente Piñera por la compraventa de acciones de la Minera Dominga -en 2010-, mientras la elección presidencial se polariza por día.

-Creo que la política está camino a un cierto grado de descomposición que, si no se le pone un atajo luego, puede devenir en una crisis institucional mucho más profunda que la de ahora, de la que puede costar años volver atrás. Esa descomposición está dada por varias razones. Pero una de ellas, que tal vez no la mencionamos tanto, es que está llegando a límites de deshonestidad intelectual nunca vistos. Donde se dice una cosa y se hace otra, donde se argumenta en un sentido, pero se resuelve otra.

¿A qué se refiere con una crisis institucional más profunda?

Esa crisis depende de varias cosas. Desde luego, el trabajo que haga la Convención, de la forma en que se discuta una nueva Constitución. Lo segundo es que hay que ponerle atajo a lo que sería un error histórico garrafal, como es la eventual destitución del Presidente. Si fuese diputado, no quisiera pasar a la historia como alguien que estuvo a favor de la destitución de un Presidente. Y, por otra parte, existen algunas posibilidades de que el próximo gobierno pase una retroexcavadora y borre todo lo que tantos chilenos y chilenas construyeron en los últimos años, con sus virtudes y defectos.

Ponerle atajo a esa acusación es una de las tareas más complejas que tiene. ¿Lo va lograr?

Una tarea compleja y también muy ingrata para el ambiente político. Iniciar ese camino puede ser sin vuelta atrás. Pueden pasar años en una seguidilla de Presidentes y terminar con la costumbre -de la cual tenemos que estar muy orgullosos-, que es que el Presidente termina su período y se hace un traspaso democrático de la banda presidencial.

Esto se funda en que la extrema izquierda no soporta, no tolera que la centroderecha pueda gobernar, aun cuando gane democráticamente. No pierde oportunidad para hacer de una situación muy antigua, ya zanjada por los tribunales, para usarla electoralmente y buscar la destitución de un Presidente democráticamente elegido.

“Si fuese diputado, no quisiera pasar a la historia como alguien que estuvo a favor de la destitución de un Presidente”.

En la Cámara podría pasar la acusación.

Nunca hay que especular con los votos, pero nosotros confiamos en que va a imperar la razón, la prudencia, por varias razones: por la falta de mérito de la acusación, pero también porque es un truco electoral muy obvio. Y sobre eso hay mucha evidencia. El esfuerzo que se hizo para presentarla ese día miércoles, para que pudiese votarse antes de las elecciones, fue reconocido por todos.

Además, se funda en hechos que la propia Cámara de Diputados en el 2017 había examinado una comisión investigadora específica de Dominga, donde las autoridades del segundo gobierno de Michelle Bachelet descartaron cualquier tipo de irregularidad. Donde el diputado Gabriel Boric era miembro de la comisión y no asistió a ninguna sesión, donde la actual senadora Yasna Provoste, entonces diputada, asistió a tres sesiones, y en la cual el diputado Gabriel Silber, que ha tocado mucho pandero en esta acusación, si bien asistió, no abrió la boca ni hizo intervención alguna.

Si se acusa en la Cámara, algunos abogados interpretan que la ley dice que el Presidente queda suspendido.

No, la ley es clarísima. No queda suspendido, y en eso hay múltiples opiniones, también de abogados prestigiosos de izquierda y centroizquierda. Existe una norma especial para el caso de los ministros y otros cargos que no aplican al Presidente de la República.

Así como la oposición hizo esta acusación para que se vote antes de la elección presidencial, imagino que La Moneda está intentando poner la ley de indulto a los presos del estallido para que se vote antes de la elección.

A ver, no es La Moneda la que impulsa esta ley, sino quienes la firmaron. Segundo lugar, el 18 de octubre es una fecha en que hay violencia y esa fecha no es fijada por el Ejecutivo. Y si coincidió con que faltan pocas semanas para una elección presidencial y parlamentaria, eso no es un asunto que depende del gobierno. Lo que hemos dicho es que es importante que los ciudadanos sepan cómo sus representantes se posicionan ante una materia tan relevante como es avalar o no la violencia. Hemos visto por parte de autores y autoras de su proyecto que tratan de desdecirse de lo que dice literalmente el proyecto.

¿Se refiere a Yasna Provoste?

A todos los que han dicho, por ejemplo, que el indulto no se refiere a casos de homicidio frustrado, cuando así lo dice el proyecto. Esto no es un problema de comprensión lectora, como se nos dijo. Más bien al revés; es no borrar con el codo lo que se escribió. Y en esto no estamos haciendo ningún activismo político ni presidencial.

Hemos visto también candidatos que señalan que es muy importante determinar que la ventana del indulto no incluye la violencia del lunes pasado, porque les parece distinta a la anterior. Quemar el Metro el 18 octubre del 2019, del 2020 o 2021 es igual de reprochable. Los saqueos y la violencia contra Carabineros, también. Están haciendo distinciones completamente artificiales. A mí, que quienes firmaron ese proyecto pretendan hacer en realidad una amnistía encubierta, nada me asegura que no quieran extenderla.

¿Y que se incluyen los del lunes?

Por ejemplo. No basta con un Twitter en esta materia, basta con adoptar compromisos de votar en contra del proyecto, o retirarlo.

Marcela Cubillos escribió una columna titulada “Una Constitución hermanada a la violencia”. ¿Qué relación hace usted entre el 18 de octubre y la Convención?

Efectivamente, el acuerdo del 15 de noviembre que dio pie a este camino hacia una nueva Constitución está relacionado a la crisis social que estalla el 18 de octubre. Fue una salida institucional a esa crisis. Dicho eso, yo espero que la Convención no se siga sintiendo interpretada con el 18 de octubre, que la Convención entienda que lo que tienen que hacer es lo que dice la Constitución, que es preparar, redactar y proponer un texto constitucional a los chilenos para que se pronuncien en un plebiscito de salida. En ese sentido, no es positivo que convencionales sigan ligando de forma tan directa el 18 de octubre con la Convención y que hacen distinciones sobre hechos de violencia que son artificiales y dañinos. Decir que el 18 octubre de 2019 y el de 2020, previo al plebiscito, tiene una naturaleza distinta a la que vivimos el lunes pasado es un gran error.

El hecho de que la discusión de fondo haya partido el 18 de octubre le da un simbolismo.

Así es. No me corresponde a mí señalar cuándo tiene que partir la discusión de fondo, pero me preocupa que siguen vinculando la Convención de forma tan directa a esa violencia. ¿Y por qué me preocupa? Porque hay mucha gente que condena la violencia, pero confía en la Convención como un mecanismo no sólo para un nuevo pacto social, sino que también para sanar heridas.

¿Usted confía en la Convención?

Tengo mi esperanza en que ese trabajo llegue a buen puerto, pero para eso es ineludible aceptar y sujetarse a las reglas que la rigen. Quienes son miembros de la Convención fueron elegidos mediante ciertas reglas. Los ciudadanos votaron en función de esas reglas. Si esos límites empiezan a correrse, me pregunto yo qué van a sentir esos chilenos que confiaron en una Convención que nace de una salida institucional y no de una autogeneración.

¿Votó Apruebo o Rechazo?

Apruebo.

¿Se arrepiente?

No.

Uno de los temas importantes que se discute, en la Convención es el sistema presidencial. Con lo que usted ha visto en la práctica, ¿cuál crees que es el que mejor se ajusta al nuevo ciclo?

Creo que requiere mucho más análisis y estudio del que hemos visto hasta el momento. No se puede sobredimensionar el rol de un sistema parlamentario en un país que no lo ha tenido, o bien, que cuando lo tuvo no funcionó. Tenemos una tradición presidencialista cuyas atribuciones naturalmente siempre pueden ser analizadas y yo creo que un cambio tan rotundo de la noche a la mañana puede ser complejo. El parlamentarismo puede operar en países como Chile, eventualmente puede ser. Pero la pregunta que yo me hago es: ¿Estamos siendo suficientemente cuidadosos de no extrapolar modelos que responden a diseños de un Estado completamente distinto a uno como el nuestro?

Quiero ser cuidadoso en no pautear a la Convención, pero tengo una opinión: tenemos una tradición de régimen presidencial que no podemos descuidar, a la que naturalmente se le podrán hacer algunos ajustes que pueden ser relevantes.

En el tema del sistema presidencial la gracia es que daría mayor gobernabilidad. ¿Como la gobernabilidad que pueda existir en el próximo período presidencial?

El próximo periodo presidencial va a ser complejo, gane quien gane. Creo que puede contribuir a la gobernabilidad, que la Convención haga un buen trabajo, dentro del plazo establecido, respetando las reglas, porque si lo hace va a permitir entregar parte de lo que la gente espera de ella, que es que permita avanzar hacia mayor paz social. Si eso no ocurre, gobernar va a ser todavía más difícil.

15/07/2021 FOTOGRAFIAS A MINISTRO DE LA SECRETARIA GENERAL DE LA PRESIDENCIA, JUAN JOSE OSSA Mario Tellez / La Tercera

No está tan mal

¿Por qué se está desinflando la candidatura de Sebastián Sichel?

Lo primero es que las encuestas, sobre todo con voto voluntario, han demostrado no ser un termómetro muy preciso. Esa es una cuestión bastante objetiva y en ese sentido no me atrevería a decir que la candidatura de Sebastián Sichel esté desinflada, ni mucho menos. Todavía quedan semanas. Como gobierno tenemos que ser cuidadosos en no intervenir electoralmente, pero sí me puedo permitir decir que no veo un diagnóstico tan dramático como el que algunos están transmitiendo.

¿Qué sería lo dramático? ¿Qué gane José Antonio Kast?

No, me refiero a que la baja de Sebastián Sichel sea tan profunda o dramática. No soy parte de esas voces.

¿Qué significaría para la centroderecha que José Antonio Kast pase a la delantera y pueda eventualmente ganar?

Todo eso para mí es todavía especulación. No me compete a mí hacer esa predicción, eso es de los partidos.

¿Pero le preocupa como ciudadano?

Yo soy ministro para estos propósitos.

¿Y cómo ve que estén en los extremos teniendo tanta fuerza?

El hecho de que exista una candidatura que tiene posibilidades de avanzar, que está basada en buena medida en el Partido Comunista, que es un partido totalitario, que está contra la libertad de expresión, es una muy mala noticia. Y revela esta suerte de decaimiento de la política.

Pero algo pasa con el centro que no logra capturar a los electores.

Creo que hay varias cosas, pero yo diría que la principal razón por la cual el centro, sobre todo la centroizquierda, puede estar algo alicaída y virando hacia la candidatura que representa al comunismo derechamente, es que se avergüenza de todo lo que hizo. Si tú eres autor de algo que tiene defectos y virtudes, pero muchas virtudes, y decides darle la espalda, no veo por qué alguien querría seguir siendo tu seguidor. Y en ese sentido, si el centro ha decaído es en buena medida porque quienes formaban parte de él decidieron darle la espalda a su legado.

Pero a la centroderecha también le ha pasado algo parecido. No ha logrado levantar un candidato con fuerza, por algo es que sale Kast por el lado y está agarrando vuelo. En ese sentido, ¿qué responsabilidad tienen el gobierno y los líderes de la derecha en la situación actual?

Yo no creo que la centroderecha esté tan alicaída como se dice. De hecho, tiene posibilidad de volver a gobernar. Por supuesto que todos tenemos responsabilidades en la crisis política, pero creo que a veces no hemos estado lo suficientemente unidos para perseverar en aquellas ideas que nos llevaron a ser elegidos por segunda vez el año 2017. Pero yo no veo para nada negro el futuro de la centroderecha. Veo, por ejemplo, gente de mi generación muy fuerte, muy motivada, que está dispuesta a ir a la reelección a pesar de lo difícil que ha sido estar en el Parlamento estos años. Los veo con fuerza, los veo con convicción y los veo también con lazos con la izquierda, lo que es muy bueno. En el Congreso se rivaliza mucho, pero también se establecen relaciones humanas que son y van a ser muy importantes para el futuro.

Uno de los grandes problemas que ha tenido este gobierno, y usted en particular, es el discolaje al interior de los mismos partidos de la derecha. ¿Cómo se pone atajo a eso también?

En esto influyó mucho la cantidad de elecciones que hemos tenido. Los períodos electorales generan tensiones, generan incentivos distintos para los candidatos y eso es normal. También ha habido dificultad para ser consistente con las ideas. Y eso es un error, porque la gente valora la consistencia, valora que tú sigues el camino de aquella idea en virtud de los cuales te eligió y, por supuesto, que a propósito de la crisis social, a propósito de la pandemia, nacen algunos incentivos para ir avanzando hacia el populismo.

¿Qué significaría para ustedes dejarle la banda presidencial a Gabriel Boric?

Yo preferiría no ponerme en ese escenario.

Pero es un escenario posible.

Por eso, nosotros tenemos confianza en que eso no va a ocurrir. Naturalmente, uno prefiere entregarle la banda presidencial a quien se identifica más con la idea de este gobierno. Si así ocurriera, es parte de la democracia y por eso nosotros creemos que es tan importante respetar estos traspasos democráticos a los que yo aludía a propósito de la acusación constitucional.

En el caso de que saliera José Antonio Kast, ¿cómo cree que sería la gobernabilidad?

A nosotros, insisto, sobre todo previo a una primera vuelta, no nos corresponde hacer pronósticos que son materia de especulaciones. Nos interesa que no gobierne la extrema izquierda, naturalmente. Creemos que la centroizquierda, que está siendo representada en su candidatura presidencial, en realidad tampoco es de centroizquierda, porque quiere indultar a los presos políticos, quieren nacionalizar los fondos de pensiones… Y aquí hago una nota al pie. Eso es lo que literalmente dice el proyecto de ley de pensiones en su título, para que no tengamos dudas.

Habla de nuevo de Yasna Provoste.

Así es. Y eso es, obviamente, algo que nos importa que no ocurra. Pero tampoco queremos hacer intervencionismo electoral. Tenemos derecho a opinar, respecto de quienes frecuentemente nos emplazan. Pareciera ser que cuando nosotros opinamos la libertad de expresión se cancela, pero suelen hacer campaña a costa nuestra. Y respecto de su pregunta, no me corresponde hacer especulaciones. Nosotros creemos que el candidato que represlenta a la coalición de gobierno va a pasar la primera vuelta.