En Chile era posible ser alcalde consiguiendo menos del 30% de los votos del padrón electoral de la comuna por la que se competía. Así, de hecho, le pasó al radical Esteban Krause cuando llegó a encabezar la Municipalidad de Los Ángeles. Asumió en 2012 y gobierna hasta hoy. Estas reglas, sin embargo, ya no serán las mismas.

El 19 de diciembre de 2022 la Cámara de Diputados restituyó el voto obligatorio en Chile. Es por eso que las elecciones municipales y de gobernadores del próximo 27 de octubre están en la mira de todos los partidos políticos, que coinciden en algo: la gran preocupación por cómo se comportará el electorado cuando acuda a las urnas con voto obligatorio.

“Más que factor sorpresa, porque lo sabemos hace rato, es factor incertidumbre”, dice Pepe Auth, analista político y exdiputado del PPD -y agrega-; “es algo que les pone mucha incertidumbre a los alcaldes, a los gobernadores y a los concejales, que están acostumbrados a sus clientelas, que era la gente que se movilizaba. Y se duplica la participación. Por lo tanto, tienen que ir a conquistar personas que no conocen, personas que no forman parte de la clientela”.

Efectivamente, si se comparan las votaciones municipales de 2021 -donde el voto fue voluntario- con las del plebiscito de 2023 -última elección con voto obligatorio-, las cifras de participación crecen casi al doble. En las elecciones municipales, según cifras del Servel, votaron 6.468.909, el 43,4% del padrón electoral. Por otro lado, en el caso del plebiscito, participaron 12.969.229, que equivale al 86% del total de electores.

Marco Moreno, analista político, describe así el perfil de las personas que se suman a la ecuación: “Es un electorado volátil, difícil de fidelizar por los partidos políticos, porque desconfían de estos. Los partidos se acostumbraron, al igual que las encuestas, a trabajar un votante probable que hoy cambió. Todos deberán ajustar sus estrategias electorales a esta nueva realidad”.

Los partidos tienen diferentes interpretaciones. Andrea Balladares, secretaria general de Renovación Nacional, asegura que existen dos tipos de votantes que deben ir a buscar: “Hay un votante hastiado de la política y también hay muchos electores que deciden no participar, porque perciben que las decisiones que se toman en esta elección no les afectan directamente”. Por esta razón, asegura que es un escenario nuevo y que desde RN ya se están preparando para el 27 de octubre.

En la DC su presidente, Alberto Undurraga, asegura que este escenario los beneficia por ser de centro: “Con el voto obligatorio pierden peso relativo los extremos, porque los extremos tienden a movilizar más gente con el voto voluntario. Porque movilizan a su gente. Sin embargo, con el voto obligatorio también va a votar la gente que está en posiciones más moderadas. Y eso es una oportunidad para nosotros”.

Finalmente, Eduardo Cretton, parte del comité electoral de la UDI, dice que es necesario que la oposición actúe en conjunto y llevar un solo candidato: “Hemos hecho un constante llamado a toda la oposición a tratar de competir de manera coordinada y evitar que haya más candidatos de la oposición en cada una de las comunas. Porque acá lo que nosotros tenemos que hacer es ganar la mayor cantidad de municipios al gobierno. Y ese es el adversario común que tenemos al frente”.

Auth hace otra observación: “Veo en las discusiones de las coaliciones la tentación de arreglarse entre cuatro paredes de nuevo, como lo hicieron la vez anterior. Y en esa ocasión los independientes fuera de pacto ganaron en casi un tercio de las comunas. Yo creo que el antídoto contra eso es la primaria como norma, no como excepción. Y eso vale para gobernadores y alcaldes”. Las cifras lo confirman: en las elecciones de 2021, de los 345 alcaldes electos, 105 no pertenecían a ningún partido político.

Todo esto abre espacio para una serie de preguntas y posteriores conclusiones que servirán de pauta para definir el peso y la musculatura electoral de los partidos políticos de cara a futuros comicios, como la presidencial de 2026.

Los ediles al poder

La llegada del voto obligatorio viene a sacudir a todos los municipios. Cristián Valdivieso, director de Criteria, asegura que con este cambio de escenario, la estrategia de los partidos también debe cambiar: “Lo que vamos a ver es una campaña mucho más centrada en los intereses, particularmente las comunas de sectores medios y medios bajos, las comunas más pobres. Porque ya no va a ser suficiente hablarle a tu base electoral, porque estos grupos, en general, tienden a tener otras inquietudes y no responden a los temas ideológicos, de izquierda o de derecha”. Además, agrega que este tipo de voto suele favorecer a candidatos opositores: “Lo que tiene el voto de castigo es que muchas veces tiende a favorecer a los no incumbentes o a los desafiantes o a los outsiders, como los podríamos denominar”.

Por otro lado, el analista Pepe Auth agrega que son las comunas más populares donde la incertidumbre es mayor, ya que es en estos sectores donde va a aumentar más el número de votantes.

En Santiago centro, su alcaldesa Irací Hassler (PC) ya informó su intención de ir a la reelección. En las elecciones municipales de 2021, en las que el voto era voluntario, la edil salió victoriosa con 45.376 votos, lo que equivalía al 38% de los votos válidamente emitidos. Esta masa de votos, en un escenario con voto obligatorio como el del plebiscito 2023, corresponderían a sólo un 19,2% de las preferencias.

Un caso más crítico aún es el de su par del PC, la alcaldesa de Lo Espejo, Javiera Reyes. Ella consiguió 8.531 votos, es decir, 22,9% de los votos emitidos en ese momento. Esa cifra, proyectada con la participación alcanzada en el plebiscito pasado, se diluiría, quedando en un 11,9% con voto obligatorio.

Por el mismo lado, Revolución Democrática tendrá a dos candidatos que buscarán la reelección en octubre en la RM: Emilia Ríos y Tomás Vodanovic. La primera, en Ñuñoa. Ahí la alcaldesa fue electa con 34.664 votos, lo que equivalía al 31,3% de los sufragios emitidos. En un escenario con voto obligatorio, esa masa de preferencias sólo pasaría a representar el 20,3% de los sufragios emitidos para el plebiscito de 2023 en esa comuna. Vodanovic, en Maipú, obtuvo 90.186 voto, es decir, 46,3% de los votos emitidos. Su situación se complica cuando esto se proyecta, ya que su caudal electoral se diluye a un 25,2%.

Tomás Vodanovic (RD), alcalde de Maipú

De todas maneras, Pepe Auth explica que Vodanovic tiene grandes posibilidades de ser reelecto, dado el contraste con la exalcaldesa Cathy Barriga (UDI). Además, agrega que “el Apruebo al texto de la Convención obtuvo 51,5% en Maipú y el apoyo al gobierno es muy superior al 30% nacional. Vodanovic se distanció tempranamente de Latorre y la conducta errática de RD en el caso fundaciones. Tiene un electorado seguro sobre 40%. Por supuesto, su campaña no se hará destacando su carácter oficialista, sino su buena gestión orientada al conjunto de los maipucinos, no sólo al electorado que está con el gobierno”.

Por el otro lado, desde la UDI también son dos candidatos los que buscan asegurar en la RM. La alcaldesa Daniela Peñaloza llegó al mando de la Municipalidad de Las Condes con 58.603 votos, es decir, 39% de los votos emitidos. Esto, con voto obligatorio, equivaldría sólo al 27,2%. A Cristóbal Lira, por su parte, lo votaron 38.685 personas en Lo Barnechea: 77,5% de los votos emitidos. Esta cifra, que parece importante, se diluye a un 51,6% en el caso de un voto obligatorio.

Desde la misma coalición, la alcaldesa Camila Merino (Evópoli) ya anunció su candidatura por la reelección en la comuna de Vitacura. En las municipales de 2021 fue electa con 31.646 votos, es decir, 55,9% del total. Esta vez, esa cifra no reflejaría la mitad de las personas que participarían con voto obligatorio en el plebiscito pasado, sino que sería sólo el 45,7%.

Finalmente, Claudia Pizarro (DC) volverá a postular por La Pintana en 2024. La edil obtuvo 21.061, lo que equivale al 41,3% de los votos válidos en 2021. Esta cifra queda en sólo 17,9% si se diluye en el escenario del voto obligatorio del último plebiscito.

De todas maneras, según explica el analista Marco Moreno, lo que sucedía en 2021 fue algo totalmente diferente a lo que vemos hoy: “El escenario electoral del 2021 estuvo marcado por la demanda de cambio y de impugnación de la élite instalada a partir del estallido social. Esta demanda se materializa en el apoyo a candidatos de los partidos y movimientos asociados a esa demanda de cambio. Ese ciclo electoral estuvo permeado por esa demanda de cambio que tiene continuidad en las elecciones generales de noviembre de 2021. Hoy se impone una demanda de orden y seguridad distante a la de cambio que permeó el ciclo electoral de 2021″.

En las capitales regionales el escenario es similar. En promedio votó el 38,3% del padrón electoral en las municipales de 2021 y 82% en el plebiscito de 2023. A la reelección irán figuras claves: Jorge Sharp (IND. ex CS), Macarena Ripamonti (RD), Carla Amtmann (RD), Claudio Radonich (RN) y Roberto Neira (PPD).

Jorge Sharp llegó en 2016 al municipio de Valparaíso. En las elecciones de 2021 fue reelecto con 64.832 votos, lo que equivale al 55,6% de los votos emitidos en ese momento. Esta cifra desciende a 29,3% en el escenario del voto obligatorio. En la misma región, Macarena Ripamonti va por su primera reelección en Viña del Mar. En las municipales pasadas consiguió el triunfo con 49.652 votos, es decir, 38% de los votos. Eso se proyecta en un 19,8% en el caso de las votaciones de 2023.

En el caso de Valdivia, su alcaldesa, Carla Amtmann, llegó a gobernar la municipalidad con 29.226 votos, lo que equivale al 48,8% de los votos válidos en 2021. Eso pasa a ser sólo un 24,1% en el universo del voto obligatorio. Por su parte, en La Araucanía sucedió algo similar: 30.303 personas votaron por Roberto Neira en Temuco. Es decir, 35,6%. Eso baja hasta un 14,8% si se considera la participación que tuvo la comuna en el plebiscito 2023.

Triplicar el electorado

En el caso de los gobernadores, el factor sorpresa del voto obligatorio se acentúa aún más. Como explica Pepe Auth, este aumento masivo de la participación impactaría de manera “más radical, porque en 2021 hubo segunda vuelta en la mayoría de las regiones y ahí la participación no superó el 30%. Entonces, probablemente se triplique el electorado. Por ejemplo, en la Región Metropolitana el candidato que gane en segunda vuelta va a ganar con dos millones y medio de votos”.

Las cifras lo confirman: en las últimas elecciones a gobernadores en 2021 el promedio de participación en primera vuelta fue 43,44% y en segunda vuelta ese número disminuyó a 19,61%. Eso equivale a casi cuatro millones de personas que optaron por no ir a las urnas. Cristián Valdivieso, director de Criteria, explica que esto se debió, en parte, a que las votaciones se realizaron en pandemia, por lo que la gente de mayor edad no votó tanto como en elecciones anteriores.

Por otra parte, según constató La Tercera, al menos 10 de los 16 gobernadores regionales buscarán la reelección en octubre. Entre ellos destacan Claudio Orrego (ex DC) en la Región Metropolitana, quien obtuvo 78.5508 votos, lo que equivale al 52,2% de los votos válidamente emitidos en ese entonces. El problema es que esa cifra se transforma en un 15,7% en el escenario del voto obligatorio del plebiscito de 2023. En el caso de Arica, 20.385 personas votaron por Jorge Díaz (DC): el 56,7% de los votos válidos. Esta cifra se diluye hasta un 13,4% en el caso de ser obligatorio acudir a las urnas. Por último, Ricardo Díaz (independiente) en Antofagasta busca quedarse en la gobernación, a donde llegó con 41.921 sufragios, lo que representa el 71,4% de los votos válidos. Sin embargo, equivale a sólo un 10,6% en el universo de votantes que participaron en 2023.

El director de Criteria, Cristián Valdivieso, aventura los movimientos que podrían provocar este escenario incierto. “Creo que donde se pueden definir más cosas es en el mundo de la derecha, que se está preparando para ser el próximo gobierno. Tiene que definir bien cuáles son sus alianzas de cara a esto. Por otro lado, en el oficialismo, dado que está en una posición desmejorada en términos electorales y opinión pública, no hay por ahora una reconfiguración clara, sino más bien la unificación desde la DC hasta el PC para ir en conjunto a enfrentar a la derecha”.