El último mensaje de WhatsApp que Cecilia Lazcano tiene registrado de su hijo, fue un audio que le envió la madrugada del 1 de enero, a las 4.43 horas mientras ella dormía. “Estamos aquí en la Kila, vieja. Todo bien, tranquila nomás”, decía.

Una hora después, Lazcano no recordaría si se vistió ella, o la vistieron, o cómo cruzó la carretera para llegar al galpón de la fiesta en la que estaban sus tres hijos. De lo único que se acuerda de esa noche es que su vecina entró corriendo a su casa y le dijo: “Levántate, a tu hijo lo atropellaron”.

Antes de vivir en Puchuncaví, Cecilia Lazcano, una dueña de casa de 66 años, residía en Viña del Mar junto a dos de sus cinco hijos y una nieta. Cristián Briceño (49), el mayor de ellos, era uno de los que vivían con ella por ese entonces. Él, un maestro carpintero, nunca se casó, tampoco tuvo hijos. Lazcano cuenta que cada tanto volvía a vivir con ella cuando rompía con sus parejas. Así estuvo hasta 2018, cuando finalizó su última relación. Ese mismo año, Cecilia Lazcano se cansó de vivir en la ciudad y se cambió a Puchuncaví.

Briceño volvió a vivir con ella poco después. Los últimos 10 años de su vida no habían sido tranquilos. De hecho, entre 2008 y 2022 lo detuvieron 10 veces. Sus registros policiales muestran causas por hurto, microtráfico, porte de arma cortante, robo por sorpresa, hurto por receptación y cuasidelito de lesiones. Sus otros dos hermanos, Felipe y Harold, también se instalaron en la casa que actualmente arriendan en un pasaje cerca del centro de la comuna.

Cecilia Lazcano (66), madre de Cristián Briceño, quien falleció atropellado la noche de año nuevo en la discoteque de Puchuncaví.

El 31 de diciembre pasado, Cecilia Lazcano pasó la noche de Año Nuevo cenando junto a sus hijos. Pasadas las 12, su hijo menor se encontró con unas amigas que lo invitaron a la discotheque Kila. A Lazcano no le gustó mucho la idea. Por eso, antes de irse, Cristián Briceño le aseguró que apenas llegaran al lugar le enviaría un mensaje. Ese fue el audio que a Lazcano le llegó pasadas las 4.30 horas. Cuarenta minutos después, a las 5.20 horas, llegó una denuncia a la Subcomisaría de Carabineros de Puchuncaví que decía que había una persona atropellada en la calle José Ramón 500. A esa hora, Cristián Briceño yacía muerto, tendido entre la calzada y la acera del estacionamiento de la discotheque Kila.

La fiesta

Josefina (17) y sus amigas habían comprado la entrada con una semana de anticipación, a $ 15 mil. A la Kila de Puchuncaví no había ido nunca. Pero como esta era la única fiesta que había para su edad la noche de Año Nuevo, se entusiasmó. No fue la única, a las 2 de la madrugada había más de cinco buses llenos de jóvenes que se bajaban para hacer la larga fila para entrar. Se trataba de una discotheque para mayores de 18 años a la que asistían, principalmente, santiaguinos veraneantes de los sectores de Maitencillo, Cachagua, Zapallar y Papudo.

Javier Vera (44), el dueño de ese local, dice que nunca antes habían tenido hechos violentos que terminaran con muertes, ni dentro ni fuera de su galpón. Esa noche, comenta, la fiesta estaba llena de gente y la edad del público no excedía los 19 años. Si bien ellos habían exigido carnet en la entrada, reconoce que había menores de edad y que existía una barra abierta que duró toda la noche. Quizás por eso, dice Josefina, el ambiente estaba tensionado:

-Alguien miraba feo a otro, o lo pasaba a llevar, y se armaba una pelea. Yo vi varias adentro y los guardias iban echando a los que se agarraban.

Según relatan algunos asistentes, cerca de las 4 horas comenzó una pelea que se fue agrandando. Nadie sabe bien cuál fue el motivo, pero no alcanzó a durar mucho adentro: los guardias echaron a todos los involucrados fuera del galpón. El problema fue que la pelea continuó en el estacionamiento del lugar y, de a poco, se fueron metiendo más personas. Quienes estuvieron involucrados en ella eran tres jóvenes santiaguinos -dos hermanos y un primo-. A uno, cuentan los testigos de la fiesta, le estaba pegando otro veraneante y fue a propósito de eso que uno de los hermanos llamó a su padre, F.I.D., quien llegó junto a su hermano, F.E.D., en autos separados, a buscar a sus hijos. Para proteger la identidad y apellido del menor involucrado, sus familiares adultos sólo serán identificados con sus iniciales.

Fue en medio de esa riña que entró un adulto de entre 40 y 50 años, aproximadamente. Ese adulto, según muestran los videos a los que tuvo acceso La Tercera, era Cristián Briceño. El hombre se encontraba fuera de la fiesta y, según confirman testigos, portaba un cuchillo con el que habría amenazado a algunos jóvenes en la riña.

Andrés (17), otro asistente a la fiesta y que también estaba afuera de la discotheque al momento de los hechos, confirma la versión:

-Eran 15 personas peleando en el estacionamiento de la fiesta y, entre esos, se sumó este hombre con el cuchillo.

Cuando los padres de los jóvenes involucrados, F.I.D. y F.E.D., llegaron al lugar, la pelea solo empeoró. No está claro cómo ni por qué los apoderados y Cristián Briceño se encontraron. Pero lo cierto es que este último, según se ve en las imágenes, comenzó a perseguirlos y amenazarlos con el cuchillo acompañado de otros hombres con los que estaba.

En los videos se ven golpes, sangre, adolescentes gritando y registrando lo que veían afuera de la Kila, mientras quienes estaban adentro se iban enterando de lo que ocurría y salían a mirar. También se ve a F.E.D. tratando de escapar con sus sobrinos y su hijo. Pero, mientras estaba en eso, le quebraron una botella de vidrio en la cabeza. A los tres jóvenes, quienes se encontraban con sus parejas, les siguieron pegando y amenazando de muerte. Es en uno de esos videos donde se ve algo más: F.I.D., el padre de los dos hermanos que se encontraban en la fiesta, mientras intentaba sacar de ahí a sus hijos, fue apuñalado por la espalda.

Algo así decía el parte de denuncia que llegó a las 5.30 -diez minutos después del parte de Cristián Briceño- a la Subcomisaría de Carabineros de Puchuncaví.

“Doy cuenta a esta fiscalía local que hoy se concurrió a la calle José Ramón Pérez 500, específicamente al exterior de la discotheque Kila, Puchuncaví, con la finalidad de verificar un procedimiento por una riña”, dice el documento.

En ese mismo papel aparece que F.I.D. constató lesiones graves en el Hospital de Quintero, dos declaraciones de sus hijos -de 19 y 17 años-, quienes constataron lesiones leves, y una última declaración del primo de estos. Los tres jóvenes aseguraron que “se encontraban consumiendo bebidas alcohólicas al interior de la discotheque Kila”. Agregan que mantuvieron un problema con un joven del que no recuerdan características físicas, como tampoco vestimenta, y que tras un par de improperios y empujones, se retiraron del galpón.

En el parte denuncia, las versiones de los tres jóvenes son casi las mismas y confirman que habrían llamado a sus padres para que los recogieran del lugar. Este último, según se señala en el documento, llegó a las 4.30 horas. Así sigue la declaración: “Su padre le dice que cuando estaban subiendo a su hermano (al auto), él sintió un fuerte puntazo en su espalda, observando que lo habían apuñalado”.

El video y los testigos

Apenas Cecilia Lazcano llegó al galpón, vio a su hijo tendido, dos ambulancias con personas haciéndole reanimación y a varios adolescentes mirando lo que había ocurrido. Fue ahí que varias personas se le acercaron a contarle distintas versiones de lo que había pasado. Sus otros dos hijos, Felipe Henríquez y Harold Briceño, también estaban en el lugar y le dijeron a su madre que habían participado de la pelea, porque, según explicaron, estaban defendiendo a su hermano.

Los videos muestran algo más: después de que F.I.D. fue apuñalado, se subió, junto a uno de sus hijos, al auto de un joven que les ofreció ayuda y los llevó al Cesfam de Puchuncaví. Dada la gravedad de sus lesiones, fue trasladado al Hospital de Quintero y luego a la Clínica Reñaca, donde estuvo hospitalizado durante un día, ya que tenía una perforación de pulmón.

En el intertanto, F.E.D. -ya arriba del auto- no sabía que su hermano apuñalado se había ido al Cesfam. Por eso, se quedó buscándolo, mientras Briceño y el resto de los hombres seguían persiguiéndolos. En el video se ve a un hijo de F.I.D., su pareja y a su primo subiéndose al vehículo.

En el registro de la cámara afuera del galpón de Kila Discotheque se ve a Cristián Briceño acercándose intimidantemente a la ventana de F.E.D. Pero, en ese momento, este acelera rápidamente para escapar. Ahí fue cuando lo atropelló.

Paula Araya (19) vio el incidente e, incluso, es una testigo que declaró en la causa que abrió la Fiscalía de Quintero para investigar la muerte de Cristián Briceño.

-Fue algo chocante que nunca en mi vida había presenciado. Había un señor en un auto discutiendo con una persona que estaba en el estacionamiento. Ahí, ese mismo señor dentro del auto atropelló al otro y lo mató.

Andrés, el mismo que había presenciado la pelea, cuenta lo mismo: que todo esto ocurrió con las mismas personas involucradas en la riña. La conmoción a partir del atropello fue creciendo. Los jóvenes que quedaban dentro del galpón salieron y vieron a un muerto tendido entre el estacionamiento y la calzada de la vereda. La mayoría de ellos llamaba a sus padres para que los recogieran del lugar, otros lloraban o grababan con su celular y unos cuantos ofrecían ayuda a las ambulancias que llegaron a intentar reanimar a Briceño.

Tema tabú

A partir de la mañana del 1 de enero no se habló más de lo ocurrido. Era, eso sí, comentario obligado entre los veraneantes de la zona. Pero el caso no salió en los medios hasta que Meganoticias entrevistó a Cecilia Lazcano en vivo, quien pedía justicia por la muerte de su hijo.

Además de los dos partes de denuncia -uno por la muerte de Briceño y otro por las lesiones de F.I.D. y sus hijos- según información a la que tuvo acceso La Tercera, en la Fiscalía local de Quintero se abrieron dos causas más. La primera, una querella por homicidio frustrado y amenazas frente a quienes resulten responsables de las puñaladas a F.I.D., la cual se ingresó el 4 de enero. La segunda, una autodenuncia que se presentó ese mismo día, donde F.E.D. reconoce que atropelló a una persona en el contexto de un ataque.

Hasta el momento no se sabe si es que todas esas causas la fiscalía las agrupó en una sola o permanecen separadas. Lo que sí se sabe es que todas ellas están bajo reserva. De la única que se ha hablado públicamente es la causa de la muerte de Cristián Briceño, que está en manos del fiscal Rodrigo Berroeta. Este último dio declaraciones a la prensa señalando que los encargados de realizar las diligencias de la investigación son la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) y la Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT).

“A la fecha ya se ha tomado declaración a testigos, sin poder obtener mayores datos respecto de la patente del vehículo, pero sí al modelo y color. Información que debe ser vinculada por Carabineros con las imágenes de las cámaras de seguridad que se levanten, entre otras diligencias”, explicó a los medios Berroeta.

El alcalde Marcos Morales dice que esta nunca había sido una comuna con delitos de este tipo, ni por puñaladas ni por muertes. Por eso le llamó la atención cuando la madrugada del 1 de enero lo llamaron para avisarle lo que había pasado afuera de la discotheque Kila.

-Hay muchas versiones en el pueblo circulando. Yo, como primera autoridad comunal, lo que tengo que hacer es pedir que la fiscalía haga su trabajo y lo haga rápido -dice.

Fuentes relacionadas a F.I.D., el padre apuñalado, aseguran que lo ocurrido en la madrugada del 1 de enero “fue una experiencia terrorífica que llevó a padres e hijos al límite máximo de miedo, tensión y presión, porque entendieron que se trataba de una situación de sobrevivencia familiar frente a las agresiones sucesivas que recibieron con armas cortopunzantes en los pulmones y botellas quebradas en la cabeza de los menores”.

El abogado Juan Pablo López es el representante de la familia de Cristián Briceño. Este último cuenta que la producción de Meganoticias, el mismo canal que realizó la primera entrevista a Cecilia Lazcano, lo llamó para contactarlo con los familiares para ver si podía representarlos legalmente. Al día de hoy, cuenta, se ha reunido con la madre y sus hijos para ver cómo seguir para que se esclarezcan los hechos.

-Lo que queremos es determinar quién fue la persona que causó la muerte y para eso vamos a presentar la próxima semana una querella contra quienes resulten responsables -asegura López.

La llegada de López logró calmar algo de la incertidumbre que Cecilia Lazcano siente por la pérdida de su hijo. Pero los cinco heridos -uno de ellos apuñalado- tampoco han recibido respuestas: pese a que uno de ellos se autodenunció por el atropello de Briceño, ninguno ha sido llamado a declarar.

Eso es lo que los implicados en la pesadilla que dejó esta fiesta en Puchuncaví no entienden: que, a casi un mes de lo ocurrido, y pese a que esto fue un hecho que ocurrió a vista y paciencia de más de 50 personas afuera de una discotheque, al día de hoy lo que hay es esto: demasiada especulación, solo dos testigos que han prestado declaración, cinco heridos y un muerto al final de una fiesta que se convirtió en la peor pesadilla.