Cuando la jornada del jueves acababa y Cristina Kirchner volvía a su hogar, un gran número de adherentes la esperaba en la entrada. No era nada nuevo. Desde que la fiscalía solicitó 12 años de cárcel y su inhabilidad perpetua para ejercer cargos públicos por el caso Vialidad, los seguidores de la vicepresidenta argentina se reúnen en las afueras del edificio en el barrio porteño de Recoleta para apoyarla. Pero aquel día había un hombre identificado como Fernando Sabag Montiel que no estaba allí para eso.
En conversación con La Tercera, el académico de la Universidad de Buenos Aires y doctorado en Ciencias Políticas del SciencesPo, Julio Burdman, analizó el escenario en el que se encuentra Argentina tras el intento de magnicidio en contra de Kirchner. Para el politólogo, el atentado no generará “cambios relevantes” en la compleja relación entre el Presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta.
¿Qué valoración política le otorga a este magnicidio frustrado?
Los primeros indicios sugieren que se trata de una persona que forma parte de las ideas de extrema derecha o neonazis. Esto significa, sea o no parte de un grupo político, que tenemos un universo de sentido en lo que pasó. Es decir, tenemos un atacante que está motivado por razones políticas violentas y, por lo tanto, ya no se trata de algo que esté en el plano psicológico, personal o individual. La teoría del terrorismo y la violencia política ya tienen una suerte de acuerdo en que, si hay un sentido político identificable, ya se trata de violencia política.
¿El ataque guarda relación con un ambiente de polarización, o se ajusta más a posibles razones personales del atacante?
Seguramente vamos a poder encontrar elementos que vinculen lo que estuvo pasando en Argentina en los últimos años, sobre todo en torno a la figura de Cristina (Kirchner) y el intento de asesinato. También habrá que ver qué otros factores particulares hay en el caso. No pareciera ser una persona pobre, ni una que estuviera sufriendo una situación económica de privación. Parece ser una persona que tenía un negocio e ingresos regulares, según la información disponible actualmente. Creo que la principal vinculación entre el atacante y su atacada son sus ideas políticas extremistas.
¿Cómo califica la reacción de las fuerzas políticas frente al hecho?
Reaccionaron constructivamente. El conjunto de la oposición, con algunas excepciones, salió a condenar todo tipo de violencia política y a solidarizar con Cristina Kirchner por lo ocurrido. Eso es saludable, porque la democracia es un conjunto de adversarios que compiten por el poder y las ideas políticas en un marco de consentimiento y de acuerdo general. Eso significa que todos pertenecemos a una misma comunidad política, y allí no puede haber violencia. Por lo tanto, creo que cuando pasa algo tan extremo como esto, se pone en evidencia quiénes están y quiénes no están dentro del sistema. Los que salen a condenar el hecho son los que están dentro, y los que se hacen los distraídos, hacen comentarios corrosivos o muestran un apoyo velado al atacante, son gente que se sale del sistema.
¿Quiénes se encuentran en ese último grupo?
Algunos políticos decidieron no hacer declaraciones hasta que la policía no esclarezca el caso. Pero otros directamente negaron el atentado, y dicen que esto es una puesta en escena de Cristina Kirchner para victimizarse. Entre ellos, la diputada Amalia Granata.
El intento de asesinato se da con Cristina Kirchner siendo investigada por el caso Vialidad. ¿Cree posible que el ataque modifique esa arista?
Toda la política argentina, desde hace 10 o 15 años, gira totalmente en torno a Cristina Kirchner, ya sea en cuanto a sus seguidores o a sus opositores. En los últimos tiempos, parecía que ese “hipercristinismo” en la política argentina se estaba relajando levemente, pero eso cambió con la causa Vialidad, donde ella está en riesgo de que los fiscales pidan su inhabilitación para participar en política. Esa es la parte más importante de la causa, porque el tema de la cárcel parece lejano como posibilidad real. Pero que se haga un alegato en contra de su capacidad de participar en las próximas elecciones, sin duda va a ser un problema mayúsculo para la política. El ataque, sin duda, “recristinizó” la política y creo que encima la agudiza. Es como que la política nuevamente está girando en torno a la figura de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
¿Podría este hecho afectar el apoyo o el rechazo por la coalición gobernante?
Hay un contexto general de malestar de la sociedad por la cuestión económica y social que es muy fuerte, y no sé si este hecho ayuda a cambiar ese escenario previo. Sí, puede haber algunas modificaciones, pero no estoy seguro de que lo ocurrido sea tan determinante. De todos modos, eso es un escenario abierto y es una especulación mía.
¿Considera que el ataque pueda repercutir en las elecciones de 2023?
Me parece un poco prematuro aventurarse hacia las elecciones. Todo esto puede generar una corriente de simpatía, porque cuando se ve a una persona más vulnerable, hay gente que puede cambiar sus opiniones, eso no hay que descartarlo. Pero también hay que considerar que Cristina Kirchner es cada vez más importante dentro de su propia coalición.
Por último, ¿cómo cree que se desarrolle el ambiente político de Argentina durante la próxima semana, una vez que los antecedentes se esclarezcan de forma definitiva?
En los próximos días vamos a ir conociendo más acerca de este caso, que todavía es muy confuso, pero que pareciera tener un sentido. El viernes fue un día de manifestaciones públicas, donde salieron todos los que apoyan a Cristina Kirchner, y el tema probablemente será dominante en la agenda. Yo creo que nos dirigimos hacia varios días en los que el ataque será dominante, y toda la política se va a organizar en torno a aquello. No tengo dudas sobre que esta suerte de apoyo general y solidaridad por parte de la oposición hacia la vicepresidenta también va a llegar a un punto, no muy lejano, donde va a empezar a cambiar, y su postura va a volver a ser la de la oposición. Seguramente va a haber críticas hacia el gobierno por cómo maneja o deja de manejar el tema. La política se va a volver a organizar en torno a los apoyos y rechazos como siempre. Pero tal vez por unos pocos días, breves, haya un clima de cierta concordancia en Argentina. Clima que no va a durar.