“Está prohibido y es muy difícil realizar investigaciones operativas mientras se lucha y mientras se nos presenta la muerte, pero no sería en absoluto exagerado decir que 50 años después de la Guerra de Yom Kippur, recibimos la versión 2.0 de ese día, excepto que esta vez en Simjat Torá”, escribió Lior Akerman en referencia a la festividad judía que marca el final del ciclo anual de las lecturas semanales de la Torá.
Habían pasado apenas unas horas del sorpresivo y mortal ataque de milicianos del grupo radical palestino Hamas sobre Israel el pasado sábado 7 de octubre, que afectó a distintas ciudades del sur cercanas a la Franja de Gaza, cuando Akerman escribió estas palabras en el diario Maariv. Una columna donde se mostró de inmediato crítico con el sistema de inteligencia de su país, considerado como uno de los más sofisticados y eficientes del mundo.
“Una serie de fallos operativos y de inteligencia conducen a una situación en la que una organización terrorista que dirige un miniestado, bajo los auspicios y la aprobación de los gobiernos israelíes durante generaciones, organiza, prepara y lleva a cabo un ataque amplio e integrado contra el Estado de Israel y a sus ciudadanos y pilla por sorpresa a todos los organismos de seguridad”, señaló categórico.
Y Akerman sabe de lo que habla. Actual miembro senior del Instituto para Política y Estrategia (IPS) de la Universidad Reichman en Herzliya, ciudad ubicada en la parte norte del Distrito de Tel Aviv, el exbrigadier general sirvió como jefe de división en el Shin Bet, el servicio de inteligencia y seguridad general interior de Israel. Con sobre 25 años de experiencia, ocupó puestos de gestión, mando, operaciones y de inteligencia en la división árabe de lucha contra el terrorismo.
Además de establecer la Oficina del Portavoz y las comunicaciones corporativas, y el conjunto de relaciones externas del Shin Bet, Akerman también fue responsable de las relaciones de la agencia con el gobierno y el Parlamento israelí, y asistió a las negociaciones políticas y de seguridad con los palestinos, los egipcios, los jordanos y la administración estadounidense, detalla el sitio web de la Universidad Reichman, donde también se destaca que participó en todos los procesos de gestión y mando político y de seguridad a lo largo de la Segunda Intifada, en referencia al levantamiento palestino que tuvo lugar entre 2000 y 2005.
Con esa experiencia a cuestas, Akerman cree que después del “shock” que significó la “Operación Diluvio de Al-Aqsa” de Hamas, que se saldó con al menos 1.300 muertos en Israel, “el sistema de seguridad debe actuar sin restricciones”, como escribió en Maariv. En la siguiente entrevista con La Tercera, el analista en temas de terrorismo y seguridad entrega su visión del “11 de septiembre israelí”, como muchos ya lo están llamando.
Las agencias de inteligencia de Israel han sido criticadas por no anticipar este ataque. ¿Le parece justo? ¿Se esperaba esta operación de Hamas?
En la prueba del resultado no hay duda de que la inteligencia no funcionó y no dio una alerta temprana. Incluso si hubiera alguna información previa, en términos del resultado, nadie estaba preparado para una operación de esta magnitud por parte de Hamas. Esta cuestión tendrá que ser examinada e investigada después de la guerra.
Algunos funcionarios egipcios han dicho que la inteligencia de ese país advirtió a Israel que algo “grande” se avecinaba, pero que tales advertencias habían sido descartadas. ¿Cree que la inteligencia israelí prestó más atención esta vez a lo que estaba sucediendo en Cisjordania y quizá redujo la amenaza a la situación en Gaza?
No sé si realmente se envió una advertencia desde Egipto a Israel y, de ser así, de qué manera. Por el momento, todos los partidos en Israel lo niegan. En cualquier caso, esto no tiene relación con la atención a Cisjordania, ya que tanto el Shin Bet como las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tienen la capacidad de operar simultáneamente tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania.
Israel ordenó un “asedio total” de Gaza, movilizó a 300.000 reservistas y se espera una invasión terrestre a gran escala. Considerando las amenazas de Hamas de ejecutar a rehenes israelíes, ¿estima que una operación militar de esa envergadura es demasiado arriesgada en este momento?
El gobierno israelí retrasó demasiados años la lucha contra Hamas. La destrucción de Hamas podría y debería haberse llevado a cabo hace muchos años, pero el gobierno prefirió permitir que la organización siguiera desarrollándose y fortaleciéndose por razones políticas. Esta vez la ecuación debe cambiar e Israel debe luchar hasta el derrocamiento total de Hamas y en el primer paso sin ninguna conexión con los secuestrados, con quienes se debe tratar en el siguiente paso.
The Wall Street Journal informó que Irán había ayudado a Hamas. Sin embargo, Alí Jamenei, líder supremo iraní, negó la participación de su país en el ataque desde Gaza, si bien alabó la operación. ¿Cuál es su opinión el respecto?
No hay duda de que Irán está relacionado con este evento. Irán y Qatar son los principales financiadores de la organización terrorista y sabemos de reuniones conjuntas celebradas en Líbano entre los líderes de Hamas y representantes iraníes. No sé si Irán participó en la planificación operativa y en qué medida.
¿Le preocupan los movimientos del grupo Hizbulá en la frontera norte de Israel? ¿Existe el riesgo de que el conflicto alcance una escala regional?
La organización Hizbulá también ha sido descuidada por los gobiernos de Israel durante muchos años. Hizbulá no tiene ningún deseo de librar una guerra total hoy, ya que la organización sabe que todas sus capacidades serán destruidas en tal guerra. Pero existe una brecha entre las evaluaciones lógicas y la conducta sobre el terreno de las organizaciones terroristas asesinas. Si ocurre un evento inusual en el norte, entonces definitivamente habrá también una guerra total contra Hizbulá. Quizás sea hora de que esto suceda para eliminar las capacidades de la organización. El precio para Israel no será sencillo, pero es posible.