La tarde del 21 de noviembre pasado el abanderado de Chile Vamos, Sebastián Sichel, fue el primero de los candidatos en carrera en reconocer su derrota en la primera vuelta presidencial. “Ya es evidente que esta campaña y nuestra candidatura no pasó a segunda vuelta presidencial”, señaló con tono apesadumbrado. Desde entonces, el círculo de hierro del abanderado ha mantenido silencio. Sólo el propio Sichel -quien se radicó en Italia tras la derrota- apuntó a la “traición” de parte de los partidos de derecha. A poco más de cuatro meses de la derrota, el excoordinador del comando Juan José Santa Cruz admite responsabilidades del equipo del candidato en el rumbo que tomó la campaña.
¿Cómo recuerda la jornada del 21 de noviembre cuando se disputó la primera vuelta presidencial?
Todos estábamos más o menos conscientes del desenlace. Lo recuerdo como una jornada compleja, pero predecible, es decir, no fue sorpresivo lo que ocurrió. Nosotros trabajábamos con antecedentes, teníamos encuestas y uno siempre cuando está en esto tiene la ilusión de que, no sé, el último debate hubiese provocado un vuelco, porque el ser humano requiere de algún grado de optimismo, pero estábamos conscientes de lo que iba a ocurrir.
¿Cuándo comienzan a sopesar la posibilidad de que Sebastián Sichel no iba a estar en el balotaje?
La semana del cuarto retiro de ahorros previsionales tuvimos una caída importante en las encuestas y creo que la oposición a él nos costó la elección en términos gruesos. Por supuesto pudieron haber factores adicionales, pero lo grueso fue lo sucedido en la semana del cuarto retiro.
No era una sorpresa que el candidato estuviera en contra de esa política pública. Da la impresión que aquí los errores fueron otros. Uno, la contradicción de haber sacado su dinero, la demora en reconocerlo y el ultimátum que da a los parlamentarios de Chile Vamos, diciendo que si ellos apoyaban el cuarto retiro no contaban con su apoyo...
Por eso digo ‘la semana del cuarto retiro’, porque los antecedentes que tengo son que primero, el retiro era una política muy popular y, segundo, ser el niño símbolo de la oposición a este fue determinante. Los otros antecedentes no digo que no hayan sido importantes, pero no tengo números al respecto. La oposición al cuarto retiro hizo que la candidatura cayera de forma importante y no se lograra recuperar. En ese momento se pensó que frente a una situación como esa política pública de la cual estábamos en contra, si Sebastián tenía un capital político, lo que correspondía era gastárselo. Si usted lo pregunta hoy día, un error.
El gobierno de Gabriel Boric enfrenta la amenaza de un quinto retiro de fondos previsionales y se ha manifestado con claridad en contra de la iniciativa. ¿También le podría provocar daño a su liderazgo?
Sin duda que es una amenaza, y de avanzar la iniciativa sería un misil a su credibilidad y a la de su ministro de Hacienda.
¿Le parece que -dadas las posibilidades de que se dañe el capital político del Presidente- su coalición lo acompañará y rechazará esta vez la iniciativa?
Ahí se verá su liderazgo y cuánto lo acompaña su coalición en una política nefasta que -por lo demás- ellos mismos incentivaron.
¿Cómo una candidatura como la de Sichel, que tuvo un triunfo contundente en primarias, se descapitaliza tan rápidamente?
Asumo las responsabilidades que podemos haber tenido nosotros desde la candidatura. Creo que nos faltó hacer una campaña distinta a la hecha en la primaria con la primera vuelta, quizás no tan continuista. Pero repito: el factor principal es el cuarto retiro. También debimos haber tratado de comprender mejor esto de la cultura de centroderecha, debimos habernos quizás abocado más a la fidelización de ese electorado más que a tratar de crecer hacia el centro.
Sichel planteó que hubo deslealtad de los dirigentes de Chile Vamos. ¿Comparte ese diagnóstico?
Soy un agradecido de la institucionalidad de Chile Vamos, de personas como Francisco Chahuán, Javier Macaya y Andrés Molina, que creo que fueron leales y se jugaron abiertamente por la campaña de Sebastián, entendiendo las dificultades que ellos tenían con sus candidatos al Parlamento y su electorado. Soy un agradecido con mucha gente de Chile Vamos que efectivamente colaboró y trabajó, y los que no lo hicieron ya me olvidé. No soy yo, ni somos nosotros los encargados de evaluarlos.
Parte del problema se produjo -entonces- con el electorado de la centroderecha que fue el que al final no se compró la posibilidad de votar por un converso...
En una sociedad polarizada como estábamos eso fue lo que más golpeó la candidatura de Sebastián: buena parte del electorado de derecha privilegió un candidato de derecha y la potencialidad de una alianza de centroderecha fracasó.
Usted descarta que haya existido desconfianza de los dirigentes de Chile Vamos…
En mi relación personal no lo sentí, creo que mucha gente lo pudo haber sentido, pero en mis relaciones institucionales no lo sentí.
¿No tiene una cuenta ni siquiera con Joaquín Lavín -por ejemplo-, que se fue de Chile y se restó de la campaña?
Estaba en todo su derecho, no tengo juicio alguno.
¿Qué opina sobre los candidatos al Parlamento de Chile Vamos que ante lo que percibían como la debilidad de la candidatura de Sichel optaron por José Antonio Kast?
Le voy a dar un ejemplo: cuando Frei compitió con ME-O, los candidatos de la Concertación, por más de que ME-O lo tenía prácticamente pillado, no se fueron con ME-O. Se mantuvieron por el candidato de su coalición. Probablemente aquí hay un tema más profundo, pero no soy el encargado de revisarlo. Desde mi cultura política, digo, que si nosotros representamos una coalición, encuentro que al margen de las vicisitudes electorales, las coaliciones permanecen unidas. Pero esa es mi visión.
¿Subestimaron a José Antonio Kast?
Lo subestimamos entendiendo que era alguien que no era de la coalición. Y ahí probablemente hay un error cultural. Asumo que nosotros tuvimos una lectura débil en eso.
¿Qué responde frente a lo que plantea el otrora oficialismo, que acusa que parte importante de la poca sintonía que hubo con el candidato tiene que ver con la personalidad y cierta soberbia que se vio en Sebastián Sichel al momento de ganar. Algunos hablan de que le dio un síndrome de altura…
No estoy de acuerdo, pero si es lo que ellos sintieron pido las disculpas del caso, da lo mismo. Puede que no lo haya visto así y no lo comparta, pero si es lo que ellos sintieron, mil disculpas, no era la intención.
¿Sería justo decir entonces que el principal error de campaña lo cometió el propio candidato?
Lo cometimos nosotros. Estoy diciendo que por quienes estuvimos en esa campaña asumo dos responsabilidades: no haber leído el sector y el cuarto retiro. Nosotros sentimos que dábamos a los partidos los espacios suficientes, pueden no haber sido suficientes, pero esa evaluación la hacen los partidos, los miembros de Chile Vamos, si ellos se sintieron cómodos o no se sintieron cómodos, yo no voy a decir ‘oiga, usted está comodísimo’, esa evaluación lo hacen ellos. Ahora, si ellos no se sintieron cómodos, bueno, cometimos un error.
Sichel partió a Italia a tomar distancia de lo que pasó. ¿Está previsto que ustedes, como grupo, sigan en política?
No, no tengo nada previsto.
Por primera vez la Democracia Cristiana, que es el mundo del que usted viene, y la derecha se declaran al unísono opositoras a un gobierno. ¿Eso abre la posibilidad de un camino futuro común?
No lo veo necesariamente. Creo que aquí hay una circunstancia que es la Constituyente -que es un desastre- que hace ingenuo estar proyectando una alianza política. No veo necesariamente que haya agua en esa piscina.
¿Es de los que piensan que el éxito y el fracaso del Presidente Boric está amarrado a lo que pase en la Convención y -en especial- al resultado del plebiscito?
Creo que va a estar bastante ligado. Quiero ver en la contradicción permanente del gobierno de Boric qué postura toman frente al plebiscito. Creo que se han ido cerrando a que van a tener que jugarse por el Apruebo.
Sea cual sea la propuesta constitucional...
Sea cual sea la propuesta. Cuando ya sabemos que la propuesta es un bodrio, pero creo que el gobierno se va a ir casando con ella y no le va a quedar otra que jugarse por eso.