Felipe Heusser (42) había elegido Londres por varias razones. Corría el año 2008 y estaba entre varias universidades para estudiar su máster en Políticas Públicas. Sabía que las academias de Europa eran escuelas distintas a las norteamericanas. Pero, cuenta él, Inglaterra era particularmente más atractivo que otros lugares. En el London School of Economics and Political Science (LSE) a Heusser le interesaba lo que había hecho Robert Wade con la idea de una economía centrada en el desarrollo de los países o, en lo teórico, la renovación de los socialismos que algunos docentes de la misma institución habían liderado unos años atrás. Eso, sumado a que el entonces gobierno de George Bush, en Estados Unidos, hacía que ese país, para él, no estuviera en su mejor momento, lo hizo tomar la decisión final. Pero había algo más que a Heusser le interesaba: “La experiencia de los Estados de Bienestar era atractiva en lo vivencial”, dice.

Sin saberlo todavía, ese interés no sería en vano.

Mucho antes de que existiera el Frente Amplio y que el abogado Felipe Heusser fuese una de las piezas clave para la campaña de Gabriel Boric, el ahora militante de RD ya estaba interesado en capacitarse para aprender sobre modelos de gobierno. Durante su paso por la UC había sido dirigente estudiantil en el movimiento de centroizquierda K3 -uno que antecedió al de Nueva Acción Universitaria (NAU)- y también presidente del Centro de Estudiantes de Derecho. Su mayor interés estaba en políticas comparadas, pero también en temas de acceso a la información pública y datos abiertos. Al quedar seleccionado en LSE, ese era su objetivo: especializarse y perfeccionar sus estudios.

Viajó entonces a la capital inglesa junto a su pareja a vivir en una residencia universitaria. En eso estaba cuando nació su segundo hijo. Esa experiencia no fue fácil, venía con una cardiopatía que lo obligó a ser operado de urgencia y a estar varios días hospitalizado en cuidados intensivos en un hospital de la ciudad. “A partir de ahí, todo se hizo más exigente. Tuve que combinar los estudios con labores de cuidado, hacer algunos trabajos extras en el bar de la residencia universitaria y también como administrador de una ONG británica”, recuerda Heusser.

Fueron meses intensos, dice, que pudieron superar con la ayuda de familiares y amistades de chilenos y extranjeros estudiando allá. Pero había algo crucial que a Heusser le alivianó la carga: “Todo lo que vivió mi hijo fue bajo el cuidado del sistema de salud inglés, el National Health Service (NHS), donde no tuve que pagar casi nada por su recuperación. Viviendo esa experiencia, y también otras más cotidianas, pude ver lo que es que un Estado te cuide. Esa sensación de resguardo fue súper atractiva para vivir ahí”.

Después de esa experiencia, Heusser terminó su máster en Políticas Públicas de LSE, empezó un doctorado en la misma universidad y en 2014 viajó a EE.UU. a ser investigador del Berkman Center, en la Universidad de Harvard.

En el intertanto de eso, volvió a Chile y a sus más cercanos les contó lo que había vivido con su hijo en Londres. Más tarde haría lo mismo con su círculo frenteamplista.

Becados

Once años después de Heusser, Diego Vela (33) llegó a la misma universidad londinense a estudiar un máster en Sociología Política. Iba en búsqueda de otras perspectivas para entender la economía, carrera que ya había estudiado en la UC tras titularse de Ingeniería Comercial. Ese año, en 2019, Vela era militante de RD, había sido director ejecutivo de América Solidaria en Haití y, antes de eso, presidente de la Federación de Estudiantes de la UC por el NAU. Ampliar sus conocimientos más allá de lo que le habían enseñado era algo que ya había intentado promover desde su carrera: “Junto a otros profesores y compañeros buscábamos cuestionar cómo se entendía la economía, ya que ahí estaban muy centrados en lo neoclásico y con poca vinculación en los problemas del país”.

Ni Vela ni Heusser han sido los únicos que optaron por universidades del Reino Unido. Casualidad o no, son varios los frenteamplistas y personas hoy ligadas a Apruebo Dignidad que han encontrado en ese país un lugar que les ha permitido ampliar sus conocimientos y, también, converger en una serie de espacios -sociales, políticos y académicos- para construir el conglomerado que son hoy. ¿Las universidades que más se repiten? London School of Economics and Political Science (LSE), University College of London (UCL) y unos pocos en Cambridge.

Si bien en 2008 Felipe Heusser fue de los primeros en llegar, a medida que pasaron los años se fueron sumando otros: “Hay razones bien diversas y estas van a variar según la ola en la que cada grupo se fue a estudiar, generacionalmente hablando”, explica Heusser.

Algunos de su edad coinciden con lo del Estado Benefactor. En 2010, entre los que estudiaron allá estuvo el abogado Javier Sajuria, que llegó a hacer un doctorado en Ciencia Política y Máster de Democracia y Democratización de University College of London. Él, un ex RD -que a su vez coincidió con figuras frenteamplistas que trabajan en una segunda línea en el FA, como la arquitecta Camila Cociña o el abogado ligado a Rumbo Colectivo Alberto Coddou-, explica así el porqué de esta coincidencia: “Existe una afinidad ideológica con el hecho de vivir en un Estado de Bienestar. Muchas de las ideas que se ven ahora en el FA han salido de esas experiencias”.

Venir de universidades chilenas prestigiosas y haber sido dirigentes estudiantiles son algunos de los factores en común que tiene este grupo, pero también otra cosa: la mayoría ha ido financiado por becas. Especialmente por Becas Chile, una política pública que rige desde el año 2008, que se suspendieron durante el 2020 y 2021 por la pandemia, pero que vuelven este año. El acceso a estas es algo que incluso se ha conversado dentro del círculo de estudiantes de posgrado. Así lo cuenta una becaria de LSE: “Esta nueva generación está marcada por la formación que tuvieron con Becas Chile. Evidentemente, esta política pública es algo que ha impactado a quienes hemos tenido acceso a ella en la última década y se verá reflejado en los liderazgos del nuevo gobierno”. Prueba de ello son figuras como el hoy jefe de gabinete del presidente electo, Matías Meza-Lopehandía, quien forma parte de la segunda ola de frenteamplistas que se fue con Becas Chile en 2012 a estudiar su Magíster en DD.HH. de LSE. Vicente Burgos, abogado urbanista, ligado a Rumbo Colectivo e hijo del exministro del Interior Jorge Burgos, también forma parte del grupo de becarios de ese año.

Para Nicolás Valenzuela, uno de los fundadores de RD y exsecretario general Feuc, no es raro coincidir en Reino Unido. Valenzuela postuló en 2015 a Becas Chile y con eso se fue a estudiar su doctorado en Economía Urbana de la Universidad de Cambridge. “Esto al final es resultado de un diseño de políticas públicas: el gobierno pone todo un incentivo en irse a universidades anglosajonas bien rankeadas. En Europa, son más cortos los posgrados y, por lo tanto, es menos plata que irse a EE.UU. Luego está la parte ideológica: evidentemente, en Europa tienen una visión más de izquierda que en EE.UU. Lógico que todos estén en Londres”.

Fuera del mundo frenteamplista, la constituyente comunista Bárbara Sepúlveda también fue una de las becadas para su Máster en Género de LSE, pero no precisamente con la chilena. Cuenta que existe otro grupo que logró concretar sus estudios con la beca Chevening, una que entrega el Estado Británico y que beneficia a estudiantes con potencial de liderazgo. Ella, junto a otros como Diego Vela, forman parte de esa camada de estudiantes. Eso, cuenta, ha hecho que allá se forme una comunidad de chilenos con un mismo objetivo: “Lo que busca esta beca son líderes que luego se transformen en actores de cambio en sus países. Entre esa gente, en mi generación de 2016 había personas de Apruebo Dignidad, como Francisca Crispi -que ahora está de presidenta del Colmed en Santiago-. Con ese grupo teníamos ciertas afinidades políticas y se creó una pequeña comunidad”, cuenta Sepúlveda.

Los referentes

Quizás otra de las razones ha sido ir en búsqueda de referentes intelectuales para llevar a cabo un modelo de gobierno. Un exdirigente Feuc cuenta que, entre bromas, varios adherentes del NAU en la UC hablaban de ser como Josiah Bartlet: un personaje ficticio de la serie de televisión West Wing que ocupa el cargo de Presidente de Estados Unidos y tiene un doctorado en LSE.

Más allá de la ficción, lo cierto es que en esas aulas británicas hay una serie de figuras que militantes del Frente Amplio han mirado a la hora de elegir sus posgrados. El economista surcoreano Ha Joon Chang, el político del Partido Laborista inglés Jeremy Corbyn y el economista francés Thomas Piketty son algunos de estos.

Ahora último, la figura que más suena es la de la economista Mariana Mazzucato y su Instituto en Innovación, Políticas Públicas y Valor Público (IIPP) que formó en UCL. Su nombre se hizo conocido en Chile, entre otras cosas, cuando se supo que, terminado su período legislativo, Giorgio Jackson iría a estudiar a Londres dicho programa. Si bien eso aún no se concreta, efectivamente varios, como el expresidente de RD Rodrigo Echecopar, y otras figuras frenteamplistas de segunda línea, como Darinka Yoli o Aintzane Lorca, han tomado este máster en los últimos años siguiendo el trabajo de Mazzucato. La economista del PC Javiera Petersen y exmiembro del equipo económico del comando de Gabriel Boric también está estudiando el doctorado en ese lugar. “El centro que dirige Mariana está a la vanguardia en la discusión sobre desarrollo económico y políticas públicas. Los temas que ha puesto -o vuelto a poner- sobre la mesa están empezando a ser centrales en la discusión de la dirección de políticas a nivel mundial. Esto influyó en mi decisión, pero también el gran staff de académicos que ahí trabaja”, explica Petersen.

Giorgio Jackson junto a la economista Mariana Mazzucato

Para Rodrigo Echecopar no es casualidad que en la última década tantos compañeros de su colectividad hayan encontrado en Reino Unido un polo para desarrollar sus ideas: “Allá la palabra neoliberal no es una palabra de izquierda, se reconoce que el neoliberalismo está en crisis por temas como el cambio climático o las desigualdades que genera”. Por eso es que, intencionalmente o no, a lo largo del tiempo se ha ido formando una verdadera orgánica frenteamplista en la ciudad de Londres. En las cuentas “Frente Amplio Londres” de Facebook y Twitter aparecen convocatorias de varios de ellos -como la abogada Francisca Moya, el economista Noam Titelman y la arquitecta Camila Cociña-, que han participado de foros y charlas con intelectuales ingleses para conversar sobre políticas públicas aplicables en Chile.

En esas instancias, también se invitaba a otros estudiantes de posgrado. El jefe de comunicaciones de Gabriel Boric, Felipe Valenzuela, mientras estudiaba con Becas Chile un máster en LSE, cuenta que participó de esas actividades. “Teníamos el Comunal Londres, que eran grupos para juntarse a discutir lo que estaba pasando en Chile. Lo hacíamos una vez al mes. Recuerdo que una vez nos visitó Beatriz Sánchez. Incluso, cuando Giorgio Jackson viajó para allá fuimos a un bar con Owen Jones, un reconocido columnista de izquierda”, dice Valenzuela. Sánchez y Jackson no fueron los únicos en realizar esas visitas. En febrero de 2018, durante el receso anual del Congreso, también lo hizo Gabriel Boric.

Mientras todo eso ocurría, en Chile el Frente Amplio crecía de a poco a nivel nacional. Con sus 15 parlamentarios en el Congreso, luego los triunfos en emblemáticos municipios y, más tarde, la victoria en la segunda vuelta de diciembre, quienes han vuelto de Reino Unido de a poco han ido conformando el equipo de asesores y el círculo más cercano del presidente electo.

¿London Boys?

Existe un debate académico: no todos coinciden con que universidades como Cambridge, UCL y LSE sean polos de pensamiento de izquierda. El abogado, cientista político y doctor en Filosofía de UCL, Cristóbal Bellolio, conoce cómo es estudiar allá. Compartió con la primera ola de frenteamplistas entre 2010 y 2017 e, incluso, participó en ligas de fútbol con ellos: “Yo no diría que escogieron esas universidades porque fueran particularmente progresistas. El que se va a UCL, LSE o Cambridge no lo hace pensando que va a una escuela con un sesgo ideológico muy fuerte. No hay una agenda específica, salvo cosas muy puntuales, como que Giorgio Jackson quería irse al Instituto de Mazzucato en UCL”.

Algo similar piensa Cristián Stewart, actual director ejecutivo de Ideapaís -un centro de pensamiento de centroderecha- y exalumno del Magíster de Políticas Públicas de LSE. Para él, “en estas universidades hay una diversidad muy amplia de visiones políticas, lo que hace que quepan profesores de tendencias muy variadas. Pienso, también, que lo hacen por razones más prácticas: redes, vínculos, programas interesantes. Nada tan ideológico”, dice. Hay otros personeros en la centroderecha que, incluso, dicen que la llegada de frenteamplistas a Londres más tiene que ver con un rechazo a Estados Unidos y con escoger un estilo de vida más “bohemio” que otra cosa.

La doctora en Economía de la Universidad de Cambridge Claudia Sanhueza explica que un factor es la experiencia de vivir en Estados de Bienestar, pero advierte una cosa: “Hoy en día no hay muchas diferencias en los contenidos del estudio de la economía en el mundo. Sin embargo, es cierto que en Cambridge había más alternativas metodológicas. Hay un enfoque educativo bien centrado en cuestionar lo que uno aprende para ir más allá, como una forma de expandir la creatividad, pero no está centrado en cuestionar específicamente el neoliberalismo”.

De todas formas, que una generación de estudiantes de posgrado en el extranjero regrese a Chile con el anhelo de transformar al país ya ha pasado antes. Fue el caso de los Chicago Boys y el experimento neoliberal chileno. Aunque entre ambas camadas hay diferencias. Para empezar, en esta pasada no son solo hombres quienes están siendo los protagonistas. Lo mismo con las universidades elegidas: esta vez no regresan todos de la misma.

Sin siquiera poner ese antecedente en la mesa, hay quienes en el FA están conscientes de esa comparación. Y no les acomoda. Así lo transmitió un dirigente de RD antes de aceptar la entrevista para este reportaje: “¿Quieres hacer algo así como los London Boys en vez de los Chicago Boys? Porque son procesos muy distintos, si es que estás pensando en vincularlos”.