El consejero republicano Diego Vargas (23 años) salió de la Cámara en Santiago junto a sus compañeros de bancada. Eran casi las 12 horas del viernes y venían recién terminando una reunión. Algunos de los 22 consejeros salieron a tomar aire, otros a fumar. Vargas aprovechó para llegar hasta el patio. Caminó solemnemente en dirección hacia el monumento conmemorativo a las víctimas del incendio de la Iglesia de la Compañía. La estatua, bautizada como “Mater piadosa”, fue instalada en 1883 justo al medio del jardín.
Vargas, de impecable traje azul, se paró de frente a la Virgen que está en la cúspide de la estatua, se tomó los brazos por la espalda, agachó su cabeza, estuvo unos segundos así y luego se persignó. El gesto no sorprendió a nadie. Dos días antes, cuando fue investido como consejero, aceptó su cargo de una forma especial. “Con Dios todopoderoso y eterno por testigo, sí, acepto”, exclamó en el hemiciclo de la Cámara ante el resto de sus compañeros.
Vargas es uno de los 50 electos que esta semana llegaron hasta la sede del Congreso en Santiago para darle la partida a la segunda parte del proceso constitucional. Los consejeros, como si fuera su primer día de clases, llegaron desde todo Chile para asumir su tarea de evacuar, en cuatro meses, una propuesta de nueva Constitución para que sea revisada por la Comisión Experta. Para varios de ellos esta es su primera incursión en política. Y se nota.
“¡Mirando hacia la cámara, por favor!”, le gritó el jueves un camarógrafo a la consejera de Arica Jocelyn Ormeño (Ind.-PS). La representante del socialismo, pese a la insistencia de los canales de televisión en pleno punto de prensa, no pudo evitar mirar para el lado mientras le respondía a la periodista que le había hecho una pregunta. “Yo soy profesora, no me acostumbro a responder una pregunta sin mirar de frente a mis alumnos”, dijo Ormeño entre risas nerviosas. “Consejera, imagine que todo Chile está detrás de esta cámara y le está hablando a cada uno de ellos”, le aconsejó el camarógrafo. Escenas como esa han sido la tónica de estos primeros tres días del Consejo Constitucional.
Bancadas y delegados
Antes de que el Consejo quedara instalado en la ceremonia del miércoles, los 50 consejeros tuvieron que organizarse en bancadas. Esta era la primera decisión administrativa interna que tuvieron que tomar. El reglamento establece que con al menos cinco consejeros se puede conformar una bancada.
Los primeros que definieron el asunto fueron los republicanos. Los 22 estarán en un mismo grupo y su delegado -el nombre que reciben en el Consejo los jefes de bancada- es Luis Silva. Luego vino la UDI, que designó al consejero Arturo Phillips. Los cuatro consejeros de RN se unieron con la única representante de Evópoli, Gloria Hutt, para armar una bancada cuya delegada es Pilar Cuevas.
En el oficialismo el asunto, en un inicio, se enredó. Entre el lunes y el martes, los 16 consejeros de los partidos de gobierno junto al único escaño indígena, Alihuén Antileo (mapuche), estuvieron en reuniones de coordinación, algunas de ellas en la sede de la CUT, para definir sus bancadas. Lo primero que se dijo era que, por razones estratégicas, les convenía formar tres bancadas para así tener a tres delegados y equilibrar a los otros tres jefes de bancada que tiene la derecha.
Sin embargo, lo que parecía algo sencillo se enredó. Fuentes del oficialismo comentan que el Frente Amplio quiso, de manera preliminar, analizar la opción de ir unidos en una sola bancada y que todo el resto fuera en otra bancada. Los socialistas argumentaron que lo mejor era que cada partido fuera con los suyos. De esa manera, ellos se quedarían en un grupo con sus seis consejeros y el resto de las fuerzas oficialistas tendría que ordenarse en otras dos bancadas.
La propuesta provocó que RD sumara a Antileo. La alternativa tenía sentido si se considera que el delegado de esa bancada, Julio Ñanco, y la consejera Kinturay Melin son mapuches. Eso dejaba a los cuatro consejeros de Convergencia Social (CS) en la misma bancada con los dos representantes del PC.
Antes del miércoles los consejeros de CS y el PC se reunieron para elegir a su delegado. Eran los únicos que faltaban. Aquí se produjeron los primeros roces. Pese a que los consejeros de CS desestiman el asunto, fuentes del oficialismo cuentan que los comunistas intentaron sondear la posibilidad de quedarse con el delegado de bancada, pero CS se opuso, ya que como ellos son mayoría querían que ese cargo lo ejerciera la consejera de Valparaíso María Pardo.
Ante ese escenario, el PC propuso que la delegación se rotara y algunos meses fuera de CS y otros de los comunistas, pero el partido del Presidente Gabriel Boric se opuso. El portazo provocó la molestia de los comunistas, quienes hicieron ver, en esa cita, que la unidad de la izquierda debía conseguirse con generosidad.
Arranca el Consejo
Con esas definiciones listas, el miércoles los 50 consejeros llegaron hasta el Congreso en Santiago para participar de la ceremonia de instalación. El acto fue totalmente distinto a lo que fue la experiencia de la Convención. No hubo caos ni improvisaciones. Se entonó el himno nacional, estuvo presente Boric, no se registraron incidentes ni protestas mayores y todo salió tal como estaba programado.
Luego del vuelco republicano para bajar a la consejera de Tarapacá Ninoska Payauna y anunciar que la abogada de 30 años Beatriz Hevia (Republicana) sería la carta para presidir el Consejo, el pleno votó lo que ya se había negociado. Pese a algunas dudas instaladas por Chile Vamos, finalmente la votación fue perfecta: Hevia se llevó los 33 votos de derecha y el vicepresidente Aldo Valle (Ind.-PS) consiguió los 17 sufragios de izquierda.
“Nuestro rol como consejeros es buscar acuerdos que perduren en el tiempo y nos permitan superar la polarización actual”, comentó Hevia en su discurso inaugural. En el mismo tono, Valle remarcó lo mismo. “Es preferible optar a tener la paz y no a tener la razón”, dijo el exrector. Antes de ellos, el Mandatario los invitó a seguir el camino de los expertos para mantener un ambientes de acuerdos y, de paso, hizo un llamado a cerrar el problema constitucional: “Estoy convencido de que a nuestro país le hará bien cerrar este ciclo”.
El Tricel proclamó a 51 consejeros, pero ese miércoles solo llegaron 50 para ser investidos. El gran ausente fue el consejero de Biobío Aldo Sanhueza, quien salió electo por el Partido Republicano, pero luego renunció a la colectividad cuando se dio a conocer que fue imputado en 2019 por el delito de ofensas al pudor. Por eso optó por renunciar ante el Tricel, pero lo hizo antes de aceptar su cargo, por lo que su solicitud fue inadmisible. Ahí optó por lo sano. Se fue del país, y al no asistir a la ceremonia, no se transformó en consejero en ejercicio, no recibirá dieta y, por lo tanto, el Consejo quedará integrado por 50 consejeros.
Salen los expertos, entran los consejeros
La dinámica en el Congreso cambió por completo. La calma que reinó en los pasillos y jardines durante tres meses con la Comisión Experta quedó en el pasado. Las diferencias se han comenzado a ver de a poco. Los 24 comisionados funcionaban en el Senado, pero el Consejo sesionará en la Cámara.
Pese a que los expertos tenían salas disponibles en ambas cámaras para reunirse, no existían lugares establecidos para cada bancada. En cambio, el Consejo tiene seis bancadas. La más grande es la de los republicanos, con 22 consejeros. Luego vienen la UDI, PS, RD e independientes y CS con el PC, con seis cada uno. La última bancada es la de RN y Evópoli, con cinco consejeros. Para cada uno de esos grupos hay una sala asignada y todas quedan ubicadas en el segundo piso de la Cámara.
Si la oficina de la presidenta de la Comisión Experta, Verónica Undurraga (Ind.-PPD), y el vicepresidente de ese órgano, Sebastián Soto (Ind.-Evópoli), quedaban en el tercer piso del Senado, ahora las dos oficinas de la mesa directiva están ubicadas en el primer piso de la Cámara. Cada uno de los integrantes de la mesa, tanto Hevia como Valle, tienen asignados una secretaria para que los apoye en sus funciones. La presidenta cuenta con una funcionaria del Senado y el vicepresidente, con una funcionaria de la Cámara.
Undurraga, durante los tres meses de funcionamiento de la Comisión, contó con una escolta especial de Carabineros. Sin embargo, la uniformada Ángela Huachicoy ahora fue reasignada para darle protección a la presidenta del Consejo.
Huachicoy no es la única PPI -la sigla usada para referirse en la policía uniformada a la Protección de Personas Importantes- que ahora anda merodeando por el Congreso. A ella se sumó otro carabinero que está asignado para el consejero republicano Héctor Urban.
El representante de la Región de La Araucanía tenía a este escolta desde antes de llegar a Santiago para participar del Consejo. Urban ha recibido varias amenazas y ataques. Uno de los últimos fue a inicios de mayo, cuando un grupo de encapuchados abrió fuego en contra de su casa ubicada en la comuna de Ercilla. Por eso no fueron azarosas sus palabras al momento de aceptar su cargo durante la ceremonia de instalación del miércoles. “Por las víctimas de la violencia rural de la Macrozona Sur, sí, acepto”, afirmó el republicano.
Otro asunto que también cambió, y que ha generado los primeros roces con la prensa, son las restricciones que existen en el acceso a ciertas dependencias de la Cámara. En la Comisión Experta no hubo ninguna limitación y los periodistas podían transitar por todos los pasillos sin problemas.
Ahora las cosas cambiaron. La prensa no tiene autorización para subir al segundo piso de la Cámara, que es donde se ubican las oficinas de las bancadas. En esa parte hay un guardia de punto fijo que ya ha solicitado a los periodistas que se retiren del lugar. El asunto también causó molestia entre algunos consejeros, quienes reclamaron por la presencia de periodistas. La instrucción es que la prensa solo puede transitar por el primer piso, pero entre el jueves y el viernes algunos guardias incluso prohibieron esa zona de la Cámara.
Un trabajo de cuatro meses
El lunes, el Consejo tendrá su primer pleno. La instancia está citada para ratificar el primer acuerdo unánime logrado por el órgano. Ese día, los 50 consejeros votarán la propuesta de la mesa para integrar las cuatro comisiones temáticas, pero llegar a eso no fue tan fácil.
La derecha hizo valer su mayoría -controlan 33 de los 50 escaños- y marginó a la izquierda de la negociación de las presidencias. El oficialismo tampoco se esforzó en participar. Están resignados a ser minoría, pero igual hubo molestias. “Es una pésima señal de partida (...) Más allá de las buenas intenciones de querer ser colaborativos y lograr acuerdos, aquí hay actitudes que tienen que ver con tomar todo lo posible”, reclamó el consejero Viveros (PC).
Por eso es que Edmundo Eluchans (UDI) llegará a presidir Sistema político, Antonio Barchiesi (Republicano) estará a la cabeza de Función jurisdiccional, María de los Ángeles López (Republicana) en Principios y Germán Becker (RN), en Derechos sociales.
En todas esas instancias la derecha controla los ⅗ para aprobar normas. La negociación estuvo trabada por la primera oferta que hizo la oposición al oficialismo. En esa propuesta el oficialismo solo tenía tres representantes de 12 en Sistema político, lo cual consideraron “inaceptable”. En esa instancia se discutirán temas clave como las Fuerzas Armadas. Por eso la izquierda le dio un portazo a la oferta y pidió de vuelta un consejero más.
Luego de intensas tratativas entre los delegados, el humo blanco salió el viernes en la tarde. Hevia tuvo su debut en su primer punto de prensa. Apareció acompañada de los seis delegados y de Valle. La conferencia duró poco más de cinco minutos. La presidenta se veía nerviosa y respondió escuetamente las preguntas de la prensa sin dar mayores detalles.
El calendario tentativo de trabajo ya está acordado. A mediados de julio vencerá el plazo para ingresar enmiendas al anteproyecto de la Comisión Experta. Esas indicaciones serán votadas en cada comisión a inicios de agosto. En septiembre el objetivo es que esa misma votación ocurra en los plenos para que a inicios de octubre, justo cuando se venzan los cuatro meses, el Consejo evacue su propuesta a la Comisión Experta para dar paso a la fase de observaciones. El proceso es corto y bien condensado, porque el 7 de noviembre el texto debe estar listo para presentarse a la ciudadanía.
La próxima semana los consejeros recibirán visitas especiales. El plan es que los comisionados, que ahora pasaron a segundo plano para cumplir su rol de asesores, llegarán hasta la Cámara para presentar, en cada comisión, las normas trabajadas y acordadas. Esos artículos, que demoraron tres meses en negociar y acordar en un verdadero trabajo de relojería entre los 24 comisionados, ahora están en manos de los consejeros, quienes podrían mantenerlos iguales, hacerles ajustes pequeños o, si así lo quieren, eliminarlos o modificarlos por completo.