“La gente lo ha perdido todo, ya no tienen casas, no tienen dónde ir. Imagínate cómo es el día a día sin saber cuál va a ser tu futuro, mirando hacia atrás y no tener nada. Y encima convivir con las bombas, los helicópteros, los drones, el ruido de las balas y toda la inseguridad que es constante”. Con estas palabras, Paulo Milanesio, coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, da cuenta de la situación que se vive en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, una ciudad que había sido designada anteriormente por las fuerzas israelíes como una zona segura para la población civil y que ahora es el centro de la nueva ofensiva.

Pese a las advertencias de Estados Unidos, organizaciones humanitarias y algunos países árabes de que no se llevara adelante una ofensiva en esa zona, el lunes, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron panfletos en Rafah, enviaron mensajes de texto en árabe en los que pedían a unas 100.000 personas que evacuaran la parte oriental de la ciudad y se dirigieran al norte, hacia el corredor humanitario de Al-Mawasi.

“Hay que estar acá para ver lo difícil que es para una familia movilizarse. Ya no les queda nada. Lo poco que les queda lo recogen y se mueven de la manera más rápida posible. Vemos familias que son muchas, muchas personas que tienen muchos mayores. Hay gente que está enferma, gente que no puede desplazarse por sus propios medios y es esa gente la que se está movilizando en esta zona”, relata en un video desde Al-Mawasi, Milanesio, dando cuenta de la grave situación humanitaria.

La gente viaja en un carro tirado por animales, mientras los palestinos se preparan para evacuar, después de que las fuerzas israelíes lanzaran una operación terrestre y aérea en la parte oriental de Rafah, en medio del conflicto en curso entre Israel y Hamas, en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, mayo 11, 2024. Foto: Reuters

Entre lunes y miércoles, ningún camión con alimentos, agua, combustible, medicinas u otros suministros entró en Gaza, según la última información de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas. Además, sólo dos hospitales funcionan en Rafah, al igual que dos en la cercana Khan Younis, al norte, dijo la oficina.

Las fuerzas israelíes tomaron el control del cruce de Rafah entre Gaza y Egipto la madrugada del martes y lo cerraron, cortando uno de los puntos de entrada más vitales para la ayuda a Gaza. Los trabajadores humanitarios dijeron que hay cientos de camiones en la frontera esperando entrar para brindar asistencia a las personas dentro de Gaza que no tienen suficiente comida ni agua.

De esa situación dieron cuenta -en una conferencia de prensa el miércoles- los trabajadores humanitarios y el personal médico (muchos de los cuales aun se encuentran en Rafah o fueron trasladados desde esa ciudad) de la ONG Crisis Action, quienes indicaron que hay falta de alimentos y agua y muy poca atención médica disponible para más de un millón de personas refugiadas en Rafah.

Mohamed Hamooda, nutricionista y jefe de cocina en Rafah, de la ONG Rebuilding Alliance, había estado proporcionando comidas calientes a miles de personas desplazadas allí desde febrero. Sin embargo, recientemente se vio obligado a evacuar en medio de órdenes de las FDI y se dirigió a Khan Younis.

“En este sitio no tenemos electricidad ni agua potable”, dijo a la cadena ABC News Hamooda sobre el traslado a Khan Younis. “No tenemos alimentos limpios para mis hijos y mi equipo. Algunos de (los desplazados) no sé adónde irán”.

Bajo un fuerte sol, decenas de miles de palestinos huyeron el viernes de los bombardeos israelíes y de los enfrentamientos con militantes de Hamas en Rafah, repletando las carreteras con carros tirados por burros, bicicletas, camionetas y sillas de ruedas, indicó el diario The Guardian. Se estima que un millón de personas que buscaron refugio en Rafah, después de huir de los combates o después de que sus hogares fueran destruidos, convirtieron la pequeña ciudad de 300.000 habitantes en un campamento en expansión y superpoblado.

Y desde la advertencia el lunes, más de 150 mil personas han abandonado esa zona.

Palestinos se sientan en la parte trasera de un vehículo cargado con pertenencias, mientras se preparan para evacuar, después de que las fuerzas israelíes lanzaran una operación terrestre y aérea en la parte oriental de Rafah, en medio del conflicto en curso entre Israel y Hamas, en Rafah, en el sur de Gaza. Strip, 11 de mayo de 2024. Foto: Reuters

Según el último informe de Naciones Unidas, se siguen reportando bombardeos israelíes desde aire, tierra y mar en gran parte de la Franja de Gaza, lo que resulta en más víctimas civiles, desplazamientos y destrucción de casas y otras infraestructuras civiles. También se siguen informando de incursiones terrestres e intensos combates al sur de la ciudad de Gaza y en el este de Rafah, incluida la zona de los cruces de Kerem Shalom y Rafah.

Este cruce permanece cerrado desde el martes. El 8 de mayo, OCHA, UNRWA, el Servicio de Acción contra las Minas de las Naciones Unidas y el Departamento de Seguridad de las Naciones Unidas llevaron a cabo una evaluación de la seguridad en ambos cruces, que siguen fuertemente militarizados. “El cierre de los cruces significa que no habrá combustible. Significa que no habrá camiones, ni generadores, ni agua, ni electricidad, ni movimiento de personas o mercancías. Significa que no habrá ayuda... Los civiles en Gaza están muriendo de hambre y matándose y se nos impide ayudarlos”, afirmó el secretario general adjunto de asuntos humanitarios y coordinador del socorro de emergencia de la ONU, Martin Griffiths.

El cierre de este punto clave de entrada a Gaza está poniendo en peligro la respuesta humanitaria, dejando las reservas de combustible, alimentos, medicinas y agua bajo mínimos, y a la población atrapada en medio de nuevos combates. “El paso fronterizo de Rafah, un punto de acceso humanitario vital, se ha cerrado completamente hasta nuevo aviso. Esto tendrá un impacto devastador, ya que la asistencia que llega a través de este cruce es un salvavidas para toda la Franja de Gaza”, dijo Aurélie Godard, responsable médica de MSF en Gaza.

Bombardeos constantes

“Hemos estado sufriendo desde el comienzo de la guerra, pero estas últimas noches fueron las más difíciles de todas, con bombardeos de todo tipo por todas partes y ninguno de nosotros pudo dormir”, dijo a The Guardian, Iyad Jarboa, de 45 años. “Me preocupaba que mataran a mis hijos y a mi esposa, pero también que si lo dejábamos demasiado tarde, nunca escaparíamos”, añadió.

Una persona sentada encima de un vehículo cargado con pertenencias, mientras los palestinos se preparan para evacuar, después de que las fuerzas israelíes lanzaran una operación terrestre y aérea en la parte oriental de Rafah, en medio del conflicto en curso entre Israel y Hamas, en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza. 11 de mayo de 2024. Foto: Reuters

La sensación de inseguridad también la describe, en una entrevista con RadioFrancia Internacional, Zouhair Lahna, médico francés y miembro de la ONG Palmed, que fue evacuado de Rafah el lunes justo antes de que comenzara la ofensiva de Israel. Señala la difícil situación que se vive en la ciudad. “Cuando pasas el paso fronterizo de Rafah, es decir, cuando llegas a Egipto, estás en una zona en la que ya no puedes recibir misiles. (Sin embargo) cuando estás en Gaza, puedes ser alcanzado por un misil en cualquier momento, ya sea directamente, por proyectiles o por metralla. La ONU describe Gaza como la zona más peligrosa del mundo”.

“Nuestros amigos médicos, que atraviesan enormes dificultades con sus familias, y los trabajadores humanitarios no tienen más remedio que quedarse y sufrir. En cuanto se anunció la ofensiva de Rafah, empezaron a trasladar a sus hijos de un lado a otro. El 70% de las casas están destruidas e incluso las tiendas de campaña, la mayoría son tiendas de nylon prefabricadas. No hay carpas de verdad. Son tiendas en las que te asfixias durante el día y pasas mucho frío por la noche. Viven así todos los días”, añadió.

La organización Médicos sin Fronteras ha dado cuenta de la crítica situación sanitaria que enfrentan los habitantes de Gaza en medio de este conflicto. Por ejemplo, a principios de esta semana, el personal médico y los pacientes tuvieron que ser evacuados del hospital Al-Najjar, mientras que ya no se puede acceder al hospital Europeo de Gaza. Si bien MSF todavía trabaja en el hospital de campaña Indonesio de Rafah, donde apoya la prestación de atención posoperatoria, los equipos de la organización han empezado a dar de alta a los pacientes que cumplían con los criterios necesarios. También se vieron obligados a suspender las actividades en la clínica Al-Shaboura.

Palestinos desplazados, que huyeron de sus casas debido a los ataques israelíes, se refugian en un campamento de tiendas de campaña, en medio del conflicto en curso entre Israel y el grupo islamista palestino Hamas, en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 29 de febrero de 2024. Foto: Reuters

“Tener que suspender las actividades de un puesto de salud en el que nuestros equipos han realizado 8.269 consultas solo en abril o, por ejemplo, hicieron 344 curas la semana pasada, es catastrófico. ¿Dónde van a buscar atención y continuar el tratamiento las mujeres embarazadas, los niños, las personas con enfermedades crónicas en un lugar diezmado como Gaza? Sin olvidar el impacto en la salud mental; antes del cierre ofrecíamos más de 130 consultas individuales de salud mental a la semana, una cifra que no ha hecho más que aumentar en las últimas semanas”, dice Milanesio.

Por otro lado, recientemente, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Cindy McCain, dijo que en el norte de Gaza se está produciendo una “hambruna en toda regla”. Además, si se produce la invasión terrestre que ha advertido Israel que llevará a cabo en Rafah, se estima que 1,1 millones de personas en toda Gaza experimentarán niveles “catastróficos” de inseguridad alimentaria, según un informe de la iniciativa de Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC), respaldada por la ONU.