Se vio en mítines, cuando fue a votar e, incluso, en su visita a Chile, en julio de este año. Javier Milei, el presidente electo de Argentina, ha logrado captar el interés -y el fanatismo- de gran parte del electorado joven, donde los datos muestran un volcamiento del voto sub-30 hacia un candidato disruptivo y sin una fuerza política detrás, a diferencia de muchos padres que, al menos en primera vuelta, votaron a Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio, o a Sergio Massa y al peronismo.

Allí, un rol importante lo jugó la personalidad disruptiva de Milei, intentando modificar estructuras sociales establecidas por años. Ejemplo de ello es una famosa frase atribuida a Evita Perón sobre el concepto de la justicia social, calificada por el economista como una “aberración”: “Donde existe una necesidad, nace un derecho”. Hoy, ha sido impugnada y cuestionada por el electo mandatario y sus seguidores más apasionados, en lo que se podría calificar como la batalla cultural que Javier Milei y su espacio político, La Libertad Avanza (LLA), emprendieron contra sus rivales políticos.

“Esa aberración llamada justicia social, que es injusta porque implica un trato desigual frente a la ley, pero además está precedida de un robo”, repite en sus presentaciones en referencia a los impuestos. “No tengan miedo, den la batalla contra el zurderío, que se la vamos a ganar, somos superiores productivamente, somos superiores moralmente; esto no es para tibios, ¡viva la libertad, carajo!”, se le escuchó decir.

El Presidente electo argentino Javier Milei hace gestos junto a la vicepresidenta electa Victoria Villarruel en el Congreso, en Buenos Aires, el 29 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Jorge Giacobbe, analista político y consultor de Giacobbe & Asociados, monitoreó las pasadas elecciones mediante la firma de sondeos que él mismo dirige. En la predicción en que consideró a los indecisos, previó un 53,1% de votos a Milei, y un 46,9% a Massa, cercano al definitivo 55% y el 44% de cada uno, dentro del margen de error de dos puntos anunciado, de hecho. En conversación con La Tercera, aseguró que la brecha generacional es un claro ejemplo de los resultados que se vieron el 19 de noviembre.

“En Argentina, nunca vimos una elección tan explicada por un conflicto generacional como esta”. Según su encuesta, entre los menores de 30 años, el economista libertario nunca midió menos de 50 puntos de respaldo. Sobre los 51 años, fue Patricia Bullrich la que nunca bajó del 50%. “Esto es inédito. Que hubiera una diferencia de candidatos tan anclados en uno y en otro rango etario, que se ofendieran entre sí y que después se unieran, y la gente les respondiera. Es inédito”, aseveró.

Las diferencias, sin embargo, no importaron en el balotaje. Esto considerando que prácticamente todo el voto de Bullrich, quien este viernes fue confirmada como la nueva ministra de Seguridad en el gobierno de Milei, se fue al caudal libertario.

Con un marcado acento conservador en lo moral y una impronta libertaria que busca la salida casi en su totalidad del Estado del área económica, el economista que el 10 de diciembre arribará a la Casa Rosada hizo de la incorrección política y los ataques directos un arma electoral importante que, al menos en las cifras, logró su cometido.

En opinión de María Lourdes Puente, politóloga y directora de la Escuela de Política y Gobierno Universidad Católica Argentina (UCA), la base sub-30 de Milei “no es la juventud militante que tuvo Kirchner con La Cámpora, ni en la juventud del PRO que formó Macri con su partido. Es una juventud que está desapegada de la política y de la comunidad, que está en burbujas comunicacionales diferentes”.

Javier Milei, su hermana Karine Milei y miembros de su delegación, incluidos Santiago Caputo, Gerardo Werthein, Luis Caputo y Nicolás Posse, se toman una foto en el complejo de la Casa Blanca, en Washington, el 28 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

El detalle, cree Puente, es que la política no entra en los espacios en que los jóvenes se mueven, pero Milei sí lo logró. “Por eso ganó en algunos pueblos donde nunca fue, en el interior del país”, añadió.

“No podemos esperar resultados distintos si siempre hacemos lo mismo, no importa que sea con buenos o malos modales”, dijo Milei previo a su victoria. Sus seguidores y aliados, algunos electos como nuevos congresistas de La Libertad Avanza, han posicionado a la batalla cultural como un concepto central en la nueva administración.

En una reciente entrevista con este periódico, el economista y diputado electo de LLA, “Bertie” Benegas Lynch, repitió en cinco ocasiones el concepto. Si bien señaló creer que “en el momento de la concepción hay vida humana” y agregó que “derogaría” la ley vigente de aborto, también aclaró que no será una prioridad, puesto que se alineará con el nuevo presidente para trabajar en la economía.

El propio Milei aseguró en agosto de este año que, en caso de salir electo, “haría un plebiscito” con relación a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), puesto que “no es un derecho ganado”. También reiteró que está “en contra del aborto”. Esa agenda forma parte de la batalla cultural que quiere dar y, por cierto, ganar.

La batalla cultural mileísta

Usado en 1991 por James Davison Hunter, en su libro Culture Wars: The Struggle to Define America (Guerras culturales: la lucha por definir América), el concepto del sociólogo estadounidense buscaba describir el enfrentamiento ideológico sobre temas como el aborto, el concepto de familia, la educación, etc., con el progresismo enfrentándose al conservadurismo.

La politóloga austríaca Kristina Stoeckl explicó en La Vanguardia que “los dos bandos discrepaban en muchos asuntos: aborto, homosexualidad, derechos de la mujer, costumbres sexuales, oración en las escuelas y música. 1968 se convirtió en el año emblemático del movimiento progresista. Desde entonces, muchos conservadores han tenido la sensación de estar librando un combate cuesta arriba por sus objetivos. Pero 50 años después, el equilibrio de fuerzas ha cambiado. Asistimos en todo el mundo a un retorno de la política conservadora de derechas, sobre todo en el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos”.

Si bien en Argentina la principal preocupación entre los ciudadanos, según todas las encuestas realizadas durante el último año, es la economía, y gran parte del balotaje se jugó en esa esfera, la propuesta de un cambio radical en lo financiero también viene acompañada de otra moral, en la que aún cuesta dilucidar si los votantes se decantaron por Milei debido a esto o como un efecto colateral.

El presidente electo de Argentina, Javier Milei, y su hermana Karina Milei reaccionan ante los resultados de la segunda vuelta, en Buenos Aires, el 19 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Este periódico, durante la cobertura en Buenos Aires de ambas elecciones, pudo constatar que la mayoría de los consultados dijo no estar de acuerdo con todas las posturas –especialmente las más radicales– del economista libertario. Sin embargo, estaban dispuestos a asumir el riesgo. También quedó en evidencia la tendencia entre los jóvenes a votar a Milei, como se veía en los eventos públicos a los que asistía.

Allí, niños alentaban a sus padres a que los acompañaran a ver al entonces candidato a votar, o, en julio, cuando vino a Chile, se pudo apreciar a decenas de estudiantes esperándolo para conseguir un autógrafo. Para la primera vuelta, un joven incluso viajó desde Uruguay a ver lo que esperaba fuera un triunfo sin balotaje, resaltando el efecto regional –y del internet– que ha logrado entre sus seguidores.

Todo esto se puede observar de manera empírica en los datos de la encuesta que dirige Jorge Giacobbe, de Giacobbe & Asociados. En los días previos al balotaje, el 62,5% de las personas entre 16 y 30 años señaló que votaría a Milei, mientras que el 37,5% dijo que lo haría por Sergio Massa. El grupo entre 30 y 50 años se mostraba más parejo, con un 51% para el libertario y un 49% para el ministro de Economía. El bloque +51, finalmente, demostraba una preferencia para Milei del 53,1% vs. 46,9%, detalla la tabla cruzada que la firma facilitó a La Tercera.

Decidores son los conceptos que surgieron de manera espontánea, sin mediación del encuestador, de la figura de Milei en los menores de 30. Liderando con el 15,2% de las veces, destaca “loco”, seguido por “esperanza”, con el 14,2%, y el 6,3% que dijo no saber. Continúan conceptos como “cambio”, “inteligente”, “libertad”, “genio” y “salvador”, con entre el 3,2% y el 1,7% de las menciones.

Partidarios del presidente electo argentino Javier Milei celebran después de que ganara el balotaje, en Buenos Aires, el 19 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

El análisis de Giacobbe es que “Milei llegó sustentado en los jóvenes a las primarias, donde saca 30 puntos. Va respaldado por los jóvenes a la primera vuelta, y saca de nuevo 30 puntos, dándose cuenta de que no le alcanza. Y ahí viene una parte que es muy interesante como dinámica electoral, que es en la cual los ‘pendejos inmaduros’ le tienen que escribir una cartita a los ‘viejos meados’, que fue como Milei llamó a los mayores: ‘Querido viejo meado: te pido disculpas, te necesito’”.

Esa dinámica será clave de cara a los primeros años del gobierno libertario, considerando lo divididas que quedaron las fuerzas en el Congreso, sin ninguna mayoría absoluta. “Es importante entender que el público de Milei son dos partes absolutamente diferentes que han coincidido en el comportamiento en la segunda vuelta, pero que son muy distintas. El que lo siguió siempre, y el que le dijo ‘te voy a rescatar, pero en casa hablamos’. Y eso va a marcar su futuro”.

La batalla cultural, eso sí, podría pasar a segundo plano, cree la politóloga transandina María Lourdes Puente, quien plantea que lo económico es, por considerable margen, la principal razón del voto a Milei.

Partidarios del presidente electo argentino Javier Milei celebran después de su triunfo en la segunda vuelta de las elecciones, en Buenos Aires, el 19 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Si bien es un eje clave en la lucha política de Javier Milei, el acotado espacio y tiempo que la apremiante situación económica de Argentina exige podría evitar una institucionalización de la batalla cultural, como dejó en claro el propio “Bertie” Benegas Lynch. En entrevista con este periódico, señaló que si bien “el primer paso es la batalla cultural”, agregó que “no se pueden dar todas las batallas”, en referencia a su postura contra el aborto. “No voy a ir por las mías haciendo derogaciones o presentaciones de leyes fuera de lo que es el ámbito de La Libertad Avanza. Hoy la prioridad que pone Javier es el tema de la baja del gasto del Estado, donde roba la política, sin tocar partidas sociales, y después es la reforma fiscal. Más adelante vendrán otras batallas”.

Puente planteó algo similar a La Tercera. “Si Milei se mete con la batalla cultural primero, va a activar anticuerpos muy fuertes en la sociedad, porque hay muchos que lo votaron que no piensan como él. Eso le daría oxígeno al kirchnerismo, una bandera. Sobre todo, porque en el campo económico vamos a sufrir”, reflexionó.