Me dijo: 'Bienvenida a bordo'", sostiene la nueva ministra de la Segegob, Karla Rubilar, respecto de cómo fue cuando el Presidente Sebastián Piñera la llamó, por segunda vez durante este gobierno, para conformar parte de su gabinete. En esta oportunidad -en medio de la crisis que se desató a raíz del alza de la tarifa del Metro-, el Mandatario no le preguntó su disposición y Rubilar lo tomó como una señal. "En momentos muy duros, era imposible decir que no", señala.
En esta entrevista, la exintendenta asegura que no volverá a militar en RN y se mantendrá independiente. Asimismo, si bien dice que la crisis es producto de un descontento que viene hace años, reconoce que el gobierno debió "haber hecho algo mal" y que es algo que están "analizando". Eso sí, es enfática en señalar que no hay responsabilidad política del Presidente Piñera ni del Ejecutivo en las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos que hay en contra de uniformados. Esto, apelando al compromiso del Mandatario en la materia y a que ha funcionado el estado de derecho. Además, defiende que se haya tenido que decretar estado de emergencia.
-Usted dijo que no competiría en las elecciones a gobernadores porque se quedaría como intendenta para "la reconstrucción". ¿Qué pasó?
-Pasó que el Presidente, en su análisis de cómo enfrentar esta necesidad de cambio que la gente quería, tenía que hacer modificaciones en el corazón de La Moneda. Y, en ese sentido, yo empecé a sonar como una posibilidad para ingresar al gabinete por esa formación que me dio muchos años de parlamentaria en Renca, Conchalí y Huechuraba, y un año ocho meses como intendenta, habiendo dejado los pies en la calle. Y creo que él finalmente pensó que yo podía ayudar a conectar, traer la voz de los ciudadanos, de la calle, a La Moneda. Y frente a esa solicitud, en momentos muy duros, era imposible decir que no.
-Algunos en Chile Vamos transmitieron que usted rechazó competir porque tenía las elecciones perdidas....
-Tengo la posibilidad cierta de refutar eso. Yo había mandado a hacer una encuesta a Criteria... Me la habían entregado justo al límite de la crisis y aparecía ganando a los dos competidores más fuertes: (Francisco) Vidal y (Claudio) Orrego. Y, con ese sondeo en mis manos, donde ganaba la elección, decidí no competir.
-En el cambio de gabinete anterior se dijo que el Presidente también la llamó para ser vocera. ¿Qué pasó ahí?
-En ese momento yo creía que podíamos construir desde la Región Metropolitana... En estricto rigor, con el Presidente tuvimos una conversación y él no instaló que era estrictamente necesario que yo estuviera en La Moneda.
-¿Y en este caso sí?
-En este caso me llamó y me dijo: 'Bienvenida a bordo'. Ahí hay una diferencia.
Pese a que es cercana a RN, en ese partido lamentaron quedar sin ningún militante en el comité político. ¿Volvería a militar?
-Yo lo transmití, no lo tengo contemplado.
-Usted deslizaba que su sello será traer la calle a La Moneda, pero ¿cuál es su gran diferencia con la exministra Cecilia Pérez?
-No sé si uno se diferencia de su antecesor, cada uno en su tiempo... Para mí el lineamiento básico es el que me dio el Presidente: traer la voz de los ciudadanos a La Moneda.
-Se lo pregunto porque una de las grandes críticas es que el gobierno no logra conectar con la gente. Usted, incluso, antes de asumir como vocera tomó distancia del Presidente cuando dijo que "estamos en guerra". ¿Se equivocó el Mandatario?
-Lo que el Presidente quiso expresar es que el vandalismo, esa delincuencia dura que estábamos viendo, muy aislada, porque no eran los manifestantes, había que combatirla con toda la fuerza.
-¿Se expresó mal el Mandatario entonces? Una mayoría lo calificó como un error...
-Se entendió mal lo que quiso decir...
-Siempre se ha dicho que al Presidente nadie le dice cuando comete un error. ¿Usted le dirá cuando se equivoque?
-Hay que partir de la base de que todos nos equivocamos... En ese contexto, no tenga la menor duda de que la relación que he construido con el Presidente es una relación de cariño. Yo al Presidente lo quiero mucho, él ha sido muy importante en mi vida política, no lo he negado nunca. Y el cariño se refleja en la capacidad de uno de poder conversar y decirse las cosas que realmente piensa. Las mayores lealtades están en quien se atreve a discrepar, con respeto, con argumentos, pero tampoco me pierdo en que el Presidente es él, no yo.
-Pareciera que todas las medidas para enfrentar la crisis el gobierno las ha ido tomando tarde. ¿Qué evaluación hace?
-Todos llegamos tarde, lógico que hay una carga mayor sobre el gobierno, estamos gobernando. Si la frase 'no eran 30 pesos, fueron 30 años' es muy fuerte. Nadie lo vio venir, tengo mi tesis.
-¿Cuál es su tesis?
-Todos los gobiernos, no solo este, no fuimos capaces de ver a las personas de una forma integral... Cada uno de los ministerios actuaba de forma muy sectorial y no nos dimos cuenta de que quien estaba en la lista de espera también era quien no encontraba trabajo, también era el que pasaba dos horas y media arriba del bus, y no lo vimos porque no vimos que la misma persona tenía esos mismos problemas...
-Usted recalca que es un descontento que viene desde hace años, pero la crisis estalló en este gobierno. ¿Qué hicieron mal?
-Tenemos que haber hecho algo mal, hay que ser honestos, para que se desencadenara en este gobierno. Eso es parte de lo que vamos a tener que analizar... Esto es súper duro, ningún gobierno hubiese querido vivirlo, pero creo que también tenemos esa prueba, tenemos la oportunidad de cambiar y pensar el Chile de los próximos 30 años. Eso tenemos que valorarlo.
-Se puso el foco primero en seguridad, dejando de lado las demandas ciudadanas. ¿Cree que eso fue un error?
-Vimos una violencia que no habíamos visto nunca en democracia. La situación fue extremadamente difícil, la decisión de decretar el estado de emergencia, de sacar a los militares a las calles fue una decisión dura, difícil.
-¿Estaba de acuerdo con el estado de emergencia?
-Lo comparto, lo solicité y me hago cargo. Como intendenta lo pedí, lo conversé con el ministro (Alberto) Espina, se lo planteé al Presidente, traje el listado de daños que habíamos tenido ese día viernes en la RM, que era algo que estremecía. Y, en ese contexto, las vocerías eran hacia allá, porque lo primero era tratar de restablecer el orden público en el entendido de que estaba en riesgo nuestra gente. Ahora, probablemente debimos actuar con más fuerza, separando a los vándalos, los delincuentes, de lo que había detrás, de por qué estaba el malestar, esta rabia, y por qué había gente que quería manifestarse.
-Hay sectores de la oposición que están impulsando una acusación constitucional en contra del exministro Chadwick y del Presidente, apelando a que deben asumir la responsabilidad política por las denuncias por violaciones a los DD.HH.
-La acusación contra el Presidente no tiene ningún mérito, ningún sustento, sabemos que la inmensa mayoría del Parlamento no la apoya, no la comparte y, además, finalmente nos desenfoca de lo realmente importante. Con la acusación contra el ministro Chadwick entendemos que tratan de hacer un hito político. La pregunta es si esto le llega o no le llega a la gente, a las personas. Yo creo que esto no suma nada. Es un ministro que ya salió del gabinete, que no está tomando las decisiones de hoy en el corazón de La Moneda.
-¿Pero quién se hace cargo de las denuncias por violaciones a los DD.HH.?
-La justicia, como tiene que ser en un estado de derecho... Y ha actuado el estado de derecho en su totalidad, el INDH ha presentado sus querellas, porque tuvo acceso a todo lo que pasó, hay observadores, están los tribunales…
-¿Qué responsabilidad política tiene el Presidente?
-Ninguna. El Presidente desde el día uno dio instrucciones clarísimas de respeto irrestricto a los derechos humanos. Habló con la expresidenta Bachelet como alta comisionada, habló con Human Rights Watch, él pidió coordinarse con los fiscales, jueces y cortes, él pidió que el INDH entrara a todo y pudiera verlo todo. Aquí la única instrucción que hubo era respetar los derechos humanos.
-¿Y por qué esa instrucción no se dio públicamente al inicio?
-Es que se dio, tal vez no se comunicó. Y eso se lo puedo conceder, pero esto fue desde el día uno.
-La sensación es que el gobierno ha respaldado a Carabineros y no ha condenado cuando se salen de los protocolos...
-Yo fui intendenta un año y ocho meses y le digo que siempre la instrucción fue que si Carabineros se salía de los protocolos, si hacía uso excesivo de la fuerza y no respetaba los lineamientos en esta materia, tenía que ser investigado administrativamente y hecha la denuncia en la fiscalía. Esto no es un tema de ahora, es una convicción. Por eso quiero decir que aquí no hay ninguna responsabilidad política sobre quiénes puntualmente pudieron haber cometido abusos, excesos o finalmente violaciones a los derechos humanos, si es que eso lo acredita la justicia. La línea del Presidente es extremadamente clara: respeto irrestricto en materia de derechos humanos.
-¿Debería haber un mayor equilibrio? Por ejemplo, el Presidente el jueves recibió en un desayuno a carabineros heridos, pero no a familiares de heridos en movilizaciones....
-Los carabineros o militares que puedan haberse salido del protocolo contrastan con la inmensa mayoría de militares que salieron a las calles a proteger a los ciudadanos. Y nosotros tenemos que ser agradecidos de quienes nos cuidaron y nos siguen cuidando. Aquí hay un grave error, porque a veces parece que los carabineros no fueran parte de nosotros, que no fueran parte de esta sociedad que también quiere cambios.
-Usted dijo que fue una de las que pidieron que se decretara estado de emergencia, ¿se arrepiente?
-No.
-¿Fue una buena decisión teniendo en cuenta que varios militares tienen denuncias por haber herido a civiles?
-Fue una decisión necesaria, que nos habría encantado no tener que tomar.
-¿No hubiese intentado restablecer el orden de otra manera?
-Tratamos de restablecer el orden sin sacar a los militares y no pudimos. Por eso los sacamos, no nos quedó otra. La decisión de sacar a los militares, de decretar estado de emergencia, fue porque nuestras fuerzas policiales, frente a uno de los eventos más violentos que nadie soñó que podía tener nuestro país, no pudieron controlarlo. Y esa es la verdad, el resto sería acomodarlo y negar la realidad.
-¿Qué errores reconoce a la hora de enfrentar la crisis?
-Lo que he visto, y llevamos poquito, es que podemos mejorar mucho la comunicación como equipo, aquí adentro, trabajar bien de la mano y voy a ponerle mucho corazón a eso... Ahí yo creo que hay que hacer un esfuerzo político mayor.
-¿El Presidente se demoró mucho en pedir perdón?
Él hizo lo que tenía que hacer y fue corajudo al pedir perdón en una conferencia que estaba transmitiendo todo el mundo.
-¿Y cómo ve el rol que está teniendo la oposición en esta crisis? El PC se restó de la reunión que convocó el ministro Blumel.
-Aspiro a que nos demos cuenta que de esta no salimos a menos que estemos todos juntos empujando el carro. Me interesa ver cómo hacemos el esfuerzo para que se sumen. Y si hay que invitarlos de nuevo, los volvemos a invitar.
-La oposición plantea la idea de una asamblea constituyente para salir de la crisis y llegar a acuerdos. ¿Ve margen para eso?
-Lo importante es lo que plantea el Presidente, que uno no tiene ningún miedo de poner todos los temas sobre la mesa. Por eso sacamos los diálogos. En esa conversación vamos a escuchar si la gente quiere o no quiere y si es relevante para ellos este cambio constitucional. Lo que no nos puede pasar es que los políticos creamos que podemos seguir diciendo lo que quiere la gente, eso es un poco soberbio.
-El gobierno se mostró dispuesto a revisar la reintegración tributaria y cambios en pensiones. ¿Cuánto van a ceder?
-Tenemos que avanzar hacia un acuerdo y ellos se tienen que aproximar hacia un acuerdo. Y ahí entendemos que lo que antes no era negociable, ahora las circunstancias han cambiado y tenemos que hacer esfuerzos.